13.

—Vtoraya obrabotka feromonami (segundo tratamiento de feromonas) —habló uno de los doctores encargados del procedimiento.

Bley nada más asintió.

No estaba muy contento y no se sentía muy bien, pero no le quedaban más opciones que simplemente aceptar.

—No se preocupe, todo estará bien —dijo su doctor habitual que también estaba con ellos verificando todo.

Escuchó que las feromonas iban a ser liberadas y espero algo. Aunque sea lo más mínimo. No importaba mucho si era solo una pizca, pero quiso oler algo. Mas no. Todo su cuerpo se quedó igual y no reaccionó a lo más mínimo.

—Polnost'yu osvobozhden (completamente liberado) —anunció el hombre canoso y, al ver que el Omega no reaccionaba a nada, se quedó sorprendido.

Con toda esa cantidad de feromonas, un Omega normal, habría entrado en celo con solo oler un uno por ciento, pero en Bley eso no estaba pasando. Lo dejaron ahí dentro por casi veinte minutos donde el rubio no sintió ni un cosquilleo. Todo fue tan decepcionante que nada más salió y se puso a comer un caramelo porque quería algo dulce que le subiera el ánimo.

—Negativ v vashem tele neobychen (la negatividad en tu cuerpo es inusual) —comentó el doctor al verlo chupar un caramelo.

—Yeshche odno razocharovaniye dlya moyego ottsa, kotoroye dobavlyayet k spisku. Ne volnuytes', eto ne vasha vina. Prosto moye telo bespolezno (otra decepción para mi padre que se suma a la lista. No se preocupe, no es su culpa. Es que mi cuerpo no sirve para nada) —dijo sin mayor importancia.

Tomó asiento viendo como él revisaba algunos de sus papeles médicos intentando encontrar cuál era la variable que estaba provocando problemas. No le encontraba mucho sentido a eso. Se negaba a que su cuerpo no pudiera reaccionar a ninguna feromona. Sabía que algo lo estaba impidiendo, mas no era capaz de descubrir el motivo sin importar cuántas veces leía y leía lo mismo.

—Vy byli s al'foy v vashey zhizni? YA imeyu v vidu, u tebya byl seks s kem-nibud'? (¿Has estado con algún Alfa en tu vida? Quiero decir, ¿has tenido sexo con alguien?)

—On al'fa, budut li u nego otnosheniya s omegoy, kotoraya ni na chto ne reagiruyet? (Es un Alfa, ¿tendría relación con un Omega que no reacciona ante nada?) —preguntó mirando al hombre.

El hombre no dijo nada, pero Bley no necesitaba que respondiera algo porque sabía más que bien cual iba a ser la respuesta porque ya la había escuchado muchas veces. Miles de Alfas se lo habían dicho e incluso, de algunos Betas que eran simples, había obtenido el rechazo.

Y ser rechazado era doloroso. Era algo que nadie merecía, pero Bley, durante toda su vida, solo había recibido rechazo por montones.

El doctor se disculpó para salir y verificar algunas cosas para luego regresar y nada más se quedó con el mismo de siempre.

—Bueno, se vio bastante decepcionado —comentó el rubio.

—Es extraño para él, no está acostumbrado a trabajar con Omegas así. Es algo que le dio bastante curiosidad, por eso acepto lo que tu padre le dijo.

—Debe querer mucho el dinero para esmerarse en algo que es inútil. Usted debería abrirle los ojos y hacerle saber que no vale invertir tiempo en mí.

Se dedicó a chupar el chupetín con ganas porque, un caramelo, le podía volver un día horrible, uno perfecto.

—Intentaré decirle algo, pero creo que quiere intentar otras cosas. No es como si fuera a encontrar a un Alfa que quiera involucrarse con un Omega tonto como yo.

El tiempo fue transcurriendo. Pensó en que el hombre iba a regresar y decirle que nada más, pero no fue así. Él, igual que la vez anterior, le pidió que viniera una tercera vez para poder intentar algo nuevo.

Recibió las pastillas que le dio y que debía tomar una al día y nada más asintió. No le veía sentido, pero, al salir de la cita médica, nada más se tomó una. Vio a Soel y Maverick esperándolo. Cada uno estaba en una esquina donde ni siquiera se miraban por error. No supo a quién hablarle primero y la tensión en el ambiente estaba igual que siempre: lista para cortarla con una tijera.

Decidió solo caminar porque debía ir a su última cita con el psicólogo.

—¿Cómo te sientes hoy? ¿Siguen las pesadillas? —preguntó el hombre con amabilidad.

—Un poco, a veces son más intensas y más reales que otras. Hoy, cuando me baje del auto, casi podía oír los disparos.

—Pasar por situaciones como la tuya provoca muchos traumas y, por lo general, las pesadillas se presentan por mucho tiempo. Pasaste por una situación llena de estrés, así que lo mejor por ahora es mantenerte calmado y tranquilo.

Bley soltó un suspiro y sabía que el hombre tenía razón, pero no podía decir que sí y hacer que todos los malestares se iban porque no iba a suceder.

—Estoy bastante cansado. La verdad, lo único que deseo justo ahora es silencio. Quisiera tener mucho silencio y estar en paz en una habitación blanca donde nadie pudiera llegar, donde nadie pudiera obligarme a algo, donde nadie pudiera darme órdenes y tratarme como si fuera un perro.

