4.

—¿Te vas a mover o quieres que te vengan a matar?

Bley no supo qué hacer.

Sus palabras no eran amables, ni dulces ni buenas. Eran agresivas, peligrosas y frías. No supo si iba a ayudarlo o no, pero notando el hecho de que era la única persona que quedaba viva en el lugar, pensó en que no le quedaba de otra forma más que seguirlo.

Se puso de pie con dificultad. Sus piernas temblaban y se sentían como gelatinas. Sintió la sangre en su boca y pasó el dorso de su mano por su nariz para ver la sangre. Seguía temblando y sintiendo su corazón latir demasiado rápido. En ese segundo necesitaba a alguien que pudiera tomar su mano, acariciar sus mejillas y sanar sus heridas. Necesitaba mucha contención y seguridad, pero nadie tomaba su mano ni le susurraba algo bueno.

Secó sus lágrimas solo y caminó.

—Eres el hijo del presidente, ¿verdad?

—Sí.

—Pues, te iban a matar. ¿No tienes guardaespaldas?

Trago saliva viendo todo sombrío y como la policía comenzaba a llegar en masa para ver todo lo que había ocurrido. No supo qué hacer porque ya todos lo habían visto, lo estaban fotografiando y peor. No supo como manejar la situación. Seguía estando en shock, así que no fue consciente de absolutamente nada de lo que ocurría.

El lugar fue verificado por los policías encontrando solo personas muertas y todo destrozado casi como si hubiese pasado un tornado dentro del local.

Era obvio que, noticias sobre una persona famosa, siempre iban a causar revuelo y más cuando habían sufrido un intento de secuestro que había dejado casi una masacre detrás. No fue capaz de hablar, no fue capaz de hacer nada y la policía lo tuvo resguardado. Vio las ambulancias llegar, vio como sacaban algunas personas, pero que, todos sus guardaespaldas, estaban muertos. La culpabilidad lo dominó y sus lágrimas volvieron a caer porque todos habían muerto por su culpa.

Sabía que su padre les pagaba a todos hasta por dar la vida. Tenía claro que muchas cosas podían ocurrir, aunque jamás imaginó que, literalmente, todos iban a morir por él.

Las palabras de los hombres se repitieron en su cabeza una y otra vez.

Reaccionó cuando estaba en su casa sabiendo que estaba lleno de guardias, personas capacitadas que resguardaban cada lugar y revisaban hasta lo más mínimo. Su padre se estaba encargando de todo lo necesario, pero él no quería eso. Lo único que deseaba es que se hubiera quedado con él haciéndole saber que todo estaba bien y que nada malo iba a ocurrir. Se acurrucó en la cama que tenía y que siempre era demasiado grande y fría para él.

Cerró sus ojos con fuerza y su rostro dolía por el simple hecho de tocarlo. Lloró hasta que se quedó dormido y despertó cuando su mente le jugó en contra. Gritó y se sentó de golpe en la cama mirando a todos lados casi oyendo los disparos. Personas entraron para ver que estaba ocurriendo, pero fueron capaces de darse cuenta que no era nada más que el simple miedo que lo seguía invadiendo.

Los guardaespaldas verificaron toda la habitación a pedido de Bley. Entraron al baño más de cinco veces y revisaron bajo su cama casi diez veces para que estuviera tranquilo de que nada ocurría.

No durmió bien. Su mente no lo dejaba en paz y despertó miles de veces llorando.

Cuando no fue capaz de permanecer en la cama, se puso de pie. El suelo estaba helado, pero quiso caminar descalzo para refrescarse de alguna manera. Bajó las escaleras oyendo la voz de su padre. Era fuerte, clara y casi retumbaba por la casa. Al asomar la cabeza, vio que estaban todos los hombres que cuidaban la casa y que también habían hombres nuevos. Todos vestían de negros, se veían grandes y fuertes.

No quiso seguir escuchando nada más para no tener problemas y se fue a la cocina.

Bebió un poco de agua y, mientras sostenía el vaso con agua, notó que su mano seguía temblando. Al cerrar sus ojos, nada más revivía todo lo ocurrido y un mal sabor de boca lo ataco. Ni siquiera se atrevía a encender la televisión porque sabía de lo que iban a estar hablando.

—Bley.

La voz de su padre lo hizo abrir los ojos de golpe.

—Hola, padre.

—¿Cómo te encuentras hoy? —preguntó acercándose un poco.

El Omega lo sintió tomar su rostro para revisar sus heridas. No era muy cuidadoso ni lo hacía con delicadeza. Presionó en algunos lugares y se alejó.

—Vas a tener que usar maquillaje para cubrir eso. Va a arruinar tu rostro si quedan cicatrices.

Bley no se sorprendió, pues nunca se iba a preocupar de él como un padre, sino como alguien que nada más le interesaba crear dinero a través de él.

—Necesito que vengas para ver si puedes reconocer algunos rostros porque la policía ya llego.

Era lo que menos deseaba, pero sabía que era lo que tenía que hacer. Soltó un suspiro y asintió para comenzar a caminar detrás de él. Vio muchas personas en una sala y muchos policías que hablaban cosas que no entendía. Se sintió un poco asustado e intimidado. Su padre lo tomó del brazo llevándolo a donde estaba su escritorio. Él tomó asiento y Bley se quedó de pie a su lado.

—Las cámaras de seguridad fueron desconectadas —contó uno —. Fue una hora antes.

—Eso es imposible —habló el padre.

—Debido a aquello, es natural llegar a la conclusión de que fue algo más que planeado.

