CAP 9

Aunq estaban recién casados decidieron no ir de luna de miel como quería su madre y su amiga, ambos ocupaban cuartos separados pero cerca uno del otro.

- ¿No desayunas antes de marcharte? - le pregunto curiosa al verlo ir.

- Nunca desayuno - se detuvo - siempre comienzo a trabajar temprano

Adele ladeó su cabeza y se acercó a él

- Muy mal de su parte señor - le arregló el nudo de la corbata - Ahora es un hombre casado, y tanto su esposa como su hija merecen un poco de atención¿No lo cree así?

Se apartó un par de pasos para mirar a Edwin a los ojos

- Pero yo...

- No hay peros - le cortó - Yo cumpliré con mi parte del contrato y usted con las suyas

- Pero solo quería una madre para mi hija! - le reclamó

- Pero me hizo su esposa también...así que le toca ahora cumplir a usted.

- ¿Entonces te convertirás realmente en mi esposa?

La manera en que Edwin hizo la pregunta y por cómo alzó sus cejas hizo que un frío le recorriera todo la espalda a Adele quien se tambaleó un poco y terminó sentada en uno de los sillones.

- N...no...no es...- balbuceaba a lo q Edwin sonrió divertido de verla enrojecer como tomate maduro.

Le extendió la mano para ayudarla a ponerse de pie

- Venga, desayunemos entonces esposa mía

Y sin más decir ambos fueron al comedor.

Seguidamente hicieron llamar a Michelle, quien miraba sorprendida al padre

- ¿No te has ido?

- ¡Pues no! Hoy desayunamos juntos

La chica miró a Adele, sabía que ella tenía algo que ver en eso, así que sintió odio hacía ella

- ¿Cómo lo hiciste? - le pregunto a gritos - ¿Qué hechizo hiciste sobre él?

- No hice nada Michelle, el amor todo lo puede

La jovencita hizo una mueca de "ni tú te lo crees"

- Michelle, porqué no te sientas y desayunas junto a nosotros

Los vasos de la mesa fueron a estrellarse contra el suelo del manotazo que Michelle le dió.

- ¿Te crees perfecta? ¿Quien eres tú para venir aquí y hacer cambios en mi vida?

Edwin se había puesto de pie furioso, pero la calma de Adele lo hizo medirse antes de hablar

- Solo quería que tuvieras una familia, pero si no te agradó, mañana desayunamos tu padre y yo... cuando desees participar, entonces serás bienvenida

El no podía dejar de mirarla sonreír, parecía no inmutarse ante nada.

- ¡Nunca me sentaré contigo en la misma mesa!

- Nunca es mucho tiempo Michelle, pero si así lo deseas...no se te está obligado a nada.

Y con su enojo salió como vendaval por la puerta una jovencita de apenas doce años.

Edwin entonces miró a Adele asombrado de su aplomo.

- ¿Cómo lo haces?

- ¿El qué?

- ¿Cómo puedes no alterarte ante los berrinches de mi hija?

Adele dió un sorbo a su café

- Si cedo a sus berrinches Edwin, entonces tu hija me vencerá y el objetivo es yo vencerla a ella con amor pero sin permisividad.

¡Vaya que si estaban ayudando los libros de guías y autoayuda! Pero tenía razón, Michelle tenía mucha permisividad y mucha carencia afectiva de parte de su padre. Así que ella tenía que ganar la batalla de Edwin si quería conquistar a la hija.

...****************...

- ¿Quien se cree ella? - pateaba una lata vacía

- Pero es bueno que tengas una madre, ¿No te quejabas que tu padre nunca estaba? - le comentaba una amiga...al parecer la única

- ¡Sí! ¡Pero eso no era lo que yo quería!

- ¿Y que querías?

- ¡Quería que el me amará por mí no porque alguien se lo pide!

su compañerita suspiró

- Pues de todos modos es bueno. ¡Mira viene Fernando! - señaló a un chico un poco mayor que ellas que se acercaba.

- Hola nenas - su "pinta" no era buena - ¿Me han extrañado?

Pasó un brazo por los hombros de Michelle y le besó una mejilla

- Princesa...¿Otra vez enojada?

- Mejor déjame - y agarró su mochila y se marchó del lugar

- ¿Ahora que tiene esta?

- Su padre se casó de nuevo y al parecer la madrastra es una maravilla - hizo una mueca de burla - ¿pero y tú? ¿Que me trajiste hoy?

El chico sacó un sobre con tres pastillas dentro y las mostró

- Son de primera...

- Ok, te las pago.

Si que andaba Michelle en malos pasos, y si continuaba así terminaría muy mal su joven vida.

...****************...

Por otra parte Edwin no había podido concentrarse en todo el día, solo pensaba en Adele, su sonrisa, su olor...

¿Que le estaba sucediendo con aquella simple florista?

Se había reclinado al espaldar de su silla giratoria con los ojos cerrados, solo la veía a ella...¿Y su Isabella? Abrió los ojos asustado...solo vio a Adele, ya no pensaba tanto en su difunta esposa....¿Que veía en aquella chica que perturbaba su tranquilidad?

En eso Diógenes entraba a su despacho

- Le traigo aquí señor el balance de este mes para que lo evalúe antes de...

- Creo que me estoy enamorando otra vez...

Aquellas palabras hicieron que su subordinado y amigo hiciera silencio por unos minutos, después se sonrió

- Me alegra mucho saberlo señor, ya era hora...

- Pero tengo miedo Diógenes

- ¿A qué se debe señor?

- ¿Y si ella no siente lo mismo por mí?

Diógenes lo miro unos segundos

- Ya le tocará a usted señor conquistarla...

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