DESACUERDOS

DAVID MONTENEGRO

Elena va a empezar a trabajar medio tiempo como mi asistente.

Su primer día de trabajo empezaba. Matilde se sorprendió al ver a su hija en la empresa.

—¿Qué haces aquí? Ya te había dicho que iba a vender la casa tú estás embarazada.

— Solo trabajaré medio tiempo ser asistente de David.

—¿David?

— No se preocupe señora Matilde, yo le pedí que me llamara David, y también le pedí que trabajará para mí.

— Esto es demasiado abuso por parte tuya Elena.

— Matilde por favor. Hay empleados viendo. Pasemos a la oficina.

Matilde, Elena y yo entramos a mi oficina.

– No me parece que ella trabaje aquí, tampoco me parece que ella viva en su casa. Ella es una mujer casada independientemente de toda la situación que estás viviendo, la gente va a pensar que tú le fuiste infiel a Luis.

— Mamá no tengo por qué guardarle ningún tipo de respeto a nadie menos a ese patán. No puedo creer que estés enojada conmigo solo porque voy a trabajar, quiero ayudarlos, perfectamente sé que la condición de mi padre no es la mejor y nuestra situación económica tampoco lo es, y hasta donde yo pueda ayudar lo voy a hacer. Voy a trabajar aunque esté embarazada.

La verdad me sentía un poco extraño ver la discusión de Matilde con Elena. En la oficina estaba de más. Por una parte, antes tenía razón Matilde, Elena está en la casa de un hombre de la cual no es su esposo.

—Perdón joven CEO por todo lo que dije. Pero espero que usted me comprenda.

— La comprendo perfectamente y créame no tengo malas intenciones con Elena, tampoco hay intenciones escondidas, simplemente la estoy tratando de ayudar.

Matilde salió de la oficina.

— Estoy pensando que no debía aceptar ese trabajo. Mi madre todo el tiempo me va a estar recordando de que estoy haciendo las cosas mal.

— Sí crees que esto es un problema, entonces no trabajes.

— Pero necesito el trabajo.

— ¿Tu padre recibe la rehabilitación en el hospital donde te fui a dejar aquella vez?

— Sí.

— Voy a salir, puedes ordenar un poco mi oficina, solo no toques los documentos del escritorio.

— Estás seguro en dejarme sola en la oficina.

— Sí. Confío que harás bien tu trabajo.

Fui al hospital donde recibe la rehabilitación el padre de Elena y pagué todo su tratamiento. Una de las enfermeras me comentó que el señor se quedaba al cuido de una de ellas y eso era un extra a la rehabilitación. Así que pagué los servicios por un mes de una enfermera en tiempo completo. Solo que les pedí discreción, no podían decirle que yo era había pagado.

Regresé a la oficina. Miré a Elena sentada en él piso, tenía su cabeza en las rodillas. Estaba con sus ojos cerrados. Me acerqué a ella y le toqué el brazo.

— Elena, ¿estás bien?— Ellas sobresaltó.

— Sí, solo pensaba un poco y cerré los ojos por un minuto nada más.

— Ven Siéntate. Quiero preguntarte algo.

Elena se sentó en un sillón.

— Te vas a divorciar de tu esposo.

— Sí. Tal vez no inmediatamente porque los abogados cobran un montón, pero sí lo haré en cuanto tenga el dinero disponible.

— La empresa tiene un abogado, él podría llevarte ese asunto. Es mínimo lo que te va a cobrar.

— Lo pensaré.

— Puedes sacar algunas copias de estos documentos, por favor. La fotocopiadora esta en la planta de abajo puedes usar el elevador.

Ella salió a sacar copia.

Dios mío que estoy haciendo. ¿Qué siento por esta mujer? Me sentía un poco acalorado.

Elena trajo los documentos fotocopiados.

— Ya terminó tu media jornada. Ve a casa a descansar si lo deseas.

— La cuestión es el dinero. Te podría pedir por adelantado la cuarta parte de mi salario. Aunque no sé cuánto me vas a pagar.

— Okay voy a gestionarlo con el área de finanzas que son los que realizan el pago y luego vas a recursos humanos a firmar el contrato. Mañana estará listo. Si deseas, puedo llevarte solo por hoy a la casa.

Elena aceptó que la llevara a casa.

— Elena antes de que te vayas, quiero comentarte algo, no sé si está fuera de lugar o tal vez no es el momento, pero quiero decirte que me agradas mucho pienso que eres una mujer muy bella, muy valiente sobre todo una mujer que ama a su familia sobre todas las cosas. Realmente te admiro.

El rostro de se ruborizó y una pequeña sonrisa solo de sus labios.

— Deja de ser coqueto. Me voy a sentir un poco incómoda.

Me acerqué solo un poco a ella. La miré directo a sus ojos. Suspiré.

— Vámonos, porque este jefe tuyo tiene que regresar al trabajo.

— Pienso que tú también eres agradable solamente eso quería decir, ahora sí nos podemos ir.

Le tomé la mano a Elena.

— Sé que estás pasando por una situación difícil. Créeme qué esto que te voy a decir es real, es verdad, quiero ser un apoyo para ti quiero tener una oportunidad contigo. Sé que suena algo descabellado y loco porque tú estás embarazada Y estás casada, pero yo no puedo sacarte de la cabeza.

— Totalmente, es descabellado. Aunque tú me agradas no puedo aceptar algo mas que no sea una amistad. Te agradezco por toda tu ayuda, pero no me quiero sentir incómoda contigo.

Ya no dije más. Llevé a Elena a casa. Todo el camino fuimos en silencio. Ella veía hacia otro lado.

Ella bajó del auto en cuanto llegamos.

— Espera por favor. No quiero que te vayas a sentir incómoda con esto que te dije. Así que olvida lo que te dije. Por mi parte ya no habrá ningún tipo de insinuación y coqueteo hace tu persona, sí agradezco que me tengas confianza, si algo te pasa o te sientes mal por favor dime para poder ayudarte.

Ella entró a la casa.

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