capítulo 14- diversión...

Justo como el emperador había dicho, un barco ya los esperaba para salir a navegar, con ellos iban pocos caballeros, pues era solo un paseo e irían a una pequeña isla para descansar dos días, por supuesto eso tenía nerviosos a los nobles, pero al saber sobre la ruta que tomarían, se sintieron más tranquilos, aunque la realidad era que ruta era distinta.

Martina estaba observando el amplió mar desde cubierta. Lleva un vestido ligero y fresco, el emperador se acerca a ella.

— y bien majestad ¿por qué hemos venido? Esta no es una ruta para un paseo...—

— no comas ansías querida, pronto lo sabrás.—

Martina se queda en silencio, realmente no sabe por qué la había invitado al viaje en barco, pero era seguro que algo planeaba. Pero pronto escucha gritar al capitán. Dos horas después el capitán, le habla al emperador anunciando que tienen a la vista dos barcos, Martina observa hacia donde han señalado y puede ver que los barcos no llevan bandera, así que deben ser piratas o solamente no quieren que se reconozca quienes son.

— la diversión ha llegado, querida.— el emperador muestra una breve sonrisa.

Martina no entendía por completo lo que pasaría, pero al ver que todos se preparan con sus armas, asume que se trata de barcos enemigos.

— ese barco trae un cargamento de armas ilegales.—

— parece que su majestad está informado muy bien.—

— sabes, los nobles de la corte, están preparando una rebelión, esas armas son para ellos.—

Martina se sorprende ante lo dicho, seguramente eso es algo que sucedió después de su muerte o quizás no paso, porque lo que tiene alterados a los nobles es el hecho de que ella sea considerada como futura emperatriz. Caleb por su parte recuerda perfectamente la llegada de dos barcos sospechosos, pero cuando mando investigar la carga había sido retirada, poco después inició el golpe de estado de los nobles, como ninguna de sus hijas pudo conseguir subir a emperatriz, creyeron que lo mejor era obtener el trono a la fuerza, pero aunque fue una rebelión sorpresiva, él y su ejército ganaron, pero no se pudo evitar muchas perdidas humanas debido a que la batalla se dio en la ciudad, así que esta vez, es mejor evitar que esa rebelión se lleve a cabo.

Martina había ido a cambiarse, usando un uniforme similar a la de los caballeros.

— majestad ¿le parece bien que yo vaya por uno y usted por el otro?—

— eso sería demasiado ¿estará bien? Puede haber demasiados hombres a bordo.—

— estaré bien, confíe en mí.—

— lo hago, si es peligroso, regrese.—

Caleb ordena bajar una balsa para acercarse a unos de los barcos, Martina va en él, con ayuda de dos caballeros, quienes le desean suerte y cuando ella ya encontró la manera de subir, estos se alejan. Al estar en el barco, puede ver que ellos inician el ataque contra el barco del imperio, mientras que ella sube, pero uno de los bandidos ahí presentes, la sujeta del cabello para subirla por completo.

— miren que tenemos aquí. Nos enviaron una zorra, esta noche habrá diversión.— ríe ante su comentario.

Martina puede ver que los otros hombres la observan de manera lasciva. El ataque había comenzado, pero el capitán del barco donde iba Martina, puede notar que ellos no son atacados, lo cual es demasiado extraño. Es entonces que escucha los gritos, cuando se dan cuenta, aquellos hombres que estaban cerca de Martina, estaba quemándose.

— lo siento, soy demasiado ardiente para ustedes...— sonríe con burla.

Los hombres de inmediato intentan atacar a Martina, pero ella también toma una espada, no solamente sabe valerse de su magia, ella entrenó arduamente en su reino, solo que no supieron apreciar su talento. El capitán veía como la rubia acababa con sus hombres, aunque son más de cincuenta hombres, duda que pueda con todos, pero toma una flecha y un arco y en un momento de descuido, lanza la flecha, Martina apenas logra moverse, pero la flecha acierta en el costado de su cintura, ante esto, tira la espada y usa su magia, quemando a todo aquel que se acerque, incluso logra quitarse la flecha, los hombres que sientes su cuerpo arder en llamas se lanzan por la borda, otros terminan carbonizados en el barco.

