André y James.

Con solo 16 años de edad logré llegar a los Estados Unidos.

Terminé trabajando en un bar perteneciente a quienes me trajeron aquí, un bar donde hacían apuestas, había prostitución allí, pero a mí me limitaron solamente a seducir a los hombres en un escenario. No era algo realmente malo para mí, me pagaban bien... Lo único malo era que estaba escondiéndome de las autoridades todo el tiempo.

Pero mis "patrones" me protegían, yo era un muy buen anzuelo para atraer clientes.

Pasan algunos meses, donde trabajaba iba regularmente un chico, bastante atractivo y amable que al parecer, estaba interesado en mí. ¿Y qué? Yo tenía cierto odio hacia los hombres, mantenía relaciones con ellos, amistad, trabajo, etc. Pero me negaba a tener algún tipo de relación amorosa con ellos. 

—hola, ¿cómo está la camarera más linda? —llegó con esa sonrisa de siempre.

Llega James al bar donde trabaja. No miento, había estado batallando por un tiempo para no demostrar que sentía algo por él, pero cada vez que lo veía se me salía una sonrisa.

Y ese sería el día en el que por fin yo le aceptaría una cita... Desgraciadamente.

—y, qué has pensado? —preguntó mientras seguía sonriendo.

— ¿por qué eres una persona tan terca? Has venido aquí cada día en las últimas semanas.

—¿y tú por qué no simplemente me aceptas? Sé que quieres lo mismo que yo, aquí la terca eres tú, privando a tu corazón de algo que sientes.

—oye, sabes qué? Está bien, ¿qué quieres hacer? ¿A dónde quieres ir?

—haré lo que tú quieras hacer, iremos a donde tú quieras ir. 

—siempre he querido ir a patinar en hielo, me parece fantástico. 

—está bien, por mí no hay ningún problema si te hace feliz a ti, a mí también. 

Así, acordamos vernos el sábado. No confiaba del todo en los hombres, pero había decidido darle una oportunidad al amor, además, no todos los hombres son iguales ¿verdad?

No es un secreto que en las cárceles Colombianas siempre hay corrupción, los presos pueden sobornar a cualquiera de los guardias y lograr entrar un dispositivo móvil.

Logré antes de llegar aquí conseguir un número con el cual podría comunicarme con María, pero simplemente nunce me contestaban.

—empiezo a pensar que me dieron el número equivocado, me estafaron —dije con tristeza.

—deberías intentarlo una vez más —me responde mi amiga André.

André era una chica francesa que había viajado a estudiar a Estados Unidos, la conocí casualmente un día. Nos llevabamos bien, yo confiaba en ella, así que ambas nos contabamos historias pasadas, pero yo siempre ocultaba lo del asesinato, ninguna de las personas que estaba a mi alrededor sabían del brutal hecho que había cometido antes de viajar aquí. 

—esta será la última vez que lo intento. 

Llamé al número que me dieron, sorpresivamente alguien contesta el teléfono, mis ojos se ponen aguados al escuchar la voz al otro lado del teléfono. 

— hola? ¿Con quién hablo? —dijo la voz de otro lado.

— María, ¿eres tú?

—sí, pero con quien hablo yo?

—soy yo, Nélida. 

—ah, no puede ser, ¿dónde estás? ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Estás bien?

—estoy bien ahora, y cómo estás tú? Bueno, dejando de un lado el que estás en prisión. 

—después de un tiempo te acostumbras, pero no pierdo la esperanza de salir de aquí, estoy en proceso. 

—me muero de ganas por volverte a ver. 

—creo que voy a salir pronto, tengo fe que sí. Pero, mientras tanto, podrías venir a visitarme. 

—no puedo, no estoy en Colombia ahora. 

—¿Dónde estás? 

—estoy en los Estados Unidos. 

—no me digas, estoy muy feliz por ti, mi pequeña. ¿Y como llegaste ahí? ¿Dónde está tu madre?

—es una larga historia, por lo pronto, necesito preguntarte algo. 

—no me hagas esperar, dime. 

—yo simplemente pienso que mi padre no tuvo un accidente, creo que mi madre jamás lo quiso, es más, creo que tuvo que ver con su muerte, tú los conoces desde hace años a ambos, si tienes algo que decirme de ellos, algo que hayas visto o escuchado. 

