Verdades ocultas.

El mafioso se quedó en shock ante la declaración de Marsella. Kozlov era el hijo del hombre que Vincent había eliminado hace diez años por órdenes de Marco. La mente de Vincent estaba trabajando a toda velocidad, tratando de encontrar una forma de darle sentido a todo lo que acababa de escuchar.

Pero su determinación de seguir adelante con su plan para conquistar a Marsella era inquebrantable. No había nada que lo detuviera en su camino hacia ella.

Marsella se retiró de los brazos del mafioso y trató de recomponerse.

—No quiero estar más con Kozlov. —dijo Marsella con tristeza en su voz.

Vincent salió de sus pensamientos interrumpidos por el comentario de Marsella.

—Puedes hacerlo. —respondió Vincent con determinación.

—No hay manera de que pueda hacerlo, Vincent. Mi padre fue claro y no sé cómo voy a combatir eso. —recalcó Marsella.

—No se como vallas a tomar esto Marsella —dijo Vincent con brillo en los ojos.

Marsella frunció el ceño, confundida por la enigmática declaración del mafioso.

—No entiendo a qué te refieres —respondió Marsella, esperando que Vincent explicara lo que estaba pasando por su cabeza.

Vincent no respondió de inmediato, en su lugar, se acercó lentamente a Marsella. La miró a los ojos por un momento antes de tomar su rostro suavemente entre sus manos y acercar su rostro al de ella entregándose a un beso apasionado que dejó a ambos sin aliento. Vincent tomó los labios de Marsella con intensidad, mientras ella se dejaba llevar por el momento, sumida en una mezcla de emociones que no podía explicar. Después de unos segundos, Marsella separó sus labios de los del mafioso y colocó su frente contra la suya, tratando de recuperar el aliento.

—Vincent, esto no está bien. —dijo Marsella con la voz entrecortada.

—¿Por qué lo permitiste entonces? —preguntó Vincent, con una sonrisa en los labios.

—Porque me gustó. —respondió Marsella, sin poder evitar sonrojarse.

Vincent soltó una risa de felicidad, sabía que esto era algo especial y que no lo dejaría escapar. Tomó nuevamente a Marsella y le pripino otro beso, esta vez más suave y delicado.

En medio de ese momento, alguien tocó la puerta, interrumpiendo la ocasión. Marsella se asustó y se separó de Vincent, ambos intentando recomponerse. Vincent tomó la iniciativa y dijo con determinación

—Marsella, escucha. Voy a ayudarte a salir de esta situación, pero necesito que confíes en mí. —dijo Vincent con una mezcla de ternura y determinación en su voz.

Marsella se quedó sin habla ante las palabras de Vincent. Nunca antes había conocido a alguien tan decidido y dispuesto a ayudarla. Tomó un momento para procesar lo que acababa de decirle antes de responder.

—No lo sé, Vincent. Mi padre es un hombre muy recto y decidido cuando se propone algo y no sé si hay alguna manera de escapar de su control. —respondió Marsella con preocupación en su voz.

Vincent la miró fijamente, tratando de transmitirle su determinación.

—No te preocupes por eso ahora. Yo estaré contigo en todo momento y te ayudaré a encontrar una solución. ¿De acuerdo? —dijo Vincent con una sonrisa reconfortante.

Marsella asintió lentamente, sintiéndose un poco más tranquila con la presencia reconfortante de Vincent a su lado. El mafioso se puso de pie para ir a abrir la puerta ya que por segunda vez habían tocado. Antes de salir, beso de manera sutil a Marsella que la hizo sonreír levemente. Vincent salió de la habitación y se topo con Kozlov y ni siquiera lo miro, como si no existiera. Kozlov estaba desconcertado por la actitud del mafioso, sintiéndose ignorado y humillado.

—¿Por qué había escoltas en la puerta? —preguntó Kozlov a Marsella con tono desafiante.

—¿Eres estúpido? —respondió Marsella con desagrado— Son los escoltas del Sr. Vincent. ¿O acaso me has visto con escoltas?

—No es eso a lo que me refiero —dijo Kozlov acercándose a Marsella con aire amenazante y molesto por su respuesta. —Cuando venía a abrir la puerta, ellos me cerraron el paso y tocaron ellos.

—No tengo idea de lo que estás hablando, pero ya te dije, no son mis escoltas. —respondió Marsella con una mezcla de temor y enfado.

Kozlov se acercó a Marsella y exigió que se pusiera de pie. Marsella se negó, pero Kozlov la tomó de uno de sus brazos y la levantó de la silla con un movimiento rápido.

—Que sea la última vez que me llames estúpido, Marsella —dijo Kozlov oliendo su cuello y deslizando su dedo índice por sus pechos —Recuerda que eres mía, no importa lo que hagas.

Marsella sintió asco por Kozlov y unas lágrimas rodaron por sus mejillas.

—Hace mucho tiempo que no hacemos el amor y tengo muchas ganas de ti, Marsella —dijo Kozlov con evidente deseo en su voz.

