Hay algo que debes saber, Lucie

Lucie la había pasado mal la noche de ayer. Si no hubiera recibido los consejos y compañía de su madre, seguramente estaría al borde de la locura.

El horario de Lucie para irse a la cama era a las 9 pm todos los días. Pero ayer traspasó ese límite pensando en asuntos complicados sin saber por qué. Ella ni siquiera lograba comprender el motivo de sus penumbras, solamente sabía que tenía que resistir hasta encontrarles solución.

Estando en casa de sus padres siempre disfrutaba de un cálido silencio y paz. Además, el lugar era muy querido por Lucie, pues ella vivió allí con ellos desde que nació; por lo tanto, se sentía segura y a salvo.

El papá de Lucie siempre le contaba un cuento antes de dormir cuando ella era pequeña. Su mamá trabajaba hasta tarde en el hospital, pero siempre que llegaba temprano a casa, Lucie le pedía que le contara un cuento cada vez, y ella con gusto lo hacía.

Lucie se quedaba profundamente dormida oyendo los susurros de su padre o madre...

Ahora Lucie ya era mayor, pero sin importar los años, al igual que cuando era pequeña, ella se quedó profundamente dormida al cubrirse con las sábanas de su antigua y cómoda cama.

Al día siguiente se sintió mucho más tranquila. Leyó algunos capítulos de un libro que estaba en la colección que su padre tenía desde hace años en su estudio, que le encantaba leer. Luego tomó sus cosas y se despidió de sus padres para irse.

... Se subió al tren a las siente en punto. El tren duró dos horas en llegar a su destino; de modo que, Lucie llegó a las nueve a su apartamento.

A Lucie le quedaba menos de una hora para alistarse e irse a la universidad. Ella pudo haber tomado el tren más temprano en la mañana, pero decidió no hacerlo así. Quería llegar al apartamento cuando Leo ya no estubiese allí, él se iba a la universidad una hora antes que ella todos los dias.

Lucie aún no se sentía preparada para hablar de nuevo con Leo; pese a que, lo mejor para ambos hubiera sido abordar los asuntos pendientes lo más antes posible.

Lucie se preparó lo más rápido que pudo para no llegar tarde a la universidad. Salió apresurada de su apartamento, corrió para alcanzar el autobús y se subió en él.

***

Julie y Sofie estaban ansiosas, esperando la llegada de Lucie en el salón de clases. De hecho, estaban empezando a preocuparse porque su amiga aún no aparecía.

Eran casi las diez y Lucie todavía brillaba por su ausencia.

Los profesores eran muy estrictos con las normas de puntualidad de la prestigiosa universidad. Si un alumno se presentaba siquiera cinco minutos después del horario establecido, esto afectaría severamente su nivel académico.

Pero ese no era el mayor problema en estos momentos...

Julie y Sofie tenían algo importante de lo cual hablar con Lucie. Además, también tenían mucha curiosidad por saber cómo le había ido a Lucie en su cita en el zoológico el día de ayer. Ambas habían enviado algunos mensajes al teléfono de Lucie haciendo preguntas al respecto, pero ella no le contestó a ninguna.

La ansiedad era algo que inevitablemente les carcomía el alma en estos momentos. A pesar de ello, las dos mantuvieron la calma y intentaron relajarse en sus asientos.

Eran las nueve y cincuenta y tres cuando Lucie al fin llegó al salón de clases.

“¡Lucie!” Exclamó Sofie al verla entrar, y mientras se ponía de pie.

“Hola, Lucie.” Dijo Julie, que permaneció sentada.

Sofie se aproximó a Lucie, la tomó de las manos y ambas se sonrieron calidamente.

Sin importar su estado de ánimo, Lucie siempre esbozaba una sonrisa al ver a sus amigas.

El significado de la palabra amistad aparece textualmente en el diccionario como: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Absolutamente, eran las palabras que describían su relación con Julie y Sofie, sus mejores amigas.

