Oportunidad

Finalmente el médico aprobó que Emma trabajará siempre que no realizará tareas pesadas. Tal como se había comprometido Lidia ayudó a Emma cuando el trabajo se volvia más pesado.

Isabella cumplió su palabra y llevó a Lidia a conversarcon el director de la feria de artesanos.

Finalmente Lidia consiguió permiso para montar un puesto en la feria donde exhibiria sus trabajos de bordados.

Estaba feliz por primera vez en treinta años ella estaba acompañada. La llegada de Emma a su vida había sido un gran cambio, sus charlas mientras tomaban el té o su ayuda a la hora de hacer los quehaceres de la casa.

También la había ayudado con la confección de sus manteles y cosas para vender con sus bordados lo cual significaba más dinero en la casa.

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Isabella estaba compenetrada con su trabajo, aunque los últimos días se había dado cuenta que poder cambiar la realidad de alguien le daba más satisfacción que tantos años de grandes éxitos en su carrera profesional.

—¿ En qué piensas?, pregunto Victoria al ingresar a su oficina y verla tan concentrada.

— En la posibilidad de poner en marcha un proyecto, conocí a dos mujeres respondió Isabella.

— Solo a dos, sorprendente dijo Victoria riéndose.

— No seas payasa, a lo que me refería es que ambas comenzanron una vida aqui. Una de ellas como empleada de mi hermano y acogió a la otra, pese a sus escasos recursos. Y me puse a pensar en algún lugar y algún proyecto para la mujer ¿ Cuántas mujeres deben necesitar empezar de nuevo y no hay alguien que las ayude?.

— Trabajaremos en eso, será algo que hacer en casa dijo Victoria.

— Uno creería que una mujer con esposo y tres hijos tiene mucho que hacer en casa.

— Uno creería, pero no dijo Victoria...

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Madison miraba por la ventana del hospedaje, era su tercer noche en Roma, esa tarde salió a dar un paseo iba caminando mirando vidrieras de un lado hacia otro cuando le llamo la atención la cola que había en un Spa, decidió acercarse de pura curiosidad estaban buscando personal femenino y estarían entrevistando personas todo el día.

¿Y si intentaba realizar la entrevista?, se preguntó. Después de razonarlos unos minutos decidió anotarse en la lista regreso a la habitación y busco algunos papeles que podía llegar a necesitar.

Se miró al espejo, nadie en su sano juicio la contrataría pensó ella.

Regreso a la fila y espero a ser llamada, mientras esperaba ahí, supo que esa era la sucursal de Roma y que había varias en diferentes ciudades del mundo.

Después de esperar por varias horas, finalmente ella escuchó que la llamaban.

—¡Madison Steel!, exclamó una rubia con una figura espectacular, vestida elegantemente.

Madison la seguía mientras se arrepentía una y otra vez, por haber ingresado a ese lugar. En qué momento supuso que podría pertenecer a ese lugar, a caso no se había visto en el espejo.

Ingreso a una habitación enorme la alfombra roja, los muebles , el gran escritorio de cristal y una morena vestida elegantemente.

— Madison Steel, bienvenida soy Constanza Salvatore. Toma asiento dijo la morena mientras estrechaba su mano.

Constanza tomó la carpeta de la mujer, tenía estudios universitarios, licenciatura en psicología, era inglesa. No era el tipo de mujer que estaban buscando, al menos no reunía los requisitos profesionalmente ¿Dime por qué quieres trabajar con nosotros?, pregunto Constanza.

Madison no supo que decir, ¿qué debía decir uno en ese momento?.

Constanza la observo había algo en su mirada que se le hacia tan familiar, al observarla bien parecía abatida.—¿Cuéntame que experiencia laboral tienes?, pregunto Constanza.

— Perdone la estoy haciendo perder su tiempo, yo no encajo aquí respondió Madison.

—¿Lo dices por tu falta de experiencia laboral?, pregunto Constanza.

— Solo míreme y vea a sus empleadas dijo Madison.

— Lo hago y para ser sincera no cumples los requisitos académicos para esta sucursal. ¿Es tu primera entrevista de trabajo?, pregunto.

— Si, no trabajo desde los 18. Me case y nunca me ocupe de nada más que de la casa respondió ella.

— Tienes una licenciatura en psicología, lástima que nunca ejerciste . ¡Llegaste hace tres días a Roma!, exclamó sorprendida.

— Mi esposo nunca quiso que trabajará respondió Madison.

—¿Él sigue en Londres?, pregunto Constanza.

—Sí, estoy sola ahora respondió Madison.

Y entonces Constanza comprendió que era lo que veía, se veia a ella misma creyendo que no servía para nada, que no valía nada, cuantos golpes y humillaciones había recibido de parte de Trista. Miró la foto que tenía en el escritorio junto a su hermana y su cuñada. Se habían unido montando esas cadenas de Spa el primero en Cerdeña y así habían abierto uno en Roma, en París, en New York, en Argentina donde había pasado una temporada con su cuñada. Demostrándole a su hermano que las señoras Salvatore también podían acrecentar su fortuna.

¡Eso era un negocio no un lugar de caridad!, esa era la regla, pero la regla a veces también se rompía.

— ¿Madison de verdad deseas trabajar?, pregunto Constanza.

— ¡Si, por supuesto!, es lo que más quiero respondió Madison.

— No puedo darte el puesto para el cual estamos realizando la entrevista dijo Constanza. Madison se decepcionó — Pero si de verdad quieres trabajar te espero mañana temprano, te capacitaremos y luego te colocaré en otra sucursal comento Constanza.

— De verdad, no lo puedo creer gracias no tengo palabras para expresar mi agradecimiento.

— No tienes nada que agradecer, trabaja duro y demuestra que en verdad aprovecharas esta oportunidad, respondió Constanza.

Madison salió feliz de su entrevista por primera vez en mucho tiempo alguien creía en ella.

Constanza Salvatore, sabía lo que la falta de confianza podía hacer en la vida. Ella había tenido suerte, alguien la había salvado y quería creer que con su voto de confianza tal vez Madison volviera a creer en sí misma.

Tal como había prometido Madison se presentó a primera hora al día siguiente, y durante diez días realizó distintos trabajos. Cada día aprendía algo nuevo, también había empezado a ver videos en español para practicar el idioma, era raro, pero cuando lo hacía solía soñar con Javier Vásquez y la noche que pasaron juntos recordaba su voz cálida y dulce como la miel susurrándole palabras en el oído.

Era el último día de su capacitación Constanza Salvatore tenía el informe que los jefes de área habían redactado para ella, Madison había pasado por diferentes áreas y todos los encargados habían dicho que era muy voluntariosa, su desempeño era muy bueno, cumplía con el horario, era atenta con los clientes.

Madison esperaba a ser llamada, estaba nerviosa durante diez días había esperado ese momento, pero solo quería salir de ahí.

— Madison Steel, puede pasar le anunció la secretaria.

Ella caminó hacia la oficina, sus piernas temblaban, tenía miedo de caer.

— Madison, bienvenida siéntate le dijo Constanza. Ella se sentó y espero a que Constanza hablara, — Todos están muy conformes con tu desempeño, así que tengo un puesto de trabajo para ti, pero es en Argentina, tendrías que mudarte allí al menos por un año que es el plazo de tu contrato, obviamente te daremos hospedaje ¿cuento contigo?, Madison no daba crédito a las palabras de Constanza Salvatore, un año de trabajo.

—¡Cuando empiezo!, pregunto Madison…

Siete días después Madison salía para Argentina en un vuelo desde Roma dispuesta a vivir su nuevo comienzo.

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