capítulo 8- castigo...

Después de las quejas de los nobles, los Monique fueron llevados en la sala de trono ante el emperador, la corte imperial estaba presente, así como los nobles que apoyan a los Monique, por lo que al verlos ahí, el Marqués Monique creía que estaban salvados y todo quedaría en paz, así que miro a Martina quien estaba en un asiento del otro lado del podio de la corte, el Marqués le sonríe con burla, pero Martina se veía tranquila. Zack pide silencio, anunciando que se dará el informe de los hechos, junto al testimonio de los testigos, quienes pasan a dar su versión de los hechos, el Marqués enfurecia con cada palabra, hasta que llego el turno de Martina, quien al hablar se le cortaba la voz al llorar, se veía dolida y afectada por todo, cada miembro de la corte estaba convencido por las palabras de la chica.

Al terminar, Zack da la orden para que hable el Marqués, quien dice que solo querían saludar a su sobrina, pero que de pronto solo enloqueció y salió corriendo, la marquesa expresa lo mismo, mientras que Martina rompe en llanto ante las palabras de los marqueses, mencionando que seguramente le creerán más a ellos.

— soy solo la princesa de un reino caído, mi sufrimiento no importará. Majestad...si tan solo usted me cree...— se cubre el rostro dejando salir su llanto.

El emperador se pone de pié, por lo que deben inclinar la cabeza.

— Marqués Monique, aunque aún no es oficial, lady Martina Bennett, es importante para mí y ver que usted intento algo tan asqueroso en su contra, debería ejecutarlo.—

Los nobles protestan, mientras que el Marqués suplica para que le crean.

— perra mal agradecida, te ayudamos a entrar al palacio y mira como nos pagas.—

— yo me iba a rebajar a algo tan sucio...mi cuerpo y lealtad es hacía el emperador, además es mi tío...usted no debería apoyar sus sucias intenciones.— le responde Martina.

— mentirosa...majestad, mi esposo es inocente...—

— ¡silencio! Los despojo de sus títulos y tierras, se les ordena abandonar inmediatamente el reino y sus alrededores, su hija, Ariel Monique es expulsada del palacio y debe abandonar el reino junto con ustedes.—

"Eso es injusto majestad."

"No puede hacerle eso, tantos años de lealtad."

"Si no cambia su decisión, mi apoyó será retirado."

— ¡basta! ¿Que hubieran hecho si la afectada fuese su hija, hermana o madre? Al menos estoy siendo compasivo y no los ejecute.— Caleb los miro de manera severa.

Los nobles guardan silencio, pero el duque Montés no estaba satisfecho, su hija también era una concubina y debe deshacerse de Martina, no sabe cuando intentará algo en su contra. El juicio dio por finalizado y todos se van retirando, el emperador por su parte debe quedarse a dialogar con la corte, mientras que Martina camina fuera del salón, el Duque Montés se atraviesa en su camino.

— puedes haber ganado, pero a mi no me engañas...—

— entonces si usted puede ver mi verdadero yo, sabe que es mejor quitarse de mi camino.—

— la que estará fuera de camino eres tú, serpiente rastrera.—

— no si yo lo quito de mi camino primero.— Martina mantiene los ojos fijos en los del duque.

El duque sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver los ojos de Martina, pero rápidamente se aparta y sigue su camino, Martina solo sonríe, pues, antes que el duque haga algo, ella hará su primer movimiento, una advertencia no estaría mal y su hija servirá para ello, al final de cuentas, su objetivo es acabar con esas mujeres que la dañaron en su vida anterior.

—¿estará bien mi lady? Ese hombre si daba miedo...— menciona la doncella que la sigue.

— estoy bien Sabina, ya sabes que no me dan miedo.—

— por supuesto mi lady. ¿Debo tener listo un carruaje para su salida?—

— veo que ya me estás conociendo...—

— por supuesto mi lady...—

Sabina había llegado hace unos días como su nueva doncella, la joven menciono que fue enviada personalmente por el emperador, al principio la chica no le agrado, pero ella no parece entrometerse en su vida y aunque ha escuchado a otras doncellas intentar sacarle información, Sabina no les dice nada respecto a su privacidad, ante eso, intentaron acosarla, pero Sabina se defiende, tal parece que no es una simple doncella, ya que fue enviada por el propio emperador. Tal como Martina quiso, un carruaje estaba listo, Martina se sube y quien guía es Sabina, pero lleva una capucha, en la entrada, hace saber que lleva a una doncella al médico, así que las dejan pasar sin problema.

En la mansión Monique, habían guardias que esperando a que los Marqueses subieran todo a su carruaje, llevarían solo lo necesario y tendrían que vender las joyas para poder pagar una casa, pronto un carruaje del palacio se detuvo y de este baja Ariel quien corre a brazos de su padre llorando porque le han dicho que el emperador se divorcio de ella y fue echada del palacio. Más tarde, el carruaje fue escoltado fuera del reino, ya era tan noche, pero aún así debían irse, los guardias los dejaron de seguir tan pronto cruzaron el final del reino, dentro del carruaje Ariel llora y maldice a Martina por todo, ya que ha sido su culpa que todo eso les pasara.

— no comprendo que ve el emperador en ella, no es más que una noble caída...—

— el emperador solo llevará al reino a la ruina, tú eras mejor opción.— le responde la marquesa.

No tardan en notar que el carruaje acelera, así que el Marqués abre la ventana pequeña que esta donde va el cochero.

— no vayas tan rápido, es de noche y podemos tener un accidente.—

— perdón señor, es que nos están siguiendo...veo dos luces atrás.—

El Marqués abre la cortina de la ventana del lado derecho y se asoma, solo para ver dos luces seguirlos, al parecer se trata de dos personas a caballo, cierra y se asoma de nuevo con el cochero.

— oye ¿no hay un lugar donde detenerse? Un pueblo cercano.—

— no señor, solo hay dos granjas más haya ¿quiere que acelere y ver si nos dan posada? No sabemos que quienes vienen atrás son peligrosos.—

— date prisa.— el Marqués estaba nervioso.

— ¿que pasa padre? ¿Estamos en peligro?—

— tal vez, sostenganse, debemos llegar a las granjas cercanas.—

El movimiento del carruaje era demasiado debido al aumento de velocidad, Ariel estaba llorando del miedo, si son bandidos y ella una joven doncella, esos hombres podrían atraparla y venderla. No tardan en ser alcanzados, el cochero se ve obligado a detenerse de golpe causando que el carruaje se volteé, tardo unos minutos y con dificultad el Marqués sale del carruaje, notando que el cochero ya fue atado por una persona con capucha y sus ojos estaban cubiertos, ante esto el Marqués se baja tras el carruaje para esconderse, mientras que Ariel y su madre le gritan que las ayude a salir, aunque el Marqués rápidamente corre hacía el sembradío cercano, habían árboles de frutas, si sube a uno podrá esconderse, sin importar que su hija y esposa se hayan quedado atrapadas.

Logra llegar, pero al intentar subir no puede, por supuesto, no era un hombre gordo, pero tampoco atlético. Al ver fallido su intento, trata de adentrarse más, pero una cortina de fuego le impide el paso, así que intenta ir por otro lado, pero pasa lo mismo.

— mírate, tratando de salvarte mientras dejas a tu familia a merced de los bandidos.—

Cuando el Marqués voltea, era Martina vistiendo un uniforme y montada a caballo.

— t-tú...mujer mentirosa, todo esto es tu culpa...pero si me matas sabrán que fuiste tú.—

— ¿como creerían que fui yo? Si no habrá testigos en mi contra...— sonríe ladina.

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