capitulo ocho "Deshonrada"

Anelise guardo silencio y le lanzó una mirada de agradecimiento. —Lo intentaré.

Los criados los llevaron a esperar a un salón decorado de tonos azules, con cortinas de terciopelo color azul marino. Todo en el palacio era un desplaye de opulencia y refinamiento, cada objeto acomodado meticulosamente en los lugares apropiados y todos los colores resaltando unos a los otros.

—No recuerdo así de decorado el palacio cuando vivía aquí, — le dijo Anelise a Henry en cuanto se encontraron solos, —de hecho, creo que ya no queda nada de lo que alguna vez hubo aquí.

Era un hecho triste y más que obvio. ¿Realmente pensó que los usurpadores mantendrían su hogar tal como ella recordaba? ¿Creyó que dejarían colgados los cuadros de su familia y dejarían el papel tapiz como lo habían estado eligiendo los Deschamps desde muchas décadas atrás?

Henry se acercó a ella. Le tomó por el mentón y le dijo, —quedó lo más importante. Usted.

Sus ojos azules parecían arder y Anelise sintió la boca seca al fijar sus propios ojos en los de él. Entonces se apartó, algo tímida y suspiró.

—¿A quien veremos primero?

—Lo más probable a los ministros. O al menos a uno de ellos. El rey se siente demasiado superior como para venir a tratar con este asunto en persona.

—Me alegra no tener que verlo tan pronto.

Apenas había dicho aquello, cuando la puerta se volvió a abrir. Entró un hombre de mediana edad, con cabello oscuro y atavío propio de un bien nacido.

—buen día, conde Eckhart. — dijo el hombre.

—Beaumont, ¿Qué tal? ¿Saben ya de nuestra llegada?

—oh, si, oh, si…en un momento podrán pasar a el comedor real. Usted y la…señorita— mascullo el ministro, después se giró hacia Anelise y la miro de pies a cabeza. Absorbió cada detalle de su aspecto y sonrió de una manera demasiado arrogante para el gusto de ambos —buen día, mi…lady — había burla en el tono de su voz, indicando que la consideraba todo menos una lady.

Anelise sintió el deseo de esconderse tras una de las pesadas cortinas pero en su lugar, inhaló y manejó la actitud que Henry le había recomendado.

Hizo una reverencia, algo tosca y propia de la de una chica que nunca la practicaba y al levantarse, sonrió. —buen día, mi señor. Estoy feliz de poder estar aquí al fin.

—oh, apuesto a que lo esta.— la ironía se imprimió en la voz del hombre y Henry apretó un puño tras su espalda. —Quien no lo estaría en su lugar?

Anelise fingió otra radiante sonrisa.

—¿El viaje a Sido bueno, Eckhart?— le preguntó el ministro.

—Con todo y sus retrasos estuvo regular. Pero Truswell se encargará de los detalles aburridos, espero. ¿Pueden traerme una copa de vino y un puro?— pidió Eckhart.

—Es demasiado temprano para beber y fumar, ¿No lo cree?— Beaumont mostró desagrado en su rostro.

—Me han hecho alterar completamente mi agenda toda esta semana para traer hasta la puerta de su casa a la futura consorte del país. Después de todo para que me nieguen un trago y una fumada?— Eckhart inquirió. —crei que serían más hospitalarios con los invitados.

—Bueno, dicho de esa manera, iré a buscar lo que me pide.

El hombre salió, algo apresurado. Anelise se acercó a Henry y preguntó —¿Enemigo o aliado?

—Arpía oportunista. Está del lado que lleve la delantera.— le sonrió —esas creaturas abundan por aquí.

Su humor la hizo sentir algo aflojar dentro de su pecho y sonreír se volvió de pronto más fácil. Anelise apretó un puño de tela de su levantada falda.

—¿Viste la forma en la que me vio? Debo lucir como un pajarraco ante él.

—Beaumont tiene nula importancia, mi lady. No le preste atención ni a él ni a los otros ministros, a menos que yo se lo indique.

Anelise asintió. Tenía muy presente que él era su brújula entre las cuatro paredes de aquel palacio, no podía dar ni un paso en aquel terreno desconocido. Andaba a tientas en la oscuridad y Henry representaba la frágil luz de una vela, aquello le preocupaba pero sabía que era mejor que nada.

