Mi Vida Después Del Divorcio
El médico le dio la noticia, un mes de embarazo. Al recibir la noticia, Angélica sintió cómo su última estrella de su gris y triste cielo cayó sobre ella.
"Solo lo hicimos una vez y estábamos borrachos. Si le digo que estoy embarazada, de seguro pensará que lo emborraché a propósito y de seguro me culpará, como me culpa con todo lo que pasa en su vida", pensó Angélica.
Angelica salió del hospital y sentía la cabeza dando vueltas. Las náuseas que desde hace dos semanas no la dejaban habían vuelto. Cuando quiso entrar al baño, le fue imposible, por lo que vomitó todo el pasillo. La gente de alrededor la miraba con desprecio y asco, pero en ese momento se acercó un hombre alto, cabello negro y con una hermosa sonrisa. Le dio la mano y le dijo: "Estás bien", su voz era suave y su mirada detonaba confianza.
Los frágiles labios de Angélica se abrieron un poco temblorosos mientras pronunció:— "Sí, gracias. Solo son náuseas matutinas".
— "Oh, entiendo. A propósito, soy Mario", dijo el hombre alto.
—"Mucho gusto, soy Angélica", respondió ella. Las grandes manos de Mario tomaron sus brazos y le ayudaron a tomar una posición correcta. Ella pidió disculpas a los aseadores y ambos se dirigieron a la cafetería. Al sentarse, Mario dijo:
—"¿Por qué tu esposo o algún familiar no te acompañan hoy?" La incomodidad en la cara de Angélica fue notoria, por lo que Mario agregó:
— "Lo siento, de verdad no quería incomodarte". El semblante de Mario cambió, pues la vergüenza se apoderó de todo su rostro y actitud.
— "No es nada, solo que no me gusta hablar mucho del tema", dijo Angélica.
Al terminar de pronunciar estas palabras, el teléfono de Angélica sonó y aunque se alejó de la mesa, Mario logró escuchar todo y comprender por qué ella estaba sola:
— "Ya voy. Estaba en el supermercado".
—"Necesito que no te demores, sabes que mañana me voy de vacaciones con mi novia y necesito los papeles del divorcio firmados para que ella y yo tengamos unas vacaciones en paz", los ojos de Angélica se humedecieron y aunque su rostro estaba triste, su voz no se quebró, simplemente agregó.
— "dame cinco minutos y llego". Colgó la llamada y secó sus lágrimas, pero le era imposible detenerlas, el nudo en la garganta no la dejaba tragar saliva, su respiración se veía afectada, por lo que Mario se acercó a ella y le preguntó.
— "¿estás bien? Toma asiento".
Pidió una botella de agua, la destapó y se la dio a Angélica, quien solo le regaló una sonrisa que daba más tristeza que alegría. Al cabo de cinco minutos, Angélica ya estaba tranquila. Mario no la dejó sola ni una vez, pero de nuevo una llamada entrante hizo que Angélica se levantara de inmediato y se despidiera de manera apresurada, mientras Mario gritó, —"regálame tu número".
—"Lo siento, el próximo viernes tengo chequeo, si hay suerte nos vemos aquí".
Estas palabras pusieron feliz a Mario, pues había quedado encantado con aquella mujer, y él todavía no entendía cómo su esposo podía abandonar a una belleza y delicada joven como esta que acababa de conocer.
Al llegar Angélica a la que fue su casa por más de 4 años, la nostalgia se apoderó de ella, pero se había prometido ser fuerte consigo misma. Tomó aire por dos minutos y decidida, entró a aquella casa que por largos días había sido su única compañera fiel, junto a la mejor amiga soledad, aquella que siempre la consolaba a escondidas y en silencio, en sus noches calladas y solitarias.
