Un nuevo comienzo.

El viaje para mí fue algo sorprendente, era la primera vez que salía de mi pueblo.  

Pronto llegamos a la ciudad, me bajé muy apresurada del Bus, María tuvo que detenerme porque era peligroso salir corriendo de esa manera en una ciudad tan concurrida. 

—Oye —dice María tomándome con fuerza del brazo —, no puedes salir corriendo de esa manera, es peligroso. 

—Perdón, es que me emocioné. 

—No te preocupes, solo ten más cuidado para la próxima, ¿está bien?

—Está bien... Y ¿dónde vives? 

—Mm, está algo lejos, tenemos que caminar un poco. 

—No hay problema.  

Luego de caminar un rato, María se detiene frente a una pequeña tienda y la contempla. 

—¿Qué es ese lugar? —le pregunté, pues nunca había visto algo similar.

—Es una panadería. 

—Y, ¿qué es eso?

—Un pequeño lugar donde hacen el pan y otras delicias, aquí venden las mejores donas de la ciudad, mi papá solía traerme cada sábado cuando era niña. 

—Qué es una dona? 

—¿Por qué no entramos y compramos algunas? Una para ti, otra para mí y las demás para las otras niñas del convenio. 

—¿convenio? 

—Ese es el lugar donde vivirás, hay muchas niñas allí, pero eso lo verás más tarde, ahora vamos por esas donas. 

Entramos al lugar. 

Estoy tan sorprendida con la decoración del lugar.

Pego mi rostro en la vitrina del lugar, viendo las tantas delicias que había en él, estaba sorprendida, era algo que nunca había visto. 

María recibe la caja donas, las mira y dice:

—En esta caja hay 8 donas, una para ti, otra para mí y las otras son para las 6 niñas que yo cuido en el convenio. 

—¿Solo son 6?

—No, hay muchas, pero están divididas en diferentes zonas, en mi zona están niñas huérfanas, pero contigo hice una excepción, porque quiero que estés conmigo. 

—Estoy segura de que eso es lo que mi padre quiere. 

—Y yo también. 

Después de caminar un poco llegan al convenio, al llegar un grupo de niñas saltan de la emoción y corren hacia María. 

—María, por fin has llegado —grita una niña rubia de ojos azules.

—Así es, y traje donas conmigo. 

—¿Tú debes ser Nélida, verdad? —me preguntó con una sonrisa.

—Así es, ¿y tú eres? 

—Yo voy a ser tu compañera de cuarto, me llamo Chleo —dice dándome la mano.

—Niñas —interrumpe María —vamos a comer unas donas y luego vamos a contar historias. 

—Yo solía hacer eso con mi papá —le susurré a Chleo —, todas las noches. 

—Vaya, debe ser lindo.

—No tienes papás, verdad?

—No. 

—¿qué pasó con ellos? 

—No lo puedo recordar. 

—Vamos —continúa, cambiando de tema de forma repentina —, te mostraré el lugar, luego de la cena. 

En la cena había mucho comida, bueno, o tal vez a mí se me hacía demasiada.

—¿María, puedo mostrarle el lugar a Nélida? —pregunta Chleo en medio de la cena.

 

—Ya está muy tarde niñas, mañana podrán hacerlo. 

—mañana vas a conocer mi lugar preferido en todo el convenio —me susurra Chleo.

—¿Y cuál es? 

—Es una sorpresa. 

Al terminar de comer Chleo me toma de la mano y me lleva corriendo a una habitación.

Entramos corriendo al cuarto y Chleo se sienta emocionada en una de las camas, sonriente. 

—esta va a ser tu cama, la mía es aquella. 

—realmente se ve muy cómoda, en mi casa no tenía una cama tan grande y bonita. 

—entonces este lugar te va a gustar más de lo que yo pensé, hay muchas cosas maravillosas aquí. Por ejemplo, mañana es tu primer día en la escuela, así que yo me encargaré de darte el recorrido. 

—suena genial.

—¿Sabes leer y escribir? ¿Verdad? 

—sí.

—pero si nunca habías ido a la escuela antes, ¿cómo aprendiste? 

—María me enseñó muchas cosas y mi papá también me enseñaba algunas otras cosas.

—¿y tu mamá también? 

—ella no tenía tiempo, trabajaba mucho. 

Realmente mi mamá no pasaba mucho tiempo conmigo, la excuso con el trabajo, pero lo padre trabajaba mucho más que ella y aun así pasaba tiempo conmigo. Así que creo que a ella simplemente no le gustaba.

