14...

De: Alexander Davis

Para: Lilibeth Walker

“Hoy no tenemos nada pendiente, la libero de sus obligaciones, nos veremos luego”

Recibido a las 7 am…

Con una taza humeante de café en mi mano, leo el correo en mi teléfono, me imagino que debe estar con una resaca inmensa, siempre lo deja sin poder levantarse, pero no se lo iba a dejar fácil, hoy yo iba a actuar como si nada sucedió anoche, es más probable que él ni se acuerde con los cientos litros de licor encima, por lo que decidida dejo la taza de café y me muevo hacia su habitación.

La ventaja de ser secretaria es que tengo la llave de su habitación, por lo que entrar no se me complica, todo en oscuras como si la persona aún no se ha levantado, fui a la habitación, y en efecto.

Alexander seguía dormido, con la misma ropa de anoche, enredado entre las sábanas blancas, ni siquiera se había quitado los zapatos, ocupaba todo el colchón atravesado con su cabeza colgando hacia abajo y sus brazos abiertos por toda la cama.

Suspire con enojo, eran las 12 am y el aún seguía durmiendo de lo mas tranquilo, cuando ayer claramente antes de separarnos e ir a nuestras habitaciones dijo que hoy sería mi guía turístico, pero míralo aquí durmiendo con la más específica tranquilidad.

El tan calmado y yo anoche apenas pude pegar el ojo, mi sosiego se ha marchado lejos después de que besó, no me he podido sacar de la cabeza el sabor de sus labios y la suavidad con la que me asedió.

Este es el efecto Alexander Davis Carloni,

Alguna vez leí un articulo en que algunas mujeres manifestaban como era estar con mi jefe, algunas decían que “El sabor de sus labios es exquisito, en ocasiones con solo un beso se impregna dentro de tu mente y hace que todos tus pensamientos se revuelvan, Alexander Davis es una droga”

No lo creo—me autoconvenzo—Eso no puede ser posible--- me autoconvenzo otra vez—Es imposible, el me dejo de gustar hace mucho tiempo—otra vez me autoconvenzo…

Me mordí el labio inferior y me golpeé mentalmente

--Céntrate –susurro para mí misma

Siglos habían sido siglos desde la ultima vez que un sujeto provocaba cosas en mí, y tenía que ser el maldito idiota, mujeriego y bad boy de mi generación.

Alexander, ni en mis mayores sueños llegaría a ser el hombre ideal para mí, ósea no lo niego, es sexy, guapo y masticable, pero seamos sinceros, yo anhelo tener un amor romántico (aunque muchas veces lo niegue) sueño con un hombre cariñoso, romántico y fiel-

Y con sinceridad Alex no es de los que demuestre su amor, tal y como el lo ha dicho solo quiere a las mujeres para tomarlas y luego desecharlas, yo quiero que me amen por completo no algo a medias o en una cuarta parte.

Nadie, merece un amor a medias.

O nos aman por completo, o no nos aman, punto.

Me espabile de mis pensamientos al escucharlo jadear con enojo, y aquí venia el momento que más me aterrorizaba desde anoche, rogaba al cielo para que el se encontrara tan inundado en alcohol y no recordara ni una pizca de lo sucedido anoche.

Tome un largo suspiro para darme mi valentía propia, camine hacia la ventana y deslice las

cortinas permitiendo que el sol de la mañana se filtrara, Alexander se tapo con la almohada y gruño.

--Lily, joder que cierre esas cortinas…

--No, usted me prometió ser mi guía hoy, así que levántese de una vez.

Se quitó la almohada de la cara, con sus ojos medios adormitados me miro con su ceño profundo, me analizó de pies a cabeza y se volvió a tapar, su voz era amortiguada por la almohada.

--Maldita sea Lily, la eximí de todas sus obligaciones hoy, descanse quiere y déjeme dormir.

Puse mis manos en la cadera en gesto de enfado

--Señor Davis, usted me lo prometió…

El se quedo callado, no respondió por un buen momento…

--Bien iré a hacer el tour por mi propia cuenta, puede que termine perdida y secuestrada por ahí, pero claro será su culpa—camine hacia la puerta…

--Alto ahí—gruñó, pateo las sábanas y se sentó en la cama señalándome con enfado—Vaya que eres manipuladora.

Se quedo callado, me miraba con atención, pero era claro en su rostro que trataba de recordar lo de anoche, paso un largo rato, aquello me puso muy ansiosa, otra vez rogué que no recordara nada.

El entrecerró los ojos, y pregunto como si aquello que estuviera diciendo fuera lo más loco.

--Anoche, entre usted y yo…-- traga saliva, el pánico invadiéndolo-- ¿Paso algo?

Junté mis cejas, y negué con avidez

--¿Que pudo haber pasado entre usted y yo? —contraataqueé….