Pasaron un par de minutos y Beaumont no apareció. Los minutos se volvieron en una hora y ambos se empezaron a sentir algo ansiosos. ¿Por qué los tenían esperando después de tanto rato? Se suponía que el almuerzo vendría primero y las charlas politicas después.

O quizás el interrogatorio. Querrían saber que hizo demorar tanto a Anelise y porque Henry había encerrado a la monja en su mansión, o más bien, en la cabañita vieja de su propiedad.

—¿Crees que estamos en problemas?— Anelise le pregunto, muy nerviosa. Volvió a limpiar el sudor de las palmas de sus manos por enésima vez.

—de estarlo, ya estaríamos apuñalados desde hace mucho tiempo.

La puerta se abrió de golpe. Beaumont apareció con dos criadas que traían charolas. En una había una botella y dos copas y en la otra una recipiente de tabaco y una pipa.

—Disculpen la tardanza. Verá, me apresuré a hablar con Truswell, quería saber hasta el último de aquellos detalles aburridos que mencionó — el rostro del hombre se mantenía complaciente, con ojos achinados por su sonrisa que le recordaba a Anelise a la de un gato —ya lo sé todo sobre la Madre Superiora y sus abusos y las heridas que tiene Lady Anelise.

—¿A caso no pudo hablar después del desayuno con él y conmigo? Nos han tenido desde hace una hora aquí encerrados. — Henry levantó su voz en desacuerdo.

—Protocolo, ya sabe. Este es un tema serio, se trata de la prometida de nuestro príncipe.

—¿Cree que no lo sé? ¿Cree que no entiendo la importancia de todo esto?

—al parecer no lo suficiente. Llama aburrido el hecho de que Anelise es impura.— aquello le bajó los humos a Henry y Anelise se hundió aún más en dónde estaba sentada. Habiendo obtenido la reacción deseada, Beaumont se mostró triunfal — ¿Trata de endosar a la corona una novia mancillada, Eckhart?

Atónito, Henry lo fulminó con la mirada. —¿Mancillada? ¿Impura? ¿De que demonios me habla?

—Ya se lo dije, Truswell me lo a contado todo. Incluido la violación de parte del hermano de la madre superiora a la muchacha.

—A habido un error. Mis escoltas llegaron a tiempo para detener aquel ataque.

Eckhart parecía un león peleando por defender el honor de Anelise.

—¿Fue así realmente? Solo hay una manera para asegurarnos de la castidad de Lady Anelise.

—¿La palabra de su excelencia no cuenta, mi señor?— Anelise preguntó. En sus ojos brillaban unas sutiles lágrimas.

—Su honestidad no está siendo puesta en duda, mi lady. Pero cuanto pudo durar el ataque antes de que llegaran los escoltas?— insinuó Beaumont —pudo haber penetración en aquel instante, usted no lo sabría ya que se encontraba en estado deplorable. La más mínima gota de aquel hombre en usted, desencadenaría a un embarazo, ¿Sabe? Y no queremos bastardos sentados en tronos, ni hijos puestos en duda.

—No considero que esa sea una forma correcta para hablarle a Lady Anelise. Debería dirigirse con más respeto. Una vez aclarado todo esto, recuerde que ella pronto se encontrará muy por encima suyo, Beaumont.

—Si es que se aclara — le recordó.

—No pasó a mayores. Soy virgen aún.

—Eso esperamos. Para asegurarnos, será revisada por los médicos del palacio.

Anelise sintió como todo aire salía de sus pulmones y abrió los ojos, alarmada. —¿A qué se refiere con revisada?

—Personal capacitado se va a asegurar de que no haya ruptura de su castidad, Mi lady. Será un procedimiento que nos ayudará a descartar cualquier duda.

—No pueden hacer eso. Trsuwell estuvo en un error. ¡El hombre apenas se empezó a quitar los pantalones! Cayó con toda la ropa puesta cuando mis escoltas se deshicieron de él por aquella ventana.— A Henry toda aquella situación le parecía una barbaridad, creía que Anelise ya había pasado por suficiente como para ser expuesta de ese modo otra vez.

—Bueno, entonces no habrá ningún problema si es revisada. Después de todo, no va a ser ultrajada. Solo es protocolo.

