Isabella
Me acerco al auto en frente y me detengo a unos pasos cuando veo que mi jefe sale de su auto.
—Hola Isabella, ¿Cómo estás?. Perdón que viniera a esta hora, pero quería saber dónde vivías. —me dice él sorprendiéndome por sus palabras tan directas.
—Hola, señor Adams. Bien, ¿Y usted?. Si efectivamente yo vivo en este lugar. ¿Por qué la pregunta?. —sigo aún sorprendida por su pregunta y atrevimiento.
—De acuerdo, ¿Puedo ver el lugar?. —me dice señalando el edificio.
—De... De acuerdo, señor, está bien. —me dispongo a subir por las escaleras a mi piso.
—¿En qué piso vives?. —me pregunta él.
—En el doceavo piso, señor. —le respondo.
—Mm y, ¿Esto por aquí es tranquilo o peligroso?. —Me pregunta él.
—Pues según el señor que limpia y el taxista es un poco peligroso después de las 12. —Me apresuró a contestar.
—Ah ya, ¿Y por qué vives aquí?. —Me sigue preguntando. Me pone incómoda su interrogatorio.
—Pues, la verdad es que no sabía que este edificio era así, la verdad es que en las páginas salía diferente, pero fue lo más económico que conseguí antes de mudarme para acá. —Debía mentirle o algo, pero prefiero decirle la verdad, por alguna razón este señor me inspira confianza.
—Me imaginé que no eras de por aquí. —Me espeta de forma cortante.
Decido pasar por alto su tono grosero conmigo y me dirijo a mi departamento.
—Es aquí señor. Le digo señalando la puerta.
—Es horrible este lugar. —Me dice él volteando los ojos.
—Pues es mi hogar temporal, señor. —le respondo cortante.
—Claro que sí. — Lo dice con sarcasmo.
Me irrita este hombre la verdad, abajo parecía tranquilo, sereno y aquí es tan odioso. Si me pidieran un concepto de bipolaridad sería: Jeffrey Adams.
—Vas a quedarte allí parada o vas a abrir la puerta. —Me dice groseramente.
—Ya voy, señor. —Otro comentario sarcástico y no me va a importar que sea mi jefe.
—Pensé, que te habías ido a la luna. —y pone los ojos en blanco.
—Quiere decirme ¿Qué hace aquí?. Usted es mi jefe en la oficina, pero aquí no, no entiendo por qué es tan grosero. No le enseñaron modales, ¿O qué? —Le respondo ya harta de su grosería.
—Mira, niñita, primero que nada deberías estar agradecida de que yo, esté aquí en este mugroso lugar.
—Pues no le voy a agradecer absolutamente nada, yo no le pedí que viniera. —Pongo los ojos en blanco.
—Pues, ni creas que vine por ti. En la empresa nos aseguramos que nuestros empleados tengan un buen lugar donde vivir. —Me informa
—Ah, No sabía, pero si es así no tiene por qué ser grosero, si no le gusta podría haber mandado a alguien más. —Alzo los hombros.
—No, porque si quieres que algo salga bien tienes que hacerlo tu mismo. Si no lo hago yo me arriesgo a que me mientan.
—Mm ok. ¿No confía en sus empleados? —le pregunto, aunque ya sé la respuesta
—Eso no es asunto tuyo. —Me dice de forma tajante y sale de mi habitación. Da un portazo durísimo y yo me asustó.
Me doy media vuelta pensando lo que acaba de pasar, me siento sobre mi cama y me quedo viendo el rincón donde se había sentado él, mientras inspeccionaba mi habitación. Me doy cuenta de que en la mesita que hay en esa esquina hay una carpeta azul. 'De seguro debe ser del cascarrabias' la cojo entre mis manos y me dispongo a ver qué hay dentro cuando escucho unos golpes en la puerta. 'Debe ser él, que se acordó de su carpeta'. Me dispongo a abrir.
Jeffrey
Sé que fui grosero con ella, pero es que me despierta tantas cosas que no sé cómo procesar tantos sentimientos, aunque he de decir que no es ninguna sumisa. Pensé, que al ser yo su jefe me tendría miedo, ya que, de seguro, le hablaron de lo mal que trato a los empleados. Pero, ella no, ella es diferente, note tanta sinceridad cuándo le pregunté por qué vivía allí, que me hace confundirme respecto a la sociedad.
' Cómo pude ser tan tonto. Se me olvidó la carpeta en su casa '. Me recuerdo de la carpeta, ya estaba llegando a mi casa. Doy vuelta al volante y me dirijo de nuevo a su horrible departamento.
Isabella
Estoy pérdida, si me hubiesen dicho lo que había y lo que se me venía detrás de esa puerta no fuera abierto nunca. Por qué la vida tiene que ser tan dura, no solo lo que he vivido en mi infancia, creí que la vida por fin me estaba sonriendo, a tan solo 3 meses de empezar la universidad, me ocurre esto. No sé si algún día superaré esto, pero ahora solo siento dolor, un dolor profundo, rabia, odio hacia el mundo, hacia las personas. Yo trataba de no hacerle daño a nadie, no me gustaba lastimar a las personas, pero por lo general dejaba que ellas me lastimaran a mí. No diré que he Sido una santa, un pan de Dios, de alguna u otra manera he lastimado a personas consciente o inconscientemente, pero he intentado evitarlo de muchas formas. Si me hubiesen dicho que esto iba a pasar no fuese venido a este lugar, me lo advirtieron, pero yo no preste atención. Esta maldita belleza, este maldito cuerpo está sucio, me ensuciaron, me quitaron mi virtud. No soporto este cuerpo, me siento tan cochina, quiero arrancarme la cabeza. Solo tengo en mi mente esa sucia imagen de esos 4 hombres turnándose sobre mí, me siento asqueada...
No puedo creer lo que me acaba de pasar, tuve una discusión con mi jefe y creí que se devolvió a buscar su carpeta y NO, era el hijo de la dueña con sus amigos drogadictos buscando dinero, pero al verme, quisieron algo más...
Grité y grité, pero nadie me ayudó, nadie me socorrió a quitarme a esos malditos monstruos de encima. No creo que pueda seguir viviendo con esto, no quiero seguir viviendo con esto, aguante la vida hasta aquí, pero esto es un golpe muy duro para mí. Todo se acabó, mi vida se acabó.
Jeffrey
Llegó al departamento y veo a 4 hombres drog*dos bajando las escaleras, me repugnan de solo verlos.
Sigo subiendo hasta que por fin veo el letrero del piso 12, camino el pasillo rápidamente y me sorprende ver la puerta de isabella abierta, me entra un mal pálpito. Corro hacia el apartamento y veo algo que jamás podré borrar de mi cabeza.
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