En ese momento, María entró a la habitación con una sonrisa.  

—se fueron antes de la hora del cuento. 

—es que tenía muchas ganas de enseñarle nuestro cuarto a Nelly.

—¿Nelly? —preguntó María.

—sí —dijo Chleo antes de dirigir su mirada hacia mí para preguntarme —¿puedo decirte Nelly? 

—sí —respondí —me parece un lindo nombre, ¿hay hora del cuento aquí?

—sí, cada noche —me responde María.

—entonces nos perdimos la hora del cuento.

—me temo que sí.

—pero puedes leerlo para nosotras de nuevo —le dice Chleo con una sonrisa encantadora.

—me encantaría, pero tienen que dormir ahora porque mañana tienen escuela, mañana contaremos otro cuento, y tu Nélida tendrás la oportunidad de leerlo. 

—¿en serio? —le pregunté mientras sonreía.

—claro, pero ahora es la hora de dormir, ya es demasiado tarde. 

—está bien.

—muy bien —nos dio a ambas un besito en la frente —hasta mañana niñas. 

María se levanta de la cama, apaga las luces y sale de la habitación cerrando la puerta lentamente. 

Aunque Chleo y yo no dormimos mucho esa noche, nos la pasamos hablando de muchas cosas.

La mañana llegó y todas las niñas estaban preparadas para irse al colegio, que no quedaba muy lejos del lugar en el que estaban. 

Tomadas de la mano iban todas las niñas detrás de María, cantando una encantadora canción. 

Hasta que llegaron a la escuela. 

—mira, esta es mi escuela, bueno, nuestra escuela. 

—es enorme —dije dejando notar mi sorpresa.

—¿te gusta?

—me encanta, es muy linda.

En ese momento, un hombre alto y delgado empieza a caminar hacia nosotras con una gran sonrisa, a pesar de que el hombre parecía ser muy amable, la sonrisa de chleo se desvaneció rápidamente. 

— hola Chleo —saluda con una enorme sonrisa.

—hola profesor —le responde ella con algo de timidez y sin mirarlo a los ojos.

—¿y tú debes ser Nélida, verdad? 

—sí, soy nueva aquí.

Le doy la mano al profesor, ¿es lo correcto? ¿No?

Rápidamente, Chleo me toma de la mano y me lleva al interior de la escuela diciendo "vamos a llegar tarde".

No puedo evitar quedarme viendo al profesor con intriga, me produce una extraña sensación.  

Después de recorrer la escuela, Chleo y yo estamos en el salón de clase con el "profesor" 

El profesor parece ser una persona bastante amable, pero al parecer todas las niñas parecen tenerle miedo. 

Al final de la clase, el profesor me dice que debería quedarme al final de la clase para "adelantar" algunas cosas. 

—Nélida, ya que estás atrasada, lo mejor sería que te quedaras al final de la clase para adelantar algunas cosas. 

—sí, está bien. 

Chleo me toma nuevamente del brazo y mueve su cabeza ligeramente, como diciéndome que no lo haga, luego mira al profesor y le dice:

—puede adelantarse conmigo. 

—no estás lo suficientemente adelantada en la clase, pero puedes quedarte al final y adelantar esas cosas para que puedas ayudar a tu amiga, está bien?

—está bien, yo me quedaré. 

— pero, puedo quedarme también —agregué.

—no, no puedes —me respondió ella en un tono muy serio.

—claro que sí puedo. Eres mi amiga.

—yo me voy a quedar, ve con las demás. 

Por favor, sé que algo no está bien, aun así acepto lo que mi amiga Chleo me propone. Pero tengo una extraña sensación.

—está bien, iré con ellas, ¿pero no te tardarás verdad?

—no te preocupes, iré en cuanto termine, está bien? 

—está bien, nos vemos al rato. 

 

Aun después de lo que me dijo, de camino a casa le digo a María que si puedo regresar al salón de clases para acompañar a mi amiga Chleo, ella me dice que si, y así regreso al salón de clases. 

Al parecer María conocía hace mucho al profesor, confiaba tanto en él que yo pensaba si ella confía en él, ¿Por qué yo no?

Que decisión más estúpida.

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Comments

Krismar ciarine Parababi torres

Krismar ciarine Parababi torres

lo mismo pienso yo

2023-10-23

1

Josefina Juarez

Josefina Juarez

Puedo apostar que el profesor es un desgraciado degenerado

2023-10-17

0

Graciela Peralta

Graciela Peralta

capaz que es un profesor abusador

2023-08-26

1

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