El hombre que seguía a fuera del balcón entró y se sentó en el sofá. Apago el cigarrillo que aún tenía en sus manos.
-Siria Wan. –Dejo salir de su boca. –Espero y que esté yendo muy bien y puedas cumplir tus sueños. –Sintió como su corazón se apretó solo de pensar en ella.
A la mañana siguiente Lía despertó por el sol que le pegaba en la cara.
Cuando abrió los ojos recordó que se había quedado dormida en ese lugar. –Mis abuelos me van a matar. –se dijo así misma en forma de regañó.
Cuando tocaron la puerta, vio a través de la puerta y era una chica. Abrió.
-¿Sucede algo?
-Señorita buenos días, el Señor Wu le ha mandado esto para que se vista y pueda ir a casa.
Lía al escuchar ese nombre sintió un retortijón, dudo en tomarlo pero lo hizo pues tenía que irse a casa. Pero antes de que la empleada se marchara le dijo que la esperará, entró y tomó el vestido. –Dele por favor al Señor Wu esto, y dígale que le regresare su ropa.
Lía rápidamente se ducho y vistió con la ropa dada, eran unos jeans y una blusa de color verde que cubría sus hombros. No tomo los zapatos pues se iría con las zapatillas doradas que llevaba puesta. No quería estar más en deuda con ese hombre.
Cuando salió de la habitación se fue a esperar el ascensor, cuando llegó, un empleado salió de ahí, iba con el desayuno, el hombre al verla dijo. –Señorita le llevaba el desayuno. Pues el Señor Wu lo ordeno. –Lía en sus adentro pensó que otra vez escuchaba ese nombre.
-Dígale al Señor Wu que no lo necesito. –Después de decir eso, entro al ascensor y apretó el botón que la llevaría a la planta baja.
La chica salió de ese gran edifico y tomo un taxi que la llevaría de regreso a la casa de los abuelos.
Un rato después la chica bajo del auto y entró a la casa.
Cuando vio a sus abuelos no pudo evitar sorprenderse.
Lía se acercó y dijo. –Discúlpenme, no fue mi intención venir a esta hora, prometo que no volverá a pasar.
La abuela Mei se rio. –Tranquila Lía, sabemos que era una fiesta y supusimos que te quedaste con la Señorita Wu, eso me puso más tranquila debido a que ya no tomaste un taxi tan de noche.
-Así es Lía. Me alegra que hayas vuelto sana y salva. –Dijo el abuelo Tao.
Lía fingió una sonrisa por lo que sus abuelos habían dicho, pero sintió remordimiento al pensar que sus abuelos creyeran que se había quedado con Miriam.
La chica sin decir más entró a su habitación.
Los abuelos sonrieron. –Incluso su amiga le presto ropa. –Dijo la abuela.
El abuelo solo afirmo con la cabeza.
Lía se quitó esa ropa, pues solo de pensar que Gustavo se le había mandado le daba repulsión.
La chica se acostó en su cama y miró que tenía un mensaje de Miriam, lo leyó de inmediato: "Te fuiste sin despedirte de mí".
Lía se quedó pensando pero no desmentiría a su amiga. Miriam en cambio había mandado ese mensaje para que Lía pensara que ella no sabía nada. La chica respondió: "Lo siento, pero me empecé a sentir mal y te vi bailando con Ricardo". No hubo respuesta de su amiga.
Checo las noticias recientes para saber si Martín había hecho lo que Gustavo había pedido, pero en efecto así era, ninguna fotografía salió a luz, solo que la Corporación Wu había entrado al mercado Americano. Se sintió mucho más tranquila.
Por otro lado Gustavo estaba en su Penthouses cuando Martín llegó con una bolsa.
El hombre estaba desayunado.
-Señor Wu, he hecho lo que ha pedido.
-Muy bien.
-Pero ella solo tomo la ropa y dejo los zapatos. –El hombre dejo de comer a lo que estaba escuchando. –Además dejo el desayuno servido, dijo que no quería comer nada.
-¿Qué más?
-Le ha mandado esto. –Gustavo tomo la bolsa y la abrió, miro el vestido que se encontraba doblado. –Ha dicho que le regresará la ropa que le ha mandado.
-Esa mujer. –Cerró los ojos de coraje y se levantó pues su hambre ya se le había ido.
Los abuelos ese día abrieron tarde su pequeño restaurante. Lía los acompaño para pasar tiempo con ellos.
Cuando el chico de la vez pasada llegó.
