Ignoró conscientemente la reacción del alfa a su lado. No podía permitirse distraerse con sus gestos o palabras. Tenía que concentrarse en encontrar una forma de escapar de aquel lugar, de liberarse de las garras de la mafia rusa que lo mantenían prisionero.
Los pensamientos se agolpaban en su mente, cada idea chocando contra la siguiente en un intento desesperado por encontrar una solución viable. Consideró la posibilidad de comprar un nuevo celular como excusa para salir, pero rápidamente descartó la idea. Era demasiado arriesgado, demasiado obvio. Necesitaba algo más ingenioso, algo que le permitiera escapar sin levantar sospechas.
La palpitación en su cabeza aumentaba, haciendo arder su enojo. Se sentía atrapado, acorralado, y eso solo avivaba el fuego de su determinación. No se rendiría, no se dejaría vencer por la desesperación. Debía encontrar una salida, una oportunidad para liberarse y reunirse con su padre
Ciaran cerró los ojos por un momento, respirando profundamente para calmar su agitada mente. Debía mantener la calma y pensar con claridad. Siempre había sido astuto y audaz, capaz de encontrar soluciones incluso en las situaciones más difíciles. Esta vez no sería diferente. Y, con esa idea en mente, terminó por dormirse sin saberlo.
(…)
Ciaran se despertó en la cama vacía, su cuerpo todavía adormecido por el sueño. Al darse cuenta de que Caesar no había pasado la noche en la habitación, se encogió de hombros con indiferencia. No le importaba mucho dónde había estado el alfa durante la noche, siempre y cuando no lo molestaran.
Bostezó y estiró su cuerpo con pereza, sintiendo los músculos tensos por haber dormido en una cama que no era la suya. Observó atentamente la habitación, buscando algún indicio de la presencia de Caesar, pero no encontró nada. El lugar estaba tranquilo y desprovisto de rastro alguno del alfa.
Repentinamente, la puerta se abrió suavemente, revelando a Caesar de pie en el umbral. Estaba vestido impecablemente, y su rostro mostraba una expresión extraña y enigmática. Ciaran sintió la curiosidad burbujear dentro de él, pero la confusión y la somnolencia le impedían formular preguntas coherentes. Después de todo, era la casa de Caesar, y él era solo un invitado.
Sin decir una palabra, Caesar se adentró en la habitación y cerró la puerta tras de sí. Su presencia llenó el espacio con una energía intrigante y cautivadora. Ciaran se quedó allí sentado, observando cada uno de los movimientos del alfa, tratando de descifrar sus intenciones.
El silencio se prolongó por unos momentos, creando una tensión palpable en el aire. Ciaran se encontraba en un estado de confusión mental, incapaz de articular palabras o tomar decisiones claras. La falta de sueño y la incertidumbre de la situación le afectaban profundamente.
—Me voy —Caesar rompió el silencio con una voz suave pero firme. Sus palabras resonaron en la habitación, cargadas de un significado oculto que escapaba a la comprensión de Ciaran en ese momento. El omega trató de captar cada matiz de su voz, de encontrar alguna pista en sus palabras, pero estaba luchando por mantenerse despierto y alerta—. Ciar duerme más ahora. Kei viene después para llevar a Ciar a comprar ropa para mañana —agregó.
—¿Para mañana? —inquirió Ciaran y bostezó sin quererlo.
—Sí, hay una… cosa —murmuró Caesar, como queriendo descifrar algo—, reunión y quiero llevar a Ciar conmigo, solo —explicó con serenidad.
—¿A mí? P-pero hay millones de omegas aquí, ¿por qué llevarías al que ni rumano habla? —preguntó Ciaran, aunque, en el fondo, sonaba a un reproche, pero Caesar no podía notarlo, o bien, lo ignoraba—. Aparte, ¿exactamente a qué me llevarás?
—Eh, no grande. Casino, reunión… —respondió Caesar con dificultad. Ciaran sabía que al alfa le costaba hablar en su idioma, pero ahora parecía peor que el día anterior.
—¿Casino? ¿Un casino?
—Casino, sí. Es una cosa, reunión. Una vez al mes, alfas se juntan para beber, jugar y hablar… no es fiesta, pero es reunión. Mi padre y yo vamos —comentó el alfa con timidez—. Y-yo sé que Ciar no está porque quiere aquí, pero no lastimo a Ciar, no golpeo ni grito a Ciar… ni obligo a eso… —masculló, confundido con sus propias palabras—. No voy a obligar a nada a Ciar. No vas si no quieres, te quedas si quieres y vienes si quieres…
—¿Y solo van alfas?
—N-no, hay betas empleados y omegas que llevan los alfas. Muchos llevan omegas varios, tres o cuatro… Ciar no va si no quiere. Termina tarde —contestó Caesar con un tono de preocupación.
—Entonces… yo solo iría contigo, ¿no? O sea, no con tu padre. —Quiso saber el omega, prestando seria atención al alfa que tenía en frente.
—No, no. Ciar es mi omega… Es decir, solo conmigo. Nadie toca a Ciar, nunca —confesó Caesar y le regaló una sonrisa extraña. Ciaran asintió con cuidado, tratando de ocultar su excitación. Mientras Caesar se alejaba de la habitación, el omega aprovechó esos segundos para formular un plan en su mente. Esta podría ser la oportunidad perfecta para escapar de allí, para liberarse de las ataduras que lo mantenían prisionero.
La ansiedad y la emoción se mezclaban en su interior mientras se preparaba para el desafío que se avecinaba.
De aquí en más, las cosas van a cambiar, Caesar…
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Comments
Gertrudis Abreu Robles
pues para ser alguien astuto y audaz ...se perdió, acabó secuestrado por la mafia rusa(o sea enemiga) y para rematar no se sabe de memoria un número telefónico de emergencia....🙄🙄🙄 no tiene que ser el de su padre necesariamente... este men está perdido 😅😅😅
2024-12-29
4
Estrella Guadalupe Martinez Vera
hay no lo sé siento que está más seguro con el alfa ya que si llega a escapar se expone a los peligros de un país o lugar extraño para el caray si se perdió en su tierra que le depara en esta que no el idioma habla
2024-12-31
2
Yolanda Moreno Castaño
Me cuesta entender jajajaja yo no entender mucho Autor /Facepalm//Facepalm//Facepalm//Facepalm/
2025-02-17
3