16.

El calor siempre era bueno. El fuego podía lograr muchas cosas, pero también provocar muchos problemas.

Bley nunca había sentido la calidez de alguien. Los abrazos eran algo que estaban extintos de su vida. La última persona que lo había abrazado con amor real, con cariño y bondad, había sido su mamá. Y, a pesar de que incontables veces le había pedido abrazos a su padre, aprendió a dejar de rogar, de pedir, de implorar por uno porque jamás lo había obtenido.

Nunca pedía nada. Nunca pedía ni siquiera un abrazo a nadie porque, si su padre no era capaz de abrazarlo, ¿quién lo iba a hacer? Si, la persona que lo había engendrado lo rechazaba, ¿por qué iba a obtener la aprobación de alguien que ni siquiera tenía su sangre?

Le gustaba el invierno y le gustaba la nieve porque siempre sentía que, de alguna manera, era lo que más cerca estaba de como era su vida.

Y, para él, su vida era tres simples palabras: solitaria, injusta y fría.

Sin embargo, al removerse en el lugar en el cual se encontraba, sintió calor. Sintió esa calidez que, durante muchos años había estado ansiando el poder sentir o experimentar. No fue capaz de abrir los ojos y no quiso esforzarse en hacerlo para no dejar de tener aquello. Quiso disfrutarlo al máximo si es que era un sueño. Quiso disfrutarlo al máximo si era una imaginación. Fue algo tan perfecto que sintió que podía dormir por horas infinitas sin tener que preocuparse de ningún dolor, responsabilidad ni nada.

Y, cuando sus ojos se abrieron, notó que estaba en su cama.

Miró a todos lados porque no sabía como había llegado ahí. Pestañeó un par de veces y reviso su cuerpo pensando cosas malas, pero nada tenía. No supo si había sido un sueño lo del choque o no y, mientras más pensaba, más dolor de cabeza obtenía.

Quiso poder saber de dónde había provenido aquel calor, de donde había venido ese fuego que le había eliminado el frío de forma inmediata y no fue capaz porque no tenía nada claro.

Se movió para ponerse de pie y tenía un pijama que tampoco recordaba haberse puesto.

Dio unos pasos viendo que ya estaba de día y decidió bajar para intentar hablar con su padre y entender todo lo ocurrido de una buena vez. Dio pasos lentos porque su pierna le seguía molestando un poco y bajó las escaleras con cuidado cuando escuchó voces. No era solo una, no era solo la de su padre, sino que la de muchas personas a la misma vez que parecía que estaban a nada de comenzar a pelear y golpearse.

Aceleró el paso porque escuchaba una voz diferente. No sabía si habían policías o qué, pero era una voz que nunca antes había escuchado.

Antes de poder llegar al lugar, vio saliendo a Soel, Camilo y el pelirrojo. Chocó miradas de inmediato con él y se detuvo porque su rostro se veía diferente y, la forma en que lo miraba, era diferente completamente. No supo que hacer y los vio pasar. Se quedó ahí y no pudo evitar mirar sobre su hombro para verlo haciendo lo mismo.

No supo muy bien lo que estaba sintiendo en su interior por esa mirada. No supo si se estaba imaginando cosas o qué porque, quien lo estaba mirando, no se veía como Maverick en lo más mínimo.

Y, naturalmente, no lo era.

Porque, después de mucho tiempo, Alay estaba reinando en el día y Maverick se había quedado en la oscuridad.

—Eso fue raro. Te imaginé muerto y, al hijo del presidente, ya al otro lado del mundo por haber sido vendido por ser demasiado lindo. ¿Te sientes bien?

Le dio una breve mirada al chico. Se notaba que era su amigo, pero resultaba que él nunca lo había visto. Pestañeó un par de veces y atinó a solo asentir un par de veces para caminar. Miró a todos lados notando todo demasiado vigilado y que los guardias estaban esparcidos por cada lugar.

Para este punto, Alay era la personalidad primera por ser la más antigua, la que permanece durante más tiempo y la que se corresponde con el nombre auténtico de la persona. Esta personalidad suele ser pasiva, dócil, resignada, apocada, convencional, sumisa, respetuosa, dependiente y con tendencia a culpabilizarse excesivamente de todo.

