Todo fue un plan

**BLAIR**

Solía poner la alarma todos los días alas 9 de la mañana desde el primer día que dormí en esta casa, los primeros tres días está sonaba a las 7:00 am pero esto alargaba más los días así que se quedó a las 9:00 para ahorrarme dos horas de estrés mental.

Hoy ni siquiera había sonado la alarma cuando ya tenía a una de las chicas de la limpieza tocando y entrando a mi habitación, apenas y me despertó miré la hora en el reloj 6:15 am.

– ¿Qué ocurre? Ni siquiera son las 7 – dije adormilada y frotando los ojos con mis puños.

– Discúlpeme señora. La señora Lola me mandó a despertarte dijo que te asees y estés en el comedor a las 7:00.

– ¿Pero por qué? ¿Necesita que le ayude con algo?– dije levantándome de la cama.

– El señor llegó en la madrugada, salió a correr antes de las 6 pero no tarda en regresar. Dijo que te dejará dormir hasta tarde pero Lola me ordenó lo contrario.

Cuando escuché que estaba aquí mi corazón se aceleró y mi cuerpo tembló, sonará loco pero hasta me pegue un pellizco esperando que fuera una pesadilla de las que me había acostumbrado a tener, lamentablemente no fue así y mi destinó me esperaba.

Baje y me senté frente al comedor a las 7:00 exactas como había ordenado Lola mire el reloj en la pared y ya habían pasado cinco minutos, inmediatamente empecé a escuchar que alguien con pasos firmes bajaba las escaleras, supe que era él cuando todos afuera empezaron a dirigirse a él como Señor, pero no escuché su voz respondiendo en cambio escuchaba sus pasos cada vez más cerca, mi mente inmediatamente se creó a un hombre viejo y malhumorado cruzando por la puerta hasta llegar al comedor.

Mis manos sudaron frío y con la cabeza agachada las limpié frotándolas en mi vestido.

Sin levantar la cabeza escuché cuando el hombre habló dando los buenos días.

– Lamento haberte hecho esperar, apenas y llegué a ducharme. – Su voz, esa voz yo la había escuchado antes la conocía. Levanté la mirada y enderece la cabeza, él estaba abrochando los botones de su saco, pero pude alcanzar a ver qué era él era Darío.

Cuando terminó volteó a mi y juro que su rostro y su mirada eran inexpresivos, mi atención se fue hasta cada parte de él, los dedos de sus manos se movían involuntariamente, y estaba pálido como una hoja de papel, no dudaba para nada que él me estuviera viendo exactamente igual.

**DARÍO**

Esto tenía que ser una jodida broma.

No dijo una sola palabra y patéticamente yo tampoco tenía que más decir, fueron unos segundos los que me quedé inmóvil y a punto de entrar en pánico rápido me senté y con muy poco control de mis emociones tome un vaso de agua que estaba frente a mi y apenas mis torpes manos temblorosas lo lleve a mis labios.

Cuando las empleadas entraron a servir el desayuno me sentí un poco aliviado, con Lola al lado mío observando fingí no conocerla y evité todo tipo de contacto visual con ella, después de dos o tres sorbos de café me quedé mirándola como jugueteaba con el plato de fruta, jamás me miró mientras yo la miraba con disimuló todo el tiempo. Fue tan poco mi apetito que solo unos minutos después deje la mesa y salí huyendo a la oficina.

– No puedo, esto me está ganando. – Dije a Lola y ella solo me tocó el hombro.

– Tu puedes con esto y más, estuviste nervioso pero es normal es cuestión de hacerte a la idea.

– No vendré a comer. Por favor dile que me disculpé tengo una reunión importante pero por la noche hablaremos.

Fue imposible concentrarme, ya tenía muchas cosas en la cabeza, no me hacía a la idea de que me había acostado con la mujer que causó la muerte de mi hermano, todo se había complicado en un abrir y cerrar de ojos.

Me la llevé a la cama, pensé en llegar a algo sentimental y evité que se quitará la vida, si no hubiera llegado ese día al puente nada de esto sería real, ella estaría muerta y yo no tendría que estar vengando a mi hermano.

Augus llegó más tarde a la oficina con un problema más.

– La chica reconoció a Reynolds.

– ¡Que! ¿ No te habrá visto también a ti?

– No claro que no, Lola me llamo al parecer Reynolds y la chica se conocen de hace un rato, Lola se encargó de correr a Reynolds antes de que hablara de cualquier cosa.

– Está bien, encárgate de acomodar a Reynolds en otro lugar, pero lejos del alcance de Laura.

– Laura? – preguntó confundido Augus.

– Quise decir Blair. Cómo yo la conocí como Laura.

Me límite a dar explicaciones.

Por la noche cuando regrese a casa me encerré en mi despacho, luego mandé por Blair para hablar, enseguida llegó la escuché tocar la puerta y pedir permiso para entrar, cosa que le concedí le preste muy poca atención pero aún así hablé mientras ojeaba unos papeles.

**BLAIR**

Me imaginé de todo tipo de hombres, pero nunca me hubiera pasado porque la cabeza que me casé con Darío.

Aún qué después de tanto pensar esto no era totalmente extraño, él había estado insistiendo mucho conmigo. El quizá sabía que era yo con quién se casó por eso no estuvo presente para evitar que yo desistiera, todo había sido un plan y se aprovechó de la situación.

–¿ Todo esto fue planeado verdad?

– No se de que me hablas. – respondió sin mirarme.

– Me investigaste y aprovechaste mi situación para atraparme.

– No se de donde sacas todo esto Laura, o prefieres que te llame por tu verdadero nombre Blair.

– Blair, mi nombre es Blair Spencer. Y tu no tenías por qué saber mi verdadero nombre.

– Tienes razón, fue solo pasar el rato. En fin, yo ni siquiera sabía quién eras. Supongo que sabes la razón por la que me casé, tengo que recibir una herencia no eres especial me pude casar con cualquiera, de cualquiera tuviste la suerte de que te eligiera al azar. – dijo sin expresión alguna.

– No te creo.

– Me da igual que no lo creas, o que crees que por qué te cogí ya serías especial, no seas ilusa conozco mejores que tú.

Que dijera eso y como lo dijo dolió y mucho pero no le iba a demostrar que me había afectado.

– Supongamos que fue así, por qué no dejabas de buscarme.

– La apenas medía sonrrisa que empezaba a formar se borró y espeto con desinterés.

– Me parecías la indicada para el puesto que tienes, pero me rendí y como así es el destinó de igual forma te toco. Y como ya conoces las condiciones, creo que no hay nada más que hablar.

– Si ya se, no hay derecho a divorcio hasta que el plazo se cumpla.

– Que bueno que lo tengas claro.

– También tengo muy claro que no tengo que cumplir las obligaciones de una esposa no habrá intimidad.– dije victoriosa.

– Correcto, pero eso en verdad no me afecta por qué no hay nada que no haya probado ya. – y como si hubiera sido una estocada final río con malicia.

– Peor para ti, probaste lo bueno podrás contener la tentación. –Borro su estúpida sonrrisa y me corrió de su oficina, pero antes de salir escuché lo último que dijo.

– Yo puedo estar con otras mujeres pero tú, firmaste un contrato y no puedes tener contacto con otro hombre que no sea yo.

– Veamos quien pasa un infierno al lado de quien. – salí furiosa y me encerré a gritar con una almohada en la cara para evitar que se escuchará en toda la casa

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