Heridas

Finalmente, Lidia Berlusconi se mudaría a Argentina, todo estaba listo.

Al día siguiente se iría a Roma y de ahí a su nueva vida.

Decidió ir a despedirse de Héctor al cementerio local.

¿Cuántas veces se había querido ir?. Él solía decir si tú te vas, me iré detrás de ti y mis hijos quedarán solos. Pero tampoco podía únicamente echarle la culpa a él.

Dejo la flor sobre la tumba, y comenzó a alejarse iba caminando por la calle cuando se topo con Patricia la esposa de Héctor.

Patricia la miro desde la acera de enfrente, ambas estaban esperando para cruzar la calle. Patricia la miró e hizo un movimiento con la cabeza.

Muchas veces se preguntó si ella no sabía lo que pasaba realmente.

Lidia cruzó la calle y siguió caminando regreso a su casa.

Donde preparo su última cena, esa noche los momentos vividos dentro de esas paredes cobraron vida en su mente.

Treinta años de su vida llevaba en ese lugar. Treinta largos años en los que había, amado, reído y llorado.

Muchas veces se había preguntado que había sido de su vida si se hubiera casado ese día. ¿Hubiera tenido hijos?,¿tendría a su familia a su lado?, pero ella había escogido un camino sin retorno.

Finalmente se durmió profundamente.

En cuanto llego a Roma, se dirigió al aeropuerto.

Había llegado varias horas antes al aeropuerto.

Se encontraba en la cafetería bebiendo un café, cuando noto a una joven embarazada algo nerviosa, la mujer se puso de pie y se dirigió a otro sector, parecía que huía de algo o alguien más bien.

Media hora después ella se dirigió al sector de los baños.

Había un hombre alto con actitud sospechosa.

Una mujer salió del baño justo cuando ella ingresó.

La joven embarazada se encontraba en el baño, se veía algo nerviosa.

Ella ingresó al cubículo y cuando salió mientras se lavaba las manos la observo bien parecía aterrada.

—¿Te sientes bien?, ¿Puedo hacer algo por ti?, pregunto Lidia.

— Hay un hombre parado afuera. el me esta siguiendo, me escape es algo complicado. Tengo pasaje para abordar un vuelo pero si el no se mueve de ahí. No lo voy a poder hacer y me quitara a mi hijo dijo ella sollozando mientras tocaba su vientre.

— ¡Tranquila!, exclamó Lidia., Te ayudaré juntas hallaremos la solución dijo intentando calmarla. Sintió pena por ella era tan jovencita, seguramente su marido la maltrataba, pensó Lidia. —Eso es calma, ¿a qué hora sale tu vuelo?, pregunto.

— En tres horas, sale el vuelo para Argentina respondió Emma.

—Mira que casualidad, también voy para Argentina, ¿cómo te llamas?,¿Te espera tu familia allí?, pregunto Lidia.

— Me llamo Emma, conocí a alguien que es de allí trabajaba en el mismo restaurante que yo y me comentó que allí la justicia protege mucho el vínculo madre e hijo. Siempre quedo aquí me va a sacar a mi hijo, él es poderoso y yo no soy nadie.

— ¡No digas eso!, eres su madre y estás dispuesta a luchar por él. Muy bien ahora hay que pensar como lo resolveremos, porque créeme abordaremos juntas ese avión.

Lidia se asomó a la puerta y efectivamente el hombre seguía ahí parado. Él tenía la certeza de que Emma estaba dentro del baño. Y si no entraba al baño era simplemente porque veía a otras mujeres. Al verlo bien entendió por qué la joven estaba tan asustada. Mediría un metro noventa, era robusto y tenía una fría mirada.

Necesitaba que alguien de seguridad se lo llevara. Pero si ella salía del baño seguramente entraría. Debía esperar ahí, alguien entraría y ella pediría que llame a un guardia.

Lidia esperó unos minutos, cuando finalmente una mujer entró y ella le pidió si podía llamar a seguridad.

En cuanto vio que el guardia venía, Lidia se enfrascó en una discusión con el hombre, la seguridad del aeropuerto debió intervenir y se llevó a Lidia y a Vicente para una oficina.