En otro orden de cosas, Lucie en estos momentos no se encontraba completamente bien. Al menos emocionalmente. Su estado de ánimo se podía leer en su rostro fácilmente, ella estaba triste. Y eso es algo que se hizo aún más evidente cuando sin mostrar emoción alguna en sus palabras, dijo: “Hola, chicas. ¿Cómo están?”

Sofie guío a Lucie hacia su asiento. Luego arrastró su silla para estar más cerca de Lucie. Julie hizo igual, colocándose frente a Lucie. Y las tres se sentaron.

Sofie, sin perder el tiempo, fue directo al grano.

“¿Como estuvo tu cita, Lucie? Te mande varios mensajes, pero no me respondiste ninguno.”

“Si, a mí igual,” agregó Julie. “Lucie, ya cuéntanos. ¿Qué fue lo que pasó?”

En el Salón de clases, normalmente, los estudiantes formaban sus grupos de conversación divididos por toda el área antes de que iniciara la clase. Algunos se salían afuera, al pasillo, para conversar más a gusto. Julie, Sofie, y Lucie se encontraban ahora en la esquina izquierda del salón donde habitualmente se sentaban. No había nadie cerca de ellas que pudiera oírlas ahora mismo; de manera que, podían hablar libremente del asunto sin que nadie más las escuchara.

Lucie, luego de pensar en su respuesta por un momento, dijo: “Dormí en casa de mis padres anoche.”

Julie y Sofie intercambiaron miradas y se pusieron serias.

“Pero, ¿por qué, Lucie?” Dijo Sofie, poniendo su mano sobre la de Lucie, que la tenía reposada sobre la cajonera de su pupitre. “Ya dinos, ¿qué sucedió? No me digas que el profesor y tú... se pelearon.”

Lucie guardó silencio.

“No me digas que en verdad estaba celoso de el chico nuevo.” Dijo Julie con un tono acusador.

Ante eso, Lucie se apresuró a hablar, pero; aún así, titubeo un poco: “No creo... que esa fuera la razón.”

“¿Entonces que fue, Lucie?” preguntó Sofie de inmediato. “¿En serio se separaron?”

“No, todavía somos novios, pero...” Lucie bajó la mirada y continuo: “Parece que él ya no quiere que lo seamos.”

Julie y Sofie intercambiaron miradas, y Julie asintió. Sofie sintió como si Julie le estuviera dando la orden de proceder con una ejecución. Aunque, lo que ambas tenían que decirle a Lucie en estos momentos sería comparable a una de verdad.

Sofie vaciló al momento de hablar: “Amiga, hay...”

Lucie levantó la vista y miró a Sofie a los ojos.

Sofie continuó: “... Algo... que tenemos que contarte.”

“¿Qué?” respondió Lucie ingenua.

En estos momentos el rostro de Lucie solicitaba alivio. Un abrazo consolador sería bueno para cambiar de una manera considerada su atribulado semblante. Y sus ojos confundidos dejaban a la vista que no tenía ni la más minuciosa idea de qué era lo que sucedería a continuación.

Todos sabemos que hay un futuro... Pero nunca sabemos cuando nos saltará en la cara, sea para bien o para mal.

Julie tomó la palabra: “El día de hoy hablamos con los chicos del curso de antropología.”

Después de que Julie dijo eso, por un momento nadie dijo nada.

Lucie volteó la vista de Julie hacia Sofie, pero ninguna habló.

Lucie, con justa razón, se puso ansiosa, y dijo: “¿Y?”

Sofie continuó con el relato: “Ellos nos dijeron que la semana pasada vieron al profesor Leo en el café que está cerca de la universidad.”

Lucie permaneció en silencio y solo esperó atenta a escuchar más.

Sofie continuo: “Lucie... Él estaba con otra mujer.”

¿... Qué?

Sin atisbo de duda, esas palabras fueron para Lucie como si hubiesen dejado caer sobre ella un balde de agua helada.

Lucie apenas y podía procesar la información y plantear la situación en su cabeza.

Luego de un momento de aturdimiento, Lucie alcanzó a decir: “Con... ¿Otra mujer?”

Leo, en un café, con una mujer, la semana pasada. ¿Cuándo, cómo, y por qué rayos no estaba enterada de esto? pensó Lucie.