Martina decide que es hora de acabar, así que comienza a incendiar el barco por completo.

Mientras que Caleb y sus caballeros han abordado el otro barco, acabando con los bandidos, algunos han muerto y otros son atados para ser llevados como prisioneros, todo estaba saliendo bien, hasta que escuchan un enorme explosión, las ondas expansivas de esto, sacude el barco contrario.

"El otro barco ha explotado."

Al escuchar esto, Caleb voltea asustado, Martina estaba ahí, observa por todos lados buscándola.

— rápido, busquen a la emperatriz...— ordena Caleb.

Él también sube a una de las balsas, desesperado por encontrarla, cuando uno de los caballeros la ve flotando en un pedazo de madera, Caleb no duda en lanzarse al agua para ir por ella.

Al verla sangrar se asusta, no puede perderla de nuevo, esta vez juro que la protegería y la haría feliz. En cuestión de minutos la suben al barco, Caleb ordena que la dejen en su camarote, estando el presente, el médico la revisa, era una herida algo profunda, pero no peligrosa, pues no se dañó ningún órgano interno. Caleb se siente aliviado y encarga a su general de todo lo demás, él se quedará con Martina hasta que despierte.

Se sentó en una silla cerca de la pequeña cama y sostiene la mano de la chica.

— no debí dejar que vayas sola a ese barco.—

Si la dejo ir, es porque confiaba en ella y su magia, pero parece que fue demasiado peligroso.

— con o sin su permiso, yo iría...— responde Martina.

Había despertado e intenta sentarse, pero el dolor la hace caer de nuevo.

— la herida no es grave, pero es dolorosa, es mejor no moverse o se puede empeorar. —

La ayuda a sentarse y le ofrece un vaso de agua con el medicamento para calmar el dolor. Martina bebe el líquido, aunque era amargo.

— parece que la carga traía pólvora, esa rebelión es en serio...—

Lamentablemente, ella no sabe nada sobre eso, pues debió suceder después de su muerte.

De regreso al imperio, se corrió la noticia que en su paseo, el emperador interceptó dos barcos, ambos cargados con armas, esto causo que los nobles se sintieran nerviosos, en especial porque tenían al capitán de uno de esos barcos y podría señalarlos a ellos como cómplices, algo que no les conviene porque aún no estaban listos para una batalla.

****

Días después...

Cuando iban todos de salida, ahí estaba Martina, al parecer esperando por ellos, la chica los saluda con una reverencia, pero no mantiene los ojos fijos en ellos, lo cual hace sentir a todos que la rubia solo se burla de ellos.

— señores, no se ven muy bien, lucen como... preocupados...¿están bien?—

— agradezco su preocupación, pero si lo estamos.—

— si nos disculpa tenemos prisa.—

Todos se apresuran a caminar, pero Martina detiene a uno de ellos, era el Marqués Brooks.

— he enviado un regalo a su casa Marqués, espero sea de su agrado.—

El hombre sintió un escalofrío ante la sonrisa de Martina y se apresura para dirigirse a su casa. Al llegar ve que hay una conmoción en la mansión, los sirvientes estaban amontonados en la entrada y al notar que miran hacia arriba, el Marqués se espanta, era su hija, una de las concubinas, colgada en el balcón, la esposa de este al llegar y ver lo mismo, dio un grito desgarrador al ver a su hija.

Martina por su parte estaba tranquila, sentada a un lado del emperador, quien revisa unos documentos, su recuperación fue más rápida gracias a un médico de magia curativa y debido a eso, pudo darle un buen obsequió al Marqués Brooks, era una pena por la esposa, pero en su vida anterior, esa concubina también se aseguró de agredirla como las demás, así que bien merecido tiene su final...

— luces feliz este día, veo que te has divertido.—

— así es, ha sido un día maravilloso...—

Caleb solo la abraza, dejando un beso en su frente, para después seguir revisando documentos, mientras que Martina se queda en silencio, con un leve sonrojo en sus mejillas debido a esa muestra de cariño de parte del emperador...

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