-Hola Marco. –Dijo la abuela.
-Señora Liu, buenas tardes.
-¿Qué te trae por aquí? –Preguntó la abuela.
-He venido a ver a su nieta. –Lía levantó la mirada al ver al chico que decía que la había ido a ver. –Disculpa mi atrevimiento pero me gustaría que me acompañarás al cine.
-Oh Marco que buena idea, debería de ir con él Lía. –Respondió la abuela. –Además no gastes tu último día de descanso con nosotros.
-Pero yo no estoy de ánimos. –Dijo Lía.
-Anda hija, no pierdes nada. –Sabía que sus abuelos insistirían tanto que no tuvo otro remedio que aceptar.
La chica se quitó el delantal y se fue con ese chico.
Después de un tiempo llegaron al centro comercial, Lía vio el logo, eso significaba que ese lugar pertenecía a la familia de su amiga.
-¿Qué te gustaría ver? –Pregunto Marco.
-No sé lo quieras. –Lía realmente no quería ir a ese lugar.
Tomaron las escaleras eléctricas para subir a la tercera planta, pues ahí se encontraba el cine.
Caminaban a su destino cuando Lía sintió que alguien la miraba, y en efecto así era, del otro lado del pasillo se encontraba Gustavo Wu, que había ido a solucionar un problema.
Aquel hombre estaba vestido como siempre muy elegante con un traje impecable. Lía puso los ojos en blanco y siguió su camino.
Gustavo le hizo una seña para que Martín se acercará, cuando estuvo lo suficientemente cerca le hablo. –Haz que cierren el cine.
Martín se quedó pasmado ante lo que escuchaba. –Pero Señor, las salas están llenas, no podemos hacer eso.
-Haz lo que te digo. –Martín solo acento en afirmación.
Se acercó al gerente y dijo. –El Señor Wu solicita que cierre el cine y que rembolse a todas las personas o que haga una promoción para devolverles la función.
-Pero eso es absurdo. Habrá pérdida, jamás hemos hecho algo así. –Refuto el hombre.
Gustavo se volteó y lo miro con furia. –Si no obedeces mis órdenes estarás despedido.
El gerente rápidamente se fue hacer lo que Gustavo había pedido.
Lía y Marco estaban decidiendo la película, pero ninguna convencía a la chica. Cuando una empleado hablo en voz alta. –Lamentamos decirle que por un problema técnico las funciones quedan canceladas, las personas que ya habían adquirido un boleto podrán venir el día que más les convenga y podrán tener su función. –El ruido se hizo evidente, las personas se estaban molestando por lo que habían dicho.
-Lo lamento Lía, no podré darte una buena función.
-No te preocupes, es mejor que regresemos a casa.
-Creo que deberíamos ir a comer algo. ¿No te parece? –Lía afirmo con la cabeza, ella no entendía porque no quería estar con él, si sus abuelos decían que era un buen chico.
Cuando iban a tomar las escaleras eléctricas una voz habló.
-Señorita Liu, es un placer verle por aquí. –Lía miro al hombre y era el mismo que la había sacado del salón la noche anterior.
-Hola Martín.
Marco miro aquel hombre y se quedó extrañado, en eso dijo. – ¿Nos vamos?
-Sí, vamos.
Las dos personas bajaron las escaleras y se dirigían a la salida. Gustavo solo veía a la pareja que caminaba.
Martín se acercó a Gustavo. –Señor que más hará.
-Vámonos. –El hombre no entendía porque sentía tanta molestia de ver a ese hombre con Lía, si él la detestaba.
-Marco podríamos regresar, no me siento muy bien. Lo lamento.
El chico sabía que ella no estaba muy contenta, así que accedió a regresar.
Cuando los abuelos vieron el regreso de Lía, no dijeron nada, pues desde el principio ella no se veía convencida y quizás había ido por tanta insistencia por parte de ellos.
La familia regreso a su casa.
Lía se bañó y se acostó a dormir pues tendría clases, pero sobre todo sus pensamientos la abrumaban porque el día que Gustavo daría la conferencia ya había llegado, ella no lo quería ver de nuevo.
Antes de cerrar los ojos se dijo. –Que mañana pase el día lo más pronto posible.
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Updated 75 Episodes
Comments
Lili
Los celotes se pusieron de a peso con Gustavo jajaja /Tongue/
2023-09-30
5
Marta Bedetti
bella vamos por más..
2023-02-28
4
Marta Battello
me parece que el sr Gustavo encontró en su par
2023-02-26
0