7...

Alex…

¡Maldita sea!,

No me quedo parado en el mismo lugar, planeo en mi cabeza que hacer a continuación. ¡No puedo permitir que salga con Theo! El enojo me invade, esperar que el ascensor llegue de nuevo no es una opción, fijo mis ojos en el tablero mientras los números descienden, mi pie se mueve rítmicamente...

Niego, no es de tu incumbencia Alex.

No debería importarte, ¿porque te importa demasiado?

Me doy media vuelta y me encamino hacia mi despacho…

Si, no debería importarme.

Tomo la manilla de la puerta, sin embargo, me detengo en seco.

Si, claro que no te importa—se burla mi mente.

No no no…

Hago ademan de abrir la puerta, pero no puedo hacerlo, suelto un largo suspiro.

Y entonces corro hacia las escaleras para bajar con rapidez los 12 pisos hasta la planta baja.

¿Cómo se atrevía a aceptarle la salida a Theo? ¿en qué estaba pensando? Y sobre todo ¿quién se creía el para invitarla a salir?

Lily era horrible ante mis ojos, no me incentiva nada en lo más mínimo, sin embargo, es mi horrible secretaria. MÍA. SOLO MÍA. No no iba a permitir que nadie la conquistara, ella es muy inocente, demasiado buena para caer en las redes de un sujeto. Merece un buen hombre, no un maldito que solo quiere jugar con ella y tenerla por una noche. Perdí la noción del tiempo y no se en que momento, ni con rapidez bajé todos esos pisos.

Llego a planta baja, justo a tiempo antes de que el ascensor se abriera.

Mi respiración errática incontrolable. Ella se baja del ascensor y le sonríe con sinceridad a mi amigo, el cual le extiende un ramo de flores rojas y cuando está a punto de tomarlo, llego a ella tratando de impedir que caiga ante las redes de mi amigo. El asombro en su rostro. Creo que necesito aumentar mi rutina de cardio…

Ambos me miran asombrados como si no pudieran creer en postura jadeante por haber corrido todo un maratón.

Lily…

La puerta del ascensor se abre, Theo me espera con una sonrisa radiante y un ramo de flores muy hermosas, pero antes de tomarlas, apenas puedo creer lo que observo, mi jadeante jefe se muestra en frente de mí, parece que ha corrido todo un maratón.

--¿Señor Davis? —pregunto incrédula

Se inclina sobre sus rodillas recuperando el aire.

--No—jadea, trata de recuperar el aire—No iras a una…-- se detiene, señalándome—A una mierda…

Se pone erguido, toma mi muñeca y me arrastra hacia la salida,

--Vamos te llevare a casa…

--Pero, Theo—refute, mis palabras quedan en el aire no me deja ni hablar, se detiene mirándome liquidante de tipo “No volveré a repetirlo”, Solo ahora enfoca los ojos en su amigo y le dice…

--Vuelve al despacho, necesito el informe de cotización para mañana a primera hora…

Theo frunce el ceño, Me dirijo a el, pero las palabras quedan en el aire, Alex no me deja disculparme, me arrastra hacia su auto como si su vida dependiera de ello. Bufo y no me queda otra opción, dejarlo que me lleve a casa.

Todo el camino en silencio, e incluso mi teléfono no paraba de sonar y mi molestoso jefe me lo arrebató y colgó las llamadas.

La ira tomando lugar es que “¿Quién carajos se cree?”, pero no le iba a dar el placer lo que él quería es verme explotar de enojo, me moría de ganas de gritarle y darle unos buenos golpes porque es un maldito controlador que quiere meterse en mi vida, pero solo suspiré, calmándome.

Llegamos a mi departamento, Él es el único hombre que conoce el lugar donde vivo, el auto se detiene.

--Si piensa que puede hacer lo que quiera esta muy equivocada, soy su jefe y mis ordenes son la ley...

--Es cierto, es mi jefe—me saco el cinturón de seguridad—pero no es mi dueño, deje de actuar como un maldito idiota…

El hombre tensa su mandíbula, le extiendo mi mano…

--Mi teléfono—hablo con firmeza. El hombre lo duda por unos cuantos segundos, pero me lo entrega, yo se lo arrebato con fuerza—Estese tranquilo, ya arruino mi noche, me quito las ganas de salir, no saldré de mi casa…

--Eso espero, porque sino tendré que hacer guardia aquí en su puerta para evitar que eso suceda…

Una carcajada jugosa se escapa de mis labios.

--No sería capaz…

Si, eso es lo que creo, ¿porque un hombre ocupado custodiaría a su secretaria teniendo millones de cosas que hacer?

El hombre sonríe abiertamente, se suelta su cinturón de seguridad y se acerca a mi rostro.

--¿Estas retándome?

Me estremezco ante la cercanía, fijo mis ojos en sus labios, él también lo hace, de repente el ambiente se torna en algo tenso…

¿Y sí?

“Espabílate de una maldita vez”—me recrimino.

Me hago para atrás, abro la puerta muy despacio

--Buenas noches señor Davis— salgo del vehículo.

--Que descanses Lily…

--

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***