No debió hacerlo.

Empezamos a caminar por la bella ciudad de México, todo allí era lindo de ver. 

Caminamos mucho, comimos hasta más no poder y disfrutamos, pero Mariah tenía un propósito con su padre, así que pronto llegamos a la casa del padre y la abuela de Mariah.

Mariah nos Invitó a pasar, nos dio de cenar, luego le pidió a su padre que fueran afuera para hablar, ella no quería que estuviéramos presentes en esa conversación.

Ya estando afuera, Mariah empezó a dialogar con su padre. 

—papá, necesito que me digas algo —dijo parándose justo en frente de él —. Pero quiero que lo hagas con toda la verdad y no trates de evadirme como lo has hecho en cada ocasión en la que te lo he preguntado. 

—si quieres hablar sobre el tema de tu madre, ya sabes la respuesta. 

—solo quiero que me digas donde está, si está aquí en la ciudad o se fue a otro lugar. Solamente quiero encontrarla para preguntarle por qué me dejó, necesito saber si me quiere, si significo algo para ella, papá. 

—¿no lo entiendes? Si significáramos algo para ella, jamás nos hubiese abandonado. 

—sabes que pienso papá —dice mientras cruza los brazos —que tú le hiciste algo a mi madre, es por eso que se fue y no quieres que la encuentre porque ella me dirá la verdad. 

—lo hago porque te quiero —responde él un poco disgustado.

—si me amaras me lo dirías. 

—estoy intentando protegerte. 

—protegerme de qué? ¿De ser feliz? ¿De sentirme bien? —dice haciendo un gesto de súplica —, Papá, necesito esto. Por favor papá. 

Su padre empieza a caminar hacia la casa dejándola allí parada. Pero Mariah no se rinde y decide hablar con su abuela. 

Mariah espera a que caiga la noche para poder hablar con su abuela. Su casa es demasiado pequeña y nosotras no podemos quedarnos, por lo que vamos a un hotel. 

A la media noche, Mariah se levanta y va a la habitación de su abuela de la manera más silenciosa posible. Abre lentamente la puerta de la habitación de su abuela. 

—¿abue? —susurra.

Camina hacia la cama de su abuela, se acerca un poco a la almohada y le susurra en el oído. 

—¿abuela? —vuelve a preguntar.

—mija, ¿qué haces despierta? —preguntó si abuela —. ¿Te pasó algo? 

—abuela, necesito que me digas algo de mi mamá, lo que sea que puedas decirme es útil. 

—pero mija, tu padre me pidió que nunca te dijera nada de tu madre. 

—pero, ¿por qué? ¿Por qué ustedes dos no quieren que vea a mi madre?

—no es eso mija. 

—no levantes la voz, tu papá podría escucharte. 

Alguien entró a la habitación en ese momento, era su padre.

—¿Quieres saber dónde está tu madre? —preguntó el muy serio.

—no se lo digas, hijo mío —respondió la abuela Rosa.

—quiere saber donde está su madre y yo se lo diré. 

—no será bueno para ella, lo sabes.

—lo sé mamá, pero ella no quiere entenderlo, así que lo entenderá por las malas.

Gustavo: tu mamá está aquí en ciudad de México —continúa Gustavo —, es una periodista, es una mujer exitosa, con una buena posición económica, ella es todo lo contrario a mí. 

—¿cómo se llama? —preguntó Mariah llena de ilusión.

—tu madre se llama Guadalupe, es una mujer hermosa que amé y todavía la amo con todas las fuerzas de mi corazón, pero ya no puedo estar junto a ella. 

—¿eso por qué? 

—cuando hables con ella, lo entenderás, entenderás por qué no está con nosotros, este es el barrio en el que vive, puedes ir hija, tienes el derecho —le dice mientras le entrega un papel con una dirección.

Mariah está muy emocionada, pero en la cara de su abuela y su padre se refleja preocupación. Aun así a la mañana siguiente ella se reúne con nosotras para que la acompañemos.

—les dije que lo conseguiría —dice Mariah llena de emoción.

—y nosotras estamos muy felices por ti —responde Niki.

—ahora solo debemos preguntar hasta llegar a ella. 

La mamá de Mariah (Guadalupe) era bastante conocida en ese vecindario, así que no fue muy complicado encontrarla. 

Allí estaba Mariah muy entusiasmada, parada justo en frente de la casa de su madre, las demás estábamos un poco más atrás dándole ánimos para que se atreviera a entrar. 

Mariah empieza a caminar hacia la puerta de la casa, llega a la puerta, se detiene por un momento, mira hacia atrás y luego dirige su mirada nuevamente a la puerta y empieza a tocar. No pasó mucho tiempo para que un pequeño niño de unos 10 años abriera la puerta. 

—¿hola? —dijo el pequeño.

—hola pequeño. 

—¿Quién eres? —Preguntó con curiosidad el niño.

—yo me llamo... 

En ese momento suena una voz desde el interior de la casa. 

—Pepe, ya te he dicho muchas veces que no abras la puerta, ¿quién es? 

Aparece una señora que se ve bastante joven. 