Por el contrario, la personalidad que había aparecido después de todo lo ocurrido con Ilay era Maverick, era la más agresiva, dominante, desconsiderada con los demás, rebelde, con tendencia a los comportamientos peligrosos o arriesgados y, con bastante frecuencia, con características antisociales y autodestructivas.

Ahora mismo, la segunda estaba, por decirlo de alguna manera, apagada, y era la primera quien estaba manejando todo y no quería verse como un desconocido, pero no sabía qué hacer. No sabía muy bien lo que debía realizar y, para las explicaciones, había tenido suerte de zafarse de todo. Pensó que todo iba a estar demasiado bien y que nada más se iba a poder ir a la habitación y quedarse ahí encerrado hasta que Maverick fuera a salir, mas no.

—Disculpa, ¿cómo dijiste que te llamabas? —le preguntó al chico que lo había estado siguiendo todo el tiempo mientras no dejaba de hablar.

Camilo se detuvo y le dio una breve mirada sintiéndose ofendido.

—No lo puedo creer. Olvidaste mi nombre.

—Lo lamento mucho, a veces no recuerdo muy bien los nombres —se excusó.

—Y te estás disculpando —comentó mirándolo extraño —. Que raro estás. ¿No tienes fiebre o algo? Además, ¿tu voz no era más ronca? ¿No eras más intimidante?

Alay se quedó pensando en qué decir. Y, para su buena suerte, antes de que Camilo le exigiera una respuesta, su teléfono comenzó a vibrar y no tardó en responder porque era su esposa.

Lo vio alejarse más que embobado con el teléfono olvidándose de todo y respiro en paz.

Tragó saliva para girar sobre sus pies y seguir caminando. Recordaba como había llegado a la habitación la vez pasada, así que nada más decidió irse a ella. Sabía que, de día, lo mejor era estar alejado de todo el mundo porque no iba a saber muy bien como manejar las cosas que podían ocurrir y, lo que menos deseaba, era provocar problemas que luego, Maverick, iba a tener que resolver.

Apretó el botón del ascensor viendo que las puertas se abrían.

—¡Oye, tú!

Se mantuvo mirando al frente hasta que sintió llegar a la persona.

—Te dije que no te iba a dejar en paz. Lo que hiciste no estaba en los planes, nada más tenías que traerlo a casa, no llevártelo a quien sabe dónde.

No habló. Vio como las puertas se iban cerrando.

—¿Estás sordo o qué? —preguntó el otro furioso por todo lo que había ocurrido y por el miedo que había sentido.

—Déjame en paz —dijo y no fue con un tono amenazante, más bien fue una simple petición que Soel no tomó mucho en cuenta.

Presionó el botón del ascensor de nuevo y no tardó mucho en abrirse, pero no pudo entrar porque su brazo fue tomado. Y tal vez no estaba la personalidad más agresiva, fría e intimidante afuera, pero eso no significaba que Alay se podía dejar tratar como un trapo sucio.

—¿No lo entiendes aún? No confío en ti, Maverick y nunca lo voy a hacer. Por mí es mejor que te vayas lo más pronto posible para no tener que verte la cochina cara.

Alay lo quedó mirando unos segundos y no entendía mucho porque le estaba reclamando algo, pero sí noto que estaba involucrando demasiado sus sentimientos a simple vista.

—No me interesa si confías en mí, déjame en paz y ya.

Soel lo vio girarse con simpleza y le pareció extraño el hecho de que no lo estuviera estrangulando y que, extrañamente, se viera con más paciencia que otros días no tenía.

—¡Espérate que aún no he terminado de hablar contigo, imbécil! —gritó tomándolo de su brazo y fue cuando recibió un empujón.

—La conversación se terminó —soltó mirándolo de manera seria —. Si tienes algún problema, háblalo con el jefe.

—¡Te crees…!

—Soel —no pudo seguir hablando cuando Bley apareció.

Los dos le dieron una breve mirada y el rubio los examinó a ambos porque era más que evidente que estaban discutiendo igual que siempre, pues el verlos abrazados y soltando chistes era algo que había entendido que jamás iba a suceder.

