Después de que Lucie llegó a casa de sus padres, luego de su cita, se dio un baño, se puso el cambio de ropa que llevaba en su mochila y luego pasó a comer la cena junto a ellos al comedor.
La mamá de Lucie es una enfermera que se jubiló justamente a los 63 años de edad. Actualmente tiene 65 años. Su rutina diaria era hacerse cargo de los quehaceres del hogar y regar las plantas del jardín en las mañanas y en las tardes. Sus pasatiempos no eran muchos, pero su favorito era hacer origamis, especialmente figuras de animales como grullas o sapos; esto porque, como buena enfermera que fue, le gustaba mantener sus manos ocupadas en alguna labor.
El papá de Lucie es un contador que se retiró de su trabajo para dedicarse de lleno a la venta de bienes raíces. De hecho, actualmente él tiene a un asesor que se encarga de hacer todo el papeleo y el trabajo en su lugar; así que, el papá de Lucie pasa casi todos los días en casa. A veces tiene algunas juntas, y a veces tiene que firmar muchos documentos pero, no es nada que un señor de 60 años no pueda hacer sin mucho esfuerzo.
Luego de que Lucie y sus padres terminaron de cenar, charlaron por un rato más en la sala de estar.
El padre de Lucie tuvo que interrumpir, para irse a un viaje de negocios de un día, su nostálgica conversación acerca de cuando la abuela de Lucie se oponía al matrimonio entre él y su hija, (o sea la mamá de Lucie, ) pues en aquel entonces, el papá de Lucie apenas estaba iniciando la carrera de contador, y la mamá de Lucie ya era una enfermera en su primer año de trabajo. Quién diría que ellos dos lograrían crear sólidos y admirables cimientos para su futuro juntos.
Sin duda alguna, Lucie era muy afortunada de tenerlos como padres…
Luego de eso, avanzando en el tiempo. Lucie había estado ya por un rato en una habitación llena de muebles y con una gran televisión pegada en la pared. Esa habitación, cuando los padres de Lucie compraron la casa, se supone que sería el lugar en donde se harían las reuniones familiares y se reunirían todos para festejar y divertirse en las Navidades. Pero debido a que la mamá de Lucie únicamente pudo tener una sola hija, esa habitación casi nunca se usaba y siempre estaba vacía.
El punto es, que Lucie llevaba bastante tiempo metida en esa habitación, ahogándose en sus pensamientos aflictivos.
La mamá de Lucie estaba en la cocina que está conectada a esa misma habitación, y desde allí ella la había estado observando ya por un tiempo. Comúnmente, notó que algo estaba aquejando los pensamientos de su hija. Así que consideradamente decidió acercarse para hablar con ella.
“Dame dos,” dijo la mamá de Lucie.
“¿Uhm?” Hizo Lucie al oír la cálida voz de su madre acercándose. “¿Dame dos?”
“Dame dos razones para no sentarme aquí,” y se sentó al lado de Lucie.
Ellas estaban sentadas en unas sillas de madera frente a un tipo de gabinete de madera que les servía como mesa. Lucie tenía los codos apoyados allí, pero los retiró para voltear a ver a su madre.
“¿Acaso esa es una nueva forma de pedir permiso? No lo necesitas. Esta es tu casa, mamá.”
Claramente, su mamá no lo había dicho con esa intención. Incluso si Lucie se hubiera negado a aceptar su compañía, ella de todos modos se hubiera sentado allí. Dejando eso de lado; esa frase que dijo, parece ser muy útil para conseguir lo que te propones a hacer. A menos que la otra persona si tenga las dos razones que pediste. Ojo.
“Si, eso ya lo sé,” respondió su mamá. “Y además, estoy de acuerdo contigo.”
“¿Sobre qué? ¿En que no necesitas pedir permiso?”
“No. En que esta es una habitación muy linda...”
Lucie puso cara de estar confundida y ladeo su cabeza un poco. Ella no pidió una explicación inmediata para comprender mejor las palabras que dijo su madre, pero aun así ella le continuó hablando.
“Llevas un rato observándola,” continuó su mamá. “Pero en realidad no creo que sea la gran cosa, ¿verdad?”
¿La habitación? ¿De eso está hablando?
Lucie observó la habitación y después de un momento lo comprendió... y le dijo: “No mamá, no lo es,” y sonrió sin ánimo.
Al parecer, Lucie comprendió lo que su mamá realmente estaba tratando de decirle.
{No lo pienses mucho cariño.}
Era evidente que su mamá se había dado cuenta de que ella estaba preocupada por algún problema. Después de todo, estar sola y en silencio metida en una habitación con la vista divagando aquí y allá por casi media hora, no es algo que Lucie acostumbraba a hacer en casa de sus padres. A menos de que estuviera leyendo un libro o algo así.