— sabes, sabía que llegaría el momento en el que te llenarías de curiosidad y peguntarías, Nélida, tu familia esconde muchos secretos, dolorosos secretos. No estoy segura de que tu madre haya tenido que ver con la muerte de tu padre, pero si sé que ella no lo amaba y que si tenía las razones para hacerlo. 

—¿secretos? ¿Razones? No entiendo.

—es algo que tengo que contarte detalladamente, hay un secreto que considero que es el más doloroso de todos. 

—qué esperas? Dímelo María. 

—no puedo, no puedo simplemente contarte algo tan delicado por teléfono, te juro que cuando salga de aquí te lo diré todo, todo lo que sé, solo tienes que ser paciente.

—ya he esperado mucho tiempo, que serán unos meses?

—además, no tengo tiempo para contártelo por teléfono, tengo que irme ahora, está bien?

—no te preocupes, voy a esperar. 

—prométeme que vas a cuidarte.

—¿harás lo mismo?

—si lo haré, porque tengo que verte de nuevo. 

Con un cálido "hasta pronto" terminamos la llamada, había quedado consternada por lo que me había dicho María, pero dejé eso a un lado por un momento para prepararme para la cita que tenía con James. Yo simplemente no podía ocultar la emoción que tenía por verlo. 

—se nota que ese chico te trae vuelta loca —me dice André con una sonrisa pícara.

—no me digas que se nota mucho. 

—pues si querida, se nota bastante. 

—no puedo evitarlo, es muy difícil. 

—¿y por qué quieres evitarlo? El amor es lindo. 

—tal vez, pero a la vez me da miedo. 

—él no va a romper tu corazón, él es una buena persona, además si lo hace, yo sacare el suyo de su pecho. 

—sé que no eres capaz de algo así, pero demuestra que me quieres y te preocupas por mí. 

—tal vez parezco el tipo de persona que no mataría ni una mosca, pero Nelly, cuando uno ama, hace cierto tipo de sacrificios por las personas. 

—entonces, me quieres? 

—cuando encontremos a tus dos hermanas, seremos cuatro hermanas. ¿Pero ahora deberías ir a dormir, no? Tienes un largo día mañana.

—tienes razón, descansa. 

André solía tener pesadillas cada noche, así que me acostumbré a ella, quería saber a qué se debían, pero no me atrevía a preguntar, después de todo, yo también guardaba secretos. 

—¡NO, ALÉJATE DE ELLA, DÉJALA EN PAZ, DÉJANOS EN PAZ!

— André, estás bien?

André mira a todos lados, como si tratara de asegurarse de que no hubiese nadie más en la habitación, algo que sucedía cada noche.

—oye tranquila, esa persona no está aquí —dije tratando de tranquilizarla.

—perdóname por interrumpir tus sueños otra vez. 

—no te preocupes, ni siquiera estaba durmiendo. 

—es que no puedo evitarlo, simplemente sucede. 

—en la universidad en la que estudias hay asistencia psicológica, deberías ir, hablar con alguien especializado podría ser lo que necesitas. 

—tal vez, pero a veces me da miedo hablar de mi pasado. 

—todos tenemos cosas de las que simplemente no queremos hablar, y está bien, pero a veces es necesario, guardar todo es un veneno que te consume poco a poco. 

—siento que tú también guardas algo, pero tú eres más fuerte aparentemente. 

—es solo que, no siento que lo que haya sucedido en mi pasado sea mi culpa. 

—a veces el pasado atormenta, pero no creo que tu pasado sea tan horrible como el mío.

—eso únicamente Dios lo sabe, hasta que algún día tengamos el valor de hablar del pasado. 

—algún día sucederá. 

—¿quieres que duerma contigo?

—ya deberías compartir cama conmigo. 

—puedo hacerlo siempre. Oye ¿te mencioné que mi hermana Chleo y yo conocíamos un lugar que nadie más conocía? 

—si, me lo has dicho antes. 

—y que mi hermana Niki canta hermoso. 

Y así nos quedamos dormidas, yo me preparaba para un día encantador y André, André simplemente pensaba en su pasado, un pasado que ella me contaría más adelante... En una cuenta regresiva. 

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