Lucie estaba haciendo su tarea en el sofá de la sala, como de costumbre. El sonido de su lápiz de grafito corriendo sobre el papel de su cuaderno era el único ruido que recorría la estancia. Con cada segundo que pasaba, las paredes retumbaban al compás del tictac del reloj analógico que Lucie había estado observando regularmente desde que su manecilla más pequeña apuntó hacia el seis...
Ya habían pasado 23 minutos desde eso, y Lucie sabía que se aproximaba el momento de afrontar el problema que se hospedaba en su relación.
¿Cuál será el motivo del cambio en el comportamiento de Leo? ¿Por qué su relación había cambiado de una manera tan repentina? Más importante aún: ¿Por qué Leo no ha querido expresar cuál es el problema realmente? Eran muchas dudas las que tendrían que ser resueltas.
Sería la hora de la verdad. El momento más esperado. La resolución de los hechos. El enigma al fin revelado y... Lucie escuchó el seguro de la puerta siendo abierto...
Lucie levantó la cabeza hacia arriba y se estremeció mientras su vista dejaba atrás lo que sea que estuvo escribiendo en su cuaderno, volteó hacia la puerta y en su mente aparecieron dos enormes signos de exclamación al ver quien había llegado a casa...
Era Leo. Al fin había llegado. Era el momento de ponerse en marcha.
“Hola, Lucie, ” dijo Leo cuando la vio.
Por alguna razón que Lucie desconocía, Leo había estado sonriendo cuando abrió la puerta. Pero para su mal presagio, su sonrisa descendió cuando la saludo a ella. Pese a eso, ella le devolvió el saludo.
“Hola, profesor.”
Lucie se refería a Leo como "profesor" siempre que lo saludaba. Leo creía que ella lo hacía solo para fastidiarlo, aunque Lucie ya le había dicho que era solo un apodo de cariño. Sin embargo, la mayoría de las veces ella lo llamaba por su nombre.
Leo inmediatamente se dirigió hacia su estudio, como solía hacer últimamente luego de llegar a casa. Lucie no le apartó la vista de encima mientras él avanzaba.
Leo justamente estaba tomando la perilla de la puerta de su estudio cuando Lucie le dijo: “Oye, Leo, quiero hacerte una pregunta...”
Leo volteó su cabeza en dirección a Lucie y respondió: “... Dime.”
Lucie titubeo: “Tú... ¿Tienes planes para el día de mañana?”
Esa pregunta lo tomó por sorpresa, pero; aun así, Leo volteó los ojos hacia arriba tratando de recordar si pasaría el día ocupado o no. Pero antes de que pudiera responder algo, Lucie se apresuró a hablar.
“Antes de que respondas, quiero que sepas que hay una posibilidad de que alguien tenga dos boletos para el zoológico en su bolso.”
Leo puso cara de intriga y soltó la perilla de la puerta para voltearse.
“¿El zoológico...? ¿Hablas de ti?”
Lucie asintió. "Sip, Julie me los obsequió para que fuéramos los dos juntos. ¡Mira!" Y sonriendo sacó los boletos de su bolso para mostrárselos.
“¿Y por qué no vas con ella?”
La sonrisa de Lucie se desvaneció al oír esa pregunta.
Entonces sí está enojado, pensó Lucie. ¿O acaso está celoso de que pase mucho tiempo con las chicas?
Si observamos su respuesta, esa es la típica frase que diría alguien que está celoso.
{Oye, mi amor, ¿quieres ir al cine conmigo?}
{¿Por qué no lo invitas a él? A fin de cuentas últimamente pasas más tiempo con él que conmigo}
Eso es lo que expresaba esa respuesta.
Pero Lucie descartó ese pensamiento de inmediato: Leo no se pondría celoso por algo tan infantil.
En cambio, todavía no desechaba la posibilidad de que estuviera celoso de un chico de su curso. Eso sería algo más lógico y entendible. En ese caso solo tendría que pedirle que confiara en ella, y ya. Le diría: ¡No hay amor si no hay confianza! O algo parecido.
Aunque pensándolo bien, eso es algo por lo cual Leo hablaría con Lucie directamente, en caso de que en realidad estuviera celoso. Inevitablemente, a Lucie se le hizo un nudo en el hilo. ¿Entonces qué rayos pasa?
“¿Qué?” le respondió Lucie. “¿Entonces no quieres ir?”
“No, me refiero a, ¿por qué Julie te los dio a ti para que me invitaras a mí, en lugar de que fueras con ella?”
Así que... era eso.
Buena pregunta. A Lucie se le olvidó completamente que su plan únicamente lo sabían Julie y Sofie. Leo no estaba enterado para nada. ¿Por qué Julie le obsequiaría boletos para el zoológico para que ellos fueran a divertirse sin ella incluida? Lucie tenía que inventar un pretexto y rápido.
“Ah, verás...” empezó a decir Lucie, jugando con sus dedos. “A Julie le obsequió los boletos una de sus primas, pero ella dijo que ya había perdido el interés de ir. Por eso me los obsequió a mí... Julie... sabe que tú eres mi novio, y entonces... a ella le pareció buena idea que tú y yo tuviéramos una cita. Y yo se los acepté porque ella me convenció de que sería una buena idea invitarte. Por eso.”
En parte era la verdad. Pero había más motivos además de eso.
“¿Entonces qué dices?” Continuó Lucie, con un tono repentinamente animado. “¿Quieres ir?” Y puso una sonrisa de oreja a oreja.
¿Quién podría decir que no ante ese rostro tan adorable?
Sin embargo, Leo solo se volteó y tomó la perilla de la puerta nuevamente.
Lucie perdió las esperanzas de algún modo arreglar la situación al ver su negativa acción de darle la espalda. ¿Ni siquiera va a responder? Ese fue un pensamiento muy doloroso para ella.
Leo, aún sujetando la perilla de la puerta que daba hacia su estudio, se quedó quieto mirando al frente, guardó silencio unos segundos, y entonces habló...
“Está bien, Lucie,” y después entró a su estudio.
¿Dijo que sí?
En realidad, parecía que Leo no tenía intenciones de aceptar la invitación de Lucie desde un principio. A ella incluso le pareció que él se sintió forzado a aceptarla. Pero por lo menos ese era un primer paso, y había salido relativamente bien.
Al menos si aceptó, pensó Lucie.
Haciendo eso a un lado. Inmediatamente después, Lucie terminó de hacer su tarea y se abalanzó hacia la cocina para preparar la cena. Lucie siempre esperaba a que Leo estuviera en casa para poner mano en la cocina. La razón: es porque ellos dos siempre cenaban juntos, y si Leo salía tarde del trabajo, al volver a casa, ambos salían a comer juntos algo rápido o a un restaurante.
Terminando de cenar, Lucie le comentó a Leo que iría al supermercado para comprar todo lo necesario para su cita de mañana en el Zoológico. Ella lo invitó a acompañarla, pero él dijo que se sentía algo cansado y que quería descansar un poco. Así que Lucie fue al super sola, pero igualmente estaba entusiasmada por la cita de mañana.
Ciertamente, el tema de Leo y su comportamiento antipático aún no estaba para nada resuelto, pero ahora, al menos, ambos tendrían una cita. Talvez sería la ocasión perfecta para que los dos volvieran a ser la misma pareja amorosa de siempre. De cualquier modo, Lucie decidió no darle muchas vueltas a las cosas y simplemente las dejaría fluir. Fluir y fluir.
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