capítulo 17- cacería...

Martina camina por el bosque, en busca de aquellos que han huido, mientras que en la mansión, Caleb y los guardias han entrado a la bodega para inspeccionar el contenido de las cajas, mientras que los sirvientes son apresados, incluso los vendedores fueron apresados mientras intentaban irse.

Por otro lado, en el bosque, los nobles que han huido, tratan de llegar al otro lado de la montaña, ahí, uno de ellos tiene una granja y podrán escapar usando los caballos, aunque debido a la oscuridad era difícil moverse y encender un cristal de luz sería delatar su ubicación. Pero mientras caminan, escuchan una barrera de fuego impide su paso, ante esto intentan correr, por otro lado, pero el fuego no los deja pasar, pronto se vieron rodeado de este y ven a Martina cruzar la cortina de fuego.

— se hicieron los valientes conspirando para una rebelión y mírense ahora, como ratas acorraladas.— Martina deja salir una risa.

— e-escucha...yo soy quien subirá al trono, si nos dejas ir y nos ayudas a ganar, te daré el honor de ser mi emperatriz.—

— ¿y por qué querría yo casarme con un viejo feo y gordo? — Martina sonríe con burla.

Aquel hombre luce molesto por las palabras de la chica, parece ser que su pobre orgullo de macho se vio herido. Los nobles muestran una sonrisa, de repente una flecha es disparada, pero antes de atinar a Martina, esta se quema por completo, dejando pasmados a los nobles y más cuando Martina apunta la mano hacia el árbol de su derecha y de ahí cae un hombre cubierto de llamas, uno de los nobles corre hacía él, tratando de apagarlo.

— mi hijo... maldita bruja... asesinas inocentes.—

— ¡oh! Pero en su rebelión también iban a morir inocentes y yo ataqué en defensa propia.—

— maldita perra— aquel noble se lanza contra ella.

Saca su espada tratando de atacar a Martina, pero el cuerpo de aquel hombre, arde en llamas.

— ese será el último, solo me defendí.—

Martina toma la espada de aquel hombre y comienza a pelear, aunque los nobles supieran pelear con espada, Martina no se quedaba atrás, después de todo, ella luchó en una guerra, no solo se valía de su magia. En lugar de matarlos, lograba hacer que se desmayen, necesita a algunos vivos para ser presentados como evidencias de la planeada rebelión, aunque serán ejecutados y sus cabezas se exhibirán en la plaza central como muestra de lo que les pasa a los traidores.

Los guardias no tardaron en llegar junto con Caleb, quien al ver a todos esos ahí tirados mostró una sonrisa.

— sabía que puedo contar contigo.—

Martina solamente sonríe y se sujeta del brazo del albino, ambos esperan a que los nobles sean atados y siguen a los guardias mientras los llevan hasta la carreta que tenía una jaula, ahí ya estaban los sirvientes y los vendedores.

Al día siguiente se hizo el anuncio, los ministros de la corte han sido atrapados con el contrabando de armas y han sido descubiertos teniendo reuniones secretas para conspirar contra el emperador, por supuesto, se investigará a todos los relacionados con estos hombres para saber quienes estaba de acuerdo con ellos. Al saber esto, las concubinas estaban temerosas, después de todo, todas ellas eran hijos de esos nobles.

— parece que su vida de lujo se acabo, señoritas.—

Todas voltean al escuchar la voz de la rubia, quien pasa a sentarse, mientras las mujeres se veían preocupadas, pero en alerta. Martina les menciona que ha ido por ellas, debido a que se necesita su presencia durante el juicio, por lo tanto, no pueden salir del palacio y si alguna intenta huir.

—¿no te basta con venir a arruinarnos? Ahora nos atormentas y arruinas a nuestras familias.— se queja una de ellas.

— así, nosotras no te hicimos nada.—

— aún no porque me adelante, pero conozco a las mujeres como ustedes, siempre queriendo demostrar su superioridad. Pero yo tuve otra oportunidad y esta vez, gané.— les sonríe con malicia.


Martina sale de ese lugar y enseguida entran varios guardias para arrestarlas. Ellas tienen razón, no le hicieron nada, pero Martina sabe que tarde o temprano lo harían, cada una ellas contribuyen a su final, si tan solo la hubiesen dejado vivir tranquila, ella no aprovecharía esta segunda oportunidad para acabarlas. Martina camina delante de los caballeros que llevan a las concubinas, los sirvientes y transeúntes del palacio, observan todo, mientras murmuran, lo cual no sería nada raro, algunas de las doncellas no pueden evitar sonreír cuando ven que se llevan a las concubinas, todas ellas siempre se creyeron las reinas del palacio, pero ahora, eran arrastradas como viles delincuentes. 

Al llegar al salón del trono las hicieron arrodillarse junto a sus respectivas familias, sus madres y hermanos lloraban, pues lo normal era que si un hombre cometía traición, él y su familia entera serían ejecutados, aun si sus familias eran inocentes. Mientras se leen los cargos de los acusados, Martina observa a cada una de esas personas, incluso había niños pequeños, que eran los hijos más pequeños de los traidores.

Cuando Zack termina de leer los cargos, se dicta la sentencia, sin duda, es la ejecución pública.

— los traidores serán exhibidos y ejecutados ante la vista pública, mientras que sus familias, serán enviadas fuera del reino bajo un arrestó domiciliario, en las villas de cada familia. Su majestad los ha perdonado, esperando no comentan el mismo error que sus padres.—

Las mujeres agradecen al ser perdonadas ellas y sus hijos, por supuesto, las concubinas no lo serán, pues han sido parte de la conspiración. Las madres de estas chicas se quedan en silencio, perder una hija no es fácil, pero sus otros hijos han sido perdonados y deben vivir por ellos.

Cada una de las concubinas suplican el perdón, les ruegan a sus madres que pidan por ellas, pero las mujeres y sus otros hijos son sacados del salón, por supuesto que ellas lloran por el destino de sus hijas y sus esposos, pero ya nada pueden hacer, es mejor vivir para educar y ver crecer a sus hijos que han sido perdonados.

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Después de unos días, la ejecución se llevó a cabo, cada noble paso a recibir su castigo, aun cuando en sus últimos momentos seguían pidiendo ser perdonados. Cuando llega el turno de las concubinas, Martina observa a cada una perder la cabeza, sintiendo finalmente un alivió en su corazón, al ver que esas mujeres que en su vida pasada la dañaron, ahora su misión ha sido cumplida y puede vivir en completa tranquilidad.

— luces feliz, mi emperatriz.— comenta Caleb.

— lo estoy, hoy ha sido un gran día.—


— lo ha sido. Deberíamos celebrar, la invito a una cena en mi habitación...— Caleb sostiene la mano de la rubia y deja un beso en el dorso de esta.

— me gusta la idea, pero no pida tanta comida, porque no creo que acabemos con todo.— le sonríe coqueta.

— pediré solo lo necesario.—

Ambos suben al carruaje, para volver al palacio.

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Nota: me disculpo por no haber podido actualizar, como recompensa, les dejaré el capítulo 3 de la otra novela "La Bruja Y El Lobo"

linda noche 🤗

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