IMPRESIÓN

ELENA WHEELER

Han pasado unos meses. Mi padre ha mejorado un montón, el derrame cerebral lo había dejado postrado en la cama. Ahora ya camina con ayuda de un bastón.

Mi vientre ya ve muy abultado, tengo 30 semanas de embarazo. David se ha portado muy bien conmigo. Me ha tratado con tanto amor. Ha ido conmigo a todas las citas con el médico. Y ha decorado mi habitación para recibir a la bebé. El último ultrasonido indicó que es una niña.

Hemos tenido relaciones sexuales muchas veces, pensé que le iba a incomodar o me iba a rechazar por el embarazo, pero ha sido todo lo contrario.

Aún no le he dicho nada a mis padres sobre la relación que llevo con David, pero ya mi madre se imagina todo, él deja ver todo el interés que siente por mí. Creo que ningún hombre llevaría a la familia de una de su empleada a su casa, o ayudaría a una familia completa por el hecho de ser caritativo.

Luis firmó el divorcio, le dio vergüenza moral con todo lo que publicó su hermana. Que ha sido un punto a mi favor. No le he visto la cara desde que me fui del hotel Luxe.

— Elena, ya es hora de hablar con tus padres. Creo que debemos formalizar. Estoy enamorado de ti y amo a tu bebé, la siento como mi hija. Y ella se alborota cuando escucha mi voz. Seamos una familia.

— Hablemos con ellos el sábado, además mi madre quiere regresar a su casa con mi papá, y yo creo que ellos deberían volver.

— Está bien. Quiero que salgamos al centro comercial. Saldré un poco antes del trabajo para que podamos ir.

David se fue a trabajar. Esperé toda la tarde. Estar todo el tiempo en casa sin hacer nada, me aburría un poco.

— Es hora de irnos—

David condujo hasta el centro comercial.

Bajamos del auto, él tomó mi mano. Caminamos hasta una tienda de ropa para bebe.

— Investigué en Internet y supuestamente esta es la mejor tienda con productos para bebes. Así que quería que vinieras. Escoge todo lo que desees.

— Suena tentador.

Tomé algunas cosas que me gustaron, la mayoría de color rosa.

— Ahora vamos a ir a comer helados.

Mientras íbamos a la heladería de ahí, nos encontramos frente a frente con Luis que iba muy acompañado por una mujer rubia, muy bonita. Tuvimos contacto visual, me sentí muy nerviosa. David sujetó con fuerza mi mano.

Luis dejó a la chica a unos cuantos metros lejos y me llamó. No me detuve.

— Elena— se paró al frente de nosotros— solo quería saludarte— su mirada fue directa a mi vientre— Sigo pensando que ese bebé es mío.

— Te equivocas, ese hijo es mío— David le decía con una gran sonrisa— Sí nos permite, nos retiramos.

— Cuando nazca ese bebé, voy a solicitar una prueba de ADN y si es mío, juro que me lo quedaré.

Estaba un poco paralizada, no sabía que sentía. En ningún momento David soltó mi mano. Luis se quitó del frente y nosotros continuamos con nuestro paseo.

— Quiero irme a casa. Ya no tengo ganas de nada.

Sentía unas punzadas en mi vientre.

Llegamos a casa. Me fui al cuarto.

—¿Estás bien?

— Sí, solo quiero un rato a solas.

David salió del cuarto. La verdad después de tanto tiempo de no ver a Luis, este encuentro me sorprendió tanto.

No había pasado una hora cuando un fuerte dolor me hizo doblegar en la cama. Las contracciones iban y venían pero de un momento a otro las contracciones empezaron a ser demasiados seguidas y fuertes.

A como pude tome mi celular y le marqué a David. Él inmediatamente llegó al cuarto.

— ¿Estás bien?

— Me duele mucho. Llévame al hospital—

David me cargó en sus brazos y me llevó al auto. Se subió y empezó a conducir a la clínica, llamó a Mauro.

Rompí fuente en el auto.

Llegamos a la clínica, ya Mauro estaba afuera con una silla de ruedas.

