The escape.

Esa misma noche ambas estabamos planeando un escape en nuestro cuarto. Esa situación que estábamos viviendo allí no se le deseaba a nadie. Era algo imposible de soportar.

—cuando vayamos a la escuela, podemos separamos sigilosamente de las demás niñas —le sugiero a Chleo.

—nos hacemos en la parte de atrás, dejamos que se adelanten un poco y aprovechamos —agrega ella.

—necesitaremos dinero para el viaje a mi casa. 

—donde vamos a conseguir ese dinero. 

—hay una señora que tiene una tienda aquí cerca, podríamos ofrecerle que nos deje trabajar a cambio de pagarnos. 

—¿Por qué nos dejaría trabajar? Ya tiene empleados, además se tardaría mucho.

—entonces, ¿Qué sugieres? 

—tomemos del bolso de María. 

—no creo que eso esté bien. 

—lo que hace el profesor tampoco lo es, y además lo estamos haciendo por una buena causa, los devolveremos después, a menos que quieras quedarte. 

—tienes razón, tomémoslo. 

Estábamos tan apuradas por irnos que teníamos planeado huir a la mañana siguiente. 

Allí íbamos en grupo al colegio, Chleo y yo al final, desde el comienzo del trayecto estabamos en silencio para que así nadie notara nuestra ausencia en cierto punto. Y así fue, a mitad de camino nos separamos poco a poco del grupo, íbamos caminando hasta que escuchamos una voz detrás de nosotras. 

—hey, ¿a dónde van las dos? 

—era Nicole, era otra de las niñas de la academia. 

—a ningún lado —le contesté —ve con las demás. 

—están intentando escapar, no es así? 

—¿cómo sabes eso? 

—eso no importa, tendrán que llevarme con ustedes o me devolveré y se lo diré a María. 

—¿qué dices? 

—tenemos que aceptarla —me dice Chleo —, si no es así ella va a delatarnos. 

—podemos ayudarte a alejarte del convenio, pero a donde vamos tú no puedes venir. 

—no se preocupen, puedo arreglármelas yo sola. 

—está bien, ven con nosotras. 

Continuamos caminando en buscan de la parada del bus mientras hablamos. Afortunadamente, Nicole parecía conocer mejor el camino.

—y Nicole, cuantos años tienes? —le pregunté —. Te ves bastante mayor. 

—vaya, eso me ofende un poco. 

—creo que se refiere a que te ves mayor en comparación con nosotras —aclara Chleo.

—cuántos años tienen ustedes? —preguntó Nicole.

—tengo 10 años y ella tiene 12 —contesté —, es mi hermana mayor. 

—no se parecen para nada. 

—ella es mi hermana adoptiva. 

—oh, eso suena bien. 

— pero dinos, ¿cuántos años tienes? 

—tengo 15 años. 

—¿llevas mucho tiempo aquí en el convenio, verdad?

—tengo nueve años aquí. 

—llevas aguantando nueve años en este lugar?

— no, no te lo creas, he intentado escapar muchas veces, pero siempre me encontraban, afortunadamente ya crecí desde la última vez y estoy mucho más preparada ahora... Y aquí está, la parada del camión. 

—creo que hasta aquí vas a acompañarnos.

—sí, deseo que tengan un buen viaje, chicas. 

—y que harás ahora? 

—aferrarme a la vida en las calles, al final y al cabo es mejor que en el convenio. 

—y como vas a vivir? 

—tengo amigos en las calles, no estaré sola, y sí llegase a estar sola en algún momento, me las arreglaré.

—parece que tienes todo muy claro. 

—por ahora, chicas deberían irse ahora. 

—está bien, hasta luego —se despide Chleo.

—dirás hasta pronto —aclaro.

— ¿por qué? 

— tengo el presentimiento de que voy a verte de nuevo. 

Chleo y yo nos dirigimos a la terminal con la esperanza de tomar aquel viaje tan anhelado. Pero nos topamos con otra sorpresa, y de nuevo, nada buena. 

— hola, necesitamos boletos para un viaje al pueblo, por favor. 

—lo siento, pero lo puedo ayudarles con eso, a menos que estén con sus padres o alguien lo suficientemente mayor para ver por su bien. 