—¿Usted recuerda o escuchó si los hombres decían algo?

Bley tragó saliva y bajó la mirada.

Se esforzó en recordar lo que los hombres habían dicho, pero le estaba costando debido a que su cabeza casi le estaba bloqueando los recuerdos y todo lo vivido.

—Sí, dijeron cosas sobre venderme y llevarme a otro país.

—Claro, el tráfico de Omegas es algo que ocurre con mucha frecuencia —opinó otro mientras revisaba algunos papeles —. Los Omegas que más peligro corren son los que son lindos y delicados. De por sí, muchos son así, pero, cuando destacan en creces, son vendidos con mucha rapidez y también muy solicitados por los contrabandistas. Aunque, debido a que es alguien famoso, eso provocó más problemas.

—Es recesivo, no tiene nada especial —dijo el padre riendo —. ¿Por qué querrían venderlo? De seguro que no lo sabían porque, si lo hubieran sabido, no habrían perdido tiempo valioso en una porquería.

Nadie dijo nada, Bley solo se quedó con la mirada baja porque no era algo nuevo que oía. Estaba más que acostumbrado a esas palabras crueles.

—El que sea recesivo no significa nada, señor Foley —habló un policía —. Su hijo muestra que es un Omega muy bien con su belleza.

—Pues es lo único positivo que tiene.

—Necesito que nos diga los hombres que lo atacaron. Naturalmente, todos están muertos, pero, si son los que creemos, entonces tendremos más pistas y más oportunidades de atrapar a una mafia rusa muy grande.

Simplemente, asintió escuchando lo que el hombre le seguía explicando mientras se acercaba sosteniendo unas fotos en sus manos. Notó que las iba dejando sobre la mesa. Eran diez en total y dejó cinco y cinco.

Las miró todas e intentó ver cuál de todos eran, pero fue notando que no conocía a ninguno de los hombres que le mostraban. Terminó negando y el policía le mostró otras diez imágenes. No podía mentir sobre conocerlos o no, así que nada más volvió a negar una vez más. Le mostró otras cinco y fue el mismo resultado. No conocía a nadie. No sabía de qué mafia estaban hablando, sin embargo, llego a la conclusión de que esos hombres no parecían de una mafia en lo absoluto y que, todos los de las fotos, sí.

Supuso que eran de otro lugar y que tenían otro propósito.

Se quedó de pie oyendo y viendo algunas cosas que le mostraban hasta que se fueron y regresó a su habitación. Observó por la ventana viendo la nieve caer y soltó un suspiro.

Quiso dormirse cuando su cabeza le tiró un rostro. Pestañeó un par de veces porque lo había olvidado por completo cuando había sido quien le había salvado la vida. Se puso de pie para bajar las escaleras y fue a la oficina de su padre. Lo vio guardando algunas cosas en su caja fuerte. Sabía que tenía cosas valiosas e importantes. No sabía la contraseña y jamás había mirado dentro.

—¿Qué quieres?

—Padre, ¿sabes qué sucedió con el hombre que me salvó?

—¿El hombre que te salvó? —preguntó de mala gana.

Bley asintió.

—Sí, un hombre llegó justo a tiempo. Se quedó conmigo hasta que llegó la policía, pero luego desapareció.

El hombre se quedó pensativo unos segundos.

—¿Cómo esos malditos guardaespaldas no fueron capaces de protegerte y un tipo cualquiera sí? Siempre son unos malditos inútiles.

Guardó silencio al verlo caminar y bajó la mirada por creer que había hecho algo malo al mencionar aquello.

—Deberíamos agradecerle. Él me protegió.

—De acuerdo, veré que voy a hacer con ese tipo. Haré que mis hombres lo busquen y quizás le dé una taza de café. Después de todo, no eres tan valioso como para darle dinero.

El hombre nada más se fue sin mirar atrás. No pensó en cómo se sentía su hijo, no pensó en si lo dejaba mucho tiempo solo, no pensó en si no le daba el amor necesario, no pensó en nada y Bley lo vio salir por la puerta notando que, una vez más, la casa estaba demasiado vacía y solitaria.

Se fue a su habitación para quedarse ahí. No tenía muchos recuerdos de su madre, pero sí tenía un peluche que ella le había dejado. No dudaba en abrazarlo cuando se sentía solo o asustado.

Quiso sentirse un poco mejor porque su padre le iba a agradecer a ese hombre que lo había ayudado, pero luego se sintió mal porque, por un segundo, deseó que nunca lo hubiese salvado para dejar de verle el rostro a su padre para poder ser libre.

**********

Holi, empezamos con esta nueva historia que espero que les guste😊.

Aviso que, es la segunda parte de Un dulce aroma a miel que está en mi perfil, así que, si quieren entender bien el por qué de esta historia, entonces les recomiendo el que se lean la anterior o van a estar perdidos con todo lo que ocurre en la otra que es provocadora de muchas decisiones del protagonista que será el Alfa.

Y eso, espero que los cap les hayan gustado❤.

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Comments

kelly_Amaeltaekook.💗

kelly_Amaeltaekook.💗

¿Contexto de por que odian tanto al omega de un dulce aroma a miel? JAKSJWKAJ.

2024-12-31

0

Lotus flower

Lotus flower

que viejo porquería

2025-03-13

1

sophie

sophie

yo en la posición del Omega me mataba la verdad osea imagínense, no tiene a nadie, la mamá se murió, acabó de vivir algo que es realmente traumático y que simplemente lo va a afectar de una manera tan grave y que su padre diga esas cosas yo la verdad no podría con eso

2024-12-07

2

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