Vincent despertó temprano con una determinación férrea en su mirada. Había dejado saber a Marco que tenía un gran negocio para proponerle, pero en realidad, su objetivo final era destruirlo y el trofeo final, Marsella. Durante mucho tiempo, había planeado meticulosamente su venganza, pero ahora la pasión que sentía por Marsella lo impulsaba a tomar medidas drásticas algo que nunca había considerado antes.
Mientras se vestía, se detenía de vez en cuando para recordar el día anterior con Marsella y una sonrisa traviesa ilumino su rostro. Tenía deseo de verla en las oficinas de Marco. Pero su mente estaba más enfocada en su plan y estaba decidido a llevarlo a cabo, sin importar las consecuencias.
Después de arreglarse, Vincent se detuvo frente al espejo. Se veía impecable con su camisa azul turquesa ceñida a su cuerpo, que realzaba sus músculos y le daba una apariencia intimidante. Combinó su camisa con unos pantalones negros elegantes y unos zapatos negros brillantes que hacían juego con su reloj Rolex súper lujoso.
Vincent salió de su habitación y dirigió sus pasos hacia el garaje, donde una amplia selección de vehículos estaba a su disposición. Pero eligió su Porsche convertible y se lo hizo saber a su escolta para que se alistaran.
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Conducía con el viento en su rostro y la mente fija en Marsella. Había tomado su corazón por completo y no había nada que pudiera cambiar eso. A pesar de ser un magnate con un séquito de admiradoras, él solo tenía ojos para la pequeña de ojos verdes y cabello oscuro.
Finalmente, llegó a Marotti Industries, donde su presencia era siempre un terremoto en el edificio. Los empleados se detenían a su paso y las miradas se clavaban en él mientras avanzaba hacia la oficina de Marco. Sabía que estaba a punto de proponerle un trato, uno que no solo le reportaría ganancias, sino que también sería una victoria personal en su plan para destruir el imperio de su rival.
Antes de llegar a la oficina, Vincent fue abordado por la secretaria de Marco, quien lo miraba con deseo mientras jugueteaba con su cabello. Pero Vincent no estaba interesado en sus insinuaciones.
—Buenos días, Sr. Vincent. El Sr. Marco aún no ha llegado, pero puede esperarlo aquí. —saludó la secretaria con una sonrisa, retorciendo su cabello.
—Está bien, esperaré aquí. —contestó el mafioso con indiferencia y sin devolver el saludo.
Vincent se sentó frente a la secretaria de Marco, quien seguía intentando llamar su atención con movimientos seductores. Sin embargo, Vincent estaba concentrado en su teléfono y estaba al tanto de todo lo que estaba haciendo la secretaria.
—¿Te sientes bien? —preguntó a la secretaría.
La secretaria rápidamente se compuso.
—Si señor. —respondió mordiéndose los labios y mirándolo con lujuria. —¿Por qué lo pregunta?
—No paras de moverte y constantemente golpeas el piso con el taco de tu zapato y yo estoy tratando de leer algo importante, pero el ruido me distrae ¿Podrías parar? —comentó, con su fría mirada en ella.
La secretaria quedó desconcertada por su respuesta, pero esa era solo la esencia de Vincent.
Luego de unos minutos Vincent logra ver a Marco llegar acompañado de todos sus socios, se le veía jubiloso, quien no perdió tiempo cuando alcanzó a ver a Vincent para saludarlo.
—¿Cómo estás hombre? —dijo Marco mientras le extendía la mano.
—Bien. —respondió devolviendo el apretón de mano.
Los demás socios saludaron con la mirada el cual Vincent asintió.
—Vamos a dentro no perdamos tiempo —invitó Marco.
Todos entraron a la extensa oficina de Marco y toman asiento pero Vincent se queda de pie.
—Vamos a empezar Vincent, toma asiento. —Invitó Marco entusiasmado.
—Solo voy a conversar contigo —comentó Vincent mirando fijamente a Marco.
Los socios miraron a Vincent incrédulos por su petición, Marcó echó un suspiro pero a Vincent no le importaba en lo absoluto lo que pensaran los demás.
—Vincent, hombre, estos son mis socios, cualquier negocio que haga deben de estar aquí porque forman parte de todo esto. —espetó Marco.
*
—Solo voy a conversar contigo. —volvió a repetir Vincent sin quitar su mirada fría sobre Marco.
Se instaló una nube tensa en el lugar con las palabras de Vincent, los socios empezaron a murmullar, y uno de ellos dijo.
—Vincent, eres un hombre de negocios y sabes que estas cosas se manejan así.
—Solo voy a conversar contigo Marco, si lo vuelvo a repetir saldré de aquí. —contestó con firmeza el mafioso mirando aún a Marco.
Marco frotó sus manos y la pasó repetidas veces por su cara y dijo.
—Está bien, salgan todos por favor yo me encargo de esto y luego les dejo saber.
Los socios miraron a Marco claramente molestos y John, el socio más importante se puso de pie y fue hacia Marco.
