Ahora resultó ser mi jefe/compañero

Isabella

¡Hoy es el gran día!, No me había sentido tan emocionada antes como en este día, siento que hoy va a ser algo especial, mi vida empieza ahora, está semana que paso, estuve trabajando, decidí no pensar más en. . . No he pensado más en cosas desagradables, así que me enfoque en mí, no he visto a Williams, se fue de vacaciones, y pedí que me cambiara de puesto, Martha me ayudó con ello y ahora trabajo junto con Williams, en el área de administración, la he pasado bien, antes de irse me explico como hacer todo y pues, me va bien en esa área.

Estoy arreglandome para empezar la universidad, como quiero comenzar de nuevo me coloco un vestido de primavera, es blanco con flores de colores, me queda muy bonito la verdad, suelto mi cabello dorado y se le hacen unas ondas que me hace ver más encantadora que nunca, comencé a ver otro psicólogo ya que el otro era amigo de... No lo ví más, ya estoy lista desayuno tomo mi mochila con mis cuadernos, tomo mi auto y manejo hasta la universidad. . .

Al llegar todo es tal como lo soñé, no puedo creer que lo logrará, después, de todo lo que viví, aquí estoy yendo hacia mis sueños, se que se harán realidad.

Bajo del auto y todos me miran, estoy hermosa lo sé, (este tiempo he trabajado en mi autoestima y me ha ido muy bien). Entro en la universidad, al caminar por un pasillo me tropiezo con alguien...

—Oh perdón. —me dice la chica con la que tropecé.

—Tranquila, no pasa nada. —Le respondo, levantándome del suelo, ya que me caí.

—Te ayudó. —Dice mientras recoge mi bolso.

—Gracias. —Tomo el bolso de sus manos.

—Mucho gusto —Dice mientras me extiende su mano. —Me llamo Theresa. —Se presenta.

—Mucho gusto. —Tomo su mano. —Me llamo Isabella. —Nos soltamos.

—¿Eres la nueva verdad?. —Me pregunta mientras caminamos por el pasillo.

—Sí, hoy es mi primer día. —le digo con entusiasmo.

—Pues, sería un placer para mí, guiarte en tu primer día, para que conozcas más la universidad. —Se ofrece.

—Oh, Gracias, sería genial, así no sería tan obvio que soy nueva. —Le sonrió.

—¿Eres de esas chicas que le gusta pasar desapercibida?

—Un poco, la verdad, no quiero llamar mucho la atención, pero al parecer no funciona. —Digo señalando con mi rostro al chico que está mirándome desde hace rato.

—Ah, él es Jhon. —Me dice su nombre. —Jhon ven a presentarte.

El muchacho se acerca, es de mi tamaño, es moreno, es muy guapo sus brazos son fuertes, sus ojos marrones cuan chocolate, y su pelo rizado le da un aspecto muy encantador; Me extiende la mano.

—Mucho gusto, me llamo Jhon. —Su voz es gruesa.

—Mucho gusto Isabella. —Me presento.

—Tienes muy lindo nombre. —me dice él.

—Muchas gracias.

—Isabella es nueva Jhon. —le dice Theresa.

—Sí es obvio que es nueva, no la había visto antes. —Le responde el chico.

—Claro, tú siempre tan pendiente de todas. ¿Cierto?. —Le dice esto y voltea los ojos. ~"Tienen algo, estos dos"~. Concluyó.

—Creeme que semejante belleza, no se puede pasar desapercibida. —Toma mi mano y deposita un beso sobre ella.

—Muchas gracias. —Le digo. Theresa voltea los ojos, pero yo sé que Jhon lo dijo para fastidiarla.

Los dos me dan un tour por la universidad, pedimos a la coordinadora mis clases y los horarios y ellos me dirigen hacía el salón, al parecer Jhon va a estar en las mismas clases que yo, pero Theresa no.

Theresa se dirige a sus clases y yo me voy con Jhon a las mías.

—Buenos días, chicos. —Dice el profesor que acaba de entrar por la puerta.

—Buenos días, profesor. —Responden todos al unísono.

—Mi nombre es Carlos y seré su profesor de Anatomía. —Se presenta. —Ahora los quiero conocer a todos, así que les pido que se levanten uno por uno y me digan si nombre, apellido y edad. Comencemos por ti. —Señala al de la primera fila.