--No lo sé--- murmuró, se tomó la frente, sacudió la cabeza—Hay ciertas escenas que tengo en la mente, y mierda…-- negó con avidez—Dígame que no era usted…

--Señor Davis, parece confundido, sinceramente no tengo la menor idea de lo que dice--- la seriedad y seguridad en mis palabras—Entre usted y yo afortunadamente no sucedió nada

El me analizó por un buen momento y al ver mi postura de seguridad, suspiro, y el alivio lo traspasó.

A mi me azotó una gran decepción, esto es de lo que hablo, Alexander no es alguien quien estando lucido y en sus cuatros sentidos se fijaría en mí, jamás. Esto era lo mejor, el que creyera que jamás llego a mi puerta, y me besó, eso nunca pasó ¿ok?

Este será un secreto de lector y de protagonista, por favor, un secreto entre ambos…

--Me alegro—soltó el aire lento—porque no me perdonaría hacerle algo estando fuera de mis cabales—murmuró para sí mismo, pero yo lo alcancé a escuchar.

--¿Qué? —me hice la desentendida

--No nada—dijo el mientras se ponía de pie y se movía hacia el baño—Espéreme en la sala, saldré en unos minutos…

Regresé a la sala de estar, tome una taza de café y me senté en el sofá mirando el sol mañanero asentándose sobre la ciudad a pesar del sol afuera se podría jurar que existía algunos grados centígrados bajo cero, sobre todo es Canadá, tan lindo ambiente para conocer la ciudad, una sonrisa se me formó, hoy iba a ser un gran día.

Lo escuche salir, se ajustaba una buena capucha acolchada para el frio con un pasamontaña en su cabeza, se veía tan inocente y guapo al mismo tiempo, parecía modelo de revista.

Me golpee mentalmente ante el pensamiento

Yo me puse de pie, me miro atento, yo solo usaba un típico buso holgado con cuello de tortuga

--¿Eso es lo único que usaras?—pregunto como si no lo creyera

Asiento, el suspiró con fastidio…

-Ay—se tomo su frente, volteo los ojos—espera aquí—y se volvió a la habitación

Me mire con atención ¿que había de mal en mi atuendo?

El vuelve a aparecer y me lanza una capucha del mismo color, esta cae en mi rostro, azotando mi visibilidad, su olor se encuentra impregnada en ella, inundo mis fosas nasales con un poco, me fascina.

Céntrate—dije espabilándome

Retiro la capucha, frunzo el ceño

--¿Y esto?

El me mira con sosiego moviéndose hacia la puerta.

--Si solo saldrás con ese buso, te congelarás, necesitarás esto…

La capucha es tan igual a la de él, que pareciera como si fuéramos esas típicas parejas que combinan ropa. Esta idea me azota y por un momento internamente me encanta, sin embargo, externamente no lo demuestro.

El me espera que me la ponga, pero yo niego

--No gracias—se la extiendo—Asi estoy bien

El toma el abrigo y con determinación se acerca a mi y me lo pone en gesto protector.

--Asi estas mejor—también me coloca un pasamontaña con delicadeza, me dedica una mirada de complacencia—si definitivamente mucho mejor

--Esto me queda gigante…

Y no miento, la capucha me nada y el pasamontaña me tapa gran parte de mi rostro…El ríe fuerte, y puedo decirlo, es el sonido mas exquisito de la mañana

--Es que eres muy pequeña, como una minion-- toca mi mejilla con delicadeza, el contacto de su piel me fascina, me estremezco un poco ante el contacto, él me sonríe con sinceridad.

Hago un puchero pequeño con inocencia…

--Puedo ser una minion, pero también soy fuerte--- Le proporciono un pequeño golpe en su hombro, el en vez de quejarse, suelta otra pequeña risita…

--Si si si, uy que miedo—se ríe, aún más fuerte, sus ojos brillan por primera vez, es una felicidad sincera.

Y me encanta.

Estas perdida, Lily

Estas perdiéndote.

Ese hombre esta haciendo que te pierdas

Debes encontrar el rumbo…

Quiero, si que quiero, pero no puedo…

El me extiende la mano invitándome a tomarla…

--Vamos, hoy te enseñaré unas cosas increíbles-- promete…

Dudo unos cuantos segundos, su mano aun se mantiene extendida hacia a mí, el me espera paciente.

Tomo su mano y con una sonrisa le respondo…

--Dale, enséñame todo lo que quieras…

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Comments

Diana Pao Valenzuela

Diana Pao Valenzuela

cuidado con lo que dices ese hombre lo puede tomar a su favor 😁

2024-01-21

2

Alba Hurtado

Alba Hurtado

no le haga daño ,ella tiene la feromona de el, el olor de 🍫 chocolate que le encanta

2024-01-20

0

Irma Nuñez

Irma Nuñez

de los errores se aprende ,quien no los a cometido ?

2024-01-17

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