capítulo 7- molestias...

Ariel llegó rápidamente al palacio del emperador, pero no le permiten la entrada, pese a los gritos y exigencias. Los guardias le hacen saber que si sigue de esa manera, el emperador podría mandar encerrarla también, así que no le queda de otra que irse, pero al voltear una última vez, ve que en el balcón de la habitación del emperador, estaba Martina, quien la saluda con la mano mostrando una sonrisa, Ariel aprieta los labios con molestia.

—¿por qué ella está ahí? — señala el balcón.

Los guardias solo niegan, no le dirán nada más, a Ariel no le queda de otra que huir de ahí. En la habitación, el emperador entra, viendo que Martina estaba sentada en el barandal del balcón.

— veo que ya está mejor o quizás nunca estuvo mal.— menciona al detenerse bajo el marco de la puerta.

— ya estoy más tranquila, gracias a su hospitalidad, majestad. No me iba a sentir segura si me quedaba sola en esa residencia.— expreso con tristeza.

—¡hum! Eres buena actuando, también te creí por un momento...— camina hacía Martina.

El emperador apoya las manos a los costados de Martina, causando que ella se inclina un poco hacia atrás.

— ¿actuando? No sé dé que habla, yo realmente pase por algo horrible. — su mirada expresaba tristeza.

— por supuesto, que terrible... Se lo dejo pasar porque me es beneficioso esto...— levanta una mano para acariciar la mejilla de Martina.

Martina se queda quieta, además, en esa posición, un paso en falso y podría caer por el balcón.

— Martina Bennett, sé mi emperatriz y te daré todo lo que me pidas...—

—¿qué? Usted debe estar ebrio para pedirme algo así...— Martina estaba asombrada por tal petición.

— no, con todo lo que ha pasado, estoy más que seguro que tú eres la adecuada.—

— soy la princesa de un reino caído... tiene mejores opciones.—

Martina le empuja para poder alejarse de la orilla del balcón y camina dentro de la habitación, pero Caleb la jala del brazo para después sostenerla de la cintura.

— la mejor opción eres tú...—

—¿por qué yo?—

— por qué de lo que eres capaz, si tu padre hubiera visto lo que vales, no habría perdido la guerra, pero yo sé cuan peligrosa y valiosa eres, por eso, no te dejaré ir de mis manos.—

— suena como si me viera como un arma, como objeto...—

— no, yo valoro lo que eres como persona, pero si te conviertes en mi emperatriz, serás mía y yo seré completamente tuyo.—

Martina sintió como Caleb la sostiene con más fuerza de la cintura, sus cuerpos estaban completamente cerca el uno del uno, su pecho estaba presionado contra el del albino.

— entonces si me vuelvo tu emperatriz, ¿harás todo lo que yo pida?—

— te daré el mundo si lo deseas...—

Martina sonríe, sabe que eso es imposible, porque aun cuando obtengan la mayoría de los imperios y reinos, habría uno imposible de obtener y ese era, el reino donde habita la bruja de las sombras, pero aun así, valora el ofrecimiento. Martina desliza sus manos por el cuello del albino y le abraza.

— entonces, de ahora en adelante, eres mi fiel mascota...—

Antes de que el emperador pudiera responder, sus labios fueron sellados por un profundo beso de parte de Martina, aunque el emperador no dudo en corresponderlo. Caleb no termina de comprender, como es que esa mujer le atraía tanto como para ofrecerle todo sí mismo, todas sus concubinas son hermosas, pero ninguna le atrae como para quererla a su lado, pero Martina es diferente, tiene esa presencia mujer fatal que lo hace sentirse deseoso de ella. El beso tardo solo un poco y Martina le soltó, pasando su dedo sobre los labios del albino para quitarle el labial que le había dejado.