Se comienza a presentar uno a uno, yo estoy en la segunda fila, del lado izquierdo así que cuando termina el último de la primera fila del lado derecho, viene mi turno. Me levanto.

—Buenos días, mi nombre es Isabella storm y tengo 19 años. —Me presento y me siento de nuevo. Se levanta Jhon.

—Buenos días, mi nombre es Jhon Thomson y tengo 20 años. —Igual que yo se sienta apenas termina su presentación

Todos los demás se terminan de presentar y el profesor comenzó a dar las clases.

Luego de una hora termina nuestra clase de anatomía, y viene el receso, tomo mis cosas y salgo con Jhon para encontrarnos a Theresa.

Llego la hora de almorzar y nos dirigimos al comedor, tomo mi bandeja de comida y camino hacia la mesa donde están Jhon y Theresa, pero alguien me pone el pie y tropiezo, cayendo al suelo y tirando toda la comida que llevaba.

Todos se ríen, pero alguien toma al chico de la camisa gris que lleva puesta, y le propina unos puñetazos, cuando veo quien es... Es mi jefe, el Señor Adams, no lo puedo creer hace meses no lo veo y de repente, resulta que estudia en la misma universidad que yo, claro pero en otro grado.

—No te metas con ella. ¡Entendiste! —Le pega otro puño.

—Perdón, perdón. No sabía que la conocías. —Le dice el chico que me tiró.

—No, no la conozco, pero igual no la toques, ni la mires. —Me dolió escuchar sus palabras, por qué si me conoce, pero al parecer ya no es así.

—Disculpeme señor Adams. —Por que le dice señor, si es solo uno o dos años mayor que este muchacho.

—Pídele disculpas. —Toma al chico como un muñequito y lo para en frente de mí.

—Discúlpame, señorita...

—Isabella. —Termino su frase.

—Discúlpame señorita Isabella.

—Tranquilo no pasa nada. —Digo esto mirando a mi jefe/compañero. Esto es tan confuso.

Este lo suelta y se va, yo me quedo en medio del gran comedor parada como una tonta viendo a mi jefe/compañero salir del comedor.

—Isabella. —Me llama Theresa.

—Voy. —Digp esto, me volteo y dirijo hacia donde están ellos.

—¿Qué acaba de pasar?. —Dice con sorpresa y risa a la vez.

—¿De qué?. —Aún estoy en shock por haber visto a mi... Nada.

—Pues, ese chico es reservado, solo tiene un grupo seleccionado de amigos, de su salón solo uno. No habla con casi nadie que no sean ellos en toda la universidad, es antipático, grosero y no le cae bien casi nadie, y viene y te defiende a tí, que eres la nueva y no te conoce. ¡No puedo creer que Jeffrey Adams, defendiera a Isabella storm, la muchacha nueva! —Dice esto con entusiasmo.

—No es eso, solo que yo trabajo en su empresa. —Le respondo a su asombro ante el acto de mi jefe.

—¿Tiene una empresa?. —No lo sabían, metí la pata supongo.

—Sí, yo trabajo para él. —Le respondo ya no hay vuelta atrás.

—Wow, ¿osea que eres su consentida, mimada o algo así? —Me pregunta

—No, solo soy su empleada. ¿De dónde sacas que soy su mimada? —No entiendo por qué pregunto eso.

—Por la manera, que te defendió, pareciera que le gustas. —Me sonrojo.

—No, Theresa estás confundida. —Habla Jhon por mí, como si leyera mis pensamientos.

—A ver, ¿Por qué lo dices?. —Le espeta ella.

—Sencillo, si Isabella es su empleada, seguro la defendió por qué no le conviene que uno de sus empleados se valla de chismoso diciendo qué él tiene una empresa, o no escuchaste que dijo que no la conocía, cuando obviamente si la conoce. —Tiene razón Jhon, solo puede ser eso, ya que él solo piensa en sí mismo. —Y conste no te estoy llamando chismosa Isabella, así que tranquila que ese secreto está guardado con nosotros, ¿Verdad Theresa?. —Dice volteando la cara hacia ella.

—Sí,. —Dice Theresa con fastidio.

—Isabella, la manera que te miraba Jeffrey, me vas a decir que no notaste nada. —Insiste Theresa.

—¡Theresa! Basta con eso. —Dice Jhon, ya que noto que me puse incómoda.