Por loco que parezca, Lucie no estaba enojada con Leo ahora mismo. Aun cuando no le había notificado de su encuentro con esa mujer. De hecho, Lucie ni siquiera pensó en ir inmediatamente y reclamarle como loca a Leo una explicación sobre el asunto. Lo que a ella le preocupaba en realidad era saber la apariencia de dicha mujer. Lucie no se sentía insegura de su atractivo ni nada parecido, pero si tu novio sale a escondidas con una chica que es más atractiva y linda que tú, no existe mucho que puedas hacer al respecto.

Teniendo eso en cuenta, Lucie se concentró y preocupada dijo: “¿Y como era ella?”

Sofie hizo un gesto de disgusto y habló: “Esa bola de vírgenes no nos pudo dar más detalles acerca de eso. Pero ellos no paraban de decir...”

Sofie miro a Lucie a los ojos y sintió como si estuviera a punto de darle el golpe de gracia. Pero a pesar de ello, continuó.

“... que ella era muy linda.”

Lucie no pudo contenerse y comenzó a llorar.

Julie y Sofie se pusieron de pie y se abalanzaron sobre ella.

“Lucie,” dijeron ambas y la abrazaron.

Si las lágrimas de Lucie escribieran sus lamentos en una carta, esto es lo que expresarían: Lágrima uno: ¿Por qué me está pasando esto? Lágrima dos: ¿Cómo podría no llorar? Lágrima tres: es demasiado para mí.

Amar a alguien es como el suspiro del sueño más hermoso jamás visto. Siempre desearías que fuera eterno; sin embargo, nunca sabes si en algún momento acabará.

Puede que Lucie si sea muy sensible cuando se trata de temas relacionados al amor, pero esto era algo que la sobrepasaba. En primer lugar, todavía no lograba comprender por qué Leo haría algo así, porque ella en verdad si lo amaba. ¿Acaso eso quería decir que él ya no la amaba a ella?

¿Pero qué hice mal? Esta no era la primera vez que ese pensamiento pasaba por la mente de Lucie; no obstante, nunca encontraría una respuesta a esa pregunta. Sencillamente porque ella era inocente en toda la extensión de la palabra. Pero a pesar de saberlo, no podía comprender el por qué de su situación.

Luego de que Julie y Sofie intentaron consolar un poco a Lucie con su reconfortante abrazo, se apartaron de ella lentamente luego de un rato.

Julie intentó liberar la tensión: “Q... ¿Qué piensas hacer, Lucie?”

“¡Julie!” Exclamó Sofie, regañándola.

Creo que ya se habrán dado cuenta, pero, Julie no era exactamente experta cuando se trataba de tener tacto en situaciones como esta; de modo que, Sofie siempre se la pasaba reprendiéndola.

Luego de lanzarle una mirada de reprimenda a Julie, Sofie miró hacia Lucie y empezó diciendo: “Creo que lo mejor sería que hables con él, Lucie.”

El ambiente se había vuelto muy tenso y las tres estaban inconscientemente con la cabeza hacia abajo y los hombros caídos.

Lucie, a pesar de todo, era alguien que no le gustaba tener que ver a las demás personas tristes, todavía más si era por causa de sus propias preocupaciones. Asi que Lucie hizo un esfuerzo por levantar la cabeza y descubrió los rostros apesadumbrados de sus amigas; por lo cual, se obligó a centrar su enfoque y responder a Sofie: “.... Sí, eso es lo que haré, ” y miró hacia Sofie y luego hacia Julie mientras decía: “Gracias por todo, Sofie. A ti también Julie, gracias,” y se forzó a poner una pequeña sonrisa en su rostro.

Julie y Sofie respondieron de la misma manera ante su sonrisa y sonrieron forzosamente, pero agradecieron ver a su amiga sonreír un poco. A pesar de todo lo que estaba pasando, ella les agradeció a ambas por todo y además lo hizo sonriéndoles. Indudablemente, Julie y Sofie tenían una amiga muy buena. Por esa misma razón ambas se sentían orgullosas de ser sus mejores amigas.

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