No será tan fácil

Isabella

Subo al dormitorio y me recuesto en la cama, tomo mi libro de autoayuda y leo.

«Las cosas que vivimos son parte de un plan y nos lleva a un lugar en donde debemos estar». "El lugar donde debemos estar" pienso.

¿Será qué este es el lugar donde debo estar?. —Me pregunto a mí misma. "Deja de pensar en tonterías". Me reprendo. Dejo el librito en la cómoda y busco mi celular, pero recuerdo que se quedó en ese lugar aquel día. Bajo de nuevo, a la oficina.

*Toc, toc

—Pase. —Me dice mi jefe al otro lado de la puerta.

Paso y me siento en frente de él.

— Hola, de nuevo. —Digo nerviosa.

—Hola de nuevo. —Se ríe.

—Quería pedirte un favor. —Le digo.

—De acuerdo, te escucho. —Me dice y se sirve un vaso de agua.

—Estaba leyendo y fui a buscar mi celular, pero recordé que se quedó en aquel lugar. ¿Será que me lo puedes traer? Es que yo no quiero ir a ese lugar. —Le digo.

—De acuerdo, mandaré a Wilinton a que vaya a buscarlo.

—Gracias. —Coloco un mechón detrás de mi oreja.

—Tranquila, no es nada. —Me asegura él. —Nos vemos a las 8.

—Está bien, a las 8 entonces. —Le digo y salgo de su oficina al dormitorio.

Llegó al dormitorio y veo el reloj que está en la parte superior de la puerta. Veo que son ya las 6, "no me he arreglado" pienso. Me meto en la ducha, luego, salgo y busco en el armario, no sé qué ponerme, busco y busco, hasta que por fin doy con algo. Me pongo un vestido rojo teñido al cuerpo, realza mis curvas. Me siento incómoda, siento que no es adecuado y me da miedo que alguien se fije en mí y quiera hacerme algo. Me lo quito y me pongo unos jeans y una camisa negra, una chaqueta jeans y unas zapatillas negras. Me peino, me coloco un poco de brillo, veo el reloj y ya son las 8, así qué decido bajar.

Jeffrey

Estoy en él que ahora es mi cuarto. Tomo una ducha y me visto con un traje negro y camisa blanca, unos zapatos de vestir negros, me acomodo el pelo y me echo mi colonia favorita, me siento como un adolescente en su primera cita. La verdad, yo nunca había hecho esto y es extraño, pero a la vez, se siente demasiado bien estar con ella, pero de algún modo, siento qué estoy sintiendo más cosas de las que debo y no quiero, ni debo permitírmelo, así que debo alejarme un poco de ella. Cenaremos y luego veré que hago, por qué no quiero sentir esto.

Bajo y entro en mi oficina, estoy como media hora allí, cuándo veo el reloj son las 8, así que salgo para encontrarme con Isabella.

Al verla quedó estupefacto, Está tan sencilla, pero tan hermosa, pensándolo bien, creí que se iba a poner un vestido o algo, pero con la elección que hizo está genial, nunca había visto una mujer tan hermosa solo vestida con unos jeans, es bellísima, esos pantalones se le pegan tan bien al cuerpo qué me está provocando cosas que no debo sentir, quiero dejar de pensar y de ver esos jeans, pero mi amigo de abajo no me deja. Volteo la mirada y ella termina de bajar, se coloca a mi lado, pero guardando distancia.

—Son las 8 ¿Nos vamos?. —Me pregunta.

—Claro, vámonos.

—Cuidadla mucho mi niño. —Me dice mi Nana saliendo de la cocina. —Dios me los bendiga, qué la pasen genial.

—Amén, Carmen, yo la cuido, no te preocupes. —Le digo esperando qué no se moleste por llamarla Carmen. (Solo le digo así cuándo estoy molesto con ella), pero no quiero que Isabella me vea débil, diciéndole Nana a ella.

—¿Carmen?. ¿Sigues molesto por lo de ayer? —Me pregunta ella.

—No, Carmen, solo estamos algo apurados. —Le digo y señaló con la cabeza a Isabella esperando qué no se dé cuenta, pero mi Nana entiende al instante y me hace señas con la cabeza.

Salimos de la casa y nos dirigimos al coche, le abro la puerta y ella se sienta en el asiento del acompañante, tomo mi lugar en el asiento del conductor y arranco el coche.

Después de medio camino:

—¿Puedo encender la radio?. —Me pregunta ella, de repente.

—Sí, por supuesto.

La enciende y están pasando una canción "A thounsand years" esa canción es una de mis favoritas y al parecer de ella también por qué comienza a cantar. Parece tan feliz, mientras la canta, si no fuera por las circunstancias estoy seguro qué ella sería así, con alguien en algún lugar del mundo. Ella cantando y sonriendo mientras canta su canción favorita. Pero, está es la realidad y sé qué cuándo se acabe la canción, será de nuevo fría, distante e insegura, pero con esperanza de sanar ese dolor y eso me alegra.