—No quiero tener nada contigo, Kozlov —dijo Marsella entre lágrimas, tratando de resistirse.

—Lo siento, pero yo sí —dijo Kozlov mientras pasaba el dedo índice por sus pechos.

Marsella se sentía ob cena y vulnerable al dejarse tocar por el hombre que en algún momento había amado. Con lágrimas en los ojos, le reprochó.

—Me das asco, Kozlov. Tu padre estaría desilusionado de la persona en que te has convertido.

Kozlov, furioso, se detuvo en seco y alzó su mano derecha para abofetearla con fuerza, haciéndola caer al suelo. y agachándose a su nivel, le espetó.

—Nunca más vuelvas a pronunciar el nombre de mi padre. Eres lo que eres gracias a él, porque ni tu propio padre no te quiere, solo te ve como una caza fortunas hija de puta.

Marsella se quedó petrificada ante las palabras de Kozlov, y con lágrimas en los ojos, se puso en pie. Kozlov la miraba con rabia y desprecio.

—Ahora me vas a conocer —dijo mientras se desabrochaba la correa y se acercaba a ella. Marsella intentó alejarse, retrocediendo lentamente mientras Kozlov se aproximaba con malicia.

Finalmente, se encontró acorralada contra la pared, mientras él abrió su camisa y le arranco el sostén y desabrochaba sus pantalones. Pero en ese momento, un golpe en la puerta los interrumpió. Marsella se apresuró a recomponer su vestimenta y secar sus lágrimas, mientras Kozlov hacía lo mismo. Al llegar a la puerta, Kozlov abrió y encontró a Marco y su escolta del otro lado.

—¿Por qué has tardado tanto? —preguntó Marco, visiblemente impaciente.

—Le estaba enseñando a respetar a tu hija —respondió Kozlov, con ira en su voz, mientras abandonaba la habitación.

La puerta se cerró tras él y Marco se dejó caer pesadamente en el sillón, con un suspiro cansado. Mientras observaba a Marsella recomponiéndose, sintió una profunda tristeza por lo que había sucedido.

—No aprendes, Marsella. —dijo con voz grave, sin siquiera mirarla.

Ella se quedó en silencio, sollozando en silencio mientras las lágrimas seguían brotando de sus ojos.

—¿Alguna vez me has querido, padre? —preguntó Marsella, buscando desesperadamente una conexión con su padre.

Marco hizo un pequeño silencio antes de responder con dureza:

—Sí, te he querido, pero tú no sabes comportarte. —contestó frío y sereno.

Las lágrimas de Marsella se convirtieron en un torrente.

—¿No sé comportarme? —dijo entre sollozos. —¿Intentas que me quede viviendo con un tipo que lo único que me provoca es dolor y sufrimiento?

—No entiendes nada, Marsella. Quisiera decirte tantas cosas, pero no puedo, hija. Lo único que tienes que saber es que siempre te he querido y para mí eres lo más importante. Por eso necesitas estar casada con Kozlov.

Marsella estalló en furia.

—Me amas, pero no te importa que tu hija sea engañada y maltratada. ¿Qué clase de hombre te has convertido, papá? Cuando era niña, te veía como un héroe, como mi ejemplo a seguir, pero ahora me das asco, igual que Kozlov.

Marco se levantó de su asiento y se acercó a Marsella con tristeza en su mirada, intentando abrazarla, pero ella lo rechazó.

—No digas esas cosas, Marsella. Si te explicara, no entenderías, hija. Eres lo más importante que tengo en la vida, aunque no comprendas las cosas. —dijo mientras intentaba abrazarla de nuevo, pero ella lo rechazó.

—Ahora sé por qué mamá se separó de ti. Das asco, padre. —dijo Marsella con rabia en su voz.

Marco se puso de pie y se dirigí a Marsella y le soltó una brutal bofetada haciéndola tambalearse.

—Por esa razón, Kozlov se comporta así. Eres una mujer muy irrespetuosa, Marsella. —dijo Marco mientras se dio media vuelta para salir de la oficina, dejando a Marsella sola con su dolor.

Al salir, Marco se dirigió al elevador, donde lo esperaba John. A pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura, se le veía muy impaciente, moviéndose inquieto mientras esperaba a que las puertas del ascensor se cerraran.

—¿Problemas con Marsella? —preguntó John, tratando de romper el silencio.

—Sí, nuestra relación se ha deteriorado últimamente —respondió Marco con tristeza.

—¿No has pensado en contarle la verdad? —preguntó John, preocupado.

—Lo he considerado, pero no creo que esté lista para escucharla todavía —dijo Marco llevándose una mano a la cabeza.

—Mientras más tiempo pase, más difícil será para ella, Marco —insistió John.

—Lo sé, John, pero no puedo hacerlo. Ella no está preparada y menos ahora que hemos logrado asociarnos con Vincent.

—Vincent, a quien le hemos entregado casi todo a cambio de casi nada —comentó John, con una pizca de resentimiento en su voz.

