—Bueno, no hay cambio alguno en su cuerpo. Todo sigue, muerto, por decirlo de alguna manera. Para la edad en la cual se encuentra es mejor que acepte el hecho de que nada va a cambiar jamás.
Bley estaba acostumbrado a oír eso.
No era algo nuevo porque lo oía desde pequeño. Todos sus exámenes siempre salían malos, nada resultaba bien y no había ni una sola reacción sin importar lo que se hacía para obtener algo. Le habían sacado sangre, había estado expuesto a tantas feromonas de otros Alfas y artificial que ya había perdido la cuenta.
Nada olía, jamás sentía algo y su cuerpo no reaccionaba ni aunque estuviera expuesto a feromonas de veinte Alfas dominantes con sus ciclos de calor.
—Bien, puede enviarle los resultados a mi padre, por favor. Le importan más a él que a mí, así que será otro dolor de cabeza.
—Lo lamento mucho, he hecho todo lo que puede estar a mi alcance, pero son muy pocos los Omegas que tienen estos problemas. Por lo normal, algunos son recesivos de un cincuenta por ciento, incluso un setenta, un veinte o un diez, aunque nunca ha habido alguno que sea un cien por ciento.
Quería hacer que nada ocurría. Siempre se esforzaba en hacer ver que nada le sucedía, molestaba, dolía, enojaba o le faltaba. Llevaba mucho tiempo fingiendo que todo le daba igual, pero comenzaba a creer que cada vez estaba más cerca de llegar a un límite donde nada iba a poder ocultar y que simplemente dejaría salir todo el dolor que llevaba en su interior.
Tomó sus cosas para irse pronto porque tenía otra cita médica. Quiso ponerse de pie y marcharse pronto, mas no fue capaz porque había una cosa que siempre esperaba tener algo positivo.
—¿Tampoco podré tener algún bebé?
El doctor le dio una breve mirada. Era el mismo doctor de siempre, así que conocía todo su historial médico al derecho y al revés.
—Me temo que es algo imposible. Como le dije, los Omegas recesivos pueden tener aunque sea una oportunidad de tener un hijo, sin embargo, su situación es mucho más negativa que la de cualquier otro.
—Bien. No tengo feromonas, no las huelo, tampoco tengo ciclos de calor y menos podré tener un bebé. Tal vez todos tienen razón, quizás solo soy un Beta ordinario.
Se puso de pie para caminar a la salida.
—No pierda la esperanza. Tiene un útero, los Betas no tienen úteros.
—¿De qué sirve que tenga uno si estará ahí de adorno? Jamás habrá un bebé ahí —habló de mala gana.
No deseaba tener un bebé de inmediato, pero no podía evitar el hecho de que, incluso para poder tener un bebé aún siendo un Omega, era inservible. Pensó en que con eso más motivos tenía su padre para tratarlo mal y hacerle saber que nada valía.
—Solo tiene veintidós años.
—Sí y pronto tendré treinta. Usted sabe como es mi padre y lo que piensa de mí, al menos, si pudiera tener un bebé no me encontraría tan inútil —soltó para abrir la puerta y salir rápidamente.
Se quedó viendo el pasillo y cerró sus ojos apoyando su espalda en la puerta. Pasó una de sus manos por su rostro e intentó eliminar esos pensamientos de su cabeza para no mortificarse. No quería seguirse maldiciendo porque, para algo más, no servía, pero le era casi imposible cuando era lo único que su padre siempre le recordaba sin parar.
Miró a su derecha viendo a sus guardaespaldas y caminó al otro lado para ir a otra cita médica que tenía pendiente.
Los guardaespaldas lo siguieron de lejos y, al verlo entrar a otro lugar, se quedaron afuera esperando.
—Oí que siempre va a médicos —comentó el que estaba al lado del pelirrojo —. Que incluso ha sido revisado por médicos alemanes y chinos y nadie puede darle un resultado.
El otro no dijo nada porque estaba viendo la puerta esperando que se fuera a abrir.
—Es extraño que sea un Omega recesivo. Ni siquiera se nota. Es muy hermoso y su cabello se nota muy fino y brilloso, ¿qué piensas tú? Aunque de cobarde no tiene mucho para haberte hablado de esa manera hace un rato. ¿Por qué lo mirabas tanto?
—Solo me gusta mirar y ya.
—Pues, que raro es eso. Imagino que todas las personas te tratan mal si las quedas mirando así. En fin, me voy a sentar un poco. De seguro que tendremos que estar aquí todo el día.
Maverick no se sentó ni un solo poco. Se quedó de pie todo el tiempo porque, lo que más odiaba, era estar sentado sabiendo que, el pararse, le iba a quitar segundos fundamentales para algo. Caminó un poco y, al verlo salir de esa puerta y verlo entrar a otra, se acercó otro poco.
Apoyó su espalda en la pared mientras nada más miraba el suelo.
—¿Ves? Te lo dije. Ya llevamos dos horas aquí metidos. Al menos, deberían ponernos sillones cómodos. ¿No estás cansado de estar de pie?
—No.
