confianza

Javier Vásquez se encontraba en New York, esa noche iría a cenar con un viejo amigo. Pero aún seguía sin ánimos se sentía culpable de haberse aprovechado de Madison ¿y si ese había sido el detonante para que decidiera hacerlo?.

Decidió apartar el tema de su cabeza llevaba semanas torturandose con el mismo tema.

Se dirigió al departamento de su amigo un increíble Penthouse en el 432 Park Avenue.

Al llegar allí fue recibido por el ama de llaves.

— Puedo ofrecerle algo de tomar señor Vásquez.

— Un whisky, dijo Javier .

— Alcohol antes de la comida debe ser grave el asunto.

— ¿Cómo estás?, saludo Javier.

— Muy bien, por favor sírveme otro para mí.

— En seguida señor respondió el ama de llaves.

— ¿Y qué te trajo a New York?, pregunto Javier.

— Asesoramiento legal, y contratar a un buen detective. ¿Y tú que haces aquí?, pregunto.

— Poniendo distancia con el viejo continente, respondió Javier tomando su última trago del vaso.

— ¿de una mujer?, pregunto.

— En cierta forma dijo Javier.

— ¿Y qué fue lo que hizo la ingrata?, pregunto.

— Suicidarse, después de pasar juntos una noche dijo Javier.

—¡ Tan mal estuviste!, comento su amigo y comenzó a reírse.

— No había considerado esa posibilidad dijo Javier sonriendo. Rompí la regla nada de mujeres casada y ahora estoy en el infierno por ello.

— Al menos sabes donde está, peor mi caso me abandono puede estar en cualquier rincón del mundo embarazada de unos siete meses dijo Mark Marcello.

— No sabía que tenías una relación comento Javier.

— No la tenía, después de mi fracaso con Sofía y dado mi problema de salud tanto tiempo de tratamiento. Me puse a pensar que si moría nadie recogería los frutos de mi trabajo y aunque hago donaciones no soy tan altruista.

— Todos lo pensamos, no creas que no he pensado en eso respondió Javier.

— Pero a ti no te acechan, conclusión quería tener un hijo y estaba reflexionando en ese tema cuando fui a un restaurante y vi a una bella ragazza con un par de bellos ojos.

Así que decidí contratarla para que me diera un hijo, firmamos el contrato y realizamos la inseminación artificial. Javier Vásquez comenzó a reírse, como un hombre como Mark podía creer que ese descabellado plan podía terminar bien. Las carcajadas de Javier se escucharon por todo el Penthouse.

— No te rías, es algo serio dijo Mark.

— Es una receta para el desastre, ¿como se te ocurre pensar que la mujer te entregaría a la criatura?.

— Ya lo se y ahora debo encontrarla dijo Mark.

— Espera a que tenga a tu hijo y aparezca a reclamar lo que corresponde dijo Javier sonriendo.

— ¿Crees que me reclame ?, pregunto Mark.

— Depende, de si se fue por un sentimiento genuino por su hijo o por simple interés respondió con sarcasmo.

— Deduzco que fue por simple interés respondió Mark.

— No estaría tan seguro, se podría haber ido antes. Lo que no logro comprender es cómo se te ocurrió recurrir a una bella ragazza y no una mujer aquí donde la ley te hubiera amparado legalmente respondió Javier.

— En realidad mi idea era utilizar el método tradicional, pero ella puso como condición la enseminacion artificial, Javier comenzó a reírse otra vez. – Ya deja de reírte al menos esta viva dijo Mark.

— Es cierto, sabes que es lo que mas me molesta de su suicidio es que no logro comprender porque lo hizo y como no me di cuenta que necesitaba ayuda, segun su marido era inestable .

— ¿Conoces al marido de la ingrata?, pregunto.

— Es el jefe del equipo publicitario que contrate dijo Javier.

— Ja, ja, ja — Propongo un brindis por las malas decisiones dijo Mark extendiendo su vaso.

— Por las pésimas decisiones dijo Javier chocando su vaso. Luego mientras cenaban siguieron conversando sobre negocios eran amigos hacia más de quince años y el último año habían incursionado en un negocio como socios.

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El problema de empezar de nuevo era, que había que empezar de cero. Pero cuando en tu vida no habías hecho nada eso costaba el doble, pensó Madison mirando por la ventanilla del tren.

Había abandonado Londres y toda si vida con Derek.

Ese día luego de discutir con la madre de el y arrojar sus pertenecías en el medio de la calle se dirigió a su casa y solo tomó lo que le pertenecía a Madison Steel, lo cual solo la dejo con una pequeña maleta y su pasaporte. Obviamente tomó algo del dinero que había en la casa, nadie sobrevivia con su orgullo así que tenía algo de dinero lo cual no le duraría eternamente tal vez unos cinco meses.

Tenía un título universitario y nunca lo había usado. Había abandonado Londres y toda su vida ahí para siempre, lo primero que había hecho fue abordar un tren a París y ahí abordo otro a Roma lo cual le daba tiempo suficiente para pensar que haría mientras veía bellos lugares.

Lo cierto es que su estado de ánimo no era el mejor, no podía sentirse más fracasada, como mujer, como esposa, como ser humano. ¿Que había hecho de su vida ?, pensaba en general, ¿como no se había dado cuenta lo que él hacía con ella?, minimizarla, de la forma en que lo hacía ¿ como había permitido que él la llegara a convencer de que no valía nada?, que era afortunada de que él la eligiera como mujer, tantos años estudiando ¿ de que le habian servido ?, se preguntó.

Ella lo había amado, él la había escogido, él fue su primer hombre, su primer amor. Pero no había sido una relación recíproca.

Siempre se había tratado de él. Él necesitaba, él quería, él podía. Madison no contaba en esa ecuación, Madison podía esperar, Madison no podía. Madison era tonta, no podría cuidar ni de sí misma, Madison estaba gorda y tenía un gusto espantoso.

Dejo que el amor que sentía por él lo abarcará todo, lo anulará todo, solo importaba él y que Derek estuviera feliz.

Pero para Derek no fue suficiente, porque después de conseguir que ella respirara y viviera solo para él, se había buscado otras mujeres.

Unas lágrimas resbalaban por su mejilla, estaba rota por dentro y por fuera.

Le costaría mucho volver a empezar, reconstruir las bases de su vida desde lo más profundo de su ser, porque él problema ya no era que no tenía una casa o un trabajo. Era mucho más profundo no tenía confianza en sí misma, no pensaba que podía lograr por su propio medio, pensaba que de verdad moriria sin él.

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