—"Por fin llegas", se escuchó la voz de una mujer. Angélica se volteó para contemplar y admirar a aquella mujer que sin hacer nada tenía toda la atención de su esposo Robert, y ella aún haciendo todo, solo conseguía desprecio.
escuchaba el sonido de un carro afuera.
y clara exclama
— ya llegó el chofer, voy por las cosas y vengó.
—Esta bien Amor, no te demores falta poco para irnos.—dijo Robert burlonamente.
Angélica intentó sonreír, pero sus lágrimas lo impidieron. Se dirige a firmar los papeles mientras pensaba en cómo había llegado a esa situación, después de casi 5 años de matrimonio y un bebé en camino, su matrimonio había terminado. A lo lejos sonaba la canción "Despacito", que había sido su canción favorita con Robert, ahora sólo le causaba tristeza. Se prometió a sí misma que sacaría fuerzas para empezar de nuevo, y que sería feliz junto a su hijo, sin importar lo que el futuro le deparara.
—Lo siento mucho, no fue mi intención arruinar tu vida, tampoco sabía que tenías novia y que la amabas tanto. De verdad, perdóname - dicho esto, firmó aquellos papeles, tomó lo que le correspondía y se levantó. En ese momento, Robert se levantó, tomó las manos de Angélica y le dijo:
- No tienes que disculparte, de verdad, perdóname a mí. Yo te hice perder casi 5 años de tu vida. Créeme que no te merezco. Eres una excelente mujer y ahora que estás sola, créeme que los hombres se pelearán por ti. Solo por favor, esa vez, no elijas solo con el corazón, sino también utiliza la cabeza.
- No quiero que los hombres se peleen por mí, solo que me quieran y valoren.
- Te lo mereces, de verdad. Lo encontrarás - dicho esto, levantó su barbilla y le dijo - mírame a los ojos, eres una excelente mujer. Que nadie te haga dudar. Además, eres hermosa, dedicada, cocinas bien, cantas hermoso, en fin, tienes un sin número de cualidades que el hombre correcto descubrirá por ti.
Se acercó más a ella y le abrazó, mientras Angélica no dejaba de llorar.
En ese momento, la puerta se abrió y la dulce voz de Clara dijo:
—Lo siento mucho, no sabía que no habían terminado de hablar.
Angélica se sobresaltó y se alejó de su nuevo ex mientras decía:
- Voy por agua, que tengan un hermoso viaje.
Angélica se dirigió a la cocina. Tras de ella, iba Clara y al entrar le dijo:
- Angélica, siento mucho tener que habernos conocido en estas circunstancias. Ojalá en otra vida puedan ser amigas, o por qué no hermana. Eres la persona más noble y sincera que conozco. Espero por favor no me guardes rencor.
- Descuida, eso debería decirlo yo. Solo te pido que le permitas ser feliz. Ahora mismo no soy nadie para él, pero sé que tú lo harás feliz. Y de verdad, perdóname por enamorarme de un hombre que ya tenía dueño el corazón.
Ambas se miraron y se abrazaron. Aquel abrazo a Clara le devolvía parte de su alma, pero a Angélica se le despedazaba el mismo.
"Llegó la hora de partir y Angélica observaba por la ventana cómo Robert y Clara partían de aquel lugar. Sus lágrimas no cesaban y en su mente recordaba su triste matrimonio, su aburrida luna de miel y todas las demás cosas con las que ella trató de ser feliz, pero que jamás lograron hacerlos felices a ambos. Esos recuerdos iban y venían en su mente."
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Comments
Maicol Rojas martinez
me encanta esta obra yo he leído un sin número de obras pero la verdad está me encantó mucho ❤️❤️
2023-05-31
5
yinnere
no se, voy a leer otro capítulo a ver como va la cosa, porque tanto abrazo entre estos no me gusta.
2024-08-21
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Mariana Hernandez
la neta me sorprendió el comienzo, no le veo ni pies ni cabeza, pero bueno, seguiré leyendo a ver qué pasa
2024-03-22
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