¿Entonces las mamás si tienen un sexto sentido? Tal vez. Pero en realidad, no hacía falta ser un genio para darse cuenta de que algo raro estaba pasando con Lucie.
Puede que quizás su papá no lo haya notado, pero, tal cosa, sería algo que jamás pasaría desapercibido para su mamá. Ella supo casi al instante en que Lucie llegó a su casa que algo le había sucedido a su querida hija. Y no certeramente algo bueno; sino, algo que ella conocía a la perfección más que nadie. Y eso era, una común enfermedad que a veces atormenta al corazón, llamada: Sentimientos.
Ambas guardaron silencio por un rato, hasta que la mamá de Lucie volvió a hablar.
“Lucie. Sabes que yo también tuve tu edad, ¿no es así?”
Lucie volteó su vista y centro la mirada en su mamá.
“Yo también solía observar habitaciones con mucha atención,” continuó su mamá. “Pero, ¿sabes qué? Hay algo que todas siempre tienen en común.”
¿Algo que las habitaciones tienen en común? ¿A qué se refiere?
En primer lugar, ¿por qué están hablando de habitaciones? Creo que esa sería una mejor pregunta. Este juego de palabras es un poco confuso. Pero bueno, hay que aceptarlo, cuando estás solo en una habitación pensando en tus problemas, lo único que haces es dejar divagar y fijar tu vista de vez en cuando en todos los lados posibles inconscientemente.
Pero, ¿qué será lo que todas las habitaciones tienen en común?
“Y es...” siguió la mamá de Lucie. “Que lo más importante qué hay que ver en ellas no está a la vista...”
Su mamá hizo una pequeña pausa mientras la miraba justamente a los ojos y luego continuó:
“... Sino que, está aquí,” y presionó las yemas de sus cuatro dedos en la parte izquierda del pecho de Lucie.
¿Mi corazón?
Por alguna razón, Lucie sintió como si una fuente estuviera a punto de romperse dentro sus ojos.
Su mamá no se refería exactamente al órgano que está dentro de su pecho que hace pum, pum; sino, que se refería a sus sentimientos. Lo más importante y a lo que más debes prestarle atención a la hora de analizar cualquier cosa, es como te sientes tú al respecto. Así, todo sería más fácil de ver.
“Si lo comprendes, todo estará claro.” Dijo su mamá, retirando los dedos de su pecho.
Lucie, con sus ojos vidriosos, alcanzó a decir: “... Gracias, mamá,” y le dio una sonrisa genuina esta vez.
Parece que al final Lucie si logró hallar el significado correcto en sus palabras.
“Siempre estaremos para ti, Lucie. Que no se te olvide.” (Se refiere a ella y a su papá.)
Su mamá le ofreció una manera distinta de ver las cosas... Antes de fijarte en lo que está a la vista, primero debes tener claro lo que está dentro de ti. En tu alma. En tu corazón. Tus sentimientos son lo más importante que tienes para darte cuenta en qué vale la pena centrar tu visión. Y qué deseas recordar u olvidar.
“Iré a preparar un poco de té.” Dijo su mamá poniéndose de pie. “Y luego te dejaré dormir. ¿Está bien?” Y se dirigió nuevamente hacia la cocina.
Y eso fue todo. Su mamá ni siquiera le pidió una explicación de cuál era el problema que ella tenía. Tampoco le preguntó directamente cómo se sentía emocionalmente ni nada parecido. Solamente le dijo las palabras que tenía que decir y se fue. Y justamente esas fueron las palabras que Lucie necesitaba escuchar para sentirse un poco más tranquila.
“Gracias de nuevo, mamá,” volvió a decir Lucie, viendo como su mamá se iba hacia la cocina.
“Ja jai, ja jai,” río la anciana mamá de Lucie mientras caminaba lentamente hacia la cocina para preparar el té.
Con todo ese evento, Lucie confirmó que aún sigue amando a Leo como desde el primer día. Pero eso no cambiaba el hecho de que él parece ya no sentir lo mismo.
Lucie estaba agradecida por los consejos de su madre, pero los problemas no desaparecen tan fácil si es que la otra persona involucrada no piensa igual que tú. Aun así, su mamá le dijo indirectamente que tratará de tranquilizarse porque, a veces le damos muchas vueltas a las cosas sin necesidad de hacerlo. Y los problemas no desaparecen si solo nos mantenemos preocupados; así que, lo mejor es olvidarse de ellos, aunque sea solo por un rato.
Por ende, Lucie, con la mente un poco más relajada, bebió el té con su mamá, y luego se fue a dormir.
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Comments
Zack efron
Este es mi capítulo preferido hasta el momento
2023-08-16
3