Ciaran despertó antes que Caesar, y se sentó en la cama, manteniendo una expresión de cansancio en su rostro. Su plan era simple: fingir que no había dormido nada. Pretendía actuar agotado y, si era necesario, encerrarse en el baño para llorar falsamente. Luego, le pediría a Caesar, amablemente, que le devolviera sus pertenencias y le permitiera irse.
De repente, una alarma sonó, haciendo que la piel de Ciaran se erizara. Giró su cabeza para ver que el teléfono de Caesar estaba sonando. Con rapidez, el alfa se removió y apagó la alarma, mostrando signos de somnolencia. Al abrir sus ojos, se encontró con la mirada asustada de Ciaran.
—¿No duermes? Duerme más, Ciar puede —le dijo Caesar mientras se dirigía al baño. Su voz sonaba sorprendentemente relajada para alguien que acababa de despertar a las cuatro de la mañana en punto. El alfa se levantó de la cama y desapareció en el baño, dejando a Ciaran solo en la habitación.
Ciaran, indeciso sobre qué hacer, decidió no levantarse de la cama, pero tampoco quedarse acostado. En su lugar, se sentó frente al gran tocador, observando su reflejo en el espejo. Sus ojos mostraban cansancio y su rostro reflejaba una mezcla de emociones: sorpresa, curiosidad y un ligero nerviosismo. A pesar de sus intentos por ocultarlo, Ciaran se encontraba cautivado por la presencia de Caesar.
Poco tiempo después, Caesar salió del baño, luciendo aseado y perfectamente arreglado. Ciaran no pudo evitar mirarlo con cierto grado de fascinación. El alfa emanaba un aura de seguridad y confianza que resultaba irresistible. Ciaran se preguntó qué secretos y experiencias se ocultaban detrás de esos ojos verdes y esa apariencia impecable.
La habitación quedó impregnada con una atmósfera cargada de tensión y expectación. Ciaran sabía que su actuación tenía un tiempo limitado, y aunque estaba sorprendido por la reacción de Caesar hasta el momento, también era consciente de que no podía bajar la guardia. Debía mantenerse alerta y encontrar la manera de ganarse la confianza del alfa, mientras mantenía oculto su verdadero objetivo.
—¿Ciar? —inquirió Caesar al verlo tan absorto en sus pensamientos.
Ahora, no, guapo. Estoy divagando.
Cada detalle del alfa le intrigaba: la forma en que su cabello caía perfectamente en su lugar, los rasgos definidos de su rostro y esa mirada penetrante que parecía leer cada pensamiento de Ciaran. Era evidente que había algo más en aquel hombre de lo que se dejaba ver a simple vista, y eso despertaba aún más la curiosidad del joven omega.
Cuando Caesar emergió del baño, Ciaran no pudo evitar seguirlo con la mirada. Observó cada movimiento elegante y seguro del alfa, sintiendo cómo su propia respiración se aceleraba ligeramente. Había algo magnético en su presencia, algo que le atraía y al mismo tiempo le hacía sentir un ligero nerviosismo.
—¿Te asusta? Tranquilo, nadie te hace daño. Aquí está Kei enseguida —comentó el alfa y deambuló por la habitación hasta encontrar su teléfono y guardarlo. Ciaran supuso que se refería a que, en algún momento, llegaría alguien llamado Kei—. Él ayuda a Ciar en todo y habla mismo idioma —agregó para luego encaminarse hasta la puerta.
—¿Te vas? —Ciaran no estaba asustado, pero su paciencia comenzaba a agotarse. Necesitaba recuperar sus pertenencias y cada movimiento de Caesar parecía impedirle hacerlo. La frustración crecía dentro de él, alimentando una pequeña llama de ira.
Observó cómo el alfa iba de un lado a otro de la habitación, sin darle la oportunidad de interceder o apelar a su lado humano. Sentía una furia burbujeando en su interior, deseando poder dar rienda suelta a sus instintos y tomar el control de la situación.
Un pensamiento oscuro y tentador se abrió paso en la mente de Ciaran. Una imagen fugaz de degollar a Caesar pasó por su cabeza, seguida de la idea de romperle las rodillas a martillazos para que se quedara quieto. Eran pensamientos violentos y sádicos, una manifestación de la ira acumulada.
Sin embargo, se obligó a apartar esas ideas de su mente. Sabía que debía mantener la calma y actuar con astucia si quería lograr su objetivo. No podía dejarse llevar por la ira y la violencia, especialmente en un momento en el que estaba en una posición vulnerable.
—Sí, trabajo —argumentó Caesar—, pero Kei llega y Kei es beta —agregó, enseñándole algo parecido a una sonrisa poco tranquilizadora. Ciaran asintió y agradeció, internamente, que el alfa intentara calmarlo con cada palabra o intento de sonrisa. Era un avance.
Respiró hondo, tratando de tranquilizarse y enfocarse en su objetivo. Estaba decidido a recuperar sus pertenencias y dejar aquel lugar lo antes posible. Mantuvo la mirada fija en Caesar, esperando pacientemente el momento adecuado para hacer su petición. La determinación brillaba en sus ojos, mientras luchaba por controlar sus emociones y mantener su ingenio afilado.
Caesar salió de la habitación, dejando a Ciaran sumido en la incertidumbre. El omega se encontraba en un estado de agitación, sin saber cómo abordar la situación que se le avecinaba. ¿Quién sería ese tal Kei al que Caesar mencionó? La curiosidad y la ansiedad se entrelazaban en su mente, generando una sensación de inquietud.
Ciaran se revolvió en la cama, sintiendo el peso de sus preocupaciones y necesidades físicas. No había tenido la oportunidad de desayunar y su nivel de azúcar en sangre estaba bajo. Era viernes, un día en el que necesitaba enfrentar los desafíos con energía y claridad mental. Sentía la urgencia de resolver esta situación lo más rápido posible.
Mientras se agitaba en la cama, su mente divagaba, tratando de encontrar respuestas y soluciones. ¿Qué estrategia podría utilizar para obtener información sobre Kei? ¿Cómo podría satisfacer sus necesidades alimenticias sin depender de la buena voluntad de Caesar?
La angustia y la impaciencia se apoderaban de él, pero también se mantenía alerta y dispuesto a actuar. Sabía que necesitaba mantener la calma y pensar con claridad para hacer frente a los desafíos que se avecinaban. Era consciente de que debía tomar el control de la situación y encontrar la manera de avanzar hacia su objetivo.
¿Qué mierda se debe hacer en ese lugar para comer algo? Se quejó en silencio y golpeó repetidamente las esponjosas almohadas.
Prostituirte. Fue la única respuesta que escuchó y sintió náuseas.
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Comments
BL 😍
o a que no como pasaron la noche juntos hubo algo más que dormir hubo diversión 😏
2024-12-21
2
Beatriz Avalos
medio perdida estoy
2025-03-25
0
elene
JAJAJAJA, ahora no guapo JAJAJA que risa
2025-01-11
3