—Que hablador eres. Escuche que obtuviste diez en todas tus pruebas, incluso bajo el agua y…
Habló muchas cosas, pero la mayoría fueron ignoradas. Mavarick era bueno seleccionando lo que era importante y lo que no. No oía nada que no deseaba ni veía nada que no le gustaba. Ahora mismo, en su cabeza no habían más puertas que la que Bley había cruzado, tampoco habían más personas a su alrededor y fue así hasta que lo vio salir.
—Llévenme a casa, por favor —dijo el Omega sin mirar a ninguno.
Había sido una orden sin duda alguna, pero con la debida amabilidad. Los dos lo siguieron sin decir ni una sola palabra. El otro se encargó de abrirle la puerta y salieron fuera donde estaban sus demás hombres y se distribuyeron de la misma manera.
Se quedó mirando por la ventana todo el tiempo pensando en todas las cosas que le habían dicho. Había hablado mucho tiempo con el psicólogo también sobre lo ocurrido porque no era algo que podía simplemente ignorar. Los disparos se repetían en su cabeza una y otra vez aunque no quisiera y cada vez lo iban dejando peor. Soltó un suspiro y cerró sus ojos unos segundos para mirar al frente y fue cuando se topó con los ojos del Alfa nuevamente, pero que desvió la mirada de inmediato. Pudo ver su cabellera roja y miró a otro lado notando que estaban pasando por un supermercado.
—Detente aquí, quiero pasar a comprar algo.
Se quitó el cinturón de seguridad para bajarse cuando escuchó:
—Dígame lo que desea y yo se lo compró. Su padre no desea que se baje en ningún lugar que no sea estrictamente necesario.
Miró a quién estaba sentado a su lado y sabía que tenía razón, pero lo que menos deseaba era quedarse encerrado en un auto cuando podía salir a tomar un poco de aire fresco. Habían tres en el auto, uno sentado a su lado, otro en el asiento del copiloto y Maverick que iba manejando.
—Justo ahora, lo que mi padre piense, me importa un carajo.
No tardó en abrir la puerta y los tres se apresuraron a bajar. Era un estacionamiento grande y pudo sentir los pasos de quienes lo seguían y de como obtenía algunas miradas de algunas personas. No se complicó mucho porque iba con su cabello cubierto al igual que su rostro.
Las puertas se abrieron del local y entró para irse a los dulces. Tomó lo que siempre le gustaba tener y más ahora que iba a comenzar a practicar para algunos asuntos que tenía pendientes. Tomó todo lo necesario. Llevaba cuatro bolsas y, sin poder evitarlo, una se le cayó al suelo. Se agachó para tomarla cuando vio una mano muchísimo más grande que la suya y se tocaron por un segundo donde la sintió demasiado caliente, casi ardiendo como si hubiese estado expuesta al fuego.
Alzó la mirada para ver al pelirrojo que no lo miro en ningún momento. Nada más le entregó la bolsa, pero fue imposible para el Omega el no sentir que su cuerpo comenzaba a quemarse, como si de fuego se tratase, por ese simple toque.
Tragó saliva y llegó a la caja para pagar todo y regresar al auto con un chupetín en la boca. Era redondo y tenía un pequeño palito de donde se podía sostener. Se sintió mejor al probar un caramelo, así que el regreso a casa fue un poco más tranquilo e incluso divertido. Siempre pensaba en que no había nada que, un dulce caramelo, no pudiera mejorar o un dolor que no pudiera curar.
—Estaré solo en mi habitación, les comunicaré si voy a salir, gracias.
Todos lo vieron irse y se quedaron parados unos segundos.
—Hey, no estuvo tan mal el primer día. Creí que iban a volar nuestras cabezas a disparos —dijo el mismo que había estado con Maverick esperando por Bley en la clínica —. ¿Qué vas a hacer ahora? Escuché que, cuando él está en casa, podemos comer o descansar, pero siempre estar alertas.
—Nada.
—Uh, nada, eso se oye divertido. Soy Camilo por cierto, ¿qué tal si somos amigos? Después de todo, siempre nos veremos —habló demasiado animado y, era evidente, se veía amigable sin duda alguna. No tenía un rostro muy amenazante, pero había obtenido muy buenas calificaciones en sus exámenes.
—No tengo amigos.
—¿Por qué no? Todo el mundo tiene amigos —comentó mientras caminaban.
—Porque a todos los termino asesinando.
El otro se detuvo de golpe sintiendo un escalofrío en su espalda y de que la muerte casi le respiraba en la oreja. Tragó saliva mientras lo veía caminar como si hubiera dicho lo menos insignificante. Luego, apresuró el paso para seguirlo.
—¡Genial! Entonces, quedemos como conocidos que se conocen mucho. ¿No te parece bien eso, Maverick?
No obtuvo respuesta, aunque no necesitaba una respuesta para seguir hablando, pues él solo era capaz de darse cuerda para hablar y hablar por horas si era necesario. Y lo siguió a todos lados sin parar.
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Updated 97 Episodes
Comments
Gladys Choquehuanca Hilari
nooooooo/Sob//Sob//Sob//Sob/
2025-04-17
0
Liliana Cheuquel
camilo al estilo del burro de shreck.
2025-03-14
1
kelly_Amaeltaekook.💗
buena jugada JAKSJWKQJS
2024-12-31
1