MI PADRE SUFRE UN DERRAME CEREBRAL

ELENA WHEELER

Estaba decidida a divorciarme de Luis, no quería saber nada más él hasta que mi madre me llamó angustiada y llorando.

— ¿Qué pasa madre? ¿Sucedió Algo en casa?

— Tu padre está en el hospital, me acaba de llamar una enfermera. No había contestado porque estaba en el trabajo y la verdad que con tanto ni siquiera escuché el celular, pero al llegar a la casa tenía muchas llamadas perdidas de un número desconocido, en lo que me disponía a llamar, entró la llamada y pues eso me dijo la enfermera.

— ¿Qué le pasó a mi papá? Tranquilízate.

— Sufrió un derrame cerebral— mi mamá lloraba y yo empecé a llorar. Sobre todas las cosas yo amaba a mis padres y verlos sufrir era mi debilidad— ¿En qué hospital está?

— En "x" hospital— Colgué la llamada y salí corriendo en pijama a buscar un taxi.

Estaba de pie, paraba uno y otro y otro, todos iban llenos y en dirección opuesta. Un Lamborghini se detuvo frente mío. Salió del auto, David Montenegro.

— ¡Hola! No recuerdo tu nombre.

— No estoy para de esto, solo quiero detener un taxi e ir al hospital.

— ¿Hospital? Yo te llevo, sube.

No lo pensé dos veces, en menos de un minuto yo estaba sentada en el auto y David conduciendo en dirección al hospital.

Cuando llegué, bajé del auto y salí corriendo sin decir nada. David venía tras mío. Miré a mi madre, me detuve en seco. Caminé hacia ella y Luis estaba sentado junto a ella.

— Vecina— Miré a David.

— Gracias por traerme, debió asustarse. Soy Elena. Y muchas gracias.

Mi madre al ver a David se puso de pie y lo saludo.

— Presidente. ¿Qué hace aquí?

— Sí necesitas algo, Matilde puedes contar conmigo. Traje a tu hija.

Bastó que David dijera eso para que Luis dirigiera su mirada hacia mí.

— Bueno, me retiro, pero estoy a tu disposición. Tómate los días necesarios, hasta que situación mejore.

Mi mamá se puso a llorar.

— Gracias presidente.

— Ya sabes Elena, cuentas conmigo para lo que seas— David me extendió una tarjeta de presentación.

— Gracias— le sonreí entre lágrimas. David se marchó.

Abracé a mi mamá.

— Mamá, este hospital es privado. ¿Por qué no llevasta a papá donde está asegurado?

— No te preocupes amor, yo pagué la cuenta. Somos familia y mi deber es ayudar.

No dije nada. La mirada de Luis no me gustaba.

— Suegra, voy al cafetín con Elena, ¿Quiere algo de comer o beber?

Luis me tomó de la mano.

— Vamos al auto.

— Íbamos al cafetín.

Llegamos al auto. Me quitó la tarjeta de presentación de David.

—David Montenegro. ¿Desde cuándo lo conoces? Así que él te trajo. ¿Por qué no me llamaste?

— No lo pensé. Solo salí corriendo de la casa a buscar un taxi. Él es el jefe de mi mamá.

— No quiero que lo vuelvas a ver. No me agrada.

— Mi papá está allá en una cama y a ti lo único que te importa es quien me trajo. Sabes que, me harté. Quiero el divorcio. Así podrás ser feliz con Francella o con tus prostitutas.

— Págame entonces lo que acabo de pagar en la cuenta del hospital. Y dile a tus padres que te vas a divorciar de mí, a ver si no lo matas con eso. Yo te amo y tú me amas.

— Este no es el Luis que yo conocí.

— Siempre he sido así, que hasta ahora te das cuenta es otra cosa. Yo te amo a mi modo, si no no me hubiese casado contigo.

Di la media vuelta y me fui donde mi mamá. Al rato, llegó Luis con unas bebidas.

— Amor, Luis, puedes irte a casa. Mañana tú vas a trabajar. Yo me quedaré con mi mamá— lo miré con desprecio.

— Está bien, amor. Te llamaré luego— se acercó y me besó en los labios.

Estas malditas apariencias.

— Madre me puedes facilitar el número de tu presidente, quiero agradecerle todo lo que hizo.

Mi madre sacó su celular y me compartió su número.

Le escribí un mensaje a David dándole las gracias por lo que había hecho hoy por mí.

— ¿Estás bien con tu esposo?, me pareció que estaban disgustados. ¿De dónde conoces a David?—preguntó a mi madre.

— Estoy bien con Luis. No te preocupes por eso y a David lo conocí en el vecindario, por increíble que suena él es mi vecino. ¿Papá va a mejorar, verdad?

— Estoy a la espera de lo que dirán los médicos, confío en Dios que tu papá va a mejorar. Lo que no sé es cuando él va a regresar al trabajo, le diré que renuncie. Después de esto seguramente ya nada será igual.

El doctor llegó hasta donde estábamos nosotras y nos dijo o mejor dicho nos confirmó que había sufrido un derrame cerebral a causa del estrés y que iba a necesitar rehabilitación. Necesitaba descansar para poder recuperarse.

—Las personas que sobreviven a un derrame cerebral necesitan volver a aprender las habilidades que perdieron. Los efectos del ataque cerebral dependen del área del cerebro dañada. Los tipos de discapacidades que pueden causar los ataques cerebrales incluyen: Parálisis o problemas de control del movimiento. Para esto realizaremos unos estudios. — el doctor nos decía.

Entramos a verlo. No puedo creer que mi padre, un hombre sano y muy inteligente se vuelva en un discapacitado.

Al ver a mi padre en esa cama, me sentí desvanecer, todo se oscureció.

Al abrir los ojos, tenía a Luis sentado a un lado de la cama, tenía una sonrisa de oreja a oreja.

— Gracias mi amor. Este hijo nos unirá más. Es la oportunidad perfecta para arreglar nuestra relación.

–¿De qué hablas?

—De mi hijo que llevas en tu vientre. El doctor nos acaba de decir que estás embarazada.

— Eso no puede ser, eso es imposible.

Caí a la razón del por qué eran las arcadas, era eso, estaba embarazada. Sería más difícil separarse de él.

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