— debo volver a mi residencia o las concubinas se pondrán aún más celosas.—

— eso que importa, serás la emperatriz, su opinión no me interesa.—

No quería dejar ir a Martina, pero se escucha que tocan a la puerta, era Zack quien le informa que tiene una reunión importante, Caleb no tiene de otra que soltar a Martina, pero le pide quedarse hasta que vuelva. Le gustaría quedarse con ella, pero la reunión es importante, ya que es respecto a lo sucedido con los padres de Ariel, los nobles aliados de ellos están furiosos por lo sucedido. En una mansión en medio del campo, una chica entro llevando consigo una hoja tamaño carta, busco a su madre desesperada, si, esta era Milla, la hermana mayor de Martina, quien entra a la habitación de su madre y le entrega una hoja.

— los tíos Monique han sido encarcelados, informan que el tío quiso abusar de Martina y el emperador los encerró, porque esa inútil será su emperatriz.—

— ¿qué? No digas tonterías Milla, nuestra pequeña hermana no puede ser emperatriz, si el emperador quiere una emperatriz, obviamente son mejor que Martina.—

La ex reina agarra el papel y lee todo su contenido, estaba impactada por lo que leía, su hermano estaba por ser enjuiciado y su hija, la más inútil está por convertirse en emperatriz; aprieta los labios con molestia, pero, si será emperatriz, entonces, ellas podrán entrar a vivir al palacio.

— inútil o no, ya tenemos solucionada la vida, si Martina se hace emperatriz, viviremos en el palacio.— dijo la ex reina emocionada.

Milla y su hermana Lina, se miran entre sí, mientras que Lina, sonríe, si va al palacio tendrá buenas oportunidades de conquistar con su belleza al emperador y el puesto de emperatriz no le durará mucho a Martina.

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En el palacio, los nobles aliados de los Monique, estaban en una sala reunidos ante el emperador.

"No pueden ponerlo en juicio por las palabras de una concubina."

"Mujeres como esas, que han perdido todo, solo buscan como trepar."

"Es verdad, majestad, no puede hablar en serio sobre subir a emperatriz a esa concubina de un reino caído."

"Si busca una emperatriz, Ariel Monique es mejor o quizás otra concubina."

Caleb solo escucha sus quejas, con una expresión desinteresada, hasta que ellos guardan silencio, es que se digna a hablar.

— hay testigos de los actos del Marqués Monique, también su hija no es lo suficientemente inteligente como para llevar la corona, quizás lady Bennett venga de un reino caído, pero ella tiene un poder que nadie de aquí más posee.—

"¿Y qué poder puede ser más grande que el título de un noble poderoso."

— el poder de quemar todo a su paso, lady Bennett tiene un poder mágico inigualable.— expresa, Caleb.

Los nobles se miran entre y murmuran, es verdad que la magia es poderosa, pero el poder político es más importante.

"Aunque posea magia poderosa, nuestra influencia política es importante."

— pero ¿de qué sirve la influencia política, si te ves reducido a cenizas?—

Una llama estalla a los pies de aquel noble, ante esto se ponen en alerta buscando de donde vino ese ataque, viendo que desde la puerta, Martina tenía una pequeña llama de fuego que la rodea.

"¿Como se atreve? ¿Sabes a quien intentas atacar?"

"Es de los más inaceptable que una mujer entre aquí sin permiso, esta es una reunión importante."

— y porque es importante es que he venido, además soy una involucrada...—

Martina camina por la sala hasta llegar ante el emperador, ahí, toma asiento sobre la pierna del albino, ante la mirada molesta de todos.

"Que falta de respeto. No solo entra aquí, si no que nos falta al respeto y el emperador." Se queja uno.

— querido ¿te he faltado al respeto? — Martina se abraza al cuello de Caleb.

El emperador comienza a reír ante lo sucedido pero rodea la cintura de Martina con un brazo.

— mi futura emperatriz jamás me faltaría al respeto. Señores, la reunión ha acabado, mi decisión hacía los Monique no cambiará.—

Todos se veían molestos, mientras que Martina los observa con una sonrisa de burla, pero no les queda de otra que retirarse de esa sala. Fuera todos se quejan de lo vulgar y maleducada que es Martina, entre ellos el Duque Montés, quien no planea quedarse sin hacer nada, no pueden permitir que el emperador tenga mayor poder que ellos, pues si llegase a dejar de necesitarlos, estarían perdidos.

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