Existían dos tipos de heridas que podía tener una persona. Por lo general, las más comunes eran las externas. Las que todos podían ver y las que sangraban, se curaban y terminaban sanando. A veces se podían hacer por cosas tan simples como un corte con un cuchillo o por rasparse la rodilla.
Los niños pequeños eran los que más heridas solían tener en sus rodillas por siempre correr, jugar, curiosear y más. La diversión era lo primero para ellos y no se frenaban hasta que terminaban cansados o, simplemente, llorando por alguna caída.
Incluso, muchas veces las externas se obtenían por alguna cirugía, operación o intervención médica.
Y luego estaban las heridas internas. Las más difíciles de tratar porque las internas no se curaban como las externas. Aquellas heridas se quedaban ahí, instaladas en nuestros pechos, en nuestras mentes y nos seguían lastimando y consumiendo sin parar. Eran intensas, molestas y, en ocasiones, casi no permitían el poder respirar de manera correcta por lo desesperantes que podían llegar a ser.
El llanto que se escuchó en la habitación era el de alguien que estaba completamente herido. Era alguien que tenía más heridas que ganas de vivir. Era alguien que se ocultaba en su mente para poder sobrellevar todo el dolor que habitaba en su pecho por las perdidas tan grandes que había tenido.
Estaba sentado en el suelo apoyando su espalda en la cama. No pensaba en que una persona pudiera llorar o sentir tanto dolor y seguir vivo, pero él lo hacía. Las noches eran cuando el dolor regresaba y los días cuando el dolor se marchaba. Cada noche se lamentaba el haber amado tanto a su hermano. Cada noche se lamentaba el haberlo puesto por encima de todo. Cada noche se arrepentía de no haber tenido su propia vida, sus propias experiencias, sus propios amores. Sabía que el tiempo se acababa, que la vida avanzaba siempre demasiado rápido y que, antes de darse cuenta, podría morir.
Su cuerpo tembló y quiso resistirse, quiso verse fuerte, mas no podía.
¿Cómo hacerlo? ¿Con qué fuerza? ¿De dónde sacar apoyo? ¿Cómo luchas contra sus demonios? ¿Cómo verle sentido a lo que le quedaba de vida? ¿Cómo? ¿Con qué fin? ¿Cuál era el motivo?
No tenía nada.
Absolutamente, nada que pudiera valer lo suficiente para él para, una vez más, ponerse de pie y luchar, verse fuerte, desafiante y valiente. Cada noche que reaccionaba, cada noche que recordaba, era todo un suplicio. Apretó su pecho con fuerza porque ser Alay no era bueno. Porque ser Alay era sinónimo de dolor y recuerdos dolorosos, pero ser Maverick era sinónimo de libertad y poder.
Apretó su cabeza porque siempre sentía esa presencia casi encima de su hombro que le susurraba cosas. Que le susurraba que debía dormirse para salir. Que le susurraba que él se iba a encargar de todo lo malo. De que él iba a absorber todo el dolor.
—No puedo… Ya no quiero sentir —sollozó apretando sus ojos.
Su voz se oía quebrada, frágil, débil.
—No te preocupes, déjame salir, yo calmare todo el dolor, Alay. Yo dormiré todo el dolor para que tú puedas estar en paz —dijo una voz completamente diferente. Una voz dominante, seria y sin ninguna duda.
Negó con su cabeza y la apretó con fuerza.
—Tú no me dejas decidir.
—Es porque no eres capaz de decidir. No tienes la capacidad para hacerlo, es por eso que yo siempre tomo las decisiones.
—Tú me mientes.
—Yo te cuido.
—Tú me engañas.
—Yo te doy salvaguardia cada día.
Eran dos voces diferentes que, desde afuera de la habitación se podían tomar como que habían dos personas en la habitación y ya.
—No sé que es lo que quieres hacer ni que hacemos aquí. Nunca me dices nada. Me estás haciendo cosas que yo no quería. ¿Por qué tengo así mi cuerpo?
—Así nadie notará que puedes ser tan frágil como una pluma. Te di seguridad con cada tatuaje.
Alay lloró mientras lo seguía escuchando susurrar cosas.
—¿Dónde estamos?
—En un lugar especial donde buscamos algo especial. Así que, debes comportarte y ser un buen chico. Nunca nada se me escapa, ¿quieres tranquilidad y poder regresar a casa?
—No tengo una casa.
—Entonces, debemos quedarnos aquí. Este es nuestro lugar.
