La chica más hermosa del mundo

Las mujeres no son uno de mis principales intereses, de echo nunca lo fueron.

Siempre veía como los compañeros de universidad hacían fiestas donde se embriagaban, consumían drogas y terminaban teniendo sexo con cualquier chica. Nada de eso llamo mi atención y seguía sin interesarme asta la fecha, de echo yo fui en niño bien portado e inteligente, mejor dicho el nerd.

Ser uno de los jóvenes empresarios más importantes del mundo me a dado cierta ventaja con las chicas y tenerlas a todas detrás de mi me volvió un poco arrogante y exigente cuando se de una se trata.

La primera vez que vi a Laura no le preste la atención suficiente. Cuando Geremias Tomsom me presento a Laura vi en ella ala chica más hermosa del mundo entero. Y juro que yo no era de impactarme por absolutamente nadie.

Ella se acercó a mi extendiendo su mano para saludarme , y como si su belleza me hubiera paralizado mis sentidos no respondían apenas y pude extenderle también mi mano.

En ese momento tuve la sensación de ya haberla conocido de antes, y se lo cuestione pero ella solo se limitó a negar con una corta palabra.

Ella ni siquiera me miró, pero en cambio se salió del salón, yo tomé la oportunidad de ir detrás de ella. Agradecí que la chica no me miró jamás o de lo contrario, iba a quedar como un psicópata por la forma en que la observé por mucho tiempo.

Después de mucho pensar y analizar su rostro por fin recordé, por qué su rostro se me hacía conocido, está era la chica que me habló en el bar y yo de grosero la ignoré.

Si me pareció la chica más hermosa, pero después de esa noche no le pensé más, como ya había dicho las mujeres no eran mi prioridad y tampoco solía engancharme tan fácil de una.

La encontré un par de veces más y juro que todas fueron casualidad. Jamás pensé encontrarla en la boda de Marck. Esa noche perdí todo control, pero es que había una fuerza dominante dentro de mi que me decía " Voltea idiota" y me sentí muy sucio por los mil pensamientos que pasaron por mi cabeza cuando vi su cuerpo marcado en el vestido. No quería hacerle daño y mucho menos que ella creyera que yo era uno de esos tipos pervertidos que llenan su imaginación con pensamientos morbosos. Fue entonces que la parte idiota de mi se activo, y le dije que había visto cuerpos mejores y chicas más hermosas que ella. Por mi mente solo paso la palabra IDIOTA!! en mayúsculas y con signos de admiración. Por eso era totalmente falso yo en la vida había visto mujer más perfecta que ella y dudaba que la hubiera. Y analizando todo eso confieso que aveces me cuestionaba mi inteligencia.

Laura mostraba un poco de inocencia tanto que dudaba que ella siquiera hubiera echo algún mal en la vida. Pero también podía ver un lado obscuro, una mirada perdida un alma confundida y atormentada. Mis deseos salieron a flote cuando ella dijo que yo le parecía guapo aún qué después lo negó, pero yo ya no le creí nada. Bueno por lo menos ya sabía que le atraía físicamente, y eso no me impidió tocar con delicadeza su cuerpo antes de que se soltara de mi y saliera huyendo. Agradecí que lo hiciera por qué de no ser así, no hubiera podido controlarme. En cuanto se fue mire la erección en mi entre pierna y me regañe por no controlarme, agradecí que no la hubiera notado por qué con ella si me daría vergüenza está situación.

Ya me había dado por vencido con ella. Ni siquiera pensé en intentar algo ni en volver a buscarla. Yo tenía un pasador obscuro, mi niñes y mi adolescencia me dejaron un tanto traumado, el suicidio de mi padre y el accidente de mi hermano. Yo tenía un corazón dañado y definitivamente ella y ninguna otra mujer merecían lidiar con algo así.

Había regresado temprano a casa, ya había cenado y me había duchado para meterme ala cama. Especialmente hoy había tenido un día terrible me sentía mal y muy cansado y todo eso se lo atribuía ala mala alimentación que había estado teniendo estos últimos meses.

Cuando recibí su llamada todo ese cansancio y dolor se desvanecido. Cuando acepto la invitación a tomar algo. No me lo pensé dos veces y como un tonto adolescente vacíe el clóset buscando el mejor atuendo que tenía, me veía terrible pero los nervios de la primera cita con mi pésima paciencia para escojer mi ropa, definitivamente no encajaban. Me puse los últimos Jens que había dentro del clóset y la primera chamarra que les daba al color.

Blair Spencer

Llegamos a un lugar muy acojedor, este era un bar pero no como los que yo conocía este era tranquilo y con algo de romanticismo por la decoración.

Darío pidió un whisky y para mí una limonada, no hablamos mucho y tampoco fuimos a bailar por qué dijo que el era terrible haciéndolo, a pesar de que si madre lo había obligado a tomar clases de baile en la secundaria.

El no reia mucho y por más chistes graciosos que le conté yo era la que terminaba a carcajadas y el solo con los labios curvados en una media sonrrisa. Con razón no tiene una sola arruga si no es capaz siquiera de sonreir un poco.

Después de cinco o seis

limonadas este retiro el vaso y lo lo mire sin entender que estaba haciendo.

– Si sigues bebiendo limonada pasarás la noche en el baño. Mejor prueba algo más un whisky tal vez.

– No creo, las bebidas alcohólicas y yo convinadas somos un desastre.

– Pues quiero ver tu desastre. Vamos toma de mi vaso. – Acercó si vaso a mi y dudosa lo tome. Al final le di un cortó trago que apenas logré humedecer mis labios.

No se en que momento termine bebiendo como si nada de su mismo vaso, ya lo habían servido unas cuantas veces, bebí tanto whisky que en un intento por levantarme del asiento me mareé y termine en brazos de Dario, fue tanto nuestro acercamiento que termino besándome, no me resistí en cambio correspondí y pose mis brazos en sus hombros.

– ¿Quieres que nos vayamos?– Cuestionó en mis labios y yo asenti.

Saco unos billetes y los dejo sobre la mesa.

Aún sin llegar al auto continuo besándome, apenas y nos acercamos a este, Darío me cargó y me recostó encima todo estaba pasando tan rápido y ninguno de los dos tenía intenciones de parar asta que algo pasó.

– Lo ciento. No podemos, no tengo preservativos. – Dijo sin soltarme y con la respiración agitada. Yo solo asenti diciendo que estaba bien, pero el solo me cuestionó si yo estaba segura de querer hacerlo y dije que si moviendo mi cabeza. El me soltó y se fue diciendo que esperaba ahí que regresaba en un momento, uno cinco minutos después regreso con una sonrisa en su rostro y levantó la mano con una cajilla de preservativos.

– ¿Como los conseguiste?– Dije intentando no reír y este solo respondió que ahí dentro cualquiera tenía un paquete de esos.

– Me quedé sin un dólar en mi billetera pero los conseguí. – Dijo y volvió a besarme, mientras nos besábamos me llevo caminando torpemente asta los asientos traseros del auto.

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