10.

—Oye, ya estás levantado, que rápido eres. ¿A qué hora te levantaste exactamente? —preguntó Camilo mientras caminaba por el pasillo.

—A las cinco de la mañana —respondió el pelirrojo.

—¿Por qué tan temprano? ¿Sales a rondar el lugar o qué? Nadie se despierta tan temprano —comentó.

Ambos llegaron a un gran comedor donde todos comían. Los asientos eran cómodos, las mesas elegantes, las comidas deliciosas y nada faltaba jamás. Habían cocineros más que expertos por todo el lugar que siempre preparaban lo mejor.

Camilo, sin dudarlo, tomo un poco de todo para comenzar a comer e incluso guardarse algo pequeño en los bolsillos porque, como siempre, les tocaba salir con Bley todo el día y regresar en la noche. No le gustaba mucho eso, así que prefería asegurarse con un poco de comida para no caer desmallado a mitad de algún procedimiento que pudiera surgir.

—¿Por qué no comes, Maverick? Tu cuerpo es grande, come vegetales —dijo y sacó con un tenedor para dejar en su plato —. De seguro que la espinaca te ayuda igual que a Popeye. Tienes esos grandes brazos y esas grandes manos que de seguro le puedes romper la cabeza a alguien, solo procura que no sea la mía.

Tomó muchos vegetales que su esposa siempre le decían que ayudaban por la fuerza y enorme cantidad de vitaminas para el cuerpo y no dudo de ello, pues tenía más que claro que ella siempre tenía la razón totalmente.

—Te echaré un poco de esta salsa que se ve y huele muy bien. Aquí tienes un tenedor, pero ni pienses que te daré la comida en la boca.

Él se concentró en nada más comer mucho hasta que no pudo más y se sintió lo suficientemente lleno para estar todo el día caminando. Le dio una breve mirada al pelirrojo para ver que se comía lo que le había dado y se sintió más que orgulloso de estarlo ayudando e imaginó en que podían ser grandes amigos.

Maverick nada más estaba en silencio oyendo como todos hablaban y conversaban sobre algunos temas que era banales y sin ni una sola gota de importancia o diversión para él.

Mientras masticaba con lentitud, sus ojos nada más se centraron en alguien que entro y que fue recibido por muchos con abrazos y golpes en la espalda. Era el mismo que había visto con Bley el viernes pasado. No le quitó la mirada de encima ni un solo segundo mientras estudiaba sus expresiones y en como actuaba con otros. Se veía herido y que no estaba al cien por ciento, pero que, a pesar de eso, estaba dispuesto a hacer lo que fuera.

No le había tomado mucho esfuerzo darse cuenta de lo que le ocurría. Nada más le había bastaba verlo unos segundos para asumir que, a ese Alfa, le gustaba el Omega.

No supo si le produjo asco o nada, pero, lo que menos deseaba, era que alguien llegara a interponerse en su camino. Al terminar de comer, nada más se puso de pie para salir. Esquivo algunos hombres y no miró a nadie en lo absoluto. Solo avanzó hasta donde debía estar cuando fuera el momento perfecto y cuando Bley fuera a bajar.

No lo iba a hacer de inmediato, pero estaba terminando de secar su cabello. Era largo, así que no podía hacerlo con tanta rapidez o eficacia como le habría gustado. Lo peinó con cuidado y sonrió porque su cabello era igual al de su madre. Era un recuerdo vivo que tenía de ella, pues en su mente siempre estaba la imagen de ella con su cabello rubio, suelto y largo. Se observó en el espejo y se veía bien. Llevaba un abrigo hasta sus rodillas que era bastante abrigado y una bufanda porque asumió que afuera estaba muy helado.

Se echó un poco de perfume y tomó su teléfono con su mochila para bajar antes de que se le haga más tarde.

Contestó unos mensajes de su entrenadora de que ya iba para allá y siguió bajando las escaleras. Pensó que iba a tener que estar esperando a sus guardaespaldas porque estaba bajando unos minutos antes, hasta que vio al pelirrojo ahí parado al lado de la puerta.

No había nadie más y asumió que los otros ya venían. Se quedó dudoso unos segundos de si acercarse o no. Aún no se daba cuenta de su presencia y notó que estaba mirando a todos lados como buscando algo y mirando directamente a las cámaras de seguridad que habían en el lugar. No entendió el motivo de ello y fue cuando sus ojos negros lo encontraron.

Se quedaron mirando unos segundos y Bley dio un paso para ir en su dirección cuando escuchó otros pasos y miró. Vio a sus otros guardaespaldas y también a Soel y una sonrisa se le formó.

—¡Hola!

El Alfa no tardó en acercarse a él tomando su mochila para ayudarle.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó estirando su mano para tocar un poco su rostro porque sus heridas no se veían tan mal a comparación del viernes cuando lo había vuelto a ver.

—No se preocupe, me siento bien.