—Está bien Jhon, gracias. —Digo relajándolo un poco. —Theresa, entre él y yo no hay nada, él tiene razón, no nos conocemos, solo sabe que soy su empleada, pero hasta allí, me defendió por qué es una política que tienen en sus empresas. "Si ves a un compañero de trabajo, en apuros, es característico de los empleados de las empresas Adams cosmétics. C.A. Ayudarlo a salir de esa situación, ya que un empleado menos es más trabajo y responsabilidades para ti". Por eso lo hizo, por qué es la política de su propia empresa, y pues, debes ser el primero en dar el ejemplo. —Le explico, aunque esto ni yo misma me lo creo.

—Viste, Theresa, que solo es cuestión de políticas. —Dice Jhon.

—Disculpa Isabella, pero igual, no vas a hacerme cambiar de idea, respecto a cómo te miraba ese hombre. —Al menos lo intente.

—Dejemoslo así Theresa, hablemos de otra cosa. —Le digo.

—Bueno, ¿Hay algún galán por allí. —Me pregunta.

—Oh, no, no hay ningún galán, quiero enfocarme en las clases.

—Bueno, está bien darse gusticos de verz en cuando. —Mira a Jhon.

—Ahora dime algo tú a mí, ¿Te gusta Jhon? —Voy directo al grano.

—Heee... —Se ahoga con un trozo de carne.

Jhon la toma y le hace la maniobra de hemlich y está escupe el trozo de carne.

~"Casi la matas"~ me digo a mi misma. Estuvimos charlando hasta que empezó la otra clase.

Entra otro prefesor al salón una vez nos ubicamos en nuestros asiento Jhon y yo.

—Buenas chicos, yo soy Lorenz, el profesor de histología. —Se presenta.

Vimos las clases, hasta que llegó la última clase.

—Hola muchachos, soy Grecia Praint y soy la profesora de bioquímica.

Terminamos de ver las clases y recojo todas mis cosas, los profesores son muy chéveres, pero a la vez se ven que son muy profesionales, así que es mejor estar enfocados, estudiar mucho para sacar buenas notas. Termino de recoger y salgo junto con Jhon, nos encontramos con Theresa y ellos dos se fueron juntos, mientras yo tomo mi auto y me dirijo a las empresas, en lo que salía veía a todas partes a ver si captaba con la mirada a mi jefe/compañero. (Lo llamaré así de ahora en adelante), pero no estaba, así que tomo mi coche y trato de no pensar en ello. Llegó a la empresa, me bajo y entro, tomo el ascensor y no había nadie, mejor así tengo un poco más de tiempo para mí sola, llegó al piso y entro en la oficina, donde trabajo ahora.

Pongo todo a cuenta, ya es hora de salir, así que tomo mis cosas, pero tocan la puerta.

—¿Quién?. —Pregunto

—Soy yo Martha. —Me dice del otro lado.

—Pasa. —Le digo y meto lo último que me falta en mi bolsa.

—Hola, isa, me acerqué a ver cómo estabas, ya que no te Vi cuando llegaste. —Me dice.

—Sí, lo siento, es que no te vi, Martha, hoy comencé la universidad y llegué al mediodía, por eso cuando llegue seguro estabas almorzando. —Ella lo estaba en su puesto de trabajo, creo no sé, la verdad solo quería estar sola un rato.

—Ah, cierto, claro, estaba en la cafetería, perdona entonces. —Se disculpa.

—Tranquila, igual no iba a poder hablar mucho. —Me disculpo con ella.

—Sí, entiendo una mujer ocupada. —Se ríe.

—No, no es eso Martha, solo que tenía que ponerme al día, ¿Me disculpas?.

—Tranquila, preciosa, no pasa nada, así es la vida de adulta, tienes muchas responsabilidades y casi no te queda tiempo para socializar, tú trabajas y estudias, no es fácil por eso entiendo que querías llegar corriendo, para ponerte al día y no dejar cosas pendientes. —Ella es tan sabía y linda conmigo, tengo el presentimiento que podemos llegar a ser grandes amigas.

—Tienes razón, pero eso no quita que me sienta culpable por no tomarte en cuenta cuando llegue, si has sido amable conmigo.

—Nena, ya estamos grandes para esas boberías, ambas somos mujeres ocupadas, así que si nos vemos, aprovechemos el tiempo. —Se ríe. De verdad tiene razón, esas cosas son cosas de niñas, pelear por qué no me saludaste, que sí, que no. Somos mujeres maduras y entendemos, aunque yo no me siento tan mujer todavía.