—No vamos a tener esta conversación de nuevo —dijo Marco, ya molesto.

—Hemos construido este imperio juntos, Marco. Soy tu mano derecha, pero parece que no me escuchas —respondió John, levantando la voz.

—John —espeto Marco y suspiró profundo. — lo que hemos acordado con Vincent se llevará a cabo, estés de acuerdo o no. Si no te gusta, deberías reconsiderar si quieres seguir trabajando conmigo —concluyo Marco, saliendo del elevador primero.

John quedó sorprendido ante la respuesta de Marco quien se dirigía hacia su vehículo, una rabia empezó a apoderarse de John contra su socio y sus decisiones.

Marco se adentró en su vehículo y, al sentarse, se encontró con Kozlov. Su expresión seria era una clara señal de que tenía algo importante que decir.

—¿Qué sucede, Kozlov? —preguntó Marco con cansancio en su voz.

—Es sobre Vincent —respondió Kozlov sin rodeos.

Marco se llevó las manos a la cabeza con frustración. Apenas había discutido con John sobre Vincent y ahora Kozlov volvía a la carga.

—¿Qué hay de Vincent, Kozlov? —preguntó Marco, impaciente.

—Me pareció extraño cómo se dirigió a Marsella. Parecía conocerla de antes. Y el hecho de que le haya pedido que sea su secretaria no me agrada. —respondió Kozlov, con seriedad.

—¿Eso es todo? —preguntó Marco, sin darle mucha importancia.

—Vincent puede utilizar a Marsella para atacar tu punto débil y hacerte daño —insistió Kozlov.

—Kozlov, trabajarán juntos, nada más. —respondió Marco, evasivo.

—No confío en él. Puede seducir a Marsella y destruirte. —dijo Kozlov, con un dejo de enojo en su voz.

Marco soltó una risa burlona.

—¿Te molesta que alguien más tenga sexo con Marsella? —preguntó Marco, en tono divertido.

—Es mi mujer, Marco. —dijo Kozlov, claramente enfadado.

—Deberías haber pensado en eso antes de acostarte con una de tus mujeres en su propia cama. Si ella lo hace, está en su derecho. Aunque Marsella no lo hará. Ella no es así. —respondió Marco, con firmeza.

—En cuanto a Vincent —continuó Marco —No es un tipo que se deje cegar por los sentimientos. Si quisiera hacerte daño, no usaría a una mujer para eso. Además, ¿qué interés podría tener en Marsella? Es un hombre que ha tenido tantas mujeres como ha querido. Así que no te preocupes por Vincent. —concluyó Marco, tratando de cerrar el tema.

Marco sabe cómo piensa un mafioso, pero no podía imaginar cómo piensa alguien tan peculiar como Vincent, quien tenía planes para destruirlo y, además, tenía planes con Marsella.

...⛓⛓...

Vincent condujo su Jaguar hacia su casa mientras caía la noche. Había sido un día estresante para el jefe de la mafia, un día en el que había puesto mucha atención en su negocio, desde cerrar el trato con Marotti Contractors hasta los negocios que su hermano había atendido en Lipetsk. También fue un día en el que obtuvo muchas respuestas, algunas que ni siquiera estaba buscando, pero aún así lo dejaron con más interrogantes o. La revelación de que Alexandre Petrov era el padre de Kozlov le había generado aún más dudas. Cuando se acercaba a su propiedad, sonó su teléfono y era un mensaje de Marsella. Una sonrisa se formó en su rostro cuando leyó su nombre.

De: Marsella.

Para: Vincent.

—¿Hola, qué tal tu día?

Vincent esperó hasta que estuvo dentro de su per house para responder.

De: Vincent.

Para: Marsella.

—Fue un poco acelerado, pero todo fue normal. ¿Qué tal el tuyo?

Se sentó en su cama, sin apartar los ojos de su teléfono, esperando la respuesta de Marsella.

De: Marsella.

Para: Vincent.

—Mi día no fue horrendo, Vincent. Me estaba ahogando en mis pensamientos y no podía pensar en nadie más con quien hablar excepto tú.

Ese mensaje provocó una sensación bonita en Vincent pero también preocupación.

De: Vincent.

Para: Marsella.

—¿Quieres platicar?

De: Marsella

Para: Vincent.

—Si, me gustaría eso.

De: Vincent.

Para: Marsella.

—¿Comida china en mi coche.?

De: Marsella.

Para: Vincent.

—Está bien <3

De: Vincent

Para: Marsella.

—Nos vemos en .......en 30 minutos.

—J.Reyes.

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Comments

J. Reyes

J. Reyes

Buenas la empezare a actualizar nueva vez estuve off por unos asuntos personales pero ahí voy con toda

2024-02-25

1

Nancy Martinez

Nancy Martinez

no paro de aplaudir tu novela x lo original 👏👏👏👏👏 felicitaciones y saludos desde Argentina, Buenos Aires 🇦🇷

2024-02-17

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