Llegamos al restaurante y le abro la puerta, nos dirigimos a la mesa reservada y nos sentamos.

—¿Qué quieres comer? —Le pregunto una vez nos sentamos.

—No lo sé. —Me responde.

Le doy una opción y me dice.

—Sí, claro. Tú eres él qué sabes. —Sonríe.

—Ves, puedo ser tu profesor, ya que yo sé y tú no. —Bromeo.

—Ay, tampoco seas tan engreído. —Sonríe y pone los ojos en blanco.

—¡Ah! Me ofendes, yo no soy para nada engreído, solo soy sincero. —Hecha una carcajada.

—Sí, claro lo que tú digas. —Pone los ojos en blancos.

—¿Qué desean los señores?. —Dice un mesero mientras saca un librillo de su bolsillo y un bolígrafo.

Le digo nuestro pedido y se retira. No sin antes quedarse mirando en dirección a Isabella, me cabreó mucho, pero tengo que calmarme.

—Y, ¿Cómo te sientes?. —Le pregunto tratando de olvidar el coraje que me dio ese mesero de quinta.

—¿Respecto a qué?. —Me pregunta ella.

—Respecto a esto, a qué salieras de la casa.

—Pues, me siento genial, es extraño por qué siento que lo estoy haciendo rápido, pero vale la pena. —Coloca un mechón de cabello detrás de la oreja.

—No sabes cuánto me alegra escuchar eso, te mereces lo mejor del mundo. —Le soy sincero.

—Pues, supongo que gracias.

—¿Por qué dices supongo? —Le pregunto, por qué su respuesta fue extraña.

—Por qué dices que me merezco lo mejor del mundo y solo me pasan cosas malas. —Me confiesa ella, me doy cuenta de que la cagué por la forma como volvió a encerrarse en sí misma.

Llegó la comida y comimos en total silencio, ella estaba evitando mi mirada y solo tocó el plato más no probó bocado alguno, me sentí culpable por decir cosas estúpidas. Así que intento arreglar lo que pasó.

—¿Recuerdas, el favor qué me pediste?. —Me mira por unos segundos, pero luego voltea la mirada de nuevo al plato y asiente con la cabeza.

—Pues, ya está listo. Aquí está. —Le digo, mientras saco su celular de mi bolsillo y se lo entrego.

—Gracias. —Me dice mientras toma su celular de mis manos.

Así pasamos toda la cena callados, yo me comí todo y ella solo probó la comida, me cabreaba cada vez qué ella pedía alguna bebida o algo y el mesero se le quedaba mirando, se la comía con los ojos, y yo solo quería sacarselos a él por ser tan imbécil, a caso no veía que estaba conmigo. No sé que me estaba pasando, lo que sí se es qué me quiero ir de este puto restaurante rápido. Así que apenas terminamos salí rápidamente con Isabella de ese lugar, ella me miraba desconcertada, pero trate de no prestarle atención, por qué si lo hacía le iba a reclamar haberse puesto esos pantalones tan ajustados, que me están haciendo sufrir tanto. Llegamos al coche y nos vamos hacia la casa.

Al llegar ella baja corriendo y sale hacia su habitación, mi Nana se me queda mirando.

—¿Qué le hiciste?. —Me pregunta.

—La cagué, dije un comentario no tan apropiado. —Le respondo recordando como cambio todo de repente.

—¿Y qué comentario fue ese?. —Me pregunta.

—Le dije, qué se merecía lo mejor del mundo, pero no le agrado por qué me dijo que si se mereciera lo mejor del mundo no le pasaran cosas malas, y se puso triste de nuevo, Nana. —Le cuento.

—¡Ay! mi niño, no debiste haber hecho un comentario como ese, recuerda qué ella va poco a poco y aún no se siente bien consigo misma, ni con el mundo. —Tiene razón.

Isabella

Llego a la habitación y me quitó la ropa y me meto en la ducha, mi jefe me hizo ese comentario y provocó que lo que tanto quiero esconder o quitar de mí me atacará y me dijera que no merezco nada, qué algo hice en otra vida para qué me fuera tan mal en esta. Me ducho tratando de quitar esos pensamientos, no los puedo evitar, pero por un momento mientras estaba con él, se habian ido hasta que hizo ese comentario y recordé y me desmorone de nuevo, no será fácil, pero hay que intentar.

Salgo de la ducha, me visto y tomo mi teléfono. Lo reviso y veo que tengo muchas llamadas y mensajes de mi compañero de trabajo... Williams.

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