El primer amor

Leo

Parte 3

La vida, sin duda, te lleva por caminos que jamás esperabas algún día transitar...

La chica tímida que llegó para preguntarme cuantos años cargaba encima y que se los llevó con ella anotados en un papel junto a mi número de teléfono, se convirtió en mi novia semanas más tarde.

“Oye, Leo.” Dijo Lucie. “Te diré un secreto...”

Yo presté atención.

Lucie continuó: “... Tú eres la primera persona de quien me enamoro. ¿Sabías?” Y se sonrojó un poco.

Yo solo la observé.

Después ella dijo: “... ¿Y tú, Leo?” Y me miró a los ojos. “¿Recuerdas quién fue tu primer amor?”

Procedí a contarle mi historia.

***

Cuando escuchas las palabras "primer amor", descubres que una única persona en todo el mundo posee su significado...

Yo tenía 18 años y estaba en mi segundo grado de literatura y cursando mi primer año del profesorado en matemáticas.

“Dicen que lo que no se comunica no existe.”

Yo estaba solo, sentado en una banca del campus de mi universidad y alguien de repente me dijo eso desde atrás.

“¡¡jiih!! ¡santo cie...! ¿Cómo dices?”

Aún recuerdo ese susto como si hubiera sido ayer. Normalmente, nadie se me acercaba por atrás diciendo disparates mientras me relajaba en mi asiento. Ese suceso era algo nuevo para mí.

Me volteé para ver quién era, y me sentí confundido porque no conocía a la persona que estaba ahí. ¿Será que me confundió con otra persona? Eso fue lo que pensé en primera instancia, pero luego se sentó a mi lado y me siguió hablando como si nada.

“Dije que, dicen que lo que no se comunica no existe... ¿También crees lo mismo?”

“Pues si te lo dijera creo que la respuesta sería que si, ¿no?” Yo respondí rápidamente porque estaba nervioso.

“Mm, no esperaba esa respuesta,” dijo. “Pero supongo que tienes razón,” y adoptó una pose pensativa.

Era una chica como de mi misma edad, de aspecto de alguien que es admirada por los demás a su alrededor... ¿Qué hacía alguien como ella hablando con alguien como yo? No sé si haga falta decirlo, pero, como podrán imaginarse, yo no era alguien muy sociable y que tenía muchos amigos cuando estaba en la universidad...

Dejando eso de lado. Ella parecía la clase de persona que entablaría una conversación con cualquiera que se cruzara en su camino. Así que supuse que solamente estaba de paso porque se le ocurrió esa loca pregunta y decidió hacérsela a la primera persona que se encontró. Esa persona fui yo, y había respondido a su pregunta clara y honestamente. No obstante, ella aún no se iba; al contrario, permaneció sentada a mi lado.

“¿Puedo ayudarte con algo más?” Dije.

“Por supuesto. ¿Podrías decir tu nombre?”

“¿Mi nombre? ... ¿Por qué?”

“Porque cada acción tiene su reacción,” y después se puso de pie y avanzó unos pasos.

“¿Qué?” Dije mientras la observaba alejarse.

¿Acaso esta chica es alguna clase de aficionada a la filósofa o algo así? Ella realmente era la primera persona extraña que conocía en lo que iba de la semana, con la diferencia de que ella no tenía el aspecto de una hippie.

Ella se Volteó hacia mí y dijo: “Solo di tu nombre, por favor.”

“Está bien... Mi nombre es Leo.”

“Y mi nombre es Lisa,” dijo ella sonriéndome. “Gusto en conocerte, Leo... Nos vemos luego.” Eso último lo dijo mientras se marchaba.

¿Nos vemos luego? Esa fue una frase que se quedó dando vueltas en mi cabeza durante el resto del día. ¿Quién era esa chica? ¿La volveré a ver? ¿Por qué me intriga tanto si apenas acabo de conocerla? Al menos sé su nombre. Tal vez luego podría averiguar de que curso es... esperen, ¿por qué estoy pensando en todo esto? Con ese último pensamiento, me enteré de que aparentemente algo había sucedido. Aunque no estaba seguro de exactamente qué.

Como sea, ese día no la volví a ver. Así que al día siguiente me volví a sentar en la misma banca esperando volver a verla.

Ya llevaba un rato esperando por ella. La verdad, hacerlo, provocó en mí una sensación muy extraña, pero a la vez emocionante. Así es, me sentía muy ansioso, pero también paciente. Parecía la típica chica de instituto esperando por el chico que le gustaba para declarar sus sentimientos; No obstante, yo no tenía planes de hacer tal cosa; sin embargo, por algún motivo me quedé a esperarla.

Mi primera clase estaba a punto de empezar, si me quedaba ahí por lo menos por otros diez minutos más seguramente llegaría tarde. Por consiguiente, estaba pensando en levantarme y emprender la marcha, pero, alguien se sentó a mi lado y me retuvo.

“Hola. ¿... Otra vez estás solo?”

Era ella. ¿Y cómo que otra vez? ¿Acaso esa chica no podía iniciar una conversación conmigo sin alterar mi frecuencia cardíaca o mis sentimientos? Esta era la segunda vez que nos veíamos, así que, era muy pronto para afirmar que era un solitario.

“Oye. ¿Leo, verdad?” Continuó Lisa, poniendo su bolso sobre su regazo. “¿Acaso no tienes amigos?”

Y dale con eso. ¿En serio sí parecía tanto alguien solitario cuando estaba en la universidad?

“Prefiero estar solo, en un lugar tranquilo,” dije.

Esa era la única verdad. Además, yo si tenía amigos. Lo que pasa es que me gustaba estar en un ambiente en el que no estuvieran un par de bobos bulliciosos arruinando la paz.

“No te preocupes,” dijo ella. “Yo tampoco tengo muchos amigos.”

Yo no estaba preocupado. Y tampoco le había dicho que no tenía muchos amigos. Pero la verdad era que ella tenía algo de razón, yo no tenía muchos amigos en la universidad. Básicamente, la única amiga que tenía y que se me venía a la mente en esos momentos era Sara. No obstante, no sería bueno aceptar frente a ella que era un solitario.

“No dije que no tuviera amigos.” Dije.

“... Eso ya lo sé.”

Ambos cruzamos miradas y se sintió como si cada uno de los dos supiera lo que estaba pensando el otro. Entonces, ¿por qué estamos solos? Se supone que ninguno de los dos es alguien solitario; sin embargo, nadie estaba ahí acompañándonos... Pero ahora estábamos ella y yo juntos, así que básicamente ya no seríamos unos solitarios si permanecíamos así.

Lisa comenzó a reír.

“Ji, ji... a ja, ji.”

Y yo también reí con ella.

“Ja, ja... a ji, ja.”

Lisa y yo terminamos siendo novios al poco tiempo y duramos así durante un par de años...

Luego ella se mudó a otra ciudad por causa del trabajo de su padre y se alojaron en una residencia cercana a una universidad en donde Lisa término su carrera como comunicadora social... O al menos eso oí. No volví a saber mucho sobre ella después de que nos separamos... Sus padres ni siquiera sabían que ella tenía una relación conmigo en su antigua universidad... Quizá si desde el principio me hubiera presentado con ellos formalmente como su novio, las cosas hubieran sido distintas... pero no lo hice...

Me gustaría decir que la historia de mi primer amor terminaba hasta ahí, pero, en realidad tiene una precuela...

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