CAP 5

Ya habían pasado seis años, su pequeña hija estaba ahora en una etapa más difícil... ya no daba berrinches... ahora hacia cosas malas para llamar la atención o simplemente se encerraba en su habitación...

-¡Diógenes, ya no sé qué hacer con ella! - gritaba exasperado mientras caminaba de un lado al otro de su despacho - Su música me atormenta, es a cualquiera hora, las llamadas constantes del colegio... ¡Es el tercer colegio al que la cambio!

- Señor...- hizo una pausa en sus palabras para pensar bien lo que diría - ¿No ha pensado en darle a Michelle lo que más necesita?

Edwin lo miro confundido

-¿Pero qué más necesita si lo tiene todo?

- No todo señor, Michelle ve a su abuela dos o tres veces al año... necesita de alguien que la cuide más, que ella vea cómo su representación materna.

Edwin entonces comprendió

Dejó salir un largo suspiro y luego se dejó caer en su silla giratoria

- Está vez tienes razón Diógenes, Michelle necesita una madre...

- Y usted una esposa - le cortó - Lleva mucho tiempo solo señor.

- Si, once años... pero no encuentro a la mujer indicada

- Tal vez señor porque a la mujer que busca ya no está.

Edwin miró a su amigo y empleado, tenía mucha razón, comparaba a todas las mujeres con Isabella y la verdad ninguna la igualaba.

Esa tarde de regreso a casa pasó otra vez por la floristería que habían abierto hacía unos años atrás... parecía un paraíso colorido y no sabía por qué, pero mirar aquel lugar le daba paz...

- Detén el auto - le ordenó al chófer de pronto lo cual este hizo de inmediato.

Edwin entonces se bajó y con las manos en los bolsillos de su pantalón quedó mirando el lugar. Eran más sé las ocho de la noche, así que allí no habría nadie. Se acercó un poco, miraba las orquídeas que colgaban en maceteros... las admiraba cuando de pronto alguien salió de la tienda

- ¿Busca algo señor?

Se giró tan aprisa que casi se cae y muy asombrado miró aquella mujer de cabellos rojizos que en alguna ocasión había despertado algo en él como hombre.

- ¡Oh perdón! No quería interrumpir nada, solo que me gusta... quiero decir - se apresuró a corregir el error de sus palabras al ver el asombro en Adele - me gustan sus plantas, me hacen sentir bien

¿Qué decía? ¡Parecía un adolescente tratando de expresarse!

Entonces ella sonrió y él quedó hechizado ante la perfección de su sonrisa.

- ¡Venga! - le invitó a entrar - le mostraré más de estas plantas que tanto le gustan

-¿Acaso no está cerrada su floristería? - preguntó lo obvio, que torpeza.

- Si lo está - ella iba andando delante de él - pero creo que usted necesita la energía de mis plantas y flores, al parecer ha tenido un mal día.

La miró curioso ¿Cómo ella sabía? ¿Tanto se le notaba?

Adele le comenzó a mostrar su jardín interior, no dejaba de hablar y él parecía bobo escuchándola.

Una vez terminado el recorrido, Adele le invitó a tomar un café

- ¿Invitas a todos lo que han tenido un mal día a tomar café en tu floristería?

Adele lo miro con el ceño fruncido

- No señor, no suelo mezclarme con desconocidos y tampoco me quedo hasta tarde aquí, la verdad no sé por qué hoy lo hice - le dio el café.

- ¿Crees en el destino?

Edwin miraba su taza mientras ponía azúcar en su café

- La verdad es que no, el destino no son más que nuestras propias decisiones.

Él asintió y dejó la cucharilla en el platillo.

- No lo creo así, dicen que las cosas que van a suceder ya están escritas, y aunque decidamos lo contrario, terminan sucediendo.

- Al parecer, señor...

- Edwin del Monte - le interrumpió - me llamo Edwin, por favor, tuteadme.

- No creo que deba hacerlo señor del Monte, es usted un desconocido para mí.

Edwin sonrió.

La conversación prosiguió y él no sabe por qué terminó contándole parte de su vida...

...****************...

- Michelle, el desayuno está listo - le avisaba a gritos desde el otro lado de la puerta de su habitación, pero la alta música de hevy metal no dejaba escuchar y la niñera se estaba desesperando.

Vestía de negro, toda de negro...era lúgubre también su habitación...esa que un día fue de color rosa hoy era gris y negra...todo triste

Intentó abrir el picaporte, no pudo, estaba cerrado con llave así que fue por la llave maestra.

-¿Pero qué haces? - le gritó furiosa cuando la vio entrar

- Te llamé varias veces - bajó el volumen del equipo de sonido - pero no escuchabas.

- Eres una pesada - siguió maquillando su rostro

- No tienes edad par pintarte los ojos, no está bien

- ¿Qué sabes tú lo que está bien o lo que no? - volvió a gritar - ¿Te crees mi mamá?

- No lo soy, pero llevo once años de mi vida dedicada a ti, ojalá tu padre volviera a casarse así yo podría respirar un poco.

- Pues puedes irte - terminó de poner lápiz en sus ojos - Yo sé cuidarme sola ya

- Michelle, la vida tiene que darte cosas buenas en un futuro, has pasado por mucho

- No necesito tu lástima - cogió la mochila - ya me voy

- ¡Espera! ¡El desayuno! - salió detrás de ella

- ¡Cómelo por mí! - le gritó desde la escalera.

La verdad era muy difícil lidiar con ella, necesitaba urgentemente una madre....¿Sería Adele la madre sustituta indicada?

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