ELENA WHEELER
Todo el resto de la luna de miel, Luis se mostraba muy complaciente conmigo, era como si quería componer la situación. Decidí perdonarlo.
Al regresar a Massachusetts, nos mudamos a lo que sería nuestra casa. Salí a tomar una taza de café con Irene. Ella estaba muy molesta por mi decisión, pero al final, respetaba mi relación.
Luis empezó a trabajar como gerente en la empresa de su papá, junto a su hermano mayor. Yo empecé a buscar empleo, si bien, podía pedirle a Luis en trabajar con él en la empresa, pero no quería nada regalado, quería esforzarme por mis conocimientos y mis propios méritos.
Un mes ha pasado desde que nos casamos. Todo ha sido amor sobre hojuelas. A decir verdad, es la apariencia que damos. No hemos tenido relaciones sexuales desde que regresamos de las Bahamas y dormimos en cuartos separados.
Luis me llamó.
— Elena, voy a ir a beber con mi hermano José. Llego después de las 9.
— Está bien.
¿Ir a beber? Llamé a José.
— Hola José. Será que Samantha quiera venir un rato a la casa, es que no quiero estar sola y no encuentro su número.
— ¿Y Luis? Que pecado dejar sola a su esposa cuando están recién casados.
— Eso digo, pero está bien que salga un rato.
— Te envié el número de ella. Revisa tus mensajes.
Luis iba a salir con José, pero José no va a ningún lado. Lo deduzco por lo que acaba de decir.
Entre tanto llorar, me sentí un poco mareada y con ganas de vomitar.
Tengo que llamar a Samantha para disimular que llamé a José.
— Hola Samantha, ¿tienes tiempo libre para venir a la casa?
— Hola Elena, ahorita estoy en una cita. ¿Te parece que mañana salgamos a tomar algo? Sorry, ¿si?
— Está bien, disfruta tu cita, después nos ponemos de acuerdo con la hora— Colgué la llamada.
Fui al baño a dar varias arcadas.
¿Será que algo me hizo daño? Me siento fatal.
Fui a la farmacia caminando. Luis conducía el único auto que teníamos. Aunque vivíamos en una zona residencial muy elegante, solo disponíamos de un auto. Ante cualquier emergencia, yo tendría que buscar un taxi o caminar.
— Buenas tardes, me puede dar algo para las náuseas y el mareo por favor— le dije a la señorita de la farmacia.
La muchacha me dio lo que pedí. Regresaba a casa caminando. Ya que Luis está con alguna querida, no importa si hago o no la cena, me quedé en el parque cerca de la casa.
Había mucha gente. Un perro se arrimó a la banca. Se echó prácticamente a pies. Al ver que era manso, lo acaricié. El perro se dejó.
— Es mi perra Molly— un hombre, más o menos de mi edad, en ropa deportiva se acercó, cabe destacar que era muy guapo y alto— Es bien confianzuda.
— Así veo. Es superdócil. Tiene un bonito nombre.
— No te había visto por estos lados, ¿eres nueva? Pregunto, porque como es una zona residencial, no está permitido el paso a desconocidos.
— Sí, soy su vecina, seguramente. Vivo En el C1- 188.
— Casi mi vecina. Soy David Montenegro.
—¿David Montenegro? ¿Eres el CEO de "X" empresa?
— ¿Cómo lo sabes?
— Mi madre es Matilde Roys, la contadora de tu empresa.
— Qué coincidencia.
— Me voy, un gusto saludar al CEO de mi madre y mi vecino.
David quedó en la banca con Molly. Regresé a la casa. Me hubiese quedado más tiempo platicando, pero sentía unas arcadas venir y la verdad no iba a pasar vergüenza en la calle y menos frente a él.
Me tomé la medicina que había comprado y me fui a la cama temprano. Cerré la puerta con seguro. Apagué mi celular. Me sentía un poco deprimida. Tanto amor que sentía por Luis y me sentía decepcionada de él, aunque todo este tranquilo entre nosotros, yo se que él me engaña.
Siempre fue así, y nunca me di cuenta. Yo siempre en casa con mis padres, él llegaba lo fines de semana a realizar la visita y en la universidad daba la facha de un muchacho honorable, pero nunca supe que hacía cuando no estábamos juntos.
No podía dormir. Luis llegó a la casa a las 2 de la madrugada, totalmente borracho. Golpeó la puerta.
— Elena, mi amor ábreme.
Me levanté y abrí. Él se lanzó encima de mí.
— Apestas a licor.
— Todo esto es tu culpa.
— ¿De qué hablas?
— Tengo que pagar a prostitutas porque no quieres sexo conmigo.
— ¿Qué acabas de decir? ¿Dijiste prostituta?
Más decepción no me podía sentir.
— Vete de mi cuarto. QUE SALGAS DE MI CUARTO YA— le grité.
Lo saqué a empujones.
Luis es un estúpido. Me acosté en la cama y me cobijé de pies a cabeza. Luis pasó el resto de la madrugada golpeando la puerta.
Salí del cuarto a esos de las 9 de la mañana, a esa hora, Luis ya debería estar en su trabajo.
Encontré una nota en el comedor con un remedo de desayuno. La nota pedía disculpas de lo que había sucedido en la madrugada, que todo lo que dijo era porque estaba borracho y molesto.
Siempre es lo mismo, hace estupideces y pide disculpas. Desde mis adentro, el amor que sentía por Luis se iba desvaneciendo. Durante años lo he amado, no tenía ojos para nadie más. Siempre había creído que él me amaba. Pero veo mi triste realidad y estoy llegando a una conclusión, y esa es el divorcio. Espero mi padre me perdone, porque Luis dijo que haría que lo despidan, pero ya no quiero vivir más con él.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 24 Episodes
Comments
Anonymous Carmen diaz
Hay Elena te escudas con la escusa de despedirán a mi padre recuerda habla con ellos y deja de ser tonta te va pegar una enfermedad
2025-01-09
1
Mary Montilla
Ojalá y sea verdad y no se arrepienta como lo hace siempre 😡😡😡
2024-05-14
5
MALÚ 2834
Adelante con ello,,,más vale pájaro en mano,,que cientos volando
2023-08-29
12