—ya estoy grande —dijo Chleo —, tengo 12 años. 

—tal vez seas grande, pero no lo suficiente para viajar, lo siento. 

Nos damos la vuelta y empezamos a preguntarnos que hacer, mientras tanto la encargada de los boletos tenía otros planes. 

—hola, policía? —hablaba por teléfono quien estaba encargada de vender los boletos —Hay dos niñas aquí en la parada de camión intentando comprar boletos para viajar fuera de la ciudad, pero no hay nadie mayor a su lado, además parece que tienen prisa y una de ellas tiene una marca cerca de su ojo derecho, siento que algo está pasando con esas niñas, siento que están perdidas o algo así. 

—está bien, enviaremos a alguien a buscarlas, asegúrese de que las niñas se queden en ese lugar. 

—eso haré. 

Después de colgar la llamada, la mujer mira en dirección en donde estabamos, pero ya no estabamos allí, ¿a dónde fuimos?

—¿a dónde vamos? —pregunté.

—a buscar a Nicole, ella es grande, lo suficientemente grande para viajar. 

—la ciudad es muy grande, ¿cómo vamos a encontrarla? 

—ahí está —gritó Chleo —¡NICOLE! 

Ambas corrimos hacia donde estaba Nicole. Con la esperanza de que ella pudiera ayudarnos.

—¿Qué hacen aquí? ¿No deberían estar viajando ya?. 

—no nos dejaron, dicen que somos demasiado jóvenes para eso. 

—¿tú ya tienes la edad suficiente para comprarlos, verdad? 

—pues obvio. 

—los comprarías por nosotras?.

—¿Y yo que gano a cambio?. 

—pues... 

—no, es mentira, por su puesto que lo haré. Vamos. 

Al acercarnos nuevamente al lugar las vemoa a tres policías hablando con la encargada de los boletos, cuando la mujer nos señala y los policías voltean a vernos Nicole nos toma de las manos y empiezamos a correr, la policía va detrás de ellas. Reconocemos una voz detrás de nosotras. 

—niñas, ¿a dónde van? —nos gritó María.

Chleo y yo miramos hacia atrás al escuchar a María, pero Nicole nos impulsa a seguir corriendo.  

—no se detengan, no se detengan por nada del mundo —nos decía Nicole mientras nos tomaba de las manos —sé donde podemos escondernos. 

Al final logramos perder a los agentes y a María, estabamos cerca a la orilla de un río, bajo un puente. 

—¿qué vamos a hacer ahora? —pregunté llena de miedo.

—esperar a que dejen de buscarnos —contestó Nicole.

—eso cuánto podría tardar? 

—no lo sé, pero debemos esperar por hoy. 

—entonces, vamos a pasar la noche aquí? 

—solo será por hoy, mañana yo me encargaré de alguna manera de que viajen al pueblo, además voy a encargarme de que pasar la noche aquí no sea tan difícil para ustedes. 

—por qué eres tan amable con nosotras? Nunca hablabas con nadie en el convenio.

—nunca he sido sociable, pero si sé que entre mujeres debemos ayudarnos. 

—eres como la hermana mayor ahora —le dijo Chleo con una sonrisa.

—podrías venir con nosotras y ser oficialmente nuestra hermana mayor —agregué yo.

—realmente no funciona así de fácil. 

—¿en serio es tan complicado? ¿No puede ser solo decir "ella es mi hermana mayor" y ya está? 

—pues, legalmente si es complicado, pero eso no importa si tú amas a un amigo como un hermano, considéralo tu hermano, no importa lo que diga el gobierno o la sangre misma. 

—entonces, tú eres nuestra hermana mayor y punto. 

Entre tanta platica llega la noche y con ella el sueño.

—niñas, deberían dormir ya. 

—es difícil dormir aquí afuera? 

—puedo cantarle una canción de cuna si prometen dormirse. 

—cantas? 

—si, y entonces aquí va. 

Nicole procede a cantar una canción de cuna, su voz es tan angelical, no pasa mucho para que nos quedemos dormidas, mañana intentaremos llegar al pueblo de nuevo. 

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Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que tengan suerte y puedan escapar

2023-08-26

1

sonya martz

sonya martz

pobres niñas 😔 espero que no vuelvan a ese terrible lugar

2023-07-25

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