Sus ojos azules se centraron en los negros del pelirrojo. No supo qué era lo que tenía, pero su esencia era diferente y casi atrayente.

Pensó en que estaba comenzando a acercarse a un fuego abrasador y no le preocupó mucho.

—¿Necesita algo? —preguntó Soel con amabilidad.

—Sí, que nos dejes solos. Quiero hablar con Maverick.

No le gustó mucha esa petición. Quiso negarse un poco o poner una excusa para no irse, luego nada más asintió para retirarse de manera lenta.

Alay lo vio alejarse y, por un segundo, sin saber si eran amigos, enemigos o rivales hasta la eternidad, quiso pedirle que se quedara porque, quien lo estaba mirando, le estaba provocando demasiado nerviosismo que nunca antes había experimentado. Retrocedió un paso por precaución y para protección a sí mismo. Tragó saliva y le costó mucho el poder mirarlo a los ojos y Bley fue consciente de eso. Lo vio grande igual que siempre, pero no ese grande intimidante que lo había tirado al baño como un perro, sino que un grande que le daba cierta confianza y una enorme curiosidad.

—¿Le dijo a mi padre lo que me hizo? —preguntó de manera clara y sin el más mínimo titubeo.

El pelirrojo de inmediato se imaginó cosas malas.

—¿Lo que le hice?

—¿O me va a decir que lo olvidó?

Tragó saliva y pensó en qué decir.

—Aunque, claro, ya se debe haber dado cuenta que a mi padre no le importo mucho y por eso creyó que podía hacerme eso y tratarme como le diera la gana. Pero, seré claro. Si vuelve a llevarme a algún lugar que yo no haya autorizado, tendrá graves problemas y no se le ocurra volver a maltratarme porque, si eso ocurre, dígale adiós a su trabajo.

Lo quedó mirando y no supo si asentir, soltar un “sí” o qué. Lo vio pequeño y su cabello era largo. Quiso preguntarle si recordaba aquella vez en que se habían visto sin saber que Bley estaba considerando hacerle la misma pregunta porque, de aquella manera, mientras más lo miraba, más se iba pareciendo a la persona que había visto esa vez.

Ninguno de los dos apartó la mirada y tampoco dijeron algo. Por casi un minuto, solo se estuvieron mirando, hasta que Bley aclaro su garganta.

—Si falta de nuevo a mis órdenes, entonces hablaré con papá y le daré motivos suficientes para que sea despedido. No crea que no sé como convencerlo, Maverick.

El pelirrojo únicamente asintió. Y lo vio marcharse. Lo vio caminar viendo su cabello cayendo sobre su espalda mientras daba pasos lentos para llegar a la escalera.

Hace mucho tiempo que no veía un Omega, hace mucho tiempo que no sentía feromonas de ninguno. La última vez que se había involucrado con uno, todo había terminado fatal y de una manera desastrosa que no hubo forma de regresar el tiempo atrás jamás. Pero ahora estaba viendo a uno y pensó que, todos los otros Omegas que había conocido a lo largo de su vida, no eran absolutamente nada.

Lo siguió con la mirada todo el tiempo hasta que llegó al primer escalón y Bley pudo sentir que lo miraba. Quiso solamente subir las escaleras, pero la curiosidad le ganó, entonces lo miró y Alay la sintió como una mirada tímida, curiosa y nerviosa para luego desaparecer por las escaleras.

Más populares

Comments

☜♡☞Nino☜♡☞

☜♡☞Nino☜♡☞

creo que las dos personalidades se tienen que volver una. y ojala lo hagan, pues no es bueno siempre ser ingenuo y bueno tambien necesita poder y ser frio como maverick a la final son uno y ojala se unan los dos. para asi poder dar amor y proteger a bley

2024-10-19

2

Zulim

Zulim

Me encanta la interacción con Alay y Bley... Pero que pasará cuando vuelva Maverick?😨

2024-05-03

5

Zulim

Zulim

OMG!!! QUE LINDOOOO😆😆😆💖💖

2024-05-03

4

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play