—Eso es…

—¿Ya está listo? —preguntó alguien a su lado y Bley le dio una breve mirada viendo a Maverick ahí parado —. Podemos irnos cuando usted diga. Es mejor que no se retrase, leí que habrá un poco de tráfico por la tormenta de nieve que se avecina.

No supo como se sintió quedando casi en medio de ambos porque eran grandes. Y los otros dos nada más se quedaron mirando. Eran del mismo tamaño, aunque el pelirrojo tenía más musculatura sin duda alguna.

—Sí, tienes razón, vamos Soel —habló con amabilidad dándole una breve sonrisa para avanzar, pero se detuvo cuando escuchó:

—¿Él también va? Su padre no me comunico que iba a tener que cuidar a alguien más —soltó mirando al pelinegro de pies a cabeza como si fuera lo más insignificante que hubiera visto en toda su jodida vida.

—Soy uno de sus guardaespaldas, nadie me tiene que cuidar a mí.

—Y, ¿a quién vas a poder cuidar así? Si algo sucede solo harás que los otros se vuelvan lentos por tus incompetencias.

Soel lo quedó mirando unos segundos porque era más que obvio el desagrado y la intensidad de su mirada por querer intimidarlo sin importarle nada más.

Llevaba mucho tiempo siendo guardaespaldas y leyendo a las personas desde lejos, así que no le fue difícil entender que, para el pelirrojo, él era un estorbo herido o no. Y quiso intentar encontrar algo más en su mirada, mas no. Simplemente, vio una oscuridad casi inacabable.

—¿Cuál es tu problema? —preguntó.

—Tú, no me gusta tener estorbos en mis trabajos.

Bley los miró a ambos sin saber que estaba pasando porque no le estaba gustando para nada el ambiente lleno de incomodidad que se estaba formando entre ambos cuando se acababan de conocer y recién comenzaban a hablar.

—¿Eres quién manda el grupo acaso?

—Sí —dijo sin duda alguna —. Y no te quiero cerca. Si algo ocurre, será tu culpa. Lárgate de aquí.

—¿Disculpa? —habló el Omega mirando al pelirrojo porque su tono de voz no le estaba gustando en lo más mínimo.

Asumió que su padre le estaba pagando dinero, que su padre lo había convencido de trabajar para él y que había sido asignado a protegerlo, pero dio por hecho que, el tener aquella actitud, no estaba en el contrato en lo más mínimo.

Los Alfas bajaron la mirada para observarlo.

—Yo decido quien va conmigo. Soel ha sido mi guardaespaldas por mucho tiempo y…

—¿No es el mismo que dejó que lo lastimen y casi lo secuestren? Creo que no tiene caso que diga que lleva tiempo con usted cuando no le sirvió para nada hace unas semanas. No le servirá llevar peso muerto en sus viajes.

Bley quiso golpearlo. Sintió que su rostro se calentaba por el enojo porque se estaba tomando atribuciones que no le correspondían en lo más mínimo. Nunca había dicho groserías y, por primera vez, quiso soltar la peor grosería de todas para enseñarle quién mandaba por muy Alfa que fuera o muy peligroso que se viera.

Bajó la mirada por unos segundos, para luego volver a alzarla y mirar al pelirrojo directamente a los ojos para decir:

—Vamos, Soel, no quiero llegar tarde a mis cosas.

Ellos comenzaron a caminar y Maverick se quedó donde mismo mirando al frente apretando sus dientes y formando puños con tanta fuerza que sus nudillos casi explotaron. Quiso golpear toda la casa y quemarla porque Bley no le había temido en lo más mínimo. Tuvo que reunir fuerzas para no girar sobre sus pies y simplemente matarlos a todos para ahorrarse tiempo. No supo cuántos pensamientos, que no se podían categorizar como buenos, pasaron por su cabeza, pero tuvo que tener demasiado autocontrol para no destruirlo todo.

Giró sobre sus pies para comenzar a caminar oyendo como Bley les informaba de que, uno de ellos, se iba a tener que cambiar de auto. Lo hizo quién iba de copiloto siempre y se quedó Camilo.

Soel se fue para tomar la puerta del piloto cuando Maverick llegó para tomarla también y decir:

—Yo soy quien maneja.

Se quedaron mirando de nuevo y Bley soltó un suspiro exasperante porque, si todo el camino se iban a estar peleando por quién hacía algo primero, entonces no iban a llegar a ningún lado.

—Soel, es mejor que él maneje.

—Claro, lo que digas Bley —habló con una sonrisa mirando al otro solo para provocarlo y rodeó el auto.

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Comments

kelly_Amaeltaekook.💗

kelly_Amaeltaekook.💗

JAKSJAKAJSJA TE AMO CAMILOO

2024-12-31

2

Gertrudis Abreu Robles

Gertrudis Abreu Robles

pregunta!!!!!: qué es eso de la doble personalidad???? 🤔🤔🤔 entiendo de Mrs Yekil y Mrs Haide....es algo parecido???

2024-08-26

0

●□Beatriz□●

●□Beatriz□●

ante todo , la aclaración👌😌 no vaya haber equivocaciones 😂😂😂

2024-08-12

5

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