A pesar de todo lo que Julie y Sofie le informaron acerca de Leo saliendo con otra mujer a sus espaldas, Lucie aun tenía muchas dudas en decidirse sobre si lo que le contaron era algo que en verdad sucedió, o si solo era una mentira de mal gusto. Sobre todo porque Sofie ya le había dicho anteriormente en más de una ocasión que el famoso grupo de la secta de vírgenes solo se la pasaba esparciendo chismes y hablando tonterías. No obstante, sólo quedaba averiguar si esta vez lo que ellos dijeron era cierto.
Justamente cuando las chicas terminaron de hablar, el profesor de biología humana llegó al salón y impartió su clase.
Como era de esperarse, Lucie estuvo distraída durante el transcurso de toda la clase. A veces se quedaba viendo la goma de su lápiz por un largo rato, hundida en sus pensamientos, pero cuando recordaba que se encontraba en el salón recibiendo clase, recobraba la compostura y trataba de concentrarse en lo que sea que parloteaba el profesor. Pero al rato volvía a perderse en sus pensamientos. Esa fue una rutina que se repitió varias veces durante toda la clase. Comprensiblemente, Lucie no entendió nada acerca de la clase de hoy.
Cuando la primera clase término, Lucie se levantó de su asiento y les dijo a Julie y a Sofie que iría a buscar a Leo. Ambas sabían que eso era algo que ella tenía que hacer sola porque se suponía que era algo privado en su relación, así que ninguna se ofreció a acompañarla.
Lucie fue en busca de Leo volteando su cabeza de lado a lado mientras caminaba por los pasillos. Con un poco de suerte no tardaría mucho tiempo en encontrarlo.
Lucie seguía avanzando cuando de repente escuchó que alguien le habló por detrás.
“¡Lucie!”
Lucie se volteó y vio a la persona que le hablaba.
“¡Profesora Sara!”
Era la profesora Sara, la amiga de Leo. Ella estaba adentro de un salón de clases, orillándose y recargándose en el marco de la puerta. Vestía pantalón, blusa minimal, y unos zapatos de tacón bajo. También traía puestas algunas cuantas prendas de bisutería: cuatro cadenas intercaladas y tres anillos; dos en la mano derecha, y uno en la mano izquierda.
“¿Podrías venir un momento?” Dijo Sara, y se dio la vuelta hacia adentro.
A pesar de que Sara era la mejor amiga de Leo, casi no tenía contacto con Lucie a como podría esperarse al ser ella la novia de su mejor amigo. Ambas conocían unas cuantas cosas sobre la otra sólo porque Leo se las contaba. Aún así, ellas no se llevaban mal ni nada parecido. De hecho, Lucie sólo veía a Sara como la amiga de su novio, y Sara a ella como la novia de su amigo. Ademas, Lucie también era una de sus alumnas.
Lucie la siguió adentro, y Sara se sentó en la silla de su escritorio.
“¿Podría saber a donde ibas con tanta prisa?” Dijo Sara. “¿Acaso estoy interrumpiendo tus horarios?”
“No, para nada. En realidad, buscaba a Leo. ¿Sabe donde pueda estar?”
Sara asintió. “Creo que debe de estar en el salón de al lado con los cursos de ingeniería electrónica y mecatrónica. Por cierto, de eso quería hablarte. Tengo días de no saber nada de ustedes. ¿Cómo la han pasado? ¿Todo está bien?”
A Lucie se le hizo algo rara esa pregunta. ¿Acaso Sara sabía que algo estaba pasando en su relación con Leo? Probablemente no, pero no había que descartar la posibilidad. A fin de cuentas ella era la mejor amiga de Leo. Lucie sabía que los fines de semana él salía con ella de vez en cuando para ponerse al día. A Lucie no le molestaba eso; lo contrario, ella confiaba plenamente en Sara. Después de todo, Sara había sido amiga de Leo desde que iban juntos a la universidad, y después de tantos años su relación seguía siendo la misma. Por eso Lucie la tenía sin cuidado.