—Si es un ultraje.— buscó excusas para salvarla de aquel contratiempo —a ningún esposo le gustaría que su mujer fuese profanada de este modo, mucho menos antes de la boda. ¿Ya han pedido permiso a su Alteza Real?

—Aun no es suya para pedir permisos. Pertenece a la corona, ambos lo sabemos. Creo que le gustará menos a su alteza real desposar a una mujer deshonrada. Debemos procurar el linaje, así que por favor, señorita Anelise, espere aquí.

Beaumont salió de nuevo. Anelise estaba muda, con el rostro pálido y las manos temblando.

—Truswell…maldito hombre. ¡No debí fiarme de él ni por un segundo!— Eckhart se maldijo a si mismo, caminando en círculos por el salón.

¿Habría contado también lo que Eckhart había dicho? Sobre Anelise siendo una de las mujeres más bellas que él había visto. Se paró frente a ella y vio como empezaba jugar nerviosamente con uno de sus guantes color púrpura.

—oh, henry..

Él se sorprendió al escuchar su nombre de pilar brotar de los asustados labios. Se acuclillo frente a ella y tomo sus manos entre las suyas. Ella estaba demasiado angustiada como para prestar atención a aquel gesto, de echo lo encontró reconfortante. Sentir sus manos envueltas en las de él la hizo regresar a el presente.

—Anelise, Anelise, escúchame. Trate de evitarlo, tu viste…no hay otra opción.— ella asintió, derramando la primera lágrima y mordiendo sus labios. —tendrás que hacerlo. Si quieres sobrevivir, haz lo que te dicen. Pronto todo acabará.

Aventuró sus agarre más arriba. Soltó las manitas de ella y enmarcó su rostro con ambas manos. Ella inhaló, sintiendo un dolor en el pecho y él se lamentó. Ojalá pudiese protegerla de aquellas humillaciones. Ojalá hubiese hablado él primero con Beaumont y así poder desacreditar a Truswell. De ese desgraciado se encargaría después.

—¿Sabes lo que me harán?— preguntó la ingenua jovencita.

—Si. No será agradable. De hecho, creo que incluso te dolerá.

—Nada puede doler más que este sentimiento de vergüenza que me late en todo el cuerpo, Henry.— le aseguró —quisiera cerrar mis ojos y abrirlos muy lejos de aquí.

Henry escucho pasos afuera y rápidamente se levantó, soltando su rostro y adoptando un gesto de indiferencia para no levantar sospechas. La puerta se abrió, entro Beaumont con tres hombres tras de si y uno que caminaba frente a todos. Verlo ahí lo hizo levantar sus defensas.

—Su alteza Real, que gusto volver a verlo.— Henry hizo una reverencia y trató de no mirar en dirección a Anelise.

—Se siente bien volver a verte por aquí, Eckhart. ¿Es ella?— preguntó.

—Asi es, su prometida tan largamente esperada.

—Tanta espera para que acabará siendo una ramera.— murmuró él Príncipe Ernest, acariciando el cuerpo expuesto de Anelise bajo el espantoso traje púrpura.

—Todo está siendo malentendido. Lady Anelise es casta.

—Casta o no, es la hija del desgraciado que mando a matar a mi madre, Eckhart.— gruñó el príncipe. —verla me da náuseas.

Anelise quería que la tierra se la tragara y la escupiera del otro lado del mundo. ¡Aquel hombre la odiaba tanto como ella a él! Menudo lío en el que estaba envuelta. ¿Qué clase de matrimonio espantoso le esperaba a la pobre?

—Quítese la ropa por favor.— indicó uno de los recién llegados. Anelise se levantó y empezó a deslizar lentamente uno de los lazos de sus hombros.

Las lágrimas se habían detenido y su rostro adquirió una expresión de acero. No quería mostrarse débil ante aquellos tipos. No quería perder la poca dignidad que le quedaba.

Exasperado, Ernest se acercó a ella y le dio un fuerte tirón a la espalda del traje púrpura. Ella chilló, asustada. El frente cayó después de otro jalón de parte de su alteza real, quien violaba todo protocolo en aquel instante. Ella sintió un nudo en la garganta al encontrarse semi desnuda frente a aquel cuarto lleno de hombres pero guardo cualquier gemido dentro de ella.

Aún tenía el corsé y las medias puestas junto con las enaguas pero Ernest se deshizo de cualquier vestimenta que portará la joven de cintura para abajo.