—Cenemos esta noche. —Me propone.

—Claro que sí. —Acepto encantada.

—Pero, apuremos que mañana tenemos que madrugar. —Sale riendo de la oficina.

Tomo mi bolso y salgo detrás de ella. Vamos en su auto hasta que llegamos al restaurante.

—Llegamos. —Me informa.

Me bajo del coche al igual que ella y entramos al restaurante. Nos sentamos en una mesa apartada, se acerca un mesero y le damos nuestro pedido, el mesero se va.

—¿Cómo te fue en tu primer día?. —Me pregunta acerca de la universidad.

—Genial, hice dos nuevos conocidos, que espero seamos amigos, los profesores son chéveres y a la vez estrictos y profesionales, hubo un chico que me lanzo al suelo, pero mi jefe lo puso en su lu... —A penas, me doy cuenta de lo que dije.

—¿El jefe? Jeffrey Adams. ¿Estudia contigo?. —Pregunta incrédula.

—Sí, pero porfa no le diga a nadie lo que te dije. ¿Sí?. —Le suplico.

—Tranquila, no le diré a nadie, esa bomba. —Se ríe.

—En serio, Martha, no le digas a nadie. —No bromeó con esto.

—Ya, ya, tranquila, no le contaré a nadie, puedes confiar en mí. —Se pone sería.

—Está bien, Martha confío en ti. —Le digo. —Cuéntame, ¿Cómo estuvo tu mañana sin mí?. —Digo con exagerado sarcasmo.

—Estuvo espectacular. —Suelta una carcajada, ante mi expresión, ya que enarqué una ceja.

—Tranquila mujer, que no puedo vivir sin ti. —Dice con sarcasmo y vuelve a reírse.

—Eso espero. —Le saco la lengua.

—Vamos, mujer, es echando broma. —Se termina de reír.

—Lo sé. —Digo levantando un hombro hacia mi rostro.

—Entonces, tu jefe, es tu compañero en la universidad. —Vuelve a tocar el tema que habíamos dejado.

—Sí, pero ya sabes, no se lo digas a nadie.

—Tranquila mujer, no lo haré. —Me repite ella.

—¿Se la llevan bien, ustedes dos?. —Me pregunta con curiosidad.

—No mucho, no somos compatibles, así que su sola presencia me irrita y viceversa. —Ella sonríe ante mis palabras, no sé por qué.

—Qué bueno, Isa, no me gustaría verte sufriendo por alguien como él. —Ya entendí por qué sonrió.

—Tranquila, que eso no va a pasar. —Le digo a ella y a mí misma.

—¿Sabes quién me ha preguntado por ti? —Me suelta de repente.

—¿Quién?.

—Williams. —Lo suponía

—Ah, ya, ¿Qué le has dicho?. — le pregunto

—Nada lo de siempre, que estás bien, le conté que empezaste la universidad, y me dijo que mañana ya regresaba de nuevo. —No sabía que volvería tan pronto.

—Pero, ¿no tenía una semana de vacaciones?

—Sí, pero, quiere volver, dice que las vacaciones no le salieron como él quiso. Así que vuelve antes de lo esperado. —Me sorprendo, pensé que anhelaba esas vacaciones.

—Buen, si me las dieran a mí, no volvería tan pronto, más bien pidiera más. —digo con alegría.

—Isa, sabes Williams es un buen muchacho, se ve que se preocupa por ti. —Me dice Martha, de repente.

—Martha, pero él quiere que seamos algo más, casi no nos conocemos, es muy pronto para tener algo con él, y quiero enfocarme en la universidad, tener algo con él o alguien más, me distraería muchísimo. —Le suelto sin miedo.

—Lo sé, Isa, pero al menos deberías pensarlo. —Tiene razón, él ha sido bueno conmigo.

—No sé, yo iba a pensarlo, pero tienes razón, no te prometo nada, solo le daré la oportunidad de conocernos mejor. —Podemos ser amigos, porque no, pues.

—Bien, eso está genial, un amigo que te ayude a divertirte. —Me dice mientras guiña un ojo, ella es medio pervertida, lo pude ver, así que me río ante su comentario y terminamos de cenar, ella me deja en mi casa y se va a la suya.

Estoy metiendo la llave en la puerta, cuando escucho una voz detrás de mí.

—Isabella ...

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