relato parte 5: una nueva vida en otro mundo.

Que sensación más agradable, me hacía sentir feliz de alguna forma posible; el tener relaciones sexuales es adictivo, comer es adictivo; las personas nos hacemos adictos a sustancias que nos dan felicidad, nos llevan al éxtasis, somos tan primitivos, seres orgánicos dirigidos por sustancias liberadas en nuestros cerebros, estas sustancias liberadas crean sentimientos y emociones.

Matar tenia una emoción placentera, estar en combate liberaba algo en mí, destruir a alguien era realmente delicioso, la sangre recorriendo tu cuerpo pero al mismo tiempo estar tan tranquilo era algo que no podía creer que existiera, siempre había estado nervioso, incluso antes de haber tenido una pelea con alguien mi cuerpo temblaba, y no era por la emoción de golpear a alguien, era por miedo, ahora todo eso había quedado atrás, este sentimiento era fantástico, pero algo me decía que este no era realmente yo, era por la personalidad mezclada del antiguo rey.

Mi camino aún continuaba, me faltaba mucho para poder salir de aquel sitio, no podía quedarme observando aquel monstruo muerto. Corrí por otro pasillo, pero las cosas empeoraban, había más monstruos, estos eran soldados, sus ropas y armaduras lo decían todo, no sería tan fácil, y yo aún no comprendía del todo las cosas que podía hacer, no estaba realmente seguro si podría con varios de esos tipos, pero no había otra forma de salir de ahí, ellos eran los que cuidaban los pasillos y no se irían de ahí.

Trate de recordar, de ir a los recuerdos del antiguo señor, para adueñarme de su forma de lucha, sus defensas, la forma en la que utilizaba sus habilidades, al terminar de asimilar aquellos recuerdos sonreí, porque sin duda aquellas formas de lucha eran dignas de un señor rey, corrí hacia dónde estaban estos tipos pero al notar mis movimientos ellos rápidamente se pusieron en posición de lucha.

Sus caras estaban asombradas, pienso que no entendían que aquel pequeñín pudiera moverse a esa velocidad, aquel que una vez se encontraba en un recipiente cómo una rata ahora estaba tratando de atacarlos, pero el asombro no les duro mucho porque estos seres están listos para el combate en todo momento.

Uno de los que se encontraba más cerca de mí me ataco con una alabarda muy afilada, dio un movimiento tratando de cortarme a la mitad, pero yo me las ingenie para evitar eso y montarme en la cuchilla de la alabarda, mis piernas se doblaron para tomar impulso y al mismo tiempo asimile el material de aquella alabarda, cuándo me había impulsado aquella cosa se percató de que me dirigía hacia él, e inmediatamente hizo uso de sus habilidades, su cuerpo se llenó de llamas, me iba a incendiar si lo tocaba, pero en ese instante mi cerebro hizo algo instintivamente, un reflejo de mi propio cuerpo, mi mano creo una espada que salía de mis manos, delgada pero larga, lo suficiente para atravesar el cerebro de aquella cosa, mí ataque tubo éxito, elimine a uno más.

Aquel sentimiento antes de casi ser vencido fue genial, ya que eso me hizo mejorar en alguna forma. Los demás monstruos se arrojaron a mí con una cara de ira, pero esa furia era perceptible, algo nuevo en mí apareció, la capacidad de ver algo que emanaban los seres de este mundo, no sé si son sus emociones combinadas con sus energías de vida, pero algo podía ver, recordé que el antiguo rey también podía hacer lo mismo.

Pero no había tiempo de quedarme pensando en eso, ya que tenía varios enemigos por vencer, aquellos monstruos se incendiaron, ardían en llamas, si mi cuerpo llegaba a tocarlos seria calcino, la única forma que tenía para pelear era a una distancia apartada de ellos, solo utilizando mis espadas delgadas, sus movimientos eran veloces y precisos, pero yo lo era más, en 10 minutos había terminado con todos ellos, mi cuerpo se encontraba cubierto de sangre, ese baño fue maravilloso, me reí a montones, era sorprendente aquella sensación.

Así estuve corriendo por varios pasillos, en algunos me encontraba a los guardias, estos empleaban sus habilidades, cada grupo que se encontraba en cada pasillo eran portadores de diferentes habilidades, pero ninguno se parecía a la que yo tenía, no había duda que la habilidad de su ancestro eran únicas.

Me detuve un momento en un pasillo, quise practicar algo, cerré los ojos, hacía lo mismo que el antiguo rey, este cerraba los ojos y se concentraba para así poder sentir la presencia de los que lo rodeaban, no importaban si estaban a quilómetros, él los encontraba, podía sentirlos y la capacidad de fuerza que tenían, incluso podía saber cuáles eran sus límites de energía de él mismo, esto lo hice para ahorrarme tiempo y salir de ahí, pero lo que me tope fue intimidante, era una fuerza suprema, tan poderosa que la fuerza que tengo ahora mismo quedaba por los suelos, no había duda era el rey que se encontraba sentado en el trono, él era el poseedor de este poder tan grande, ahora tenía que huir con más razón, yo no podría hacerle frente, y no solo era el rey unos monstruos se acercaban al castillo y estos poseían una fuerza altamente poderosa, no se comparaban a su rey, pero yo no podría ganarles a esos tipos.

Ese mundo tenía seres tan escalofriantes, necesitaba alejarme, y eso hice, corrí en varios pasillos, mate a unos más, al final encontré una ventana, la rompí y salte del castillo, no sé ni como pude saltar más de trescientos metros, más o menos eso tenía de altura, pero lo logre, ya no estaba dentro del castillo, partiría a otras tierras antes que alguien se diera cuenta del desastre que hice con los sirvientes del rey, no me quede parado ningún instante, me dirigí utilizando mi concentración para percibir energía, y no toparme con ninguna criatura que dejara rastro de donde me dirigiera, ya que si mataba a alguien su cuerpo seria evidencia de donde me dirigía.

Ahora una nueva vida comenzaba, tendría que vivir en ese mundo, pero con unas metas que me había impuesto, no morir, volverme más fuerte cada día sin importa las dificultades que presentara, y buscar la forma de regresar a mí mundo para tener una buena vida; tenia fijado esas metas, no sería fácil pero tenia confianza en mí.

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