“Si, todo está bien,” respondió Lucie.
Eso obviamente era mentira. Las cosas no estaban para nada bien con Leo. Sin embargo, no quería hablar de ese asunto con ella; por lo tanto, fingió que no pasaba nada.
“Que bien,” dijo Sara. “Me alegra escuchar eso.”
Lucie luego se inclinó y titubeo: “¿Co... como esta usted, profesora Sara?”
“Yo estoy muy bien. Gracias por haber venido, ¿eh? De nuevo, me alegra saber que todo está bien entre ustedes.”
A Lucie le sentó mal haberle mentido a Sara. Escuchar esas palabras tan sinceras de parte de ella, le caían como piedra al meñique. Aunque llegó a la conclusión de que no haberle mencionado nada de lo que ocurría fue lo mejor. Podría ser que ella advirtiera a Leo de alguna forma y él inventara algún pretexto para evadirla. Aunque Lucie no la creía capaz de hacer algo así. Pero dada la situación, lo mejor era estar prevenida.
“Bueno,” habló Sara, “no te quito más tiempo. Ya puedes irte, Lucie.”
Lucie asintió. “Muchas gracias, profesora Sara.”
Sara le sonrió y dijo: “Adiós, Lucie.”
“A... adiós.”
Lucie procedió a retirarse.
Este fue un acontecimiento que de cierta forma tranquilizó un poco a Lucie, pero a la vez la puso algo nerviosa. No dudaba de la buena persona que era la profesora Sara; sin embargo, no sabía sobre qué temas hablaba Leo con ella explícitamente.
Dejando eso de lado. Lucie se dirigió hacia el aula de al lado. La profesora Sara dijo que lo más probable era que Leo estuviera ahí. Al caminar por el pasillo, a través de las ventanas, Lucie vio que Leo estaba dando clases.
Leo vio que Lucie se aproximó a la puerta, así que interrumpió su clase y se dirigió hacia ella.
“¡Lucie!” Dijo Leo con sorpresa. “Dime.”
Inmediatamente Lucie contestó: “Quería hablar contigo acerca de un asunto.”
“Lucie, ya lo sé, pero... ahora estoy en clases,” excusó Leo, haciendo un gesto hacia adentro del salón.
Lo que pasó en su más reciente cita en el zoológico es un asunto que ambos tenían pendiente. Leo pensó que Lucie quería hablar sobre eso ahora mismo; sin embargo, Lucie no estaba ahí por esa razón en particular.
Lucie la soltó de una: “Es sobre la mujer con la que estuviste en el café la semana pasada.”
El rostro de Leo quedó inexpresivo. “Sobre eso...” Bajó la mirada y luego miró hacia ella, y desidido dijo: “Lucie, hablaremos de eso al llegar a casa. Por ahora ve a tu siguiente clase, por favor... ¿si?” Después Leo se dio la vuelta para seguir dando su clase.
... Él no lo negó... Entonces... Sí es cierto...
Lucie no pudo hacer nada más que darse la vuelta y regresar a su salón.
¿Qué pasaría ahora? Él dijo que hablarían hasta llegar a casa. Apenas eran las once de la mañana. Sin ningún lugar par una duda, este día sería molestamente largo no sólo para Lucie, sino también para Leo.
Cuando hay un incidente de este tipo en una relación, no solo una persona resulta afectada. Ambas partes perciben emociones, que tal vez no son las mismas, pero tampoco son tan distintas a fin de cuentas.
En este caso, Lucie era la que más desconocía de la situación. Y lo único que le quedaba era esperar a que el tiempo se apiadara de ella y transcurriera sin vacilar en un descanso.
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Comments
Ventus🐇Hydor ⚕️♾
Me encanta la historia ❤️, esperaré con ansias los siguientes capítulos, me gusta como interpretas las emociones y las relaciones de los personajes.
P.d Porfin estoy al día con la historia
2023-08-15
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