—Te he enseñado formas de poder tomar decisiones, Bley, podrías ponerlas en prácticas. No puedes ser prisionero de tu padre toda la vida, debes vivir la tuya.

—Es porque, muy en el fondo, sé que no tendré a nadie. Ni siquiera mis hermanos me quieren. La última vez que los vi fue cuando tenía quince años y ni siquiera me saludaron. Yo siempre quise que fuéramos amigos, pero ellos siempre me han visto con alguien de afuera que se quiere quedar con el dinero de papá y ya.

El hombre escuchó cada cosa y hablaba solo cuando era necesario, después de todo, para eso era un psicólogo, para eso estudiaban y se formaban para profesionales, solo para escuchar a sus pacientes.

Bley nunca quería verse débil o necesitado de ayuda, pero cada vez se iba sintiendo más débil y le iba costando demasiado el seguir luchando. Habían veces en que se levantaba alegre, feliz, dispuesto a hacer muchas cosas y, una simple palabra de su padre, lo arruinaba todo. Sin embargo, cuando se levantaba triste, nada le ayudaba a sentirse completamente bien. Sabía que Soel era su amigo, de alguna manera, pero todo llegaba hasta ahí.

A él no le podía pedir abrazos, no le podía pedir que duerma con él porque la cama era muy grande y helada, no podía pedirle que le diera protección o ese cariño que tanto tiempo llevaba esperando poder tener.

Y es que él no quería un simple amigo, él quería alguien especial, alguien que lo tomara en sus brazos y, con un simple toque, le hiciera saber que nada le iba a suceder. Deseaba en creces muchas cosas, aunque, al llegar la noche, entendía que nunca iba a tener nada de lo que quería.

Entonces, lloraba.

El hombre lo vio y escuchó llorar. Lo veía decaído, triste y totalmente desamparado. Veía a muchos pacientes mal a lo largo de sus días, pero siempre habían algunos que destacaban más que otros y Bley destacaba muchísimo porque su dolor era palpable.

Se veía frágil, tan frágil que, con un simple toque, podía romperse en mil pedazos y que no iba a tener a nadie para que pudiera recoger o unir esos pedazos de nuevo.

Y el llorar ayudaba. A veces, para poder sentirse mejor, lo más propicio era llorar y sacar todo eso que se tenía en el interior de una buena vez. No quería llegar a su casa y encerrarse en su habitación a llorar solo y, a pesar de que el psicólogo nada más asentía un par de veces demostrando que lo escuchaba, se sentía mucho mejor y más liviano de todo el peso que lo seguía a todos lados sobre sus hombros cada día que tenía que vivir.

Y las sesiones no eran muy largas, algunas duraban una hora u otras dos, pero nunca sobrepasaban el límite.

Se despidió del hombre agradeciéndole con una sonrisa. Caminó a la puerta echándose otro caramelo a la boca que era masticable, así que no tenía ningún palito que sostener.

Vio a sus guardaespaldas ahí mismo donde los había dejado. No los miró mucho porque sabía como estaban sus ojos y nada más siguió caminando. Soel estaba un poco más atrás, así que lo siguió de manera lenta. En la otra esquina estaba Maverick esperando que llegara donde él para avanzar. Sintió su mirada negra intensa igual que siempre. No sabía si crecía todos los días o si él se iba haciendo más pequeño.

Dio unos pasos lentos y vio la salida.

Salió fuera sintiendo el frío en sus mejillas cuando la explosión se escuchó. Su cuerpo fue lanzado a alguna parte donde un pitido se instaló en sus oídos y su cuerpo fue golpeado con fiereza.

Más populares

Comments

kelly_Amaeltaekook.💗

kelly_Amaeltaekook.💗

Pobrecito. /Grimace/

Un día mi psicólogo me vio llorar por una situación, es que mientras estaba en espera porque primero fue mi hermana antes que yo, se me resbaló el celular y se le corrió la tinta pero más que nada sentí el peso de la culpabilidad porque no estábamos en posición económica de malgastar el dinero por un error mío. Aparte tenía tanto guardado, reprimido y en ese momento hubo algo que explotó de la nada hasta consumirse por todo mi cuerpo. Lloré terrible como si no fuera yo, no podía parar de llorar, trataba pero se me dificultaba y ahí fue cuando vi como el psicólogo me observaba con tanto pesar y lástima. En silencio. Mientras me ofrecía papel por mis lágrimas, no fue simplemente por algo material, fue más allá, profundo y emocional. E igual el temor de no saber que hacer, no tenía una vida social activa en ese momento (ahora tampoco, pero he mejorado respecto a ello), el temor de sólo estar en casa con mi mente desocupada para sobrepensar de todo, y temor de aburrirme sin como realizar alguna actividad porque no había ningún ánimo para ello.

2024-12-31

0

kelly_Amaeltaekook.💗

kelly_Amaeltaekook.💗

El sentimiento de soltar todo y tener a alguien que te escuche, todos tus lamentos y lloriqueos es como una sensación de libertad y alivio. Lo mejor. 👍

2024-12-31

0

An sheng Li

An sheng Li

yo últimamente

2024-08-08

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play