Emma aprovechó, para salir del baño registrarse para abordar su vuelo. Él no sabía que vuelo tomaría así que si se mantenía bien oculta en un rincón, lo lograría.

Treinta minutos después Lidia era liberada por el guardia de seguridad, mientras Vicente permanecía en custodia...

Lidia no volvió a saber de Emma hasta que abordó el avión, la tenía sentada a unos metros de ella.

En cuanto tuvo la oportunidad Emma se puso de pie y se acercó a ella para agradecerle.

— No tienes nada que agradecer, ya ahora estarás más tranquila dijo Lidia.

— ¿ Usted viaja a visitar a su familia?, pregunto Emma

— No, me instalaré en un pueblo rural a trabajar. ¿Tú te quedarás en la capital?, pregunto Lidia.

— No mi idea era buscar algún lugar más tranquilo, pero aún no sé donde respondió Emma. Temía que Marcello averiguara donde había ido y fuera detrás de ella.

— Si no te ofendes, la persona que me contrato. Puso un auto a mi disposición y estará esperando en el aeropuerto. Si quieres podemos pedirle referencias y si queda cerca tal vez acercarte al sitio.

— ¿Haría eso por mí?, de verdad le estaría tan agradecida respondió ella.

— Por supuesto, y como te dije es un placer poder ayudarte respondió Lidia.

Emma regresó, a su asiento ¿Sería una señal que todo iba a salir bien?, se preguntó. Definitivamente, había sido una bendición encontrarse con esa mujer en el aeropuerto.

...****************...

Derek Jefferson se registró en la recepción del hotel junto a su esposa. Mientras ingresaba a la habitación no pudo evitar pensar en lo afortunado que era. Pasaria una semana en Bora Bora acompañado por su apasionada asistente, aguas verdes , azules, esos increíbles arrecifes, arena blanca, todos los gastos cubiertos y esa increíble pelirroja con diminutos micro bikinis, para su deleite personal.

Kim se acercó a él y lo beso apasionadamente ambos cayeron desplomados sobre la cama. Derek tenía que llamar a la casa para avisar que había llegado bien. Pero un par de horas no haría la diferencia para Madison.

Madison aprovechó que Derek no estaría para organizar el desván de su casa, había acumulado tantas cosas a lo largo de los años. Así que considero que ese era un buen momento para hacer limpieza.

Era raro como uno podía acumular cosas que en su momento consideraba importante y ahora solo era un montón de basura. Abrió un viejo baúl había un montón de zapatos de tacón, en que momento pensó que los volvería a usar, al ir viendo los pares de zapatos a medida que los iba embolsando para tirar, era raro como si le hubieran pertenecido a otra persona, como si la mujer que estaba ahí ordenando y la dueña de los zapatos fueran totalmente diferentes.

Cuando termino de tirar todo bajo la bolsa al comedor y siguió revisando viejas cajas, al final del día noto que aún no tenía noticias de Derek...

Pasaron tres días desde que Derek había llegado a Bora Bora y aún Madison no tenía noticias de él.

Ella decidió tomar el teléfono y llamar al hotel le comunicaron directamente con la habitación.

Kim atendió el teléfono, sorprendiendo a Madison.

Ella interrumpió la llamada y se volvió a comunicar con la recepción.

—Disculpe pedí que me comunicaran con la habitación del señor Jefferson Derek, creo que es la 408, pero creo que se equivocaron.

— Espere un segundo, habitación 408 está registrada a nombre de Derek Jefferson y su esposa Lawrense Kimberly dijo la recepcionista...

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Comments

Alba Hurtado

Alba Hurtado

que hijodeputa desgraciado malparido es 😡 😒 😑 🤦 ella que se separe que busque un trabajo cambie de ambiente
querida escritora tienes demasiada imaginacion para escribir redactar explicar muy bien 👍 😉 estoy con el ojo 👀👁 abierto leyendo/Silent//Shy//Sob//CoolGuy//Scowl//Drool//Frown//Smile/

2024-01-30

0

Juliet

Juliet

plop! abandonalo!

2024-01-08

2

fabi

fabi

todo hubiera sido diferente pero jamas sola y en las sombras

2023-12-09

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