Alzó la mirada viendo la habitación donde se encontraba y trago saliva para ponerse de pie de manera lenta. Se sentía un poco torpe y que casi su cuerpo no le pertenecía en lo más mínimo. Pensó en lavar su rostro para poder refrescarse y entró al baño de la habitación. El agua estaba helada, pero tenía la temperatura perfecta para poder reaccionar y pensar, procesar, meditar las opciones que tenía.
Mantuvo sus ojos cerrados unos segundos y alzó la mirada para verse en el espejo. Ahí estaba él, pero, casi la mitad de su rostro, lo vio distorsionado demostrando que ahí también estaba Maverick. Su lado derecho se veía amable, el otro lado se veía altamente peligroso.
—¿Quieres seguir recordando lo que ese día ocurrió? Si no hubieses hecho mal las cosas, yo habría salvado a tu mamá, pero lo hiciste todo mal.
—Ese día me dejaste solo.
—Tú fuiste quien te dejó solo, Alay. No me dejaste salir, me mantuviste prisionero creyendo que lo ibas a lograr, mas no fue así. Ahora, estamos aquí y debemos hacer lo que nos encomendaron. Si lo logramos, entonces todo saldrá de maravilla y podremos hacer lo que queramos.
Tragó saliva y bajó la mirada viendo sus manos grandes, sintiendo todo su cuerpo más grande de lo que lo recordaba.
—¿Qué tengo que hacer?
—Abrir esa puerta y salir fuera a observar lo que hay. Necesitamos encontrar una pequeña cosa que se volverá grande cuando esté en tus manos.
Lo pensó unos segundos y le dio una breve mirada a la puerta de la salida. Del tiempo que llevaba en ese lugar, nunca había salido de la habitación, así que no conocía a nadie. No conocía nada del lugar.
—¿Las cámaras de seguridad?
Escuchó lo que el otro le decía.
—¿Por el pasillo de la izquierda?
Dio unos pasos hacia la puerta.
—De acuerdo, lo haré.
—Si cruzas esa puerta, podrás ser libre, Alay.
Tomó el pomo de la puerta para abrirla de manera lenta y se quedó viendo a ambos lados donde habían otras puertas. Naturalmente, todos los demás estaban dormidos y dio un paso seguido de otro para poder comenzar a caminar e ir a donde debía.
Miró a todos lados viendo las cámaras de seguridad de manera disimulada y dobló en una esquina seguida de otra hasta que llegó a donde debía.
Ingresó la clave que todos los guardaespaldas poseían y entro. Vio todas las pantallas que habían y como habían algunos hombres que las seguían vigilando sin importar nada. Monitoreaban hasta lo más mínimo aunque, a diferencia de día, eran muchos menos los que ahora estaban revisando todo. Se quedó parado por varios minutos y avanzó caminando tomando un lápiz a medio camino que ocultó.
Observó las cámaras y no se detuvo hasta que llegó a donde debía.
—Oye, ¿qué haces aquí?
—Ah, hola, necesitaba ir al salón de armas —respondió con amabilidad.
—No, eso en las noches está cerrado —dijo el otro mientras bebía una taza de café —. Se abre a las cinco de la mañana.
—¿Mucho trabajo? Te ves cansado.
El otro soltó un suspiro.
—Ni te imaginas. Estoy que me quedo dormido y esos idiotas de allí también.
Alay miró a los otros notando que eran bastante idiotas a simple vista.
—Recuerdo que en el supermercado donde trabajaba también me tocaba verificar cámaras. ¿Son iguales a las de allá o no? Estás se ven más avanzadas en tecnología.
El otro bebió un poco de café y respondió:
—Es un tanto complicado.
—Ya veo, ¿no quieres que te ayude? Así puedes dormir un poco. O si quieres nos quedamos hablando, la verdad no tengo sueño.
—¡Claro! Siéntate aquí.
El pelirrojo lo siguió mirando a todos lados buscando lo que necesitaba.
Era algo que Maverick no podía hacer, pues el ganarse la confianza de otros le iba a tomar tiempo debido a que no tenía mucha simpatía, en cambio, Alay sí y, debido a eso, fue que el chico fue hablando y hablando diciendo todo lo que necesitaba sin mayor esfuerzo y ni siquiera notando que Alay lo iba anotando todo.
—Entonces, en las partes de aquí, hay puntos ciegos y puedes fumarte un cigarrillo o lo que quieras.
—Eso se oye demasiado bien, en especial cuando estás cansado de que te sigan a todos lados. Pensé que todas las habitaciones tenían cámaras, ¿por qué algunas no? Eso debería verificarse, pues, si alguien externo lo sabe, puede usar esos puntos demasiado fácil.