—¿quién eres? —preguntó la mujer —. Nunca te había visto antes por aquí. 

—¿usted conoce al señor Gustavo García? —preguntó Mariah.

—no sé de qué me hablas, niña —respondió ella en un tono serio.

—¿no es usted Guadalupe? 

—pues si, yo me llamo Guadalupe, pero no conozco a ese señor, así que mejor vete y no me hagas perder el tiempo, no conozco a ese señor y a ti mucho menos. 

Una voz se escucha desde atrás. 

—por supuesto que me conoces, Guadalupe —fijo Gustavo mientras se acercaba a ellas.

—pepe, entra a la casa ahora mismo —ordena la mujer.

Pepe obedece a su mamá y entra a la casa. 

—¿qué haces tú aquí en mi casa?

—Mariana, esta mujer es tu madre —dice Gustavo mientras señala a Guadalupe —. Si es que se le puede llamar madre. 

Mariah está un poco confundida por la situación, al igual que sus amigas que observan desde lejos. 

—esta mujer prefirió un buen estatus y el dinero por encima de nosotros —continuó Gustavo —, esta mujer te abandonó cuando eras apenas una pequeña, esta —la señala nuevamente —es la mujer de la que quiero protegerte. 

—cállate Gustavo. 

—¿qué? ¿No quieres que todo el mundo sepa la clase de mujer que eres? ¿Qué abandonaste a tu hija por el maldito dinero?

—y ¿qué es lo que querías que hiciera? ¿Qué me quedara contigo pasando todo tipo de calumnias? Esa vida no es para mí, la relación que tuve contigo fue la peor cosa que he hecho en mi vida, esta niña solo es el producto de una etapa de mi vida que odio y del error más grande que cometí, no quiero verla y a ti mucho menos, ya tengo una vida construida y una familia, no voy a dejar que lo arruinen. 

Eso que dijo Guadalupe si pudo ser escuchado por nosotras así que nos acercamos al lugar a abrazar a Mariah, quien se veía con el corazón destrozado, pero Kitty, ella fue directamente hacia Guadalupe, ella sostenía un refresco y terminó echándoselo encima. 

—¿qué te pasa hamaca? —dijo Guadalupe con disgusto —. ¿Qué crees que estás haciendo? 

Kitty voltea a ver a Mariah y a Gustavo. 

—Mariana, créeme, tu vida está mejor sin esta mujer —dice Kitty —, la suya también señor Gustavo. 

—eso es lo que intenté decirle a mi niña, pero no me hizo caso. 

Mariah mira a su papá con los ojos aguados y le dice:

—vámonos —dice Mariah mientras jala a su padre del brazo —vámonos rápido. 

Empezamos a alejarnos, pero antes de irme, volteé y miré hacia Guadalupe y le dije. 

—espero que su hijo no tenga que pagar por sus pecados —dijo Nelly antes de darse la vuelta para irse.

Más tarde estamos fuera de la casa de Mariah todos al atardecer. Pero Gustavo y Mariah estaban un poco alejados de nosotras.  

—perdóname papá, debí haberte escuchado. 

—no tienes por qué pedirme perdón, hija. 

—yo solo quería conocerla, que me dijera "te quiero", quería tener a mi mamá a mi lado. 

—pero me tienes a mi hija y a tu abuela, sé que no puedo darte mucho económicamente, pero nunca te dejaríamos sola, siempre vamos a apoyarte. Además, tus amigas, se nota que ellas te quieren mucho. 

—lo sé, incluso algunas de ellas no me conocen muy bien, pero estuvieron dispuestas a acompañarme y a abrazarme cuando más lo necesité.

Hay un corto silencio. 

—papá, voy a trabajar lo suficiente y les daré a ti y a mi abuela una vida digna, les compraré una casa, a ti te compraré un auto y no voy a dejar que nadie nos vuelva a humillar. 

Nosotras también teníamos una conversación.

—ese señor es un buen padre —dice Niki.

—es el padre que a mí me hubiese gustado tener —agrega Mi-suk

—esa mujer no tiene corazón, me siento mal por su pequeño hijo —dice Chleo.

desafortunadamente, ese pobre niño tendrá que pagar todos los pecados de su madre —agrega Nelly.

Mi-suk sonríe cada que yo menciono cualquier cosa, en especial cosas que están relacionadas con la tortura y André se da cuenta de eso y piensa. 

"a Mi-suk le gusta Nelly, ¿y sí a Nelly le gusta ella también?" piensa André.

André tenía sus razones para suponer eso, Mi-suk y yo solíamos pasar cada vez más tiempo juntas, teníamos los mismos gustos y nos estábamos haciendo muy cercanas. 

"sé que ella jamás sentirá algo más que amor de hermanas hacia mí, pero eso es suficiente para mí" continúa penando André.

Los ojos de Mi-suk se iluminaban al ver a Nelli y piensa: "ella es todo lo que quiero". 

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Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que mala madre que es si se le puede llamar madre

2023-08-27

0

sonya martz

sonya martz

Guadalupe espero que la vida te cobre el haber abandonado a tu hija

2023-07-26

0

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