El príncipe miró a Amelia sorprendido y todos los que estaban presentes voltearon en su dirección. La chica no se parecía a todos los rumores que habían estado rondando desde su llegada. Todos estaban expectante a la respuesta de la chica, hasta que la conversación se vio interrumpida por la llegada del príncipe heredero de Apophis, Leónidas Babinski.
El joven camino con suma elegancia hacia una de las mesas pero pronto su mandíbula se tensó, sus ojos se volvieron más oscuros y su aura parecía ser hostil. Amelia quien desde que este había llegado quedó muda, solo reacciono cuando el príncipe de Sintra volvió a decir.
— Ahora es que entiendo todo.—Amelia lo miro curiosa y confundida al no entender sus palabras y este volvió a decir.— Lo de anoche...
Amelia al ver que el príncipe estaba por hablar de más, rápidamente dijo.
— Así es alteza, se lo agradezco, pero ya tengo que irme, necesito enviarle una carta a mi padre para informarle de mi llegada. Lamento no poder quedarme más, pero fue un gusto volverlo a ver. Con su permiso.
Antes de que esté o alguien más pudiera decir algo Amelia salió del comedor, a paso apresurado, prácticamente corriendo. Nadie sabía que le pasaba, pero la chica parecía algo alterada.
El príncipe de Apophis al ver esto se levantó de su asiento e intento seguir, pero al salir no pudo verla por ningún lado, era como si esta se hubiera esfumado.
Amelia por su parte al llegar a la habitación que le habían asignado, cerró la puerta con brusquedad y colocando su mano en su pecho, empezó a caminar de un lado a otro tratando de tranquilizar su nerviosismo.
— Esto no puede ser, esto no puede ser. Debe ser un espejismo... si eso es... no puede ser verdad...
De pronto la voz de la villana se escuchó nuevamente en su cabeza y dijo.
— [¿Creíste que sería así de fácil?]
— Tú... ¿Por qué me haces esto?
— [Eso mismo te he preguntado muchas veces y nunca me has contestado.]
— Ya basta, déjame volver, prometo cambiar tu historia pero…
— [¿Y dejarte impune de todo lo que me hiciste vivir? Ni lo sueñes, solo vine para desearte suerte autora...]
— Ja, ja, ja ¿suerte? Has venido a regodearte...
— [También, pero tengo curiosidad de saber como harás para lidiar con el héroe de tus historias]
Amelia frunció su rostro y al ver que la villana no hablaba más dijo.
— Esto lo tiene que saber Mágnum.
Sin más tomó su maleta y sacó un cristal mágico que él le había dado, este permitía transferir su espectro a donde quiera que estuviera la otra mitad del cristal, por algunos minutos.
Al llegar Mágnum la miró y dijo.
—¡Amelia! ¿Qué te trae por aquí tan repentinamente? Pareces preocupada. ¿Ha ocurrido algo?
Amelia, aún agitada, le explicó rápidamente lo que había sucedido con la villana y cómo había aparecido en su mente para atormentarla. Mágnum frunció el ceño y asintió con seriedad.
— Esto es grave, Amelia. Parece que la villana ha encontrado una forma de comunicarse contigo y está decidida a vengarse. Pero no te preocupes, juntos encontraremos una solución.
Mágnum se acercó a un estante lleno de libros antiguos y comenzó a buscar entre ellos. Después de unos minutos, encontró un libro en particular y lo abrió en una página marcada.
— Aquí está, un hechizo de protección y bloqueo mental. Si lo realizamos correctamente, debería ayudarte a mantener a la villana alejada de tu mente. Pero debes estar preparada, Amelia, este hechizo requiere concentración y fuerza de voluntad.
Amelia asintió se acercó a Mágnum. Juntos, comenzaron a recitar las palabras del hechizo y a realizar los gestos necesarios. Una luz brillante envolvió a Amelia y pudo sentir cómo su mente se fortalecía y se protegía.
Cuando terminaron, Mágnum la miró y dijo.
— Con eso ya estarás lista... pero veo que algo más te tiene alterada.
Amelia miró con temor a Mágnum y dijo.
— El príncipe Heredero de Apophis es... Leónidas...
—Si, ¿Y eso que?
— No lo entiendes es Leónidas, el mismo Leónidas que mató a la Amalia original.
Mágnum miró sorprendido a la chica y dijo.
— No me digas que el príncipe Heredero de Apophis es el mismo Leónidas que mató a la Amalia original. Eso es una coincidencia demasiado extraña. ¿Estás segura de que es él?
Amelia asintió con certeza.
— Sí, Mágnum. Lo vi con mis propios ojos. No puedo creer que la villana me haya jugado esta cruel broma. No sé qué hacer...
Mágnum reflexionó por un momento y luego habló con determinación.
— Amelia, entiendo que esto sea difícil para ti, pero debes recordar que esta es una nueva realidad. No puedes juzgar al príncipe Heredero por los actos de su versión anterior. Tal vez haya cambiado. No podemos dejar que el pasado nos controle.
Amelia miró a Mágnum con incredulidad.
— ¿Cómo puedo confiar en él? ¿Cómo puedo estar segura de que no volverá a hacerme daño?
Mágnum puso una mano reconfortante en el hombro de Amelia.
— No puedo darte todas las respuestas, Amelia, pero debes mantener la calma. ¿Él te vio? ¿Sabe quien eres?
— Sí, cree que soy tu hija... Que por cierto, ¿por qué me hiciste eso? ¿Sabes todo lo que ya se dice de mí en ese instituto? Y eso que todavía no empezaron las clases...
Mágnum sonrió burlón y dijo.
— Tenías que tener un apellido importante para ingresar además así llamarías la atención del príncipe de Sintra más rápido...
—Pues, funcionó, no solo he llamado su atención, sino que la de todo el instituto...
Amalia estaba algo enojada por este hecho, puesto que no esperaba que mago hiciera algo como eso a sus espaldas.
Mágnum por su parte solo sonrió y viendo como su cristal empezaba a brillar nuevamente indicando que el tiempo se acababa solo agregó.
— Ya deja de quejarte, y demuestra que eres toda una Black. No eres mi hija, pero ahora todos así lo creen, será mejor que no manches mi apellido.
Amelia estaba a punto de contestar cuando de pronto se volvió a encontrar sola en su habitación. Frustrada únicamente agregó.
— Maldito Mágnum, pero ya verás esta me la voy a cobrar.
Sin más guardó nuevamente el cristal y se acostó en su cama puesto que esta muy cansada y aun no se recuperaba del todo de su batalla anterior...
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