—Nunca ha entrado nadie peligroso aquí, así que el jefe ni siquiera ha arreglado algunas cámaras que no funcionan.
Alay asintió y vio que había un papel con algunas claves de cuatro dígitos de los sistemas internos de privacidad que tenían los computadores.
—¿Esas claves no deberías guardarlas en vez de tenerlas a la vista? Se ve que son importantes.
El chico soltó una carcajada tomándolas.
—Siempre se me quedan por ahí. Al menos eres de confianza.
—Claro, no te preocupes, nadie lo sabrá —dijo Alay con una sonrisa.
Al regresar, caminó por el mismo lugar para irse a la habitación. Sin embargo, a pesar de que ya era tiempo de otras cosas, le dio curiosidad todo. No supo a donde ir, pero no escuchaba a esa voz en su cabeza que le decía que estaba mal seguir. Sabía que estaban en un subterráneo y quiso saber que tal era arriba.
Caminó hasta donde había un ascensor y vio a unos tipos bajar que pasaron caminando por su lado sin mirarlo en lo más mínimo.
Notó que desaparecían y se subió para ver los botones que tenía. Había un primer piso y un menos uno y menos dos. Presionó el primer piso llegando al primero y sus ojos de inmediato llegaron a una de las ventanas notando que estaba lleno de nieve. No recordaba la última vez que había visto la nieve, pero se quedó casi perplejo viéndola caer. De alguna manera, el verla lo hizo sentir un poco mejor y avanzó por el lugar.
Notó que todo era lujoso, pero que todo estaba en un completo silencio. Noto que andaban personas afuera vigilando el sitio a pesar del frío enorme que debía hacer.
Algunos exhalaban y se podía ver su respiración.
No supo cuánto tiempo observó todo eso y pensó en regresar. Sabía algunas cosas de las que estaban sucediendo, sabía quién lo había ayudado después de que había huido de casa, pero también habían algunas confusiones en su cabeza y lagunas mentales de cuando su segunda personalidad tomaba el control de su cuerpo.
Regreso de manera lenta y se cruzó con otros hombres que nada le dijeron.
Estaba a punto de apretar el botón cuando algo sintió. Miró sobre su hombro y nada se veía, así que, por precaución, se ocultó justo en la esquina. Se quedó mirando esperando por saber de qué se trataba específicamente cuando un olor casi extinto le llegó a sus fosas nasales y lo vio.
Vio el cabello rubio de quién bajaba las escaleras. Vio la piel blanca que casi relucía. Vio su cuerpo pequeño y su corazón se detuvo. No respiro porque solo fue capaz de mirarlo como caminaba.
No supo lo que era.
¿Un ángel?
Bley se detuvo y miró sobre su hombro por sentir que alguien lo miraba, mas nada vio. Lo ignoró y nada más fue por un vaso de leche para regresar con el contenido a su habitación.
Alay lo vio subir las escaleras de la misma manera y pestañeó un par de veces. No supo lo que estaba sintiendo, pero lo recordó porque ya lo había visto y también recordó lo que había sentido aquella primera vez cuando lo habían chocado:
Un dulce aroma a caramelo.
**********
Una persona que sufre de Trastornos disociativo de identidad, al tener personalidades en su cuerpo, pueden hablar, conversar, discutir cosas y más sin problema alguno. ¿Han visto una película que se llama Fragmentado? ¿Dónde el protagonista tiene como 27 personalidades en su cuerpo? Bueno, pues él muestra que puede hablar con ellas sin problema y los estudios también lo demuestran. Y la película es bastante buena, la recomiendo 100%.
Dejo esta información breve para que sepan que puede pasar realmente y no que yo lo coloque por puro gusto. La verdad, cuando pongo alguna enfermedad en mis historias, que no son muchos los personajes con problemas que he creado, siempre me informo mucho y leo cosas verídicas. No me gusta jugar con las enfermedades o no tomarle el peso y respeto que se merecen, así que eso. Más cosas sobre su enfermedad se van a ir aclarando conforme avance la historia, pero quise dejar esto por aquí😊.
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Comments
kelly_Amaeltaekook.💗
Realmente está autora es experta, se que no es activa aquí en Noveltoon por problemas de la app, pero, siempre voy a apoyarla en todo y leer sus magníficas historias. 💗
2024-12-31
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kelly_Amaeltaekook.💗
Es como fragmentado, creo que tenía muchas personalidades como casi más de cien, no me acuerdo del todo pero si era super turbio y extraño. Literalmente todo cambiaba, las voces, actitudes, pensamientos y edades.
2024-12-31
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kelly_Amaeltaekook.💗
Siii, a eso me refería.
2024-12-31
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