capítulo 19- decisión.

Martina se despertó algo tarde, al mirar a su lado, el emperador ya se ha ido, las cortinas estaban cerradas, pero se pone de pie para abrir y se da cuenta que ya no era de mañana, al llamar a una doncella, esta le dice que ha pasado de media. Martina le pide le preparen el baño, tal parece que su cuerpo comienza a sentir más el embarazo, ha escuchado que las mujeres embarazadas suelen sentir mucho sueño y cansancio.

Del cajón de su mueble, saca la caja con el anillo y lo observa, quiere estar segura de su decisión, no quiere que el emperador crea que se si se queda es solo por el embarazo, así que por el momento queda descartado decirle, primero debe de decidir si acepta el matrimonio.

Más tarde estaba en el jardín con Sabina, quien le trajo un té que le puede ayudar con las náuseas matutinas, es natural, por lo que no le hará daño.

— ¿crees que piense que lo acepto solo por el embarazo?— le pregunta a Sabina.

— su majestad no pensaría eso. Creo que para él será doble felicidad, casarse con usted y un bebé en camino.—

— me agrada tu sinceridad Sabina. Gracias.—

Sabina no dice nada más, dejando que Martina se relaje con la brisa fresca del jardín. Pero Martina, solo recuerda un poco de como fue su vida anterior en ese palacio, pero lo que más destaca, fue la indiferencia del emperador, no sabe porque ahora si la ayudo y hasta le propone ser emperatriz, cuando antes, solo paso una noche con ella y después la abandono, ha estado ahí mucho tiempo, pero con su venganza en mente, no había pensando mucho en su relación con el emperador. ¿Y si pierde el interés en ella después de casarse? Solo acabaría igual que antes, en una miserable soledad.

— ¿que estoy pensando? Esto es una realidad diferente...— se dice así misma.

****

Más tarde, Martina estaba en la sala, esperando la llegada del emperador, en cuanto llego, una doncella le hace saber que Martina lo esperaba, así que pide le lleven ahí algo para comer.

— creí que se había ido a descansar ¿esta todo bien—

— estoy bien, solo necesito hablar, hay algo que debo decirle.—

No demoraron en traerle una bandeja con algo de comer y beber, ambos esperan a que se retire la doncella para seguir con la platica.

— ¿me creería si le digo que he regresado en el tiempo? Que por eso sabía algunas cosas y por eso me deshice de sus concubinas...—

Caleb deja su cubierto al escucharla, suponía que algo había cambiado, pero creyó que era solo por la regresión, más no creyó que Martina recordará su vida.

— ¿esta diciendo que todo esto ya lo había vivido antes?— pregunta curioso.

— era diferente, cuando llegué a este palacio había perdido todo, no me importaba nada y al final preferí quitarme la vida.— Martina agacha la mirada.

— ¿y por qué ahora diferente? ¿Que cambio?—

— conocí a una mujer, la bruja de las sombras, ella me brindo este poder de fuego, pero en mi vida pasada ella no apareció, y aunque mi reino perdió, todo fue diferente...esta vez yo la ayude a ella a ganar, ella ganó y yo traicione a mi padre.—

Caleb se quedo en silencio, en esa parte tiene razón, él nunca vio los poderes de Martina y nunca escucho hablar de la bruja de las sombras, pero hoy en día si, cuando Martina la menciono en el juicio de Aurora, la investigo y es una general en Klen.

— comprendo. No se como cambio todo, pero yo lamente no haberla protegido, después de su muerte, la rebelión inició y perdi.—

Martina se sorprende al escucharlo, la manera en la que habla.

— entonces usted...—

— yo fui quien retrocedió el tiempo. Quería cambiar todo, use mi últimas fuerzas para volver, aunque no sabía hasta que punto retrocederia.— Caleb sostiene la mano de Martina.

— esto es...inesperado...—

— lamente cada minuto de mi vida no haberla salvado, fui un verdadero canalla al no protegerla y cuando me di cuenta fue tarde, usted ya no estaba...—

Ambos permanecen en silencio, la revelación de Caleb fue totalmente inesperada.

— entiendo que tenga dudas por mi petición. Si usted desea ser libre, no puedo obligarla a quedarse.—

Al menos si ella se va, sabrá que esta viva y que esta bien, pues lo más importante para Caleb, era que Martina pudiera vivir.

— lo pensé mucho, ahora con su revelación, me doy cuenta que ambos cometimos errores, pero ahora todo cambio y aquí estamos. Aceptaré ser su emperatriz, siempre y cuando la reina madre este de acuerdo.—

Caleb estaba feliz por la respuesta.

— mi abuela estará encantada. Noble o plebeya, solo le interesa que su nieto tenga una buena esposa y que pronto le de bisnietos.—

— quizás lo tenga más pronto de lo que cree.— sonríe Martina.

Caleb la mira al escuchar sus palabras.

— ¿aue quiere decir? Acaso...—

— lo confirme con un médico. —

Caleb se pone de pie y toma la mano de Martina.

— tenemos que darnos prisa, te coronare emperatriz lo mas rápido posible, nuestro no hizo no nacerá fuera de un matrimonio.—

Martina no tiene problema en apresurar las cosas, pues sabe que si no se casan antes del nacimiento, su hijo sería considerado un bastardo y no piensa permitir que su hijo sufra esa burla.

****

En cuanto ambos le dieron la noticia a la reina madre esta feliz, su primer bisnieto y claro que tendrían que casarse pronto. Así, el anuncio se hizo de inmediato, el emperador ya ha a elegido a la mujer que será su emperatriz.

Caleb se encarga de ayudar a Martina y la reina madre con organizar la coronación, en menos de un mes, todo estaba listo, lo cual era ventajoso para ellos que se logrará antes de tiempo, debido al embarazo.

La coronación se hizo en grande, los nobles de distintas regiones habían llegado y aunque a algunos no se les hizo justo que se coronará emperatriz a una mujer de un reino caído, no les queda de otra que aceptar, pues ya han escuchado lo que paso con aquellos que intentaron oponerse. La ceremonia dio inicio, el sacerdote los declara marido y mujer, después de que ambos han dado sus votos, finalizando así con un beso de los recién casados.

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