AMENAZA DE ABORTO

DAVID MONTENEGRO

El doctor me llamó a su consultorio.

— ¿Usted es familiar de la señora?

— No. Soy un amigo.

— ¿Y el esposo de la señora o sus padres?

— Doctor, puede decirme. Creo que preguntar por su esposo o sus padres está de más. Yo le avisaré a la madre de ella, después.

— Ella tuvo una amenaza de aborto. Y debe descansar.

— Está bien. Ella va a descansar.

Salí del consultorio y fui a su habitación.

Ella estaba llorando, en cuanto me vio, secó sus lágrimas.

— El doctor habló conmigo, debes descansar.

—¿Qué te dijo?

— Todo— aunque la verdad, solo dijo que tenía una amenaza de aborto.

— Puedes llamar a mi madre, tuve que tirar mi celular a la basura.

— ¿Por qué lo tiraste a la basura?

— ¿Por qué eres así conmigo? Acaso no tienes a alguien que te interese.

— Tienes razón. Si tengo a alguien que me gusta y mucho. Tal vez no le encuentras lógica a mi comportamiento, pero la persona que me gusta eres tú y es suficiente para estar haciendo esto.

— No entiendo.

— Me gustas. Voy a estar a tu lado en este proceso. En cuanto te den de alta, te vienes a mi casa y no hay un no como respuesta. Si tienes que descansar.

Ella solo me vio con sus hermosos ojos. Creo que estoy loco, ¿Qué estoy haciendo?

— Ayer después que salí de tu casa, fui donde mi madre, pero Luis estaba ahí, así que fui a casa de mi amiga, pero ella estaba con su novio fuera de la ciudad. Como no tenía dinero para pagar el taxi, el señor me bajó. Mi amiga me hizo una reservación en el hotel Luxe. Caminé hasta ahí, elme llevó unas cuantas horas llegar. Solo alcancé a bañarme, cuando contesté la llamada de un número desconocido y era Luis. Escuché que alguien le decía que tenían mi ubicación así que, tiré mi celular al cesto de la basura. Salí del hotel y caminé hasta un parque, pero estaba muy oscuro y me dio miedo. Así que caminé hasta una iglesia pero estaba cerrada. Me quedé en las gradas esperando que amaneciera. Luego, caminé otras tantas horas para llegar a la empresa, y el resto tú ya sabes lo que pasó.

— Todo eso pasaste ayer por mi culpa. Perdón. Si te digo que voy a ocuparme de tu divorcio con mis abogados, ¿qué me dirías?

Ella guardó silencio.

— Está bien, solo que eso no significa que pasara algo entre nosotros.

— Por algo se empieza. Sabes, un día de estos me voy a si sincerar contigo.

— Te puedo decir algo— Los ojos de Elena se humedecieron— No quiero perder a mi bebe.

— Vamos a crear un espacio donde estés relajada. Voy a pedirle a tu mamá y papá se vayan a vivir a la mansión contigo, ¿Te parece? Es un estrés menos. No crees.

— Por ahora, voy a aceptar toda la ayuda que me puedas dar. En algún momento de mi vida, te voy a devolver todos los favores.

— Está bien.

Elena se durmió un rato.

Contarle mi historia con Leonor, mi prometida que falleció junto con el bebe que llevaba en su vientre. Cuando ellos se fueron de este mundo, sentía que moría. Amaba a Leonor con toda mi alma, ella era mi todo. Cuando me dijo que estaba embarazada, aún a pesar de ser tan jóvenes, me sentía feliz. Pasé mucho tiempo con depresión, pero con ayuda de toda mi familia y de especialistas superé este trago amargo en mi vida.

El doctor entró a la habitación.

— Le daré de alta a Elena. Creo que el peligro ya pasó pero necesita reposar.

Elena abrió los ojos.

— Señora, le daré de alta, recuerde todo lo que hablamos. Cualquier signo de alarma, usted viene.

— Gracias doctor.

— Vendrá una enfermera a retirarle la intravenosa.

Cuando llegó la enfermera, tuve que salir un rato, llamé a Frank, mi abogado. Él se haría cargo de llevar el trámite de divorcio de Elena.

Entré de nuevo al cuarto.

— ¿Estás lista para irnos?— ella solo meneó su cabeza con un si.

La llevé a la mansión.

— Descansa, recuerda lo que dijo el doctor. Voy a salir un rato.

— Está bien.

— No te vayas. Okay.

— No iré a ningún lado.

Fui a casa de Matilde. Ella me hizo entrar. En la sala estaba el papá de Elena. Lo acompañaba la enfermera que había contratado.

— Señora Matilde. Quiero hacerle una invitación formal a ustedes. Venga a vivir a la mansión, Elena espera por ustedes.

— No acepto.

— Ella acaba de salir del hospital, sufrió una amenaza de aborto. Este lugar no es un sitio donde ella puede estar, usted sabe por qué. Se lo pido por favor.

— Pero usted es mi jefe.

— Es algo momentáneo, tómelo así. Déjeme ayudarles. Hágalo por Elena.

— Me da vergüenza. Luis ha pagado todas las cuentas en el hospital y hasta pagó una enfermera.

La enfermera me miró.

— Está bien.

— Lleve lo más necesario. Por lo demás no se preocupe. Mañana a primera hora envío al chófer por ustedes.

Salí de la casa.

— Espere señor David— La enfermera me hablaba— ¿Por qué no le dijo que usted pagó todo?

— Quién haya pagado es lo de menos, mantén el secreto, por favor. Usted también viene, para que siga con los cuidados del señor. Yo pagaré por sus servicios.

— Debe amar mucho a la hija de doña Matilde, como para hacer esto. Usted es un ángel.

— ¿Usted cree?— le sonreí con amabilidad.

Pasé por la casa de donde soy vecino de Luis. Preparé unas cuantas mudas de ropas, me iba a vivir a la mansión. Obviamente, Molly venía.

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