11: Ese extraño; en el Casino.

El omega de traje verde esperó a que Ciaran descendiera del vehículo y, una vez en el suelo, lo miró directamente a los ojos. Pronunció unas palabras en un idioma desconocido para Ciaran, lo cual resultó sorprendente. A pesar de haber estudiado varios idiomas para desenvolverse en ese mundo peligroso, no lograba comprender lo que el omega le decía. Era una situación frustrante y confusa.

Ciaran trató de captar alguna pista en el lenguaje corporal del omega, pero solo encontró una mirada enigmática y un gesto de incomprensión. Era evidente que el omega esperaba una respuesta por su parte, pero Ciaran se encontraba totalmente perdido en la traducción de aquellas palabras desconocidas.

—No entiendo —dijo Ciaran con frustración, esperando que el omega pudiera hablar su idioma o al menos entender el rumano. Anhelaba desesperadamente comprender lo que se le decía.

—Eres nuevo —murmuró el omega castaño, con una expresión de desconcierto al notar la falta de respuesta de Ciaran—. ¿Llegaste hoy? —preguntó, tratando de obtener alguna información.

—No, hace un par de días —respondió Ciaran, tratando de ser claro y conciso en sus palabras.

—Hace unos días... pero no estás con nosotros —observó el omega con confusión en sus ojos verdes. Ciaran supuso que se refería a los demás omegas bajo el control de Caesar, aquellos que viajaban en la misma camioneta.

—Caesar me ha elegido, más o menos. Duermo con él —explicó Ciaran, acercándose un poco más al omega mientras su voz suave y seductora le producía escalofríos.

—¿Con el avtoritet? —preguntó el omega, con sorpresa evidente en su rostro. Ciaran suspiró con desgano, sin entender completamente a qué se refería el omega—. ¿Tú? ¿Y dejó que te trajeran a este lugar? —cuestionó el omega, ahora confundiendo a Ciaran. El omega parecía conocer algo que él desconocía.

—¿Por qué? ¿Nos quedaremos aquí mucho? ¿Qué hacen con nosotros? —preguntó Ciaran con desconcierto. Su plan se desmoronaría si no lograba encontrarse con Caesar. No podía permitirse un contratiempo tan importante.

—Somos el entretenimiento. Si algún alfa se aburre, estamos aquí para entretenerlos —respondió el omega castaño con una expresión de disgusto en su rostro.

—Ah, ¿me harán eso? —preguntó Ciaran, señalando los golpes en el rostro del omega. Este retrocedió sin decir una palabra más.

El chófer, un hombre alto y corpulento con una mirada intimidante, hizo una seña brusca al omega castaño para que regresara al auto. Ciaran pudo notar el temor en los ojos del omega mientras obedecía rápidamente. La puerta se cerró de un golpe seco, resonando en el silencio de la noche.

El alfa se volvió hacia Ciaran, con una expresión indescifrable en su rostro. El omega podía sentir la tensión en el aire mientras el alfa lo observaba en silencio. Un escalofrío recorrió su espalda, pero trató de mantener la calma y ocultar su ansiedad.

Finalmente, el alfa rompió el silencio. Su voz era profunda y grave, cargada de autoridad. Le indicó a Ciaran que lo siguiera y comenzó a caminar con paso decidido hacia el edificio que se alzaba imponente frente a ellos. Ciaran apresuró el paso para mantenerse a su lado, tratando de ocultar sus nervios y mostrar una apariencia de confianza.

El edificio, de arquitectura imponente y luces brillantes, parecía ser el epicentro de la actividad. El ruido de la música y las risas se filtraba desde el interior, creando una atmósfera de excitación y desconocimiento. Ciaran se sentía como un intruso en ese mundo, un omega perdido entre alfas poderosos.

Maldita sea, los sacaré de ahí.

Ciaran se detuvo a mitad de camino, junto al chófer, quien le indicó que ingresara al vestíbulo por su cuenta. Aunque intentó aparentar tranquilidad por fuera, por dentro su inquietud crecía cada vez más. No tenía idea de lo que les sucedería a los omegas que habían sido dejados en el auto. ¿Estarían a salvo? ¿Qué les esperaba en ese lugar?

Con paso vacilante, Ciaran ingresó al vestíbulo del imponente edificio. Las luces brillantes y la música animada llenaban el ambiente, creando una atmósfera vibrante y frenética. A su alrededor, se encontraban personas elegantemente vestidas, conversando y riendo, mientras los olores del perfume y el alcohol se entremezclaban en el aire.

Dentro del lujoso lugar, Ciaran fue recibido por Grey, un imponente beta que destacaba por su presencia imponente y su físico musculoso. A primera vista, podría confundirse con un alfa debido a su apariencia intimidante, pero su ausencia de feromonas lo delataba como un beta.

Grey se acercó a Ciaran con una mirada seria y determinada. Era evidente que había sido designado por Caesar para guiar al omega hasta la reunión que le aguardaba. Aunque Ciaran no tenía conocimiento preciso de lo que le esperaba, supuso que se trataba de un encuentro importante y crucial para su destino en aquel lugar.

El omega siguió a Grey a través del bullicio y el revuelo de la multitud. Pasaron por pasillos iluminados y salas llenas de personas que parecían sumergidas en sus propios asuntos. La música vibrante y los murmullos de las conversaciones llenaban el ambiente, creando una atmósfera cargada de emociones y expectativas.

Ciaran no podía evitar sentir una mezcla de ansiedad y curiosidad mientras avanzaba junto a Grey. El beta no pronunció palabra alguna, pero su expresión seria y sus movimientos decididos indicaban que estaba cumpliendo su deber con determinación.

Finalmente, llegaron a una puerta doble que estaba custodiada por dos guardias adicionales. La presencia de estos hombres imponentes infundió un mayor nivel de tensión en Ciaran. Los guardias intercambiaron algunas palabras con Grey antes de abrir las puertas lentamente, revelando un interior opulento y sofisticado.

Ciaran siguió a Grey a través de las puertas, adentrándose en una sala amplia y deslumbrante. La decoración exquisita, los muebles elegantes y la iluminación tenue creaban un ambiente misterioso y seductor. El ruido ensordecedor de la música y las conversaciones llenaba el espacio, sumergiendo al omega en un mar de sensaciones abrumadoras, pero familiares.

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