—¿Quién diablos es este tipo que puede venir aquí y poner reglas por encima de nosotros.? — Dijo con mucha rabia. —Hace días vino y aceptamos todo lo que pidió y ni siquiera te importaron nuestras opiniones. Nosotros somos una organización y todos los negocios deben de hacerse bajo nuestra presencia.
Vincent interrumpió a John.
—Marco no tengo mucho tiempo, si vamos a hacer la negociación me dices ahora o me marcho —comentó el mafioso con calma.
John no soporto como Vincent se mostraba ante ellos con una actitud que para el les faltaba el respeto y se dirigió con rapidez a Vincent y sacó una pistola y le apuntó.
Los demás socios se asustaron y Marco pegó un suspiro. Los escoltas de Vincent hicieron el intento de hacer algo pero Vincent con una seña los detuvo.
—¿Que diablos haces John.? —exclamó Marco con preocupación.
John ignoró por completo a Marco quien seguía apuntando a Vincent.
—¿Escúchame hijo de la gran puta, no me importa quien eres, pero no puedes venir aquí y creerte que por que aceptamos un negocio contigo o porque vas a matar a Petrovic tenemos que aceptar todo lo que quieras. —manifestó John enfurecido.
El Mafioso no se inmutó, no movió ni un solo músculo de su cuerpo a pesar de tener una arma apuntándola. Pero luego Vincent se acercó a John y se puso de frente a el chocando su pecho con la punta del arma y con una mirada fría y voz profunda empezó a hablar.
—La muerte es un lienzo en blanco y los asesinos somos los artistas que lo pintamos con nuestros actos. No se trata solo de tener una mente fría y un corazón vacío. Se necesita mucho más para ser capaz de matar con éxito. Se requiere un profundo conocimiento de uno mismo y de los demás, la habilidad de ver a través de las mentiras y engaños que nos rodean.
Los asesinos como yo no matamos por placer, sino por necesidad. Requerimos habilidad, pero también valor para enfrentar las consecuencias de nuestros actos. A diferencia de la mayoría, sabemos que la muerte es una constante en nuestro trabajo y estamos preparados para enfrentarla. Matar es un arte que se basa en la fuerza de voluntad y la determinación. Un arte que requiere la capacidad de ser implacable pero también compasivo. Sabemos que cada vida que tomamos tiene un valor, no solo para la persona que hemos matado, sino también para nosotros mismos. Somos los artistas que pintamos el lienzo de la muerte, pero también somos las víctimas de nuestra propia creación.
—John detente por favor. —gritaba Marco asustado.
La adrenalina en la oficina estaba en los cielos y la tensión subía con cada minuto que pasaba.
—No se si has entendido John lo que te acabo de explicar pero de algo si estoy seguro es que yo estoy preparado para morir porque ya hace mucho que lo hice, pero de algo estoy más seguro y es que que no tienes la determinación ni el valor para matar, porque si la tuvieras hace tiempo habrías apretado el gatillo —declaró Vincent mientras hacía fuerza a la punta de la pistola con su pecho.
—Así que, no lo volveré a repetir, solo voy a hablar con Marco y con más nadie —concluyó dando un paso atrás.
Marco se apresuró a calmar a John quien aún apuntaba con el arma a Vincent. Marco fue hacía el y lo calmó haciendo que bajara el arma y pidiéndole a los demás socios que salieran de la oficina.
El momento que había transcurrido había sido terrorífico para los socios de Marco quienes miraban a Vincent llenos de miedo.
Cuando todos se prestaron para salir Vincent acomodando su camisa volvió a hablar.
—Una ultima cosa John y quiero que te quede muy claro, si intentas otra vez en tu miserable vida de mierda, apuntarme con un arma te mato antes de que tengas la oportunidad de tocar tu propia arma. —advirtió el mafioso con una mirada amenazante.
Marcos sacó a todos de la habitación, incluyendo a su escolta y Vincent saco la suya, para quedar a solas con Marco.
—Quiero disculparme por la actitud de John. No sé por qué reaccionó así, pero espero que no afecte a nuestra negociación —comentó Marco, con tono preocupado.
Marco sabia que no podía permitirse perder la oportunidad de hacer negocios con Vincent, ya que era más seguro tenerlo como aliado que como enemigo.
—No te preocupes, Marco. Pero debo advertirte que debes tener cuidado con él. La ira no es suficiente para matar, pero sí para traicionar. —advirtió Vincent con cierta frialdad.
—Entiendo tu preocupación, Vincent, y te aseguro que me encargaré de John para que esto no vuelva a pasar —respondió Marco, tratando de transmitir seguridad.
Ya con la marea baja ambos líderes mafiosos se preparaban para hablar.
—Debo confesar que me sorprendió que me llamaras para proponerme hacer negocios. —expresó Marco.
—Así es este mundo Marco, las cosas pueden cambiar de un momento a otro. —respondió Vincent.
—Pues te escucho, cual es tu propuesta….
—J.Reyes.
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Comments
Λlι Cαя∂ιηαlι✨ ♥️
Que hombre por Dios.
2023-06-25
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