CAP 4

Todo el jardín se veía fabuloso...u sinfín de juegos para divertirse... una decoración espléndida...

- ¡No quiero! - gritaba Michelle - ¡Yo quería pastel de fresas!

- Tesoro, me dijiste de chocolate ayer...

- ¡Pero me gusta más la fresa! - sus berrinches, ya eran normales - ¡Y quiero que venga papá!

¡Ahí estaba la raíz del problema, iban a picar la tarta y papá aún no llegaba!

Tanto la niñera como la abuela estaban muy tristes... y la niña hacia un berrinche tras otro

Ya desesperada la abuela llamó a su hijo

-¿Dónde estás? La fiesta comenzó hace un par de horas y tú aún no llegas, tu hija está muy enojada y yo también - caminaba de un lado a otro como fuera enjaulada

- Ya voy en camino madre, solo hay un pequeño atasco en la carretera, ya casi llego.

- Debiste haber salido en el horario acordado y así llegabas a tiempo.

- Dile a mi princesa que papá estará allí en unos minutos más...

Pero los minutos se hicieron una hora ...

Ya no había nadie en la fiesta, el pastel estaba todo destrozado y una pequeña niña estaba encerrada en su habitación.

-¡Al fin llegaste! - le reclamó su madre

- Lo siento mamá, me compliqué en el trabajo y...

El gesto de su madre con la mano detuvo sus palabras

- No es a mí a quien tienes que pedir disculpas, es a Michelle.

Edwin suspiró, su madre tenía razón. Miró hacia arriba, hacia las habitaciones y asintió con la cabeza...

toc...toc...- se sintió tocar a la puerta

- ¡Vete! ¡No quiero ver a nadie! - una niña muy enojada gritaba desde adentro

La puerta se abrió un poco y su papá asomó la cabeza

-¿Ni siquiera a mí?

La niña lo miró confusa, quería correr a sus brazos, pero estaba muy enojada para ello.

Su papá se acercó poco a poco y se sentó en el piso frente a ella.

- Otra vez me perdí tu cumpleaños - dijo con tristeza - Soy el peor papá del mundo...- la niña no respondió - Si tu mamá estuviera aquí, todo fuera muy distinto...

-¡Pero no está! - gritó la niña - ¡Ojalá te hubieras muerto tú y no ella!

Esas palabras hicieron mella en el corazón de su padre, pero la pequeña tenía razón, las cosas fueran muy diferentes si eso hubiera pasado.

- Lo siento Michelle, tienes razón... tu abuela me dijo que deseas ir al kínder ¿Es eso cierto? - la niña asintió - Mmmm ya comienzas la próxima semana, espero que hagas muchos amigos.

-¿Iré al kínder? ¿De verdad iré? - gritó emocionada, su papá sonrió mientras le confirmaba la noticia y la niña entonces se arrojó q su cuello - gracias papito, es mi mejor regalo de cumpleaños - y le besó la mejilla.

Si era tan agradable sentir aquel abrazo, aquel beso y ver la felicidad de su hija… ¿Por qué se lo perdía?

...****************...

El kínder! ¡Hoy era su primer día allí!

La verdad es que debía haber estado hacía mucho, pero siempre se había encargado su niñera de su educación, todos sus conocimientos procedían de ella.

- ¿Y bien? - le dijo algo curiosa

- Me parece bien estar aquí, haré amigos

¿Pero por qué no sonaba tan emocionada?

Simple...su niñera la había llevado en vez de su padre.

Una educadora se acercó a ella y con gran sonrisa la recibió. Una vez en el salón la presentó a los demás niños

- Hoy tendremos a una nueva amiga en nuestro salón¿Qué le decimos?

Todos los niños al unísono dieron la bienvenida a Michelle

- ¿Cómo te llamas? - preguntó una niña de piel muy pálida

- Michelle - susurro tímida

- ¿Cómo se llaman tus papás? - preguntó otro niño

- Mi papá es Edwin - bajó la cabeza - no conocí a mi mamá

Ante la mirada curiosa de los niños, la educadora explicó que la mamá de Michelle era una estrella en el cielo, cosa que hizo que la niña la mirara un poco confusa, luego le dio las gracias a la niña y está se sentó en un pupitre vacío.

En el horario de recreo Michelle estaba alejada de los demás niños, al verla una niña se acercó a ella...

- ¿Quieres jugar con mi muñeca? - se la mostró

Michelle la miró con desagrado, estaba muy desgreñada...

- No, no quiero. Es muy fea tu muñeca.

- ¡No, no lo es! - le gritó la niña - Solo me gusta peinarla mucho

- Pues yo tengo muchas muñecas hermosas... si quieres te regalo una

Al sentir esa actitud de desprecio la otra niña salió llorando, se sentía herida.

- Michelle, hiciste que Nataly llorara... ¿por qué?

- No me gusta su muñeca - respondió fríamente a la pregunta de la educadora

- Sabes Michelle, las palabras pueden destruir o construir, Nataly te brindo no solo su amistad, también su juguete preferido y con ello te mostró confianza.

- ¡No me gusta su muñeca! - le gritó - ¿No lo entiendes?

La educadora tuvo mucha paciencia al ver aquel berrinche en Michelle, se alejó un poco para que la niña respirara y antes de despedirla en la entrada habló con su niñera.

- Me llamó la atención el comportamiento de Michelle - le comentó - Es una niña brillante académicamente, pero...

Al ver que la educadora no encontraba las palabras precisas la niñera siguió

- Lo sé, me disculpo por ello. Es una niña muy complacida, por lo que su disciplina es poca.

- Me gustaría hablar con su padre

- No creo que vaya ha ser posible...es un hombre demasiado ocupado, pero se lo diré

Entonces la educadora pudo entender que Michelle necesitaba de afecto...

...****************...

Si primer día en el kínder no fue el esperado, tampoco los siguientes... seguía estando sola. En ocasiones golpeaba a algún que otro niño...y así iba creciendo la pequeña Michelle, llena de odios, rabias y enojos propios del abandono.

Ya era su cuarta escuela primaria, sería la última le había dicho su niñera...ya tenía doce años...y cada vez era más rebelde, más solitaria...

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