— Rompí fuente— se lo decía casi llorando.

— Es una ruptura prematura de membranas pre término. Preparen el quirófano— le decía a una de las enfermeras.

Me llevaron a una habitación y me revisó. Me llevó al quirófano. Al cabo de un par de horas, tuve a mi hija, Valentina. Inmediatamente, se la llevaron a una incubadora. Nació prematura. Con tan solo 30 semanas.

Me trasladaron nuevamente a la habitación.

— La bebé debe permanecer en la incubadora. Dado que nació menor a las 32 semanas requiere ventilación mecánica por la inmadurez pulmonar y la hospitalización puede ser por más de un mes. Se le realizarán algunos exámenes de sangre.

— Pero ella está bien, ¿verdad? — Mis ojos se humedecieron. Sentía como que ella, iba a morir.

— Tranquila, haremos todo lo posible para que pronto se la lleven a casa. Creo que te daré de alta mañana por la tarde.

— Pero yo no me muevo de aquí sino salgo con mi bebe.

David me abrazó.

El doctor salió.

— Llamé a tu mamá. Ella viene en camino. No te preocupes, Mauro es un excelente médico. Y verás que la bebé es una niña fuerte, como tú.

— Tengo miedo.

Me acosté a descansar. David acercó una silla y la puso a la orilla de la cama, empezó a acariciar mi cabeza, desde mi frente, hasta la punta de mis cabellos.

— Te amo mi princesa, eres una mujer muy valiente.— David se acercó a darme un beso.

Mi madre entró y se quedó media pasmada.

— Yo sabía que ustedes algo se traían. Lo que no entiendo es porque lo disimularon todo este tiempo.

David se puso pie.

— Perdóneme. Esperábamos el momento adecuado, pero bueno, ahora sabe que Elena y yo tenemos una relación.

David salió del cuarto un momento, dejándome a solas con mi mamá.

Entró Mauro con una silla de rueda, para llevarme a ver a mí hija.

Llegamos a la sala donde estaba mi bebe. Verla en esa incubadora, tenía sondas y unas cositas como mariposistas pegadas en el pecho. Verla tan frágil, hizo que mi corazón se partiera en dos. Mi mamá me abrazó.

— Tranquila, ella mejorará. Confiemos en Dios. Tienes que tener mucha fe.

— Te acuerdas, que me dijiste que querías que se llamara Valentina, ella le hará honor a ese nombre. Valentina, significa Valiente. — David tomó mi mano.

Regresamos a la habitación.

— Me quedaré contigo esta noche— decía mi mamá.

— No se preocupe señora Matilde yo me quedaré con ella, usted descanse y recuerde que Don Joseph también necesita de usted en estos momentos. — David le decía a mi madre.

— ¿Están seguros?

— Sí mamá. Yo te llamo por cualquier cosa. Gracias por ser una madre muy buena y comprensible.

— Gracias a ti por ser buena hija. Y a usted señor David, por tratar con amor a mi hija y a mi nieta.

Mi mamá regresó a casa con mi papá. Yo quedé con David.

— Quiero darle mi apellido a Valentina. Quiero registrarla como mi hija. No seré su padre biológico, de sangre, pero la amo desde mi corazón. Y sobre todo te amo a ti, Elena.

— Eres demasiado bueno conmigo, que siento que no merezco nada de esto.

— Cuando le den a valentina de alta y vaya con nosotros a casa, quiero que formalicemos la relación, somos parejas de cuartos separados y ya no quiero eso.

— Yo tampoco. Te amo David.

Todo esto es tan bueno, quiero ser completamente feliz, pero algo me estresaba, y es que Luis exigiera un examen de ADN y comprobara que Valentina es su hija.

— Me gustaría vivir en otro país— solté lo que pensaba.

— ¿Es por Luis?. No te preocupes por él.

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Comments

Mary Montilla

Mary Montilla

Que alteren los resultados del ADN y ya 🤭

2024-05-15

11

Elide Rubio

Elide Rubio

ese luis siempre de patán

2023-09-06

11

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