“¿acaso son novios ustedes dos?” pregunto una compañera de nuestro equipo de trabajo.
“así es” respondió Liz inmediatamente, no vacilo, era como si estuviera marcando su territorio.
Lamentablemente estaba a su lado de Liz, y nuestros compañeros de clases notaron cierta conducta de ella, no era muy buena disimulando. No me encontraba de acuerdo que dijera que éramos novios, pero no tenía de otra, trataba de llevarle el juego solo por ahora, ya que tenia una personalidad cambiante, y sabía mi secreto la maldita cosa que usaba a su antojo y conveniencia.
“¿enserio? ¿Desde cuando salen? Que nadie se dio cuenta” dijo nuestra compañera, la noticia de que estábamos saliendo al parecer era algo increíble para ella.
“no tiene mucho, ¿verdad que hacemos una hermosa pareja?” respondió Liz, con una sonrisa de felicidad.
Los demás compañeros que conformaban el equipo, solo presenciaban la conversación, no opinaban nada, aunque ellos mostraban una cara de asombro, ¿no entendía por qué era así? solo esperaba que la investigación de mi vida amorosa terminara pronto, ya que me chocaba esta clase de temas.
“si. De hecho si, pero no entiendo como le hizo Adán para enamorar a una chica tan linda cómo tú” respondió aquella chica.
Como que no entendía, ni que fuera el hombre más feo del mundo, bueno era atractivo, pero hablando de belleza Liz era casi como una modeló, bueno la verdad ni yo lo entendía, tal vez ese era unos de mis miedos a la hora de tener una relación con ella.
“en realidad yo me enamoré de él cuando lo vi por primera vez y decidí hacer que se enamoré de mí” respondió Liz, con la sonrisa de alegría que la distingue.
Ahora que lo pensaba, cabía la posibilidad de que Liz y yo nos conocíamos de anterioridad, era una idea vaga, pero no descartable, la realidad de los hechos era que nunca se lo había preguntado.
“wooww, que lindo” dijo nuestra compañera, mientras nos veía como si estuviera viendo unos cachorritos tiernos y adorables.
“bueno es mejor comenzar el trabajo que nos dejo la maestra, hay que apurarnos, así que dejemos de hablar de mi relación” dijo Liz con una sonrisa encantadora, provocando que nuestros compañeros se sintieran felices al ver esa gran sonrisa cálida.
Tal vez por que siempre me encontraba en mi mundo, o solo me preocupaba por mi mismo, que no me daba cuenta que aquella chica que era mi novia era admirada por todos, tal vez era el hecho de que no me interesaran los gustos de los demás, ni la música de moda, el estereotipo de belleza, solo era una persona que si le gustaba algo lo hacía, veía películas si me gustaban, no lo hacía por que los demás dijeran que era una buena, también era lo mismo con la música, no me interesaba el genero, solo si me atraía la letra y la voz del cantante, lo demás no interesaba, y con las personas hacia lo mismo.
No demoramos mucho tiempo haciendo el trabajo de equipo, quedaron cosas por hacer pero cada quien lo terminaría en su casa, estaba poniendo mis cosas en mi mochila cuando Liz se me acercó, susurró lentamente a mi oído como se le había hecho costumbre.
“quiero ir a tú casa" dijo ella.
Aquel susurro me partía en dos, no soy un santo, ni mucho menos puedo controlar ciertos pensamientos, o emociones, puede un hombre aparentar y abstenerse a caer en la tentación, pero siente el deseo de sucumbir ante este, es algo biológico.
“¿que es lo que planeas hacer en mi casa? Respondí fríamente, tenia que ser duro ante el deseo, pero la verdad quería hacerle tantas cosas.
“para que preguntas lo que ya sabes" respondió Liz, esas palabras eran un tormento para mi equilibrio mental.
Tenia que buscar como darle la vuelta, y eso hice con las siguientes palabras.
“¿solo sexo es lo que quieres de mí?, ¿solo para eso me quieres?, eso no es amor, solo es una atracción animal y primitiva” le dije de frente, mis ojos mostraban una mirada fría, pude ver como su expresión cambió, desvió su mirada de la mía, como si se avergonzara.
Ella se abalanzó hacia mí, me abrazó, y me susurró nuevamente al oído.
“claro que no, no solo es sexo, déjame demostrártelo con el tiempo, no es necesario que nos acostemos, solo déjame pasar los días a tú lado, reír juntos, hacer cosas sólo nosotros dos, quiero saber que piensas, escuchar tus historias, que me cuentes toda tu vida, y algún día escuchar un te amó de tus labios” dijo Liz.
Podía sentir como su cuerpo temblaba, aquellas palabras le costaron para ser pronunciadas de su interior, no la entendía en absoluto, era una persona indescifrable, jamás había estado tan confundido con una persona, no entendía su forma de amarme, tal vez era un amor enfermizo, pero no significaba que no fuera amor, desee que alguien me amara igual a como yo amaba, quería que Sofía pudiera amarme así, pero eso jamás paso, ahora alguien estaba abrazándome, podía escuchar la fuerza del latir de su corazón, tal vez nosotros actuábamos diferente a lo que pensábamos, pero nuestros corazones nos delataban.
“no logro entenderte, también quisiera saber que piensas, pero seré sincero, le tengo miedo al amor” le dije, mis palabras eran sinceras, no tenían ninguna mentira en ellas.
“no se quién te lastimó, pero cuando la vea le romperé la nariz de un golpe, y si algún día yo te hago sufrir como esa persona, mátame” aquéllas palabras susurradas de Liz a mis oídos, me provocaron felicidad, eran extrañas palabras, pero eran palabras sinceras.
Mis brazos la rodearon, sentía necesidad de hacerlo, quería sentir su cuerpo cálido, su olor era tan suave, agradable a mi olfato, recordaría ese olor por siempre, un olor único, abrazarla me daba miedo, pero de no hacerlo equivaldría a desesperación, era un estúpido al caer en mis sentimientos, estaba haciendo lo que me había propuesto no volver hacer, estaría vulnerable si me enamoraba de ella, sería un nervio expuesto.
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