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Nélida (En Edición)

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Mi primer beso.

A la mañana siguiente, estaba preparada para ver a James, el chico que poco a poco iba ganándose mi corazón.

Esa mañana me desperté muy temprano y empecé a arreglarme, buscando miles de atuendos.

—¿qué sería lo más adecuado para patinar en hielo? —le pregunté a mi amiga André.

—te ves demasiado estresada —respondió —deberías calmarte, vístete como te sientas cómoda, eso es lo importante.

—no creo que mi forma de vestir vaya acorde con James.

—es que no tiene que ser así, él se enamoró de ti por tu esencia, no necesitas cambiarla.

—no sé qué haría sin ti.

Nos abrazamos tiernamente, ella era mejor que yo, pero era bastante madura. Era la amiga tierna que todos necesitan en su vida.

—ve, no quiero que llegues tarde.

—¿podrías acompañarme? —le pregunté —. Realmente no quiero ir sola.

—claro que sí, sabía que me lo pedirías.

Pronto llegamos a la pista de hielo. Luego de haber caminado un poco, me encantaba lo linda que era, una maravilla para mis ojos.

—oh, ¿quién es esa chica linda de allá? —dijo James mientras se acercaba —oh, solo es mi linda novia.

—no te adelantes, chico, todavía no llegamos a ese punto.

—pero pronto llegaremos.

—eso lo dirá el destino.

—no, yo estoy completamente seguro de que si sucederá, tú no?

— bueno, yo me voy a repasar para un examen de la universidad —dijo André interrumpiendo aquella romántica conversación.

—está bien —le dije con una sonrisa. .

— estarás bien, disfrútalo mucho —dice mientras sostiene cariñosamente mis manos —. Y ya sabes, si este chico de aquí te hace algún daño, solo llámame, yo lo voy a poner en su lugar.

—oye, oye, oye, te estoy escuchando.

—de eso se trata amigo... Adiós Nelly.

André se va, pero antes de hacerlo se da la vuelta y mira fijamente a James

—entonces, vamos por el equipo de patinaje?

—pero hay un pequeño detalle que no te he dicho —le dije con una sonrisa tímida.

—¿y cuál es? ¿Qué no sabes patinar?

—¿cómo sabes eso?

—me dijiste que nunca antes habías patinado sobre hielo, cómo sabrías?

—pues tienes razón.

—afortunadamente yo soy un experto, puedo enseñarte, eres una chica que aprende muy rápido y con un gran maestro como yo, no tardarás mucho.

—oye, deja de alardear.

—es la verdad, vamos.

Llegamos y nos ponemos el equipo.

Empezamos a Patinar y a mí me toma un poco de tiempo acostumbrarme, pero al final logré hacerlo un poquito bien, James resultó ser un muy buen maestro.

Pasaron horas en la pista de hielo, en un momento nos recostamos sin ninguna razón aparente, mirarnos hacia arriba y sonreímos.

Después fuimos a comer, comimos hasta que ya no nos cabía más. Luego fuimos a un lugar alto donde podíamos ver gran parte de la ciudad, se veía hermosa.

En ese hermoso momento cruzamos miradas, James empezó a acercarse, pero yo retrocedía.

—¿sucede algo? —preguntó algo confundido.

—es que no estoy acostumbrada a esto, nunca he tenido un novio.

—solo déjate llevar, te enseñaré.

El momento da lugar a un largo e intenso beso, nos besamos como si no hubiese un mañana. Disfruté mi primer beso.

—oye, ¿estás segura de que es el primer beso que das?

—pues claro.

—es que besas demasiado bien como para ser tu primera vez.

—pero si lo es.

—¿me dices que este fue tu primer beso?

—ujum.

—¿y qué nunca has tenido novio?

—ajá.

—entonces, eres virgen?

—tengo que irme —le dije luego de ponerme de pie de una forma brusca.

—oye, espera, no tenemos que hablar de cosas tan privadas, si te incomoda no volveré a comentarlo. Pero si necesito hacerte una pregunta, debes jurarme que la responderás con toda la sinceridad posible.

—¿qué pregunta es?

—¿saldrías conmigo?

—tendría que pensarlo, esto es completamente nuevo para mí.

—está bien, pero, cuánto tiempo?

—será poco tiempo.

—no le pidas opinión a André, por favor.

—¿por qué no? Se trata de mi mejor amiga.

—está bien, pero que no influya mucho en tu decisión.

—tranquilo, eso no pasará.

—decía adiós con las manos no es la mejor de las despedidas.

—lo sé, pero es lo que toca por el momento, adiós.

—adiós. Cuídate.

—espera, ven aquí —me gritó.

—no me digas que hacer.

—por favor, ven aquí un momento.

—está bien, ya voy... ¿Qué quieres?

—mañana, ven a este lugar a las 10 de la mañana, esperaré tu respuesta.

—¿mañana? ¿No te parece que es muy poco tiempo?

—no, sé que para mañana ya tendrás una respuesta.

—está bien, mañana aquí a las 10.

—está bien.

Me la pasé todo el camino de vuelta a casa con una enorme sonrisa que no podía controlar.

—oye, ¿y esa sonrisa? —preguntó André al verme —. Veo que te fue bien.

—me duelen las mejillas.

—entonces, el chico no te hizo daño, no tendré que usar mis métodos.

—no tienes que preocuparte, sé cómo cuidarme.

—no me importa que tan independiente seas, yo siempre voy a estar cerca de ti para que tengas mi cariño y apoyo.

—¿sabes? Se siente muy bien tener a alguien que se preocupa por ti y te quiere.

—lo sé, sé que tú también me proteges y me cuidas. Pero cuéntame, cómo te fue?

—con respecto a eso, necesito hacer una pregunta.

—claro, dime.

—tú sabes que James y yo ya llevamos un tiempo de conocernos.

—sí, lo sé.

—es que...

—sin rodeos, dime, sabes que puedes confiar en mí.

—es que me pidió que fuese su novia.

—¿y quieres serlo?

—pues sí, pero como ya sabes, no estoy acostumbrada a esto, yo siempre quise estar muy apartada de todo lo relacionado con el amor, jamás quise tener este sentimiento, pero ahora que lo siento, veo que no es tan malo.

—si quieres verdad, el amor es lindo, no deberías evitarlo.

—puede que sea una buena idea darle una oportunidad al amor.

Repentinamente, André pone una mano en su estómago. Lo cual me preocupó ya que en su rostro apareció una expresión de dolor.

—¿oye, sucede algo? —le pregunté preocupada.

—últimamente, he sentido mucha fatiga y cansancio.

—deberías ir al médico cuanto antes.

—no, seguramente no es grave.

—André, has bajado mucho de peso en las últimas semanas, eso no es sano, deberías ir al medido, rápido.

—es que quiero ir, pero si tengo algo que es muy malo.

—y si no es así? Además, si es algo grave y no vas al médico será mucho peor, hazme caso, mira que yo te hago caso a ti.

—tienes razón, iré mañana a eso de las ocho de la mañana.

—¿quieres que te acompañe?