—Tan fácil que es hacer todo rápido.— dijo el hombre, respirando algo agitado por el esfuerzo que fue romper el vestido. —Apresúrense. Denle fin a todo, ya quiero irme. — le indico a los médicos.

Los hombre instaron a Anelise recostarse y a separar las piernas. Primero se acercó uno y reviso con tacto y vista y después el otro. Ella solo miro el techo sobre de ella, de manera perdida y mordió el interior de su mejilla hasta que saboreo su propia sangre en su lengua. Su corazón estaba demasiado acelerado y sintió más vergüenza que nunca en su vida. Este momento fue peor al que había tenido que pasar una semana antes, en la posada donde la madre superiora la había obligado a desvestirse frente al mozo. Mil veces peor.

Henry se había dado la vuelta, dándole la espalda a la grotesca escena.

—¿Qué pasa, Eckhart? ¿Te da miedo la vagina de mi ramera? ¿O porque huyes de verla?— el príncipe se mostraba burlón, al parecer el cruel acto que estaba presenciando le divertía.

—Es por respeto, no veo correcto observar lo que no quiere ser visto.— respondió Eckhart.

Henry apretó los ojos y tuvo que luchar contra su impulso de querer golpear a aquellos médicos, incluso a el príncipe mismo. El procedimiento duro apenas unos minutos pero para Anelise y el conde le pareció una eternidad.

Finalmente, los hombres terminaron.

—Es casta, su alteza Real— le dijeron. —Completamente virgen.

Aquello no pareció hacer mella en Ernest, quien aún lucía enfadado. —Bien entonces. Que suba a su habitación. No quiero volver a verla, si es posible, hasta la maldita boda.

Se dio la media vuelta y se fue. Los médicos se retiraron y solo quedaron Beaumont y el conde, con una derrotada Anelise que se acostó de manera fetal sobre el sillón.

—Gracias a dios que tenía razón, Eckhart. Imagina lo desagradable que hubiese Sido enterarnos de que lady Anelise era impura.— Beaumont anuncio con su voz aguda.

Anelise oprimió un sollozo.

—No debieron someter a la joven a este procedimiento.— le reprochó Henry.

—Claro que si. Y al hacerlo, le ahorramos a la joven muchas molestias. Su estancia y su compromiso con la corona acaban de ser asegurados con esto. Algún día me lo agradecerá.

Beaumont se fue sin decir más. En un instante, llegaron tres sirvientas, sin duda enviadas por él y ayudaron a Anelise levantarse de el sillón. Levantaron el destrozado traje púrpura y se lo acomodaron como pudieron para cubrir su cuerpo.

Eckhart finalmente se atrevió a mirarla y verla con el rostro mojado y la boca temblorosa le rompió el corazón. Se acercó a ella y las sirvientas bajaron la mirada.

—mi lady…

—Lo primero que voy a hacer en cuanto sea reina, será enviar a ese maldito ministro a la horca.— dijo entre dientes, con un gesto de bestia enjaulada.

Eckhart no supo que decir. Se había quedado con un hueco en el estómago después de presenciar la humillación que atravesó Anelise.

—El baúl ya está en la habitación de lady Anelise, su excelencia. El ministro Beaumont dice que ya puede retirarse si así lo desea — una de las criadas dijo en voz bajita, un hábito de todos los sirvientes de aquel palacio.

Él asintió y vio como Anelise iba prácticamente encima de ambas sirvientas, con un brazo puesto sobre cada una y la cabeza caída. Un roto vestido púrpura arrastraba tras de ella y un silencioso llanto le atormentaba los oídos. En ese instante, Henry supo que aquella imagen se grabaría por siempre en su mente.

Más populares

Comments

Kelina Escobedo

Kelina Escobedo

no fue de mi agrado e ste capítulo pero según lo que he leído tristemente esos capítulos negros de la época virreinal . Que horror

2024-02-24

0

Rose

Rose

hay Henry ya te enamoraste espero que puedan ser felices y acabar con los desgraciados 🤬 🤬🤬🤬🤬🤬

2024-01-02

1

Rose

Rose

hay Henry ya te enamoraste espero que puedan ser felices y acabar con los desgraciados 🤬 🤬🤬🤬🤬🤬

2024-01-02

0

Total
Capítulos
1 capitulo uno "el viaje"
2 capitulo Dos "Enferma"
3 Capitulo tres "¿rescatada?"
4 capitulo cuatro "La Princesa Perfecta"
5 capitulo cinco "mi aliado el conde"
6 capitulo seis "escapando"
7 capitulo siete "Llegando a el palacio"
8 capitulo ocho "Deshonrada"
9 capitulo nueve "Planes"
10 capitulo diez "reencuentros inesperados"
11 Capitulo once "La marquesa"
12 Capitulo doce "Una lady y su dama"
13 Capitulo Trece "Verde"
14 Capitulo Catorce "Mujeres Peligrosas"
15 Capitulo 15 "La orden de la princesa"
16 "Pasiones Dañinas"
17 Capitulo diecisiete "Un viaje al pasado"
18 Capitulo dieciocho "La misión de Emma"
19 Capitulo diecinueve "El obsequio"
20 Capitulo Veinte "Lucha"
21 Capitulo 21 "Enemistades y amores errados"
22 Capitulo 22 "La Coronación"
23 Capitulo 23 "Belleza Inesperada"
24 Capitulo 24 "Contigo"
25 Capitulo veinticinco "Adiós, Majestad"
26 Capitulo veintiséis "Otra desgracia?"
27 capitulo veintisiete "Confesión"
28 Capítulo veintiocho "Misterio en la corte"
29 capitulo veintinueve ''el beso de un príncipe "
30 capitulo treinta "Impulsos"
31 capitulo treinta y uno " Rechazos y sueños "
32 capitulo 32 "Huye conmigo"
33 Capitulo 33 "entre las sábanas de un rey"
34 capitulo treinta y cuatro "Discusión"
35 capitulo treinta y cinco "Sorpresa I "
36 Capitulo treinta y seis “Peticiones”
37 Capitulo treinta y siete “Sorpresa II”
38 Capitulo 38 “Hermanas”
39 Capitulo 39 “Reina”
40 Capitulo 38 “Hermanas”
41 Capitulo 40 “guerra declarada”
42 Capitulo 41 “Lejos de la Ciudad”
Capítulos

Updated 42 Episodes

1
capitulo uno "el viaje"
2
capitulo Dos "Enferma"
3
Capitulo tres "¿rescatada?"
4
capitulo cuatro "La Princesa Perfecta"
5
capitulo cinco "mi aliado el conde"
6
capitulo seis "escapando"
7
capitulo siete "Llegando a el palacio"
8
capitulo ocho "Deshonrada"
9
capitulo nueve "Planes"
10
capitulo diez "reencuentros inesperados"
11
Capitulo once "La marquesa"
12
Capitulo doce "Una lady y su dama"
13
Capitulo Trece "Verde"
14
Capitulo Catorce "Mujeres Peligrosas"
15
Capitulo 15 "La orden de la princesa"
16
"Pasiones Dañinas"
17
Capitulo diecisiete "Un viaje al pasado"
18
Capitulo dieciocho "La misión de Emma"
19
Capitulo diecinueve "El obsequio"
20
Capitulo Veinte "Lucha"
21
Capitulo 21 "Enemistades y amores errados"
22
Capitulo 22 "La Coronación"
23
Capitulo 23 "Belleza Inesperada"
24
Capitulo 24 "Contigo"
25
Capitulo veinticinco "Adiós, Majestad"
26
Capitulo veintiséis "Otra desgracia?"
27
capitulo veintisiete "Confesión"
28
Capítulo veintiocho "Misterio en la corte"
29
capitulo veintinueve ''el beso de un príncipe "
30
capitulo treinta "Impulsos"
31
capitulo treinta y uno " Rechazos y sueños "
32
capitulo 32 "Huye conmigo"
33
Capitulo 33 "entre las sábanas de un rey"
34
capitulo treinta y cuatro "Discusión"
35
capitulo treinta y cinco "Sorpresa I "
36
Capitulo treinta y seis “Peticiones”
37
Capitulo treinta y siete “Sorpresa II”
38
Capitulo 38 “Hermanas”
39
Capitulo 39 “Reina”
40
Capitulo 38 “Hermanas”
41
Capitulo 40 “guerra declarada”
42
Capitulo 